Para aceptar el regalo de amor de Dios
Dios creó una manera maravillosa para que podamos ser reconciliados con Él.
Leer | 1 Juan 4.7-12
16 de febrero de 2015
Muchas personas no pueden creer que el Señor las ame. Otras creen que sí las ama, pero solo si se portan bien. ¿Por qué es tan difícil para nosotros aceptar su amor incondicional?
Una razón es que nos cuesta amar a los demás sin condiciones. Podemos decir las palabras “te amo” a nuestros cónyuges, hijos, amigos o hermanos en la fe, pero con frecuencia juzgamos si han estado a la altura de nuestras condiciones. A veces, nos justificamos por no amar a ciertas personas, pues su actitud nos molesta. El hecho de que pongamos limitaciones para aceptar a los demás, hace que creamos erróneamente que el Señor hace lo mismo.
Otra razón es una imagen deficiente de nosotros mismos. Al considerarnos indignos, nos negamos a aceptar el amor de Dios. ¿Sabe una cosa? Ninguno de nosotros es digno de la bondad y la misericordia del Padre celestial, de modo que usted puede dar por eliminada esa excusa. No venimos a Él porque seamos dignos, venimos a Él por su gracia. Cuando usted se considera “indigno de su gracia”, pisotea su amoroso y generoso regalo. Dios creó una manera maravillosa para que podamos ser reconciliados con Él, y su mayor deseo es relacionarse con nosotros.
Si usted no se siente amado o tiene problemas para aceptarse a sí mismo, pídale al Espíritu Santo que le revele la verdad del amor de nuestro Padre celestial para con usted —y haga que ella penetre en su corazón. Acepte la verdad que Él le muestre, y descubrirá que es una historia reconfortantemente diferente en cuanto al valor que usted tiene como persona.
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