El llamado de Dios
La prioridad absoluta de Dios para todos es el llamado a la salvación.
Leer | Juan 3.1-15
2 de marzo de 2015
¿Piensa usted algunas veces en Dios como alguien “cercano y personal”? En vez de estar distante y de ser inaccesible, el Creador del universo ha buscado siempre acercarse a nosotros. Para salvarnos, decidió identificarse con el hombre al enviar a su Hijo Jesús a vivir en la Tierra. También hizo posible que su Espíritu morara en nosotros como nuestro consejero y guía. El Padre invita a todos a tener una relación personal con Él, y se complace cuando le seguimos de cerca.
Si nos fijamos en su llamado a diversas personas a lo largo de la historia registrada en la Sagrada Escritura, es evidente que no se trata de una oferta incierta y general (Jer 1.5). Dios desea que usted le busque con todo el corazón para que pueda encontrarlo a Él y al futuro que ha ideado para usted (29.11-13).
Pero la prioridad absoluta de Dios para todos es el llamado a la salvación; Él quiere que abramos la puerta de nuestro corazón para poder limpiarnos y hacer una obra de transformación en nuestra vida. Nos llama individualmente para que podamos recibir su amor, su perdón y una nueva identidad por medio del nuevo nacimiento espiritual.
Su destino eterno depende de la decisión de responder a su llamado con un corazón abierto. Aceptarlo es emprender la aventura de una vida nueva llena de propósito —la vida con Él, para lo cual fuimos creados. ¿Ha respondido usted a este increíble llamado? Si lo hizo, reafirme su compromiso con Él. Si no ha respondido todavía a la invitación, haga de hoy el día que lo cambiará todo: reciba al Señor Jesús como su Salvador personal, y hágalo el Señor de su vida.
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