Hechos 1.4-8
Testificar de Cristo puede ser algo inquietante para muchos creyentes. Aunque queramos obedecer el llamado del Señor de “Id y haced discípulos” (Mt 28.19), nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer? o ¿Qué puedo decir? Puede ser un poco intimidante pensar que tenemos que hacerlo todo. Felizmente, no estamos solos.
Vea de nuevo los versículos clave de ayer, en Mateo 28.18-20. Por saber que estaba dando una orden potencialmente embarazosa, el Señor la expresó de manera calculada. Notemos que este pasaje tiene básicamente tres componentes:
1. Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la Tierra.
2. Debemos ir a hacer discípulos.
3. Jesús estará con nosotros en cada paso del camino.
Estas palabras, junto con la promesa del Espíritu Santo en Hechos 1.8, nos revelan que la responsabilidad de hacer discípulos no es solo nuestra. Jesús no solamente está presente con nosotros, sino también derramando su poder en nosotros para que podamos ser sus testigos de una manera más efectiva, y ser sus embajadores en el mundo. El trabajo y el poder son de Él. Nosotros somos apenas instrumentos suyos para hacer su trabajo.
Dios quiere usarnos, pero no nos ha dejado el trabajo solo a nosotros. Él, que tiene todo el poder y toda la autoridad en el universo, está a nuestro lado paso a paso, y ha puesto ese poder en nosotros por medio de su Santo Espíritu. Todo lo que necesitamos lo tenemos a nuestro alcance. Lo único que tenemos que hacer es obedecer la orden de “Id”. ¿A dónde le guiará a usted esa orden hoy?
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