5:1-17 Efesios
Si alguna vez se ha quedado sin electricidad por la noche, sabe lo difícil que puede ser orientarse hasta donde pueda encontrar una linterna o una vela. Piensa que está dirigiéndose a una puerta, pero de repente choca contra una pared. Así era nuestra vida antes de conocer la Luz del Mundo. En realidad, ni siquiera sabíamos lo real que era la luz, y nos habíamos acostumbrado cómodamente a la oscuridad, porque ella nos impedía ver lo pecaminosos que éramos.
Pero ocurrió algo asombroso cuando finalmente creímos el evangelio, nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Fuimos rescatados del dominio de las tinieblas y trasladados al reino de la Luz. Y ahora Jesucristo, la Luz del Mundo, ha venido a habitar en nosotros (Col 1.13, Ef 3.17). Entonces, ¿cómo deben vivir los seguidores de Cristo? El pasaje de hoy describe tres responsabilidades básicas:
1. Andar en amor (Ef 5.1, 2). Así como el Salvador nos amó, también nosotros debemos amar a los demás. Si estamos en conflicto con nuestros hermanos en Cristo, no podemos decir que estamos caminando en la Luz (1 Jn 1.7).
2. Abstenerse del pecado (Ef 5.3-7). Los creyentes no están exentos de pecado, pero no practican habitualmente las obras de las tinieblas.
3. Saber lo que agrada a Dios (Ef 5.8-17). El fruto de la Luz es bondad, justicia y verdad. Estas cualidades se muestran en nuestro carácter, conversación y conducta cuando vivimos de verdad nuestra fe.
Que nuestro objetivo sea acercarnos cada vez más a la Luz, permitiendo que Cristo nos muestre cualquier área de oscuridad para que podamos reflejar su gloria y su bondad.
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