EL LUGAR DE DEFINICIONES Marzo
7
Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores
contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón. Hebreos 12.3
(LBLA)
La analogía que está usando el autor de Hebreos para
ayudarnos a entender la dinámica de la vida cristiana, es la de una maratón,
una carrera larga que tiene una distancia de unos 42 km. Deja varias
recomendaciones acerca de cuál es la forma en que mejor se puede correr esta carrera.
En el devocional de hoy queremos concentrarnos en el secreto de no cansarnos ni
desanimarnos en nuestros corazones.
El autor, como lo hizo en el versículo anterior, nos
anima a fijar la vista en el ejemplo del Hijo de Dios. La carrera no fue fácil
para el Mesías. En el camino le hizo frente a cuestionamientos, oposición,
ridiculización, incomprensión, agresión y, finalmente, traición y abandono.
Todo esto hubiera sido más que suficiente para descarrilar la vida de aun el
más fuerte. Más Cristo, lejos de desanimarse, prosiguió hacia la meta con esa
singularidad de propósito que caracteriza a los verdaderamente grandes. El
secreto de su éxito estaba en que entendía que toda conquista se logra
primeramente en el corazón.
Un buen atleta sabe que al menos la mitad de una carrera
se gana con la actitud, y le da tanta importancia a la preparación mental como
a la física. Puede poseer un estado físico envidiable, capaz de grandes hazañas
en el deporte que practica. Pero la batalla a menudo se gana o se pierde en los
lugares escondidos del ser interior del deportista. Si en su corazón siente que
no tiene posibilidades frente a sus rivales, poseyendo mayores aptitudes
deportivas que ellos, entonces de seguro perderán.
Como líderes, debemos tener absoluta claridad acerca de
la verdadera batalla que enfrentamos. El conocido autor cristiano, Charles
Swindoll, ha observado: «Estoy convencido
que el 10% de la vida consiste en las cosas que nos pasan; el otro 90% de la
vida depende de la manera que reaccionamos a lo que nos pasa». Las
definiciones cruciales en esta vida tomarán lugar en el corazón, donde siempre
está presta la carne para manifestarse con seductoras sugerencias. Nuestros
peores problemas no están a nuestro alrededor, sino escondidos en nuestro ser
interior. «Porque del corazón salen malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre» (Mt 15.19–20).
Para pensar:
Pablo señaló que uno de los elementos
cruciales para una vida victoriosa consistía en la renovación de la mente. «No
os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta» le escribía a los Romanos (12.2). ¿Qué tipos de
pensamientos ocupan su mente durante el día? ¿Cuáles son los que producen en
usted desánimo? ¿Cuáles le estimulan a continuar en la batalla a la cual ha
sido llamado? ¿Qué cosas puede hacer para traer mayor disciplina a su vida en
esta área?
Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica,
Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.
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