La obediencia es parte fundamental de la vida cristiana. La conversación de Pedro con Jesús junto al Mar de Galilea ilustra tres principios importantes:
1. Obedecer en las cosas pequeñas tiene significado eterno y conduce a bendiciones. Como vimos ayer, una acción aparentemente pequeña —el préstamo de una barca a Jesús— resultó en el llamamiento a Pedro para que llegara a ser pescador de hombres.
2. Obedecer al Señor Jesús es siempre de provecho para otros. En primer lugar, la acción de Pedro hizo posible que más personas escucharan las palabras de Jesús. Más tarde, cuando Pedro echó de nuevo las redes en el agua, a petición del Señor Jesús, su obediencia significó una gran pesca. De igual manera, si vivimos auténticamente los principios bíblicos, nuestros familiares y seres queridos serán bendecidos y se sentirán estimulados a seguir nuestro ejemplo. Y al hablar de cómo Dios responde a nuestra obediencia con su bondad, otros pueden ser motivados a buscar a su Hijo Jesucristo.
3. Dios puede decirnos que respondamos o actuemos de maneras que tienen poco sentido. Dios le dijo a Noé que construyera un arca; le ordenó a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac; y mandó a Josué a conquistar Jericó mediante una marcha silenciosa de seis días, y de gritos en el séptimo. Todos estos hombres estuvieron de acuerdo con el plan de Dios, aunque no tenía sentido. Su confianza en Dios anuló cualquier preocupación, y los llevó a recibir una gran recompensa.
Dios tiene un plan para nuestro bien, y es una insensatez no obedecerlo. Al igual que Pedro, no tenemos idea de lo que Dios hará en y por medio de nosotros, si nos comprometemos a vivir en obediencia a Él.
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