Seis preguntas que pueden ayudarle a saber si su entusiasmo por Dios se mantiene firme.
Leer | 2 Timoteo 1.1-11
29 de julio de 2015
Un fuego no puede mantenerse ardiendo a menos que sea avivado. Asimismo, el fervor de un creyente puede disminuir si es descuidado.
Los creyentes nuevos hablan de su fe de manera apasionada, y sienten el gozo y la paz de Dios. Pero ese celo puede desvanecerse involuntariamente. Por el pasaje de hoy, entendemos que Timoteo había dejado que la llama de su fe se enfriara un poco (vv. 6, 7).
Cualquier cristiano puede experimentar un “enfriamiento” por varias razones. Cuando golpea la tragedia, la persona puede sentir que sus oraciones no fueron contestadas. O también, por darle prioridad a los asuntos del mundo. No importa cuál sea el motivo del enfriamiento, Satanás es la causa subyacente; hace alejar a los cristianos de su devoción al Señor Jesús.
El alejamiento puede ser sutil y difícil de detectar. Hay seis preguntas que pueden ayudarle a saber si su entusiasmo por Dios se mantiene firme:
1. ¿Siente gozo en el Señor y el deseo de servirle, compartir el evangelio y ayudar a quienes padecen necesidades?
2. ¿Dedica tiempo cada día a la lectura de Biblia?
3. ¿Ora, sabiendo que Dios escucha y está trabajando en su vida?
4. ¿Asiste fielmente a la iglesia y diezma?
5. ¿Tiene gozo, paz, contentamiento y esperanza en Jesús?
6. ¿Se mantiene firme en sus convicciones?
Si algunas de sus respuestas cambiaron recientemente de “sí” a “no”, es posible que su fuego esté disminuyendo. Confiese esto al Señor. Pídale que le ayude para avivar su pasión.
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