Éxodo 3.1-15
¿Cómo responde usted cuando Dios le dice que haga algo que parece estar más allá de sus capacidades? ¿Está lleno de excusas, dándole razones por las que Él escogió a la persona equivocada? Fue así exactamente como respondió Moisés. Cuando el Señor le dio la gigantesca tarea de conducir a los israelitas a la libertad, estaba llamando a Moisés a un nivel de compromiso considerablemente alto. Si esperamos dar un paso de obediencia a los retos que nos hace nuestro Dios, debemos responder las mismas dos preguntas que hizo Moisés.
¿Quién es Dios? Esta respuesta es importante porque revela la autoridad de Aquel que nos está diciendo qué debemos hacer. Los dos nombres que el Señor utilizó —el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Ex 3.6) y “YO SOY EL QUE SOY” (Ex 3.14), lo identificaron como el eterno y soberano Creador con existencia propia, que cumple sus promesas. Esto significa que no hay ninguna autoridad superior y que Él tiene todo el derecho de exigir nuestra obediencia.
¿Quién soy yo? Cuando Moisés preguntó si él era el hombre adecuado para la tarea, el Señor le dio una promesa: “Ve, porque yo estaré contigo” (Ex 3.12). Fue capaz de cumplir con la tarea solo porque Dios quiso establecer una relación con él. La fuente de competencia del cristiano es su relación con Cristo, y la presencia de su Espíritu Santo que mora en nosotros.
Cuando Dios le dé una tarea, recuerde que si usted se niega a obedecer, perderá la bendición que Él ha dispuesto para su vida. Piense solo en lo que Moisés habría perdido si hubiera dicho no. Hay demasiado en juego. ¡Confíe en Dios y siga adelante!
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