AMIGOS EN TODO TIEMPO Marzo
12
Hizo Jonatán un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Se quitó
Jonatán el manto que llevaba y se lo dio a David, así como otras ropas suyas,
su espada, su arco y su cinturón. 1 Samuel 18.3–4
El lugar que ocupa un líder dentro del pueblo es, con
frecuencia, un lugar solitario. Debe hacerle frente a muchos problemas solo.
Experimenta presiones que otros no comprenden. Se ve rodeado de personas que
esperan algo de él como líder. Atesora una visión que los demás aún no han
visto. Tiene conocimiento de realidades que sus seguidores ignoran. Por todas
estas cosas, y muchas otras, el camino que recorre el líder tiene cierto grado
de soledad.
Es por esta razón que todo líder necesita tener cerca
suyo dos o tres personas que realmente son amigos, con los cuales puede
compartir realidades que no comparte con otros.
Jonatán y David entablaron esta clase de relación. Los
dos ocupaban lugares importantes dentro del reino, y ambos llevaban
responsabilidades sobre el resto del pueblo. Esto no impidió que establecieran
una relación de amistad profunda que muchas veces les traería alivio y consuelo
en medio de las presiones que enfrentaban a diario.
Observe, además, el hecho de que estos dos amigos
llevaron su amistad un paso más allá de lo común. La mayoría de nosotros
disfrutamos de buenos momentos con algunos amigos, pero nuestra relación no es
el resultado de un compromiso deliberado. Simplemente lo experimentamos según
van surgiendo las ocasiones. David y Jonatán no solamente compartían esta
amistad, sino que la llevaron al plano de un pacto mutuo. El pacto que hicieron
los comprometió a cuidarse y amarse en las situaciones más adversas que les
pudiera presentar la vida. Tomaron juntos la decisión de crecer como amigos, y
de procurar el bien el uno hacia el otro. Pocas relaciones llegan a este grado
de compromiso.
En esta escena, entonces, vemos uno de los aspectos que
diferencia al gran líder de otros líderes. La mayoría de nosotros nos pasamos
el tiempo esperando que la vida nos presente oportunidades y personas que nos
sean de bendición. El líder maduro no espera la llegada de situaciones
propicias para el crecimiento. Las crea él mismo, tomando la iniciativa de
trabajar y avanzar en esas circunstancias que tienen promesa de bendiciones
futuras.
La amistad que se construye sobre el pacto, como puede
ser el que sustenta el matrimonio, es el más fuerte que se puede dar entre dos
personas. Es una relación a prueba de toda adversidad y contratiempo, porque su
punto de referencia no radica en los permanentes cambios de la realidad
cotidiana. Está anclada en una promesa que tiene dimensiones eternas. Como tal,
perdura a lo largo de la vida, aun cuando la situación que dio origen a este
pacto ya no exista. Es la clase de compromiso que nuestro Padre celestial tiene
con nosotros.
Para pensar:
¿Tiene amigos? ¿Qué aspectos
tiene la relación con sus amigos? ¿Con cuáles de ellos puede compartir las
cargas y las presiones del ministerio? ¿Cómo puede introducir en sus amistades
los elementos necesarios para conducirlos hacia un crecimiento sostenido?
Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica,
Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.
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