Apocalipsis 5.1-12
En el cielo hay adoración y alabanza incesantes a Dios. Apocalipsis 4 y 5 describen la visión de Juan, en la que cuatro seres vivientes proclamaban la santidad de Dios día y noche. El apóstol oyó a 24 ancianos responder con una declaración de la dignidad de Dios (Apocalipsis 4.8-11). Escuchó mientras cantaban un nuevo cántico de alabanza, declarando que el Cordero de Dios había comprado hombres para Dios; y luego vio a multitudes de ángeles proclamando los méritos y la dignidad de Jesús (Apocalipsis 5.9-12).
¿Qué había en el Señor Jesús que motivó esa adoración tan sincera? Lo que Él es, lo que ha hecho y lo que hará. Él es...
Dios el Hijo, que dejó de lado su divinidad para rescatarnos (Fil 2.6, 7).
El Salvador que se humanó y murió para que pudiéramos ser salvos (Fil 2.8).
El Único que nos reveló a Dios el Padre (Jn 14.9).
El Hijo del hombre, que escogió identificarse con nosotros por su gran amor (Jn 1.14; 15.13).
El Cordero de Dios, que quitó los pecados del mundo (Jn 1.29).
El León de Judá, que regresará como el juez, gobernante y autoridad sobre todo (Ap 5.5).
Estos mismos atributos deben motivar nuestra alabanza y adoración a Jesús. Pídale al Señor que le ayude a establecer un patrón de alabanza y de respuesta en adoración cada vez que piense en Él. La música celestial debe ser cantada por los redimidos en la Tierra para que todo el mundo les escuche.
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