Thursday, December 31, 2015

UN PEQUEÑO ASUNTO DE OBEDIENCIA | Dr. Charles Stanley | 12/31/15

Ayer aprendimos que la obediencia a Dios en las cosas pequeñas es un paso esencial para recibir bendición. Lo que Él nos pide que hagamos nunca es insignificante —aunque no siempre podamos reconocer la importancia de aceptar lo que el Señor nos pida. Pedro no podía imaginar el impacto que una sencilla salida en una barca tendría en su vida. Pudo haber dicho: “Estoy demasiado cansado, Maestro. Toma otra barca”. Pero su obediencia abrió la puerta para que Dios lo bendijera con un ministerio transformador.

Como hijos de Dios, debemos preguntarle qué quiere Él que hagamos cada día —“¿Qué quieres que diga o cuál es la mejor decisión, Señor?” Tenemos que aprender a escuchar a nuestro Padre celestial, y a ser sensibles a la sutil voz que nos impulsa a lo largo del día. Si mantenemos nuestra mente en sintonía con Él, comenzaremos a entender el significado de algunas decisiones que, de otra manera, apenas nos daríamos cuenta. En última instancia, esta conciencia dará lugar a un estilo de vida de caminar con el Señor, y entonces recibiremos lo mejor que Él tiene para nosotros.

Una cosa que sé con certeza es que cada vez que he obedecido a Dios, Él me ha bendecido. El costo de desobedecer es muy alto. Estamos hablando de un Dios que nos ama incondicionalmente, y que tiene un plan perfecto. Obedecerle jamás nos decepcionará. Al mirar el 2015, ¿puede usted ver la sabiduría del Señor cuando le guió a tomar decisiones correctas? La visión retrospectiva es fantástica para reconocer las bendiciones de Dios.

Haga del 2016 un año de obediencia. Cuando obedecemos a Dios, nuestro corazón se abre completamente para que su poder se derrame en nosotros.

Wednesday, December 30, 2015

LA EMOCIÓN DE LA OBEDIENCIA | Dr. Charles Stanley | 12/30/15

En algún momento todos los cristianos hemos visto a la obediencia como una manera de evitar las consecuencias de la desobediencia, y por eso hemos sentido que es una carga pesada. Cuando Dios, en realidad, lo que quiere es que nuestro camino de fe esté motivado por nuestro amor a Jesucristo, y por el deseo de agradarle. La obediencia tiene que ver con descubrir más acerca de Dios, no con evitar consecuencias negativas.

La razón por la cual asociamos la obediencia a Dios con una carga, es porque le tememos a las decisiones que tendríamos que tomar. Sin embargo, el Señor no nos pide que hagamos más de lo que podemos manejar. Nuestra obediencia en los asuntos más pequeños de la vida nos prepara para asuntos más grandes. Cuando ponemos la confianza en la omnipotencia del Señor, y actuamos según su voluntad, la vida se vuelve emocionante. No debemos tener miedo, porque Dios ya sabe el resultado de nuestra obediencia —y podemos confiar en su promesa (Ro 8.28).

Sabemos que si damos un paso de obediencia, se nos pedirá después que demos otro. Es por eso que andar por fe es tan emocionante, porque cada paso nos lleva a una nueva bendición. Aunque a veces pensemos que las situaciones de las cuales Él se ocupa no están relacionadas, el Señor continuamente nos mueve mediante diversas circunstancias hacia sus planes.

Si tememos a las consecuencias, y evitamos obedecer por nuestra seguridad, privamos a Dios de la oportunidad de demostrar su poder. Las decisiones pequeñas pueden parecer insignificantes, pero ellas conducen a toda una vida de caminar con Dios.

Tuesday, December 29, 2015

EL SECRETO PARA EL ÉXITO DE NUESTRAS FINANZAS | 12/29/15

Todos luchamos cuando hay una discrepancia entre lo que nuestra mente sabe que es verdad, y lo que sentimos. Un aspecto con el cual algunos cristianos batallan es el de las finanzas personales. Si sabemos lo que dice la Biblia en cuanto al dinero, ¿optamos por la verdad o dejamos que nuestros sentimientos dicten nuestras acciones? Los creyentes encontramos muy fácil dar a Dios un centavo de diez, o un dólar de diez, pero cuando los números son más grandes, por ejemplo, cien de mil, o mil de diez mil, a menudo nos resistimos. Pero no podemos esperar que el Señor bendiga nuestras finanzas si no estamos apoyando su obra.

La Biblia habla de dar el diezmo, que es la décima parte de nuestras entradas, o el diez por ciento de todo lo que producimos, según Deuteronomio 14.22. También hay que notar que debemos dar a Dios la primera parte de nuestros ingresos, no lo que nos quede al final del mes.

El diezmo de Dios va a su alfolí, que es la iglesia. Desde allí, lo ofrendado puede ser canalizado para la obra del Señor en el mundo. Imagínese cuántos excelentes ministerios y cuántos programas de evangelización cesarían si el dinero se agotara. Llevar el evangelio no es solo una responsabilidad espiritual, sino también financiera.

Cuando nos negamos a dar la parte que nos corresponde, bloqueamos el flujo de la bendición de Dios en nuestra vida. Muchas veces decidimos dar menos del diezmo, porque no confiamos en su provisión. Nuestro Padre celestial nos ha prometido protección y abundancia si obedecemos sus mandamientos. Entréguele al Señor lo que es de Él, y vea después las maravillosas bendiciones que le dará.

Monday, December 28, 2015

PERSEVERANCIA EN MEDIO DEL SILENCIO | Dr. Charles Stanley | 12/28/15

Ayer decíamos que Dios siempre tiene un propósito al guardar silencio. Aprendí esta lección estando en la universidad.

Un día, durante mi último año, me preparé para orar sobre una situación que afectaría mi futuro. Pero cuando me puse de rodillas, sentí como si Dios se hubiera ido de repente. Por tres días y tres noches, su presencia parecía estar a kilómetros de distancia. La cuarta noche, unos amigos se reunieron para interceder a mi favor, pero fue en vano. Casi derrotado, regresé a mi habitación cuando vi luz en la habitación de mi amigo Don. Entré por su ventana, que estaba abierta, y oramos hasta el amanecer. Pero aún nada.

Le supliqué a Dios durante toda la semana. Luego, por fin, Él intervino de una manera asombrosa para comunicarme los pasos que debía dar. La lección fue que cuando Dios guarde silencio, ¡siga orando!

Muchísimas veces he escuchado a personas decir que no deben seguir orando por una necesidad porque no hubo respuesta. Pero Mateo 17.20 dice que la fe del tamaño de una semilla de mostaza puede mover montañas. ¡Imaginemos, entonces, lo pequeña que debe ser nuestra fe cuando nos rendimos, y no esperamos en el Señor! Los creyentes no podemos tratar las oraciones como una máquina que nos da una respuesta inmediata cuando le depositamos una moneda. Hablar con Dios es una inversión a largo plazo en la íntima amistad que tenemos con Él.

Aunque Dios puede estar en silencio durante un tiempo, nunca deja de trabajar por nosotros. En el momento preciso, Él da un resultado que se adecúa a su plan perfecto. Así que, amigos, ¡a seguir orando!

Wednesday, December 23, 2015

¿QUIÉN ES ESTE JESUS? | Dr. Charles Stanley | 12/23/15

En toda la historia, nadie ha tenido una influencia más grande  que Jesucristo, pero muchas personas simplemente no entienden quién es en realidad. Algunos creen que su vida comenzó en un pesebre en el antiguo pueblo de Belén, pero, lo cierto es que Él había existido desde hacía mucho tiempo antes (Jn 8.58). Como miembro de la Trinidad, Jesús es el Hijo eterno de Dios, lo que significa que no tiene principio ni fin (Jn 1.1). Su nacimiento en Belén no fue más que su entrada física al mundo que Él creó.

El Señor Jesús era el Mesías largamente esperado, que vino al mundo para llevar a cabo la misión que le había dado su Padre. En cierto momento, Él preguntó a sus discípulos: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16.15). Esta es la pregunta que cada uno de nosotros debe responder. No hay término medio cuando se trata de resolver quién es Jesús, porque el Señor dijo que Él es el único camino al Padre (Jn 14.6).

En Mateo 16.16, cuando Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, Jesús le dijo que el Padre le había revelado esta verdad (v. 17). Nosotros, también, necesitamos la ayuda de Dios para comprender quién es Jesús. La mejor manera de entenderlo es analizando su nacimiento, vida y ministerio, tal como están recogidos en las Sagradas Escrituras.

Saber simplemente lo que dice la Biblia acerca de Jesús, no es suficiente. Después que usted llega a saber quién es Él, y qué vino a hacer, debe responder: ¿Qué hará con Jesús? Escuchar la verdad y rechazarla es suicidio espiritual, pero quienes creen y aceptan a Jesucristo, reciben vida eterna.

Tuesday, December 22, 2015

EN LA ESCUELA DE LA FE | Dr. Charles Stanley | 12/22/15

El Señor Jesús pasó mucho tiempo alimentando la fe  de sus discípulos, porque sabía que eso sería esencial para las tareas que tendrían por delante. Durante más de tres años asistieron a una escuela de fe con Jesús como su instructor, y con las Sagradas Escrituras como libro de texto. A veces, Cristo utilizó instrucción verbal, pero enseñó muchas lecciones por medio de demostraciones. Sanó a enfermos, echó fuera demonios, alimentó a miles y calmó el mar. La enseñanza a los discípulos incluyó pruebas que revelaban si creían realmente que Jesús era el Mesías.

A veces, la comprensión de los discípulos era lenta, pero Cristo nunca se dio por vencido. Los amonestó cuando demostraron falta de confianza (Mr 4.40), y elogió sus señales de progreso (Mt 16.15-17). Su objetivo era establecer firmemente su fe para que Él pudiera realizar su trabajo en y por medio de ellos. Después de su ascensión, mandó a los discípulos a difundir el evangelio de la salvación hasta los lugares más remotos de la Tierra. Sin fe, habrían fracasado.

El Señor tiene para nosotros el mismo objetivo de aumentar nuestra fe para que podamos hacer la obra que Él nos ha encomendado. Si nuestra fe es grande, Él logrará cosas sorprendentes por medio de nosotros. El Señor nos utiliza solo en la medida que confiemos en Él.

El desarrollo de la fe es vital para el creyente; por tanto, Dios espera que creamos lo que la Biblia dice acerca de Él, y que pongamos en Él nuestra confianza en medio de las pruebas, no en nuestra propia sabiduría. Cada vez que le creemos al Señor, aumenta nuestra fe.

Monday, December 21, 2015

PARA ANDAR CON CONFIANZA | Dr. Charles Stanley | 12/21/15

Ayer aprendimos que el deseo del Señor es que andemos por fe. Sin embargo, si reflexionamos sinceramente en cuanto a nuestra vida, la mayoría de nosotros descubrirá ciertos aspectos en los que nos resulta difícil tener confianza. Algunos días es más fácil renunciar al control, mientras que en otros nos apresuramos a tomar las circunstancias en nuestras manos.

Felizmente, nuestro Padre celestial es paciente y amoroso. Su Palabra enseña que la santificación es el proceso de hacernos santos, no solo el resultado final. Los niños son un magnífico ejemplo de cómo funciona esto. Cuando aprenden a caminar, empiezan agarrándose de algo, se levantan, y luego dan un paso. Inevitablemente se caerán, y en ese momento los ayudamos a levantarse para que puedan seguir andando. Asimismo, Dios nos muestra cómo vivir conforme a nuestra fe en Él, aunque cometeremos errores. Caerse y levantarse de nuevo es parte del proceso de aprendizaje.

El Señor nos enseña que tenemos un rol en el aprendizaje. Nuestra responsabilidad es estudiar las Sagradas Escrituras para conocer el carácter de Dios y sus promesas. Al hacer esto nuestra confianza en Él crece, lo que nos permite tomar decisiones que exigen que creamos y nos apoyemos en el Señor. Cuando damos un paso por fe y experimentamos la ayuda y la fidelidad de Cristo, nuestra confianza aumenta.

Piense en las respuestas, acciones y decisiones que tomó la semana pasada. ¿Cuántas de ellas fueron guiadas por el Espíritu Santo? ¿Y cuántas fueron reacciones humanas hechas con autosuficiencia? Vivir con confianza en Cristo exige fe y acción. Si usted permite que Él le dirija, su fe crecerá.

Friday, December 18, 2015

INTIMIDAD CON DIOS | Dr. Charles Stanley | 12/18/15

Dios, a veces, nos parece muy lejano. En esos momentos nos preguntamos qué tan involucrado está en nuestra vida. Es entonces cuando debemos confiar en lo que ha dicho en las Sagradas Escrituras.

Por ejemplo, Salmo 139.13-17 dice que el Señor nos formó en el vientre de nuestra madre; Él nos ama incondicionalmente y tiene planes de prosperar nuestra vida espiritual a través de su Hijo (Fil 1.6). Estas verdades nos confirman que Dios nos conoce mejor que nadie.

La vida del Señor Jesús es otro testimonio del deseo de Dios de relacionarse con nosotros. El Señor siempre buscó a los que estaban lejos para invitarlos a acercarse a Él. Dio palabras de aliento a sus discípulos y a otros seguidores, les enseñó las profundas verdades que había recibido de su Padre (Jn 7.16), y los responsabilizó de sus acciones. Invitó a algunos a acompañarles en sus profundas experiencias personales, como en la transfiguración y la última noche en Getsemaní (Mr. 9.2; Mt 26.36, 37). Todo esto revela una amistad verdadera.

La muerte de Jesús en la cruz hizo posible que pasáramos a formar parte de la familia de Dios. El Espíritu Santo, el guía y compañero que mora en todo creyente, da testimonio también de la cercanía de Dios y de lo bien que nos conoce.

Dios ha hecho posible que tengamos intimidad con Él, pero nosotros a menudo no queremos. Por causa de los intereses terrenales le damos mayor prioridad a nuestros familiares y amigos. Dispóngase a poner a Dios en primer lugar, y búsquelo con todo su corazón (Mr 12.30).

Thursday, December 17, 2015

UNA RELACIÓN CON DIOS | Dr. Charles Stanley | 12/17/15

Una relación cercana se caracteriza por un vínculo estrecho entre dos personas, y el interés por el bienestar mutuo. En otras palabras, los conocidos nos conocen poco, pero los verdaderos amigos conocen nuestros pensamientos, sentimientos y deseos más profundos.

Dios, que es santo y perfecto, ha deseado siempre esa relación con el hombre, pero el pecado hizo que eso pareciera imposible. Para empezar, porque todos nos hemos rebelado contra su autoridad, y merecemos el castigo de la muerte (Ro 3.23; 6.23). Pero, más que eso, porque nacimos con una naturaleza corrupta heredada de Adán (Sal 51.5). Ni buenas obras ni valores morales pueden borrar eso.

Solo Dios podía remediar la situación. Su solución fue cambiar nuestra naturaleza para que pudiéramos ser parte de su familia. Para que se cumpliera su justicia, solo un sacrificio perfecto podía pagar nuestros pecados (Dt 17.1). Alguien que no tuviera una naturaleza pecaminosa tenía que morir en nuestro lugar y pagar la deuda. El único que calificaba para esto era Jesús, el Dios-hombre perfecto, quien dio su vida por nosotros (He 4.15) para que pudiéramos tener una relación con el Padre. Nuestra amistad con Dios se logró con un alto precio para Él: la muerte de su amado Hijo.

Dios hizo todo lo necesario para hacernos parte de su familia, y para que nos relacionemos con Él. ¿Tiene usted esta relación con el Padre por la obra de salvación de Jesús? Si no es así, nazca hoy espiritualmente recibiendo a Cristo como su Salvador personal. En esta época de Navidad, descubra los regalos de la libertad, la satisfacción y el gozo que se encuentran únicamente en Él.

Tuesday, December 15, 2015

SIN AVERGONZARSE DE COMPARTIR EL EVANGELIO | Dr. Charles Stanley

El apóstol Pablo comprendía la enorme responsabilidad que tenía al haberle sido confiado el anunciar el evangelio. Puesto que consideraba a este llamado una mayordomía de la que un día rendiría cuentas al Señor, estuvo dispuesto a sufrir por causa de Cristo para cumplir la tarea. Como creyentes, tenemos esta misma obligación de llevar el evangelio a cualquier persona que Dios ponga en nuestra vida.

El apóstol Pablo se sentía obligado a hablar a las personas acerca de Cristo. De hecho, él dijo: “Ay de mí si no lo hago” (1 Co 9.16). Sin importar cómo lo trataban, no se avergonzaba del mensaje de Cristo. El profeta Jeremías tuvo una experiencia semejante (Jer 20.7-9). Aunque se convirtió en el hazmerreír de todos y fue perseguido por comunicar el mensaje del Señor acerca del juicio venidero, descubrió que el no hablar le creaba una sensación interior peor, como un fuego en sus huesos (v. 9).

Es posible que no queramos amonestar a las personas sobre el juicio de Dios por temor a alejarlas de Él. Pero, en realidad, los perdidos ya están alejados del Señor y necesitan escuchar su ofrecimiento de perdón. Pablo estuvo dispuesto a morir por proclamar el mensaje, pero nosotros muchas veces no estamos dispuestos siquiera a enfrentar un poco de vergüenza a fin de compartir nuestra fe.

Estamos rodeados de personas hambrientas, y no saben de qué. Pero nosotros tenemos la respuesta a su necesidad, y la responsabilidad de darla. Nunca se avergüence de dar la mejor noticia que se haya ofrecido a la humanidad. Ella tiene el poder de cambiar el destino eterno de una persona.

Monday, December 14, 2015

LA RAZÓN DE NUESTRA AUDACIA | Dr. Charles Stanley

Aunque la mayoría de los cristianos están familiarizados con el evangelio, muchos son reacios a hablar de su fe porque no se sienten capaces de explicarla a otra persona. Cuando nos falta confianza en nuestro conocimiento de la salvación por medio de Jesucristo, el temor a las reacciones negativas o a las preguntas pueden impedirnos abrir la boca.

Pero recordemos que Dios nos ha dado el mensaje más importante que existe. Puesto que enfrentamos muchas filosofías antibíblicas, y existe mucho engaño religioso, necesitamos tener claro el evangelio, y ser capaces de presentarlo con confianza y denuedo. No podemos dejar que el temor o la ignorancia nos impidan darle a un mundo perdido el único mensaje que puede cambiar el destino eterno de una persona.

El apóstol Pablo recibía con agrado cualquier oportunidad para hablar de Cristo, porque se centraba en el poder transformador del evangelio, no en las reacciones negativas que podía encontrar. A menudo, la razón por la que nos avergonzamos de hablar de nuestra fe es nuestra preocupación por nosotros mismos. Pero si prestamos atención a las personas que están en nuestro entorno, si expresamos interés sincero por ellas, y si le pedimos a Dios que nos abra puertas para compartir nuestra fe, Él responderá nuestra oración.

Tendemos a interesarnos por actividades que se desvanecen con el tiempo. Pero las almas son eternas y las personas necesitan conocer al Salvador. Busque oportunidades para alcanzar a quiénes están cerca de usted. Cuando las necesidades de otras personas conmuevan su corazón, usted estará deseoso de presentarles el evangelio.

Friday, December 11, 2015

QUEBRANTAMIENTO POR REBELDÍA | Dr. Charles Stanley

La historia que contamos a los niños sobre Jonás y la ballena presenta al profeta de una manera muy optimista. Después de estar tres días en el vientre del pez, se arrepiente y se va contento a Nínive. Fin de la historia.

El relato bíblico tiene los mismos componentes (una tormenta, un gran pez, unos ninivitas arrepentidos), pero un contexto totalmente diferente. Desde el momento en que Jonás decidió huir, hasta el final del libro, su corazón estuvo en rebeldía contra Dios.

Nínive eran un pueblo conocido por su agresividad y su crueldad. Por ser enemigos de Israel, Jonás tenía buenas razones para odiarlos. Pero Dios amaba a los ninivitas y deseaba su arrepentimiento. Sin embargo, la difícil tarea de predicarles también tenía el propósito de quebrantar el espíritu insensible de Jonás, el cual prefería morir antes que ver salvado al enemigo (Jon 4.3).

Dios anhelaba moldear el carácter del profeta para que reflejara el de Él; quería un siervo obediente y misericordioso, pero Jonás se resistía siempre. El orgullo y el odio lo hacían cada vez más rebelde. Notemos que, aunque convino en ir a Nínive, no se arrepintió. Pero no podía engañar a Dios; Él sabía que el corazón de Jonás seguía siendo duro. Por eso, cuando los ninivitas se regocijaron por la salvación, lo consumía la amargura. La angustia emocional y mental fueron precios muy altos a pagar por la rebeldía.

¿Qué le está impidiendo a usted servir al Señor plenamente? Es probable que Él esté tratando de quebrantarle de alguna manera. El proceso es doloroso, pero es por su bien y para la gloria de Dios. Confíe en Él.

Thursday, December 10, 2015

LA EXPERIENCIA DE LA BONDAD DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Cuando la vida es grata resulta fácil alabar a Dios, porque su bondad es muy evidente. Sin embargo, podemos tener dificultades para ver en el dolor y los problemas una expresión de su tierno cuidado. En tiempos de dificultad, debemos confiar en el pasaje bíblico de hoy, que nos dice que el Señor ha guardado su bondad para quienes confían en Él y le obedecen.

Si usted siente que Dios es bueno solo cuando las circunstancias son agradables, entonces no entiende bien la naturaleza del Señor, y no está consciente de la expresión de su benevolencia para con usted. Quienes han aprendido a conocer el carácter de Dios y confiar en sus caminos, serán capaces de ver la evidencia de su bondad en todas las situaciones.

No siempre sentía que el Señor estaba siendo bueno conmigo. Cuando era niño, mi objetivo era obedecerlo para que no me hiciera nada malo. Las situaciones difíciles y dolorosas de mi vida habían obstaculizado mi comprensión de su bondad. Ahora, al recordar el pasado, puedo ver su amor y su sabiduría al permitir y usar esas pruebas para moldear mi carácter.

Hoy, cuando Dios hace algo que no me gusta, le derramo mi corazón. Después de tratar de entender lo que Él quiere, y escuchar su voz, me lleno de gratitud y de confianza en Él. Y así estoy dispuesto a aceptar con gusto su sabia decisión para mi vida.

Vivimos bajo la protección de Dios. Cuando las circunstancias y los sentimientos le digan a usted lo contrario, confíe en lo que sabe de Él. A lo largo del día, busque evidencias de su tierno amor. Cuando cambie su perspectiva, será capaz de ver las señales de su bondad en todas partes.

Wednesday, December 9, 2015

LA DUDA EN CUANTO A LA BONDAD DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Vivir en este mundo caído puede poner a prueba nuestra fe en la bondad de Dios. El dolor y el sufrimiento (fruto del pecado de Adán y Eva) pueden nublar nuestra comprensión del Señor, y tentarnos a culparlo de todas las dificultades. Entonces nos preguntamos por qué no siempre alivia el sufrimiento, arregla nuestros problemas y nos da lo que necesitamos.

Cuando Eva prestó atención a las mentiras de la serpiente, empezó a dudar de que el Señor hubiera tomado la decisión correcta al prohibirle comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. ¿Por qué quiso privarla de sabiduría y del disfrute de una comida que se veía tan deseable?

Nuestros pensamientos son parecidos a los de Eva cuando no estamos de acuerdo con nuestro Padre sobre lo que es mejor para nosotros. Desde una perspectiva humana, “bueno” se refiere a lo que es agradable, placentero, grato o provechoso. Pero Dios tiene un estándar mucho más alto y siempre está activo para lograr su propósito: desarrollar en sus hijos un carácter parecido al de Cristo.

Detrás de cada restricción o mandamiento del Señor está su tierno amor para con quienes le obedecen. Él conoce las atormentadoras consecuencias del pecado, y quiere apartarnos de decisiones que arruinarán nuestra vida. Al rechazar su voluntad, elegimos el dolor y los problemas.

Eva aprendió por su desobediencia que Dios sabe qué es lo mejor. Tenemos la oportunidad cada día de descubrir su bondad al escuchar su voz, obedecer sus mandamientos y confiar en su sabiduría. Venga lo que venga, podemos saber que Él está actuando para nuestro bien temporal y eterno.

Tuesday, December 8, 2015

CÓMO VENCER LOS CELOS | Dr. Charles Stanley

Lo que comienza como una sencilla comparación entre nuestra vida y la de otra persona puede rápidamente llegar a ser un problema terrible. Los celos son como una bola de nieve que se hace cada vez más grande, y sus consecuencias suelen ser devastadoras.

La confusión, ansiedad y resentimiento pueden inundar a un corazón envidioso y distorsionar los pensamientos, hasta que sea casi imposible mantener el plan de Dios a la vista. Nuestro enfoque viene a ser lo que no tenemos, lo que nos lleva por el paralizante camino del resentimiento hacia otras personas que tienen el objeto o la cualidad que nosotros deseamos. Luego, el temor a no dar la talla puede dominar nuestros pensamientos, dando lugar a un comportamiento irracional y a relaciones rotas. Además, la envidia deshonra al Señor. Aunque Él tiene un hermoso plan para cada uno de sus hijos, los celos dicen: “Yo me merezco más de lo que me has dado; por tanto, no creo que me estás dando, en realidad, lo mejor”.

Si usted detecta señales de envidia en su vida, arrepiéntase. Aprecie lo que Dios está haciendo en la vida de la otra persona, y no se enfoque en la suya. Dele gracias por la forma como Él está bendiciendo a la otra persona, y pídale que ponga amor en su corazón por ella. Luego, vuelva a centrar su atención en la obra que el Padre celestial está haciendo en usted. Por último, memorice y medite en los versículos de hoy.

Si usted siente celos, está perdiendo lo mejor que Dios le tiene. No espere más para encarar ese pecado que crecerá si no le hace frente. Dios tiene el poder para ponerle fin a los celos que hay en su corazón.

Monday, December 7, 2015

LA LUCHA CON LOS CELOS | 1 Dr. Charles Stanley

Todos tenemos expectativas, deseos y esperanzas, pero nuestro plan no es siempre lo mejor que Dios tiene para nosotros. Y lo que vemos que otros están experimentando puede no ser lo que Él tenga reservado para nosotros. Si usted se compara con los demás, ¡tenga cuidado! Los celos están acechando cerca.

Pensemos en Saúl, por ejemplo. Fue elegido por el Señor para ser el primer rey de Israel, y recibió éxito y poder. Sin embargo, cuando escuchó que las mujeres alababan a David por su gran victoria sobre Goliat, sintió envidia, y los celos se apoderaron de él. Empezó a temer que perdería el reino, y al final sus sentimientos lo llevaron a la pérdida de relaciones, posición y poder.

Este puede parecer un ejemplo extremo. Sin embargo, si nos examinamos sinceramente, es posible que encontremos que hay envidia escondida en alguna parte de nuestro corazón. Haga esta sencilla prueba. Pregúntese: ¿Hay alguien cuyo éxito material, físico o social me hace sentir disgusto, malestar o ansiedad?

Muy a menudo, la inseguridad, el egoísmo o el orgullo están detrás de una actitud de celos. De hecho, los tres son evidentes en la vida de Saúl. Tenía miedo de ser superado; no quería compartir la gloria con David y le resultaba insultante que un simple joven pastor de ovejas hiciera mejor papel que un rey.

El engaño de la envidia es que nunca podemos ver todo el panorama en la vida de alguien. Solo Dios ve lo que hay más allá de lo exterior. Por eso, nuestros ojos deben centrarse solo en nuestro andar con el Señor. Así como Él nos creó a todos diferentes, su plan para la vida de cada persona es único.

Sunday, December 6, 2015

El poder dentro de nosotros | Dr. Charles Stanley

El Espíritu de Dios trabaja en cada creyente. No se limita a pastores y misioneros. Si ha recibido a Jesucristo como su Salvador personal, entonces en usted mora el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos (Ro 8.11). El Espíritu Santo derrama su poder para crear un carácter santo en todos los que obedecen al Señor.

El fruto del Espíritu recibe ese nombre porque es la personalidad y la conducta que el Espíritu Santo produce en los creyentes (Gá 5.22,23). Son cualidades que no podemos generar nosotros mismos. El mensaje más poderoso que podemos comunicar no es un testimonio ni un sermón; es la forma en que vivimos cuando estamos bajo presión, sepultados bajo una avalancha de problemas o somos tentados.

El mundo necesita ver familias consagradas a Dios cuyos miembros se amen unos a otros; personas que hagan sus negocios con integridad y decoro; y hombres y mujeres que elijan la pureza moral. Es decir, el mundo necesita ver creyentes que sean obedientes al Señor.

Al mostrar paz en vez de ansiedad, o demostrar paciencia en vez de decir una palabra hiriente, el cristiano da testimonio de la hermosura del evangelio. Atrae a los que no conocen a Cristo por medio de palabras y hechos. Y aunque pueda llegar a rechazar una doctrina, no ignorará una vida recta.

El mensaje más fuerte del evangelio no proviene de un púlpito. El testimonio más poderoso en favor de Jesucristo donde usted trabaja, vive o descansa es usted mismo. Sométase a la obra del Espíritu Santo, y Él producirá una gran cosecha de fruto espiritual en su vida.

Friday, December 4, 2015

LA PAZ QUE OFRECE JESÚS | Dr. Charles Stanley

Si usted es lo suficientemente valiente,  párese en una acera y haga esta pregunta a los transeúntes: “¿Qué le da paz?” Las respuestas que recibirá probablemente tendrán algo en común: la definición de paz de la persona dependerá de las circunstancias —por ejemplo, de una buena relación con un cónyuge, de un trabajo bien remunerado, o de una buena salud. ¿Qué sucede, entonces, si una pareja riñe, si la empresa despide a los empleados, o si una enfermedad debilita al cuerpo? La paz que tiene sus raíces en las situaciones buenas no es realmente paz; es una frágil armonía entre el hombre y el mundo, y se derrumba muy fácilmente.

Jesucristo es el único que ofrece paz verdadera —una satisfacción inquebrantable, independientemente de los ataques que pueda lanzarnos Satanás. Sin embargo, vivir en pecado hace que tener paz sea imposible, pues una persona que  hace caso omiso de la voluntad de Dios no puede experimentar la seguridad de su cuidado. Por eso, cuando el creyente expresa fe en Jesús, la guerra por tener el control termina. Su sumisión al Señor permite que la paz esté presente en todos los aspectos de su vida.

Cuando el Espíritu Santo vive en nosotros, podemos abordar todo en la vida con confianza y serenidad. La única manera de lograr esta paz duradera es por medio de una relación con el Salvador. Pablo dice en Romanos 5.1 que para ser justificados, es decir ­—declarados inocentes— tenemos que aceptar el sacrificio que Cristo hizo por nosotros. La justificación nos hace estar bien con Dios, y abre nuestro corazón a la paz.

Thursday, December 3, 2015

JESÚS, NUESTRO GRAN SUMO SACERDOTE | Dr. Charles Stanley

¿Por qué algunas personas enfrentan los problemas  de la vida con confianza y valentía, mientras que otras son atormentadas por la duda y el fracaso? Una razón es que mucha gente tiene una idea equivocada de quién es Jesús. Lo conocemos como el Pan de Vida y el Agua de Vida, pero ¿cuántos de nosotros le conocemos como nuestro gran sumo sacerdote?

La Biblia nos dice que Jesús “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote” (He 2.17). Y Hebreos 4.15 añade: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Esto significa que Jesús entra a nuestra vida y experimenta nuestros dolores, sufrimientos y sentimientos de culpa junto con nosotros.

¿Ha sido usted alguna vez rechazado a pesar de haberse esforzado al máximo, y haberse entregado por completo? Piense en esto: ¿Acaso ha sido alguien más rechazado que Jesucristo? Él está personalmente familiarizado con esa clase de dolor. ¿Alguna vez un ser querido le dijo que no, le cerró la puerta y se marchó? Usted pudiera preguntarse si Jesús sintió alguna vez un dolor así. Sí, lo sintió. Su propio pueblo lo rechazó. ¿Entiende Cristo, el Inmaculado, nuestros sentimientos de culpa? Sí. La Biblia dice que el Padre puso todos los pecados del mundo sobre Él. Jesús llevó la culpabilidad de toda la humanidad.

Wednesday, December 2, 2015

EL MOTIVO DE LA ALABANZA | Dr. Charles Stanley

Cada vez que el rey David y otros escribían un salmo, se referían a atributos y actos específicos del Señor. Cuando estos cantos de adoración fueron reunidos en un libro al que ahora llamamos Salmos, la recopilación se convirtió en una biografía de Dios expresada por medio de un lenguaje de alabanza.

La capacidad de adorar a Dios surge del amor a Él. Y ya que el amor genuino se cultiva a medida que lo conocemos mejor, la verdadera raíz de la alabanza es el conocimiento. Por eso, Dios puso en cada creyente el deseo de conocerlo. Satisfacemos ese deseo pasando tiempo con el Señor en oración, leyendo la Biblia, y teniendo compañerismo con otros creyentes. También vemos la manera como el Señor actúa en nuestra vida para dar respuestas a nuestras necesidades y bendecirnos. Descubrir cada faceta de su carácter, profundiza nuestro conocimiento de Él y deseo de alabarle.

Experimentar a Dios hace que nos enamoremos de Él. Y una persona enamorada no puede evitar alabar a esa otra que tanto ama. Por eso, honramos con gratitud al Señor por medio de palabras, cánticos, danza, o con todo lo que exprese nuestro gozo en Él.

Nuestra alabanza no tiene que ser solo privada o estar limitada a la comunidad de la iglesia. Cada creyente tiene una “biografía” del Señor para compartir con sus semejantes. Es una historia llena de motivos de alabanza, no solo por la manera como Él ha intervenido en el caos, consolado en la tragedia y bendecido con abundancia, sino también por las lecciones aprendidas. Compartimos nuestra adoración con el mundo para que los demás puedan llegar a conocer, amar y adorar al Señor.

Tuesday, December 1, 2015

LA ALABANZA: UNA EXPRESIÓN DE AMOR | Dr. Charles Stanley

La mayoría de nosotros tenemos cierta idea de lo que es estar enamorado. Cuando estamos separados, constantemente pensamos en el objeto de nuestro afecto, y esperamos la oportunidad de pasar tiempo junto a esa persona. Muchas veces contamos anécdotas y describimos sus atributos maravillosos a quienes nos rodean. Es decir, elogiamos a nuestro ser querido.

Primera de Samuel 13.14 describe al rey David como un hombre conforme al corazón de Dios. Una de las maneras en que él buscaba honrar a su amado Señor era dándole alabanza. El libro de los Salmos registra su adoración en palabras, tales como: “Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán” (63.3). David también se entregaba a Dios por medio de la danza, expresándole su pasión y su devoción, sin importarle lo que pensaran los demás (2 S 6.14).

¿Amamos a Dios con el mismo entusiasmo que demostraba David? Por supuesto, algunas personas son más propensas a las demostraciones de fervor o de emociones que otras, pero muchos permitimos que nuestra alabanza sea sofocada por vergüenza. Creyentes tímidos se preguntan qué pensarán quienes les rodean si cantan en voz alta. A otros les preocupa que sus compañeros de trabajo o amigos les consideren fanáticos si hablan de Dios.

El Señor es digno de alabanza. Él es nuestro amigo, roca y protector. Además, ¡nos salvó de la muerte! Si nos dejamos atrapar por la opinión de los demás, olvidaremos que la opinión de Dios es la única que importa. No deje que el temor le impida alabar al Señor. Dele a Dios lo que se merece.