Mateo 7.7-11
Muchas veces, los creyentes ven al Todopoderoso como un gran Santa Claus en el cielo: pensamos en nuestras oraciones, no como peticiones, sino como exigencias. Si Dios no nos da lo que le pedimos, tenemos entonces una crisis de fe, creyendo que Él ya no nos responde. El problema está en que no entendemos bien las tres respuestas que da Dios a la oración:
Sí. ¡Nos encanta esta respuesta! No hay nada tan estimulante o que inspire más la fe que el ver cómo el Señor mueve montañas para darnos lo que una vez veíamos como imposible.
No. Aquí es donde comienzan nuestros problemas. Pero tenemos que aceptar el hecho de que Dios también responde “no” a nuestras preguntas. No porque Él sea avaro o indiferente, sino todo lo contrario. Él es generoso, amoroso, y se preocupa por sus hijos. Mateo 7.11 no dice que Dios dará “todo a quienes le pidan”, ¿verdad? No. Dice que el Padre celestial dará lo que sea bueno para aquellos que le pidan. Muchas veces, dar “cosas buenas” significa que Dios nos niegue lo que Él sabe que no es bueno para nosotros.
Espera. Esta respuesta puede ser aun más dura que un “no” directo. Lo que sucede es que algunas cosas que pueden ser buenas, no son buenas para nosotros hoy. Recuerde que Dios es eterno; Él siempre lo ve todo. Por eso, si Él considera que la bendición de mañana no es una bendición hoy, nos la negará por un tiempo, hasta que estemos preparados para recibirla.
Hermano, no reaccione equivocadamente si la respuesta de Dios no es la que usted esperaba. ¡Por el contrario, alabe al Señor por responder sus peticiones de la mejor manera para su vida!
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