La pasión por conocer a Dios
¿A quién ve usted cuando se mira en su espejo espiritual —a un creyente apasionado por Cristo, o a uno indiferente?
Leer | Filipenses 3.7-12
21 de octubre de 2014
Como cristianos, debemos desear estar enfocados en conocer a Dios por medio de su Hijo Jesucristo (Jn 14.9). Pero, ¿cómo se demuestra tal pasión?
Primero, con ansias de conocer al Salvador. El Señor Jesús se describió a sí mismo como el buen pastor, el pan de vida, y la vid verdadera. Él nos invita a descubrir quién es. La complacencia —descansar en lo que ya sabemos— no tiene cabida en la vida cristiana.
Segundo, con un compromiso firme con el Señor. Esa dedicación tendrá una influencia duradera en nuestras finanzas, lugar de trabajo, amistades, y hogar. El cultivo de una relación estrecha con Dios, es una búsqueda de toda la vida.
Tercero, amando a Dios sobre todas las cosas y pasando tiempo con Él (Jer 31.34; Mr 12.30). Si Dios tiene el primer lugar en su corazón, usted buscará pasar tiempo con el Señor. Nuestros días se planificarán sobre la base de recibir y obedecer sus instrucciones. La oración consistirá tanto en escuchar al Señor, como en hablar con Él.
Por último, desechando cualquier deseo que obstaculice o sustituya nuestro anhelo ferviente de conocer al Salvador. Dar la espalda al pecado y a las actividades mundanas parecerá un pequeño precio a pagar por la bendición de caminar estrechamente con Dios.
Con el tiempo, al mantener el fuerte deseo de conocerlo, el firme compromiso de andar con Él, de tenerlo en primer lugar, y de sustituir nuestros deseos por los suyos, nuestra pasión por Él crecerá. ¿A quién ve usted cuando se mira en su espejo espiritual —a un creyente apasionado por Cristo, o a uno indiferente?
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