Principios de la prosperidad
¿Recuerda la verdad de que Dios es el dueño de todo?
Leer | Salmo 24.1, 2
14 de enero de 2015
¿Recuerda la verdad de que Dios es el dueño de todo? Si tenemos una firme comprensión de este concepto, y lo aplicamos a nuestra manera de pensar y al manejo del dinero, habremos dominado el primer principio de la prosperidad. Si entendemos que todo lo que vemos en nuestro mundo le pertenece a Él, comenzaremos a comprender que, literalmente, nada es nuestro; somos simples mayordomos del dinero de nuestro Amo. Como administradores de su dinero, debemos entender que no tenemos el derecho de decidir la manera de cómo debe ser gastado o invertido; Dios sí lo tiene y debe tener la última palabra en este asunto.
El segundo principio de la prosperidad, es que Dios quiere que sus recursos sean utilizados de una manera que le glorifiquen. Él no solo es el dueño de todo, con el derecho de decirnos cómo manejarlo, sino que también espera que le obedezcamos. Nuestra obediencia en asuntos de dinero lo glorifica. El Señor quiere que tengamos presente esto para hacer su obra, satisfacer necesidades básicas, y disfrutar de cosas buenas.
Así que, en este nuevo año, haga estas tres preguntas al Señor: ¿Cuánto quieres que designe para tu obra? ¿Qué porcentaje debe ser para satisfacer mis necesidades básicas y las de otras personas? ¿Cuánto quieres que utilice para mi satisfacción personal?
Si aceptamos que Dios es el dueño de todo, que somos administradores de su dinero, y que nuestros recursos deben ser utilizados para glorificarlo, estaremos satisfechos con lo que nos diga en cuanto a cómo utilizar el dinero que tenemos. ¿Qué tan satisfecho está usted?
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