Friday, April 29, 2016

UN PROPÓSITO ESPECIAL | Dr. Charles Stanley | 4 /29/16

El Señor nos ha hecho un pueblo especial para que podamos cumplir con una misión especial. Isaías 43.21 dice: “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”. Una parte integral de la adoración al Señor es proclamar su grandeza.

Alabar a nuestro Padre celestial es aplaudirlo por ser Él quién es, y por lo que ha hecho. Esto implica la liberación de nuestras emociones para expresar la adoración abierta y confiada al Señor. Cuando alguien ama a otra persona, la respuesta más natural es elogiarla. De la misma manera, quienes aman a Cristo descubren que la alabanza viene con facilidad a sus labios.

Alabar al Señor es bueno para nosotros. En nuestra sociedad egoísta, las personas están interesadas básicamente en satisfacer sus necesidades. Por desgracia, esta misma actitud se ha infiltrado en algunas iglesias. Pero Dios no quiere que vengamos a la iglesia pensando solo en nosotros. La alabanza levanta nuestros ojos a Cristo, y llena nuestro corazón con la satisfacción que no tenemos cuando nos centramos exclusivamente en nuestros problemas y necesidades.

Aunque la alabanza y la adoración están asociadas, por lo general, con los servicios de la iglesia, ellas deben caracterizarnos en dondequiera que estemos. Algunas de las experiencias más íntimas y preciosas de la adoración pueden ocurrir en los momentos pasados a solas con Dios.

Si usted se da cuenta de que su alabanza carece de vitalidad, exprese su deseo sincero al Señor de aprender a alabarle con todo el corazón. Enfocarse en la adoración es la clave. Recuerde las maneras en que Dios ha cuidado de usted, y dígale lo grande que es Él.

Thursday, April 28, 2016

UN PUEBLO ESPECIAL | Dr. Charles Stanley | 4 /28/16

Cada vez que los sentimientos de baja autoestima nos amenacen con el desaliento, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios, no en nuestras emociones. Hoy examinaremos cuatro frases que describen cómo el Señor ve a cada creyente. Lo ve como:

1. Linaje escogido. Dios nos escogió para ser parte de su reino y de su familia, porque así lo quiso. Nadie que haya sido elegido por el Todopoderoso es insignificante.

2. Real sacerdocio. Como creyentes, somos hijos de Dios y, por tanto, parte de una familia real. En otras palabras, somos “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Ro 8.17). Así como Jesús cumplió los papeles de rey y sacerdote, Dios también nos ha confiado las responsabilidades sacerdotales de adoración e intercesión por los demás.

3. Nación santa. La iglesia, o cuerpo de Cristo, es un grupo de personas santas, que significa “apartadas” para los propósitos de Dios. Nuestra vida nunca carece de sentido, porque vivir para el Señor es la misión más grande que podemos tener.

4. Pueblo adquirido por Dios. Usted y yo somos posesión de Dios (Dt 14.2; Tit 2.14; 1 P 2.9). Él nos valora tanto que envió a su Hijo a morir en nuestro lugar para que pudiéramos ser suyos.

Cada una de estas descripciones muestra el alto valor que Dios le da a usted. Satanás puede susurrar crítica y condenación, pero no puede cambiar lo que usted es realmente. Comience el día de hoy recordando su verdadera identidad y viviendo el llamamiento supremo del Señor.

Wednesday, April 27, 2016

CUANDO LA DUDA ESTÁ EN ACCIÓN | Dr. Charles Stanley 4/27/16

La duda es destructiva. Nos llena de incertidumbre, nos vuelve indecisos y afecta nuestra capacidad de conectarnos con Dios y recibir su dirección. Sabemos que la duda está en acción cuando nos resulta difícil creer las siguientes verdades:

Dios nos ama todo el tiempo. La mayoría de nosotros cree que el Señor nos ama mucho cuando somos “buenos”, no cuando somos desobedientes. Pero su amor por nosotros no fluctúa con nuestro comportamiento. Podemos estar seguros de esto porque “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro 5.8). Esta es gracia asombrosa —Dios nos ama a pesar de que nos rebelamos contra Él.

Dios tiene un plan para perdonarnos por nuestra desobediencia. Sabemos que el Padre promete perdonarnos cuando confesamos nuestros pecados, pero muchas veces tenemos problemas para creer que hemos sido perdonados. No debemos determinar la verdad según lo que nos dicen nuestros sentimientos. La Palabra de Dios afirma: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Sal 103.12). Esa es una descripción del perdón pleno.

Dios nos ha llamado a servirle. Nuestro Padre a menudo nos invita a unirnos a Él en su obra —enseñando una clase de la escuela dominical, ayudando a una familia necesitada o hablando del Señor Jesús a otra persona. La presencia de la duda puede hacer que, al igual que Moisés, demos excusas de por qué no podemos obedecer (Ex 4.10). Pero Dios promete equiparnos con todo lo que necesitemos para hacer el trabajo que ha escogido para nosotros (Ef 2.10).

Lo contrario a duda es fe. ¿Qué palabra describe mejor lo que usted piensa?

Tuesday, April 26, 2016

EL PODER DE CRISTO | Dr. Charles Stanley | 4/26/16

El apóstol Pablo escribió con frecuencia sobre la necesidad de confiar en el poder de Cristo. Transmitió a sus lectores una promesa que le había dado el Señor: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Co 12.9). Pablo fue un gran líder de la fe cristiana, pero a los ojos de Dios no era más merecedor de la gracia que cualquier otro creyente. Usted y yo podemos tener la misma confianza en el poder del Señor que tuvo este valiente misionero del primer siglo.

Cuando Pablo recibió al Señor Jesús como su Salvador, fue adoptado como hijo de Dios. Por tanto, tenía todos los privilegios que acompañan a un hijo nacido de nuevo: sus pecados fueron perdonados (Hch 2.38), fue apartado para el servicio del Señor (Ga 1.15), y recibió al Espíritu Santo (Jn 14.17). Pablo fue un siervo efectivo, porque el Espíritu derramaba su poder sobre él cada vez que Dios le daba una misión a cumplir.

Pensemos en el tiempo que Pablo estuvo preso. El Espíritu Santo le dio el vigor físico y mental para soportar los rigores de la cárcel. Al mismo tiempo, puso en el corazón de los otros creyentes la carga de proveer para sus necesidades materiales (Fil 4.18). Pero lo más importante fue que el Espíritu Santo ensanchó el ministerio de Pablo al darle el valor para testificar de Jesús a sus carceleros romanos (Fil 1.13).

Pablo confiaba en el Señor para tener fortaleza, y por eso nunca renunció a su fe. Servimos al mismo Dios todopoderoso, lo que significa que no tenemos ninguna excusa para huir de su plan para nuestra vida. El Espíritu Santo mora en nosotros, y está listo para darnos su poder si obedecemos el llamado del Señor.

Monday, April 25, 2016

CUANDO NOS SINTAMOS IMPOTENTES | Dr. Charles Stanley | 4/25/16

En las películas de aventuras, a menudo vemos personas atrapadas e impotentes, buscando frenéticamente una manera de escapar. Podemos, a veces, sentir que la vida real es así, y cuando comenzamos a buscar una salida, nuestras oraciones se llenan de ruegos de auxilio —por salud física, cambio de circunstancias, ayuda para cubrir nuestras necesidades.

¿Ha pensado usted alguna vez que más importante que el socorro físico es la liberación espiritual? (Vea Ef 6.12). Ante todo, Jesucristo le ha liberado del poder y del castigo del pecado. Como su Salvador, Él conoce su impotencia continua frente a hábitos pecaminosos, emociones descontroladas y malos pensamientos. Él quiere liberarle de esos pecados. Por tanto, procure su promesa de socorro espiritual cada día, ya sea que una crisis física amenace o no su vida.

Siga el ejemplo del salmista, quien clamó a Dios por liberación. El Salmo 50.15 dice: “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. Comience por reconocer delante de Dios su impotencia. Confiese cualquier temor, incredulidad o autosuficiencia que pueda detectar en su vida. Renuncie a todos sus intentos por cambiar que dejen de lado al Padre celestial. Vuelva a Él su mirada. Piense en su relación con Él, en quién es y en lo que desea. Deje que el Espíritu Santo llene su espíritu con la verdad de la Palabra de Dios. Medite en ella. Comprométase a seguir la voluntad del Señor. Confíe en Él, y espere el cambio que hará en su vida. Llegará el día cuando el sentimiento de impotencia se marchará al ser reemplazado por el gozo de ser libre. Cuando eso suceda, dele la gloria a Dios.

Friday, April 22, 2016

REQUISITOS DE LA SANTIDAD | Dr. Charles Stanley | 4/22/16

Muchas personas tienen un concepto errado de la santidad. Su idea de un santo es una persona que ha llevado una vida tan ejemplar, que es venerado por la iglesia, aunque la Palabra de Dios presenta un cuadro bastante diferente. La iglesia en Corinto tenía todo tipo de problemas de conducta, pero Pablo describe a los creyentes como “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1 Co 1.2).

Santificar significa apartar del uso común para el uso sagrado. A lo largo de la Biblia, el Señor ha santificado días (tales como el día de reposo), lugares (el tabernáculo), cosas (el arca del pacto) y personas. Un santo es simplemente una persona que Dios ha escogido para sus propósitos. Esto significa que todo creyente es santo.

Antes de que usted fuera salvo, su posición en relación con Dios era de enemistad (Ro 5.10). Pero en el momento que confió en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió su posición y le apartó para Él. Nació de nuevo y ahora es su hijo. Le perdonó sus pecados y le declaró justo. Un santo no es una persona perfecta, sino alguien que está en una relación correcta con Dios. Aunque nuestra posición de santificación no se basa en la buena conducta, el Señor espera que vivamos de una manera que le honre.

Dios le apartó a usted para un propósito santo. Eso significa que está en este mundo, no para vivir como quiera, sino para glorificar a Dios. El Señor nos llama a vivir de acuerdo a nuestra nueva posición en Cristo. Rechazar esta responsabilidad de la santidad es un claro acto de ingratitud que entristece el corazón de Dios.

Thursday, April 21, 2016

NADA PUEDE SEPARARNOS | Dr. Charles Stanley | 4/21/16

Hemos estado aprendiendo sobre el asombroso plan del Señor para salvarnos por toda la eternidad. Un argumento convincente para creer en la seguridad eterna se encuentra en dos de las preguntas del escritor en Romanos 8.

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? La respuesta es sencilla: nadie puede acusar a los creyentes y condenarlos. Satanás trata de hacerlo, desde luego, pero Dios nos ha justificado por medio de su Hijo Jesucristo; Él ha declarado que ya no somos culpables. No importa qué nuevo pecado podamos cometer después de ser salvos, no podemos ser juzgados en el tribunal de Dios por segunda vez. Si usted cae en una fase de incredulidad o en una vida pecaminosa, perderá su recompensa, pero no su eternidad en el cielo con Dios (1 Co 3.12-15).

¿Quién nos separará del amor de Cristo? Sin duda, hay muchas experiencias que ponen a prueba nuestra fe, pero en última instancia somos salvos por la gracia de Dios. Jesús entiende nuestras pruebas y dudas, y no está interesado en desecharnos al primer paso en falso que demos. Dios ha sabido siempre que cometeríamos miles de errores después de recibir a Cristo, pero Él nos salvó de todos modos.

A algunos seguidores de Cristo les preocupa que recibir la seguridad eterna motivará a las personas a tener una vida de pecado, porque no tienen nada que perder. Pero, si pensamos en la maravilla y la majestuosidad de nuestro Padre celestial, ¿no tiene más sentido que las personas se sientan motivadas a alabarle por agradecimiento? Cuanto más conocemos a Jesús y de su amor por nosotros, más le amamos y más queremos agradarle, por siempre.

Wednesday, April 20, 2016

LA CERTEZA DE LA SEGURIDAD ETERNA | Dr. Charles Stanley | 4/20/16

Pasamos mucho tiempo preocupándonos por nuestras necesidades materiales —casa, auto, comida, finanzas y salud. Todas esas cosas son importantes para nuestra vida, pero hay una garantía que está por encima de todas. Dios desea que vivamos confiados en Él y en su gracia salvadora. Y nos da varias razones para tener la certeza de nuestra seguridad eterna.

Jesús hace una promesa a todos los creyentes: “Nadie los arrebatará de mi mano” (Jn 10.28); y Él no hace ninguna promesa que no tenga la intención de cumplir. Pensar que podemos tomar una acción que nos separará del Señor una vez que hemos sido salvos, lo convertiría en un mentiroso.

La mano de Dios se usa en la Biblia como símbolo de su poder. Después de que hemos recibido a Cristo, estamos a salvo en su palma, y ninguna fuerza o acción podrá sacarnos de ella. Si Satanás pudiera arrebatarnos, ya sea tentándonos a pecar o mediante su poder, significaría que es más fuerte que Dios. Sabemos que no es así, pues Dios es omnipotente  (2 Cr 20.6).

Jesús es nuestro abogado ante un Dios santo que no puede mirar el pecado. En efecto, Hebreos 7.25 nos dice que Cristo “[salva] perpetuamente”, porque Él está dispuesto a interceder ante el Padre a favor nuestro. En términos humanos, Jesús está a la diestra de Dios como un recordatorio tangible de que nuestra deuda de pecado fue pagada por completo.

Por medio de su Hijo Jesucristo, Dios nos ha ofrecido más que salvación, nos ha ofrecido salvación eterna, sin salvedades o interrogantes. ¡Usted puede tener esta seguridad!

Tuesday, April 19, 2016

LA VIDA REFLEXIVA | Dr. Charles Stanley | 4/19/16

¿Tiene una vida reflexiva y con propósito, o está viviendo de manera descuidada? Es muy fácil levantarnos cada mañana, hacer nuestro trabajo, disfrutar de entretenimiento e irnos a la cama cada noche sin pensar para nada en la intervención de Dios en nuestra vida diaria. Pero ignorar la manera en que nos ha bendecido, guiado y protegido es una manera insensata de vivir. Pensemos en los beneficios de mantener nuestros ojos y oídos espirituales abiertos durante todo el día.

Cuando estamos conscientes de la presencia del Señor en nuestras actividades cotidianas, disfrutamos de la paz de saber que Él siempre está en control y trabajando para llevar a cabo sus buenos propósitos. Las experiencias de cada día con Él nos enseñan a conocerle y amarle más.

Si aprendemos a ver las huellas de Dios a lo largo de cada semana, estaremos conscientes del alcance de su intervención en la vida de sus hijos. Quizás nos fortaleció para una tarea, o nos abrió una puerta de oportunidad. Tal vez guió nuestras decisiones y nos ayudó a responder de buena manera a una persona descortés, ante una situación difícil.

Si nuestros oídos están atentos a las advertencias e instrucciones del Señor, no repetiremos los mismos errores una y otra vez. Pero si permanecemos sordos a su voz, corremos el riesgo de seguir con patrones de pensamiento perjudiciales, de emociones negativas y de respuestas poco sabias.

Cada noche, tome algún tiempo para reflexionar sobre las actividades del día. El Padre celestial está constantemente con usted, guardando y guiando su camino. Él quiere que usted le vea en todo y que entienda la vida desde su perspectiva, confiando en su dirección y en su poder ante cualquier dificultad.

Monday, April 18, 2016

DAVID: UN MODELO DE SERVICIO | Dr. Charles Stanley | 4/18/16

David sirvió a Dios en muchos roles, desde un sencillo pastor de ovejas, hasta un gobernante valeroso. Al observar las distintas etapas de su vida, podemos ver claramente cómo su devoción al Señor permitió que fuera usado poderosamente por Él.

Pastor. David fue ungido rey mucho antes de dirigir algo que no fueran ovejas (1 S 16.1-13). Proteger las ovejas era un trabajo que tomaba en serio. Durante ese tiempo, aprendió a ser fuerte y valiente, y a cuidar de seres más débiles que él. Una vida temprana de obediencia a su padre terrenal le enseñó la humildad que necesitaría más tarde para depender de Dios.

Salmista. Los escritos de David revelan su anhelo de Dios. Habla acerca de temas como temor, depresión, fracaso, soledad y tristeza. Al hablar de sus valles de sombras, y de su comunión con el Padre celestial en las vigilias de la noche, David nos dio atisbos íntimos del Dios que él conocía tan bien.

Líder. Por su relación sexual con Betsabé, la vida del rey estuvo plagada de congoja, dolor, sufrimiento y conflictos. David había pecado enormemente, pero Dios lo perdonó y siguió usándolo. Gobernó Israel durante 40 años, y su pueblo llamó a Jerusalén la “Ciudad de David”. Su restauración nos enseña sobre las consecuencias del pecado y la gracia infinita de Dios.

David cumplió el propósito de Dios mientras vivió y su impacto sigue presente siglos después; cada seguidor de Cristo ha sido bendecido por la obediencia, el servicio y las dotes literarias de David. Él es un gran ejemplo de lo que Dios puede hacer por medio de nosotros si rendimos nuestra vida a Él.

Friday, April 15, 2016

CÓMO DAR | Dr. Charles Stanley 4/15/16

La iglesia de Jerusalén del primer siglo era una iglesia pobre, debido a que los judíos que se hacían cristianos eran con frecuencia marginados. Esto afectaba su capacidad de ofrendar a la congregación local, y aumentaba el número de miembros pobres. A medida que la iglesia crecía, los recursos se hacían cada vez menores. Por eso, cuando viajaba, el apóstol Pablo les pedía a sus congregaciones que ayudarán a la iglesia madre.

Muchas de esas iglesias tenían serios problemas económicos, pero prometían ayudar a Jerusalén. La iglesia de los corintios estaba entre las que prometieron enviar ayuda (2 Co 8.10). Para inspirarles a cumplir y superar el monto prometido, Pablo usó de ejemplo a la ofrenda de los macedonios. Señaló que, a pesar de su pobreza, esa iglesia se las arregló para dar más allá de su capacidad, y lo hizo con alegría. Igual que la viuda a quien Jesús alabó por dar sus últimas monedas al tesoro del templo (Mr 12.43), la congregación confiaba en que Dios proveería la ofrenda, y que seguiría supliendo sus necesidades.

Los creyentes de hoy tienen mucho que aprender del ejemplo de los macedonios. La cantidad que podamos dar para la obra de Dios en el mundo no es tan importante como nuestro deseo de dar. La generosidad es una cualidad del corazón, una actitud que brota de la gratitud del creyente por la provisión espiritual y material del Señor. Dios quiere que seamos dadores, porque el acto de dar enriquece espiritualmente al dador. El Señor derramará bendiciones sobre el corazón generoso, de acuerdo con su promesa en Lucas 6.38: “Con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.

Thursday, April 14, 2016

EL CAMBIO DE LAS PERSONAS MEDIANTE LA ORACIÓN | Dr. Charles Stanley 4/14/16

A veces, nuestras oraciones están más llenas de dudas que de confianza. Sabemos que, para que Dios responda nuestras peticiones, ellas deben armonizar con su voluntad. Por tanto, preguntarnos si estamos orando de acuerdo con su voluntad puede hacernos tropezar, y ante la incertidumbre, caer de vez en cuando.

La voluntad de Dios es que todos tengamos una vigorosa relación espiritual con Él por medio de su Hijo Jesucristo. Eso significa conocer al Padre con una intimidad cada vez mayor, y ser cada vez más y más como el Señor Jesús. Al centrar usted sus oraciones para tener este tipo de relación con el Señor, se le hará más fácil saber qué decir al orar. Simplemente, consiga un pasaje que diga algo sobre el carácter de Dios, y utilice esas palabras tanto para usted como para otros. Como resultado usted:

Podrá orar con confianza, porque Dios quiere que sus hijos sean como Jesucristo.
Podrá orar con seguridad, porque sabe que Él hará su voluntad en nuestra vida.
Podrá cooperar con el Espíritu Santo mientras Él obra para desarrollar la misma cualidad en usted.
La oración no es como un juego donde tenemos que adivinar cuándo hablar con el Señor, o sobre qué. La Biblia está llena de atributos de Dios y de sus deseos. Elija uno, y comience a orar. La oración ataca al espíritu orgulloso, al corazón endurecido y a la mente incrédula. Por tanto, ore buscando la voluntad de Dios, y vea cómo le cambia la vida.

Wednesday, April 13, 2016

LA TAREA DEL CREYENTE | Dr. Charles Stanley | 4/13/16

Algunos cristianos no entienden el regalo de la salvación. No se les da, como piensan algunos, para que tengan una vida feliz y “color de rosa”(de hecho, pasajes como Santiago 1.2-4 afirman que debemos esperar tener problemas en esta vida).

Sin embargo, nuestro Padre celestial tiene muchas otras razones para querer redimirnos. Además de expresar su gran amor por nosotros, quiere ser glorificado por medio de la vida de sus hijos. Esto sucede cuando sus seguidores se vuelven cada vez más semejantes a la imagen de su Hijo  (Ro 8.29), hacen discípulos en todas las naciones (Mt 28.19), y realizan las buenas obras para las cuales les creó.

Efesios 2.10 afirma: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. El Padre celestial nos bendice a cada uno con capacidades y circunstancias que nos permiten hacer su obra; Él planeó todo esto, aun antes que naciéramos. Además, cuando somos salvos, nos da dones espirituales que se adaptan perfectamente a su propósito para nuestra vida.

El Señor quiere que descubramos nuestros talentos y dones espirituales para que podamos utilizarlos para su gloria. Esta es la única manera de encontrar gozo y satisfacción verdaderos en este mundo.

¿Está usted sirviendo a Cristo mediante los dones que ha recibido? Si necesita orientación para descubrirlos, puede recibirla respondiendo un cuestionario de dones espirituales. Averigüe si hay alguno en su iglesia, o consiga por la Internet un cuestionario electrónico.

Tuesday, April 12, 2016

EL JUICIO DE LOS CREYENTES | Dr. Charles Stanley | 4/12/16

Como creyentes en Jesucristo, tenemos la seguridad de nuestra salvación. No tenemos que temerle a la eternidad, porque sabemos que moraremos para siempre con el Señor en el cielo. ¡Qué bendición!

Pero la salvación implica más que solo entrar al cielo. También tiene que ver con el proceso de ser cada vez más como Jesucristo mientras vivamos en la Tierra. Pero un día se nos pedirá que demos cuenta de la manera como utilizamos las oportunidades, capacidades y recursos que tuvimos.

En su parábola de los talentos, el Señor Jesús habló de la importancia de invertir sabiamente todo lo que nuestro Padre celestial nos ha concedido (ver Mt 25.14-30). Dios da a sus hijos diferentes tipos y cantidades de riquezas, dones, bendiciones y circunstancias. Lo que le importa al Señor es cómo utilizamos esas cosas, no cuánto tenemos. ¿Acaso vivimos usando solo para nuestro bien y nuestra protección todo lo que Él nos ha dado? ¿O tomamos con generosidad y alegría lo que tenemos para usarlo en el servicio a los demás? Estas son preguntas que tendremos que responder en el día del juicio.

Esta rendición de cuentas, por supuesto, no será la llave para nuestra eternidad en el cielo (este asunto ya fue resuelto cuando aceptamos a Cristo como Señor y Salvador), pero seremos recompensados por la manera en que invertimos nuestra vida. Piense en las bendiciones que tiene. ¿Cómo utiliza todo lo que el Padre celestial le ha dado, es decir, tiempo, capacidades y dinero? Cada uno de nosotros debe decidir cómo vivirá. Nuestra responsabilidad es ser fieles al Dios vivo, haciendo todo lo que nos llame a hacer.

Monday, April 11, 2016

EL PAPEL DE LOS IMPÍOS EN EL PLAN DE DIOS | Dr. Charles Stanley | 4/11/16

Con centenares de profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías, no debe sorprendernos que Dios haya utilizado a toda clase de personas para asegurarse de que la vida terrenal del Salvador se desarrollara conforme al plan. Por ejemplo, César Augusto ordenó un censo que llevó a José y María a Belén, la ciudad del nacimiento de Cristo (Mi 5.2; Lc 2.1-4).

Además, Dios utilizó a algunos de los hombres más poderosos de la época para que se produjera la muerte propiciatoria de su Hijo. Los cargos inventados por los fariseos y los saduceos ayudaron a que la gente se volviera contra Jesús (Mr 15.9-11). Pilato lo condenó, y los romanos llevaron a cabo la crucifixión; los cuales, incluso, echaron suertes sobre sus vestiduras, y decidieron no quebrar sus piernas, como había sido profetizado (Jn 19.24, 36).

Durante los días transcurridos entre la crucifixión y la resurrección, los discípulos debieron haber creído que el plan mesiánico se había frustrado. Pero el propósito de Dios no era producir una revolución política como algunos creían. Él envió a su Hijo para redimir a la humanidad.

Desde antes de la fundación del mundo, Dios había hecho planes para la salvación de cada tribu y nación. A lo largo de toda la historia, Él dirigió los acontecimientos para cumplir su propósito, utilizando aun a impíos para seguir adelante con su plan. Muchos tuvieron que ver con el desarrollo de la historia del Salvador, pero la responsabilidad final fue del Padre. Él entregó a su unigénito Hijo a favor de toda la humanidad por amor  (Jn 3.16). Tanto los justos como los inicuos estuvieron siguiendo el orden de eventos designados por Dios.

Friday, April 8, 2016

EL DIOS QUE SALVA | Dr. Charles Stanley | 4/8/16

Hace poco estuve hablando con un hombre sobre su vida espiritual. Cuando le pregunté: “¿Es usted salvo?”, respondió: “No, pero estoy trabajando en eso”. Cuando le pedí más detalles, me dijo que estaba haciendo algunos cambios en su vida. Había dejado de fumar y beber, entre otras cosas. Me dí cuenta de que debía ayudarlo a entender algunos principios importantes, ya que su única confianza hasta ese momento era mejorar su condición física.

Lo que este hombre necesitaba entender es que lo que hagamos o abandonemos por Jesús no tiene importancia. El Señor no está buscando a personas que cambien algunos hábitos por la pura fuerza de voluntad; está llamando a personas a rendirse a Él. La única acción que Dios espera de alguien que le busca es que crea en Jesús; en que Él es quien dice ser; en que hará lo que dice; en que tiene la autoridad para perdonar; y en que equipará a su pueblo para tener una vida agradable a Dios. Por estas convicciones, el nuevo cristiano tiene la capacidad de apartarse de su vieja vida; en otras palabras, para arrepentirse y comenzar el proceso de convertirse en “una nueva criatura” (2 Co 5.17).

No nos convertimos en personas salvas eliminando viejos hábitos y comenzando otros de tipo religioso; somos transformados por el poder salvador de Jesucristo cuando creemos en Él. Puesto que no podemos ganar la salvación, nadie puede jactarse delante de Dios. Toda nuestra moralidad, buenas obras y esfuerzos por cambiar, no son más que basura en comparación con la santidad de Jesucristo (Is 64.6). Solo su justicia puede cubrir nuestros pecados y hacernos justos delante del Padre.

Thursday, April 7, 2016

CÓMO SOPORTAR LAS TORMENTAS DE LA VIDA | Dr. Charles Stanley | 4/7/16

Los discípulos experimentaron muchos “momentos en la cima” con el Señor Jesús. La hija del principal de la sinagoga fue resucitada; dos ciegos recuperaron la vista; los mudos pudieron hablar; y el hombre poseído por demonios fue liberado. Pero cuando la tormenta llegó aquel día en el mar, el temor les invadió. Sus mentes no podían recordar las lecciones que habían aprendido sobre el poder y los propósitos de Aquel a quien seguían. Incluso, ver caminar al Señor Jesús sobre el agua no les trajo alivio inmediato (Mt 14.26).

Cuando la adversidad nos golpea es fácil olvidar lo que sabemos de Dios. Tenemos dificultad para recordar sus respuestas a las oraciones en el pasado, la guía específica dada por el Espíritu Santo y las lecciones aprendidas en crisis anteriores. Solo la situación presente parece real. Mientras la mente nos da vueltas, la turbulencia emocional puede impedirnos pensar con claridad.

Leer la Biblia es clave para recordar las verdades bíblicas. Otro recurso importante es un diario personal: un registro escrito de su peregrinación con el Señor. El diario debe contener los detalles de cómo el Padre celestial ha trabajado antes en su vida. Sirve como un mapa para señalarle dónde estuvo usted antes, y de qué manera le ayudó Dios. Aunque su prueba actual sea nueva, puede mirar hacia atrás y ver la naturaleza inmutable del Señor a lo largo de los años.

Como cristianos, tenemos un enemigo que quiere apartar nuestro enfoque del Señor Jesús. Frustremos la estrategia del adversario dedicando tiempo a la Palabra de Dios y llevando un diario. Hacer esto nos ayudará a recordar cómo el Señor Jesús nos auxilió personalmente y nos protegió con su poder divino.

Wednesday, April 6, 2016

CUANDO LLEGAN LAS TORMENTAS | Dr. Charles Stanley | 4/6/16

Las tormentas son inevitables. En la naturaleza, las fuertes tempestades dejan a su paso paisajes totalmente cambiados. Asimismo los problemas pueden alterar la dirección de nuestra vida.

Cuando surgen dificultades, es posible que le diga al Señor: “Estoy haciendo lo que me pediste; entonces, ¿por qué me sucede esto?” Este razonamiento considera que estar en el centro de la voluntad de Dios nos exime de problemas. En Mateo 14, vemos que Jesús mandó a los discípulos que entraran en la barca y que le esperaran en la orilla opuesta. Mientras le obedecían, surgieron olas y vientos fuertes. En verdad, las tormentas pueden surgir aun cuando nos encontremos exactamente donde Dios quiere que estemos (Jn 16.33).

Otra pregunta que nos hacemos a veces es: “Señor, ¿qué he hecho mal?” Muchos pensamos que somos parte del problema. Dios utiliza, en efecto, las pruebas para corregirnos, pero no todas las situaciones provienen de nuestros errores. Él puede permitir las dificultades para perfeccionarnos, es decir, para hacernos más semejantes a Cristo. Eso sucedió con los discípulos. El Señor Jesús sabía lo que les esperaba, y deseaba que fueran aptos para la obra que les estaba llamando a hacer. Los impetuosos vientos crearon un ambiente propicio para que aprendieran una lección clave para su ministerio futuro.

Dios usa maneras diferentes para capacitarnos, pues quiere que seamos siervos de Jesucristo fuertes y dinámicos. Entendamos que nada puede sucederle a un hijo de Dios, a menos que Él lo permita. En vez de bajar nuestras cabezas ante las luchas de la vida, alcemos nuestros ojos al Señor, y busquemos sus propósitos en los retos que enfrentemos.

Tuesday, April 5, 2016

CONOCER A DIOS POR MEDIO DE JESÚS | Dr. Charles Stanley | 4/5/16

Hay un mensaje sencillo que se repite una y otra vez en toda la Biblia: Dios se goza más por nuestros esfuerzos en conocerle, que por cualquier otra cosa que pudiéramos ofrecerle. Dios nos creó con un profundo deseo de que le conozcamos; por tanto, no debiera ser difícil entender que buscarle expresa nuestro amor mucho mejor que las palabras.

Comenzamos a aprovechar nuestro gran privilegio de conocer personalmente a Dios cuando recibimos su regalo de vida nueva en Cristo. A partir de ese momento somos llenos de su Espíritu Santo. El Señor Jesús, nuestro mediador, salvó la brecha de pecado que separaba a Dios y al hombre. Por su muerte en la cruz, hizo posible que, a pesar de lo pecadores que éramos, nos convirtiéramos en hijos de Jehová de los ejércitos, cuya santidad abrumó a Isaías (Is 6.1-7). Es imposible conocer verdaderamente a Dios, sin conocer primero a Jesús.

Si nos centramos exclusivamente en nuestras preocupaciones, aprenderemos muy poco acerca del Señor. Para hacer nuestro el privilegio que Cristo nos ha dado —el de conocer al Padre— tenemos que estar interesados en lo que le interesa a Él. Al observar con atención su manera de hacer las cosas, podemos llegar a entender lo que considera importante. Sabemos que a Dios le importan los que andan en oscuridad, los que no tienen a nadie que les ayude, los enfermos, los que sufren y los que mueren. Para aprovechar al máximo el privilegio de conocer al Señor más profundamente, debemos llevar su amor al mundo, e involucrarnos cada día en lo que está haciendo a nuestro alrededor.

Monday, April 4, 2016

EL PRIVILEGIO DE CONOCER A DIOS | Dr. Charles Stanley | 4/4/16

A pesar de que conocemos mucha gente durante nuestra vida, a veces nos sentimos especialmente privilegiados por haber conocido a ciertas personas, como a un creyente que nos haya inspirado, un héroe de la infancia, o alguien que nos haya ayudado en tiempo de necesidad. No obstante, por más maravilloso que haya sido tener a estas personas especiales en nuestra vida, el privilegio más grande de todos es conocer a Dios. Aun conocer a esas personas extraordinarias no podrá darnos el gozo y la satisfacción que anhelamos. Es por eso que, con frecuencia, buscamos la aceptación del mundo pues olvidamos el tesoro de conocer verdaderamente al Dios vivo.

A menudo, las personas son “salvas” y quedan satisfechas con este primer paso —el conocimiento de unas pocas verdades acerca de Dios es suficiente para ellas. Si se les pregunta: “¿Conocen a Dios?”, la mayoría diría que sí. Pero hay una gran diferencia entre conocer verdades acerca de Dios, y tener una relación personal con Él. Los creyentes debemos estar cada vez más cerca del Padre —aprendiendo acerca de quién es Él y lo que considera importante.
Mientras vivamos dependiendo de nosotros, nunca conoceremos realmente a Dios; Él se mostrará a un corazón humilde y transparente, no a uno lleno de orgullo y arrogancia. Es en nuestro quebrantamiento e impotencia que descubrimos quién es el Señor.

¿Tiene hambre genuina de conocer a Dios? Si es así, pregúntele: “¿Quién eres, Señor? ¿Cómo eres?” Después, ábrale su corazón , no por Él —pues ya le conoce a usted perfectamente— sino por su propio bien. Al pasar tiempo con el Señor, descubrirá cuán privilegiado es de verdad.

Friday, April 1, 2016

DIOS TIENE TIEMPO PARA NOSOTROS | Dr. Charles Stanley | 4/1/16

El tiempo es un bien muy preciado en nuestra apresurada sociedad, por eso es también un regalo de enorme valor que podemos dar a los demás.

Jesucristo fue el mejor modelo a seguir en cuanto al manejo equilibrado del tiempo. Tuvo asuntos de suma importancia de los cuales ocuparse y, sin duda, su prioridad fue hacer la voluntad del Padre (Jn 6.38); sin embargo, en ninguna parte de la Biblia encontraremos un versículo que diga: “Corrió a Betania”, o “regresó apresuradamente a Galilea”. Dondequiera que iba era sensible a las necesidades de las personas a su alrededor, a las que ayudaba con amor. Nunca estuvo demasiado ocupado para no ser interrumpido.

Justo antes de ir a la cruz para llevar a cabo la obra más importante de su vida, Jesús se detuvo para ayudar a un pobre mendigo ciego, que era un don nadie a los ojos de la sociedad. Aunque la redención de la humanidad era de vital importancia, el Señor se preocupó lo suficiente por el sufrimiento de una humilde persona, como para detenerse y aliviar su sufrimiento.

Si el Señor permitió ser interrumpido en el camino a la cruz, ¿no se detendrá también para escuchar cuando le clamemos en nuestra angustia? Él nunca está demasiado ocupado gobernando el universo como para dejar de escuchar el clamor de sus hijos.

Para seguir el ejemplo de Jesús, tenemos que preguntarnos: ¿Estoy dispuesto a ser interrumpido? Somos administradores de todo lo que Dios nos da, incluyendo nuestro tiempo. Considere este valioso bien un recurso para ser utilizado con amor cuando tenga que tender una mano de ayuda, tal como lo hizo Cristo. Hoy, dedíquele tiempo a alguien que lo necesite.