En Mateo 6.7, Jesús advierte en contra de las vanas repeticiones al dirigirse al Padre celestial. Dos versículos más adelante nos dejó un modelo para ayudarnos a orar. Sin embargo, al utilizar este pasaje, que se conoce como el Padrenuestro, somos muchas veces culpables de hacer aquello que nos prohibió el Señor: en vez de considerar reflexivamente cada una de las palabras, las decimos sin pensar. Pero si nos tomamos el tiempo para examinar cuidadosamente las palabras de Cristo, descubriremos el modelo que puede transformar nuestra vida de oración.
Adoración al Padre (Mateo 6.9). Dios Padre es el centro de todas nuestras oraciones. Nunca debemos olvidar el privilegio que es hablar con el Dios Todopoderoso.
Sometimiento a su voluntad (Mateo 6.10). La oración debe reflejar el deseo de ajustarnos a los objetivos y a los propósitos de Dios, no hacer que Él siga nuestros planes.
Pedir por nuestras necesidades (Mateo 6.11). Dependemos del Señor, y Él quiere que vayamos a Él con nuestras peticiones.
Confesión de los pecados (Mateo 6.12). Cuando nos arrepentimos y perdonamos a otros, mantenemos la comunión con Dios. A Dios le agrada responder nuestras oraciones cuando las líneas de comunicación no están interrumpidas.
Liberación del mal (Mateo 6.13). Nuestro enemigo es demasiado fuerte para nosotros, pero Cristo ya lo venció.
Jesús terminó la oración donde comenzó: con la alabanza al Padre por su reino, su poder y su gloria (Mateo 6.13). La próxima vez que usted diga esta oración, concéntrese en cada versículo. Seguir este modelo dará como resultado una vida de oración más dinámica y efectiva, ya que estará centrada en Dios.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.