“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Pr 9.10). A primera vista, puede ser difícil entender la relación entre estos dos conceptos. ¿Cómo puede el temor a Dios hacernos sabios?
Primero, necesitamos entender lo que significa temer al Señor. Este término se usa para referirse al temor reverencial a Dios que nos lleva a reconocerlo como el Soberano del cielo y la Tierra, a someternos a su voluntad, y a andar en obediencia. El resultado de tal respuesta será la obtención de sabiduría.
Quienes se consagran a vivir para los propósitos de Dios, no para los suyos, tendrán una mayor comprensión de Él. El Espíritu Santo les capacitará para ver las circunstancias y las personas desde la perspectiva divina. Esta clase de sabiduría va más allá de la percepción humana, y nos da discernimiento para tomar decisiones que se ajustan a los planes del Señor para nuestra vida. Al saber que Él siempre obra para nuestro bien, nos da el poder para tener confianza tanto en los buenos como en los malos tiempos.
Quienes rechazan los mandatos del Señor le deshonran con su negativa a reconocer su derecho a gobernar sus vidas. Es una necedad rebelarse contra su autoridad y pensar que se puede ganar. Quienes no temen a Dios nunca conocerán la verdadera sabiduría.
¿Cuál es su actitud hacia el Señor? Si de verdad lo reverencia, escuchará sus mandatos y atenderá sus advertencias. El deseo de honrarle y agradarle le motivará a dar la espalda al pecado y a buscar con ahínco vivir en obediencia. El resultado será la sabiduría que va más allá de la comprensión humana.
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