En el pasaje de hoy vemos a Jesucristo exaltado como Rey de reyes. Es mostrado regresando a la Tierra para buscar a su pueblo, juzgar a los impíos y establecer su reino. Cuando el cielo se abre, Cristo monta un caballo blanco en poder y gran gloria. Esta manifestación no se parece en nada a su humilde y discreta llegada a Belén como un bebé indefenso. Esta vez, “todo ojo le verá” (Ap 1.7) cuando venga a juzgar sin falta a la humanidad.
Pero el rey exaltado no viene solo. Los ejércitos del cielo, que están vestidos con el lino fino de la novia de Cristo (Ap 1.7, 8), le siguen en caballos blancos. Si usted es cristiano, puede estar seguro de que formará parte de este ejército de santos y ángeles. Esto describe el cumplimiento de la promesa que encontramos en Apocalipsis 5.10, donde dice que los creyentes gobernarán y reinarán con Él.
Un día, Jesucristo reinará literalmente en esta Tierra como Rey. Pero antes de ese día, Él viene a reinar en el corazón de cada creyente. A veces, los cristianos tratamos de mantenerlo solo en el rol de Salvador, pero la salvación es solo el comienzo de todas las bendiciones que el Señor tiene reservadas para nosotros. Solo en sometimiento y obediencia a la autoridad de Cristo, seremos transformados a su imagen y viviremos de una manera digna de sus galardones (Ap 22.12).
¿Quién es el verdadero rey de su vida en este momento? ¿Quién guía sus decisiones y dirige su camino? El Creador tiene un plan y un propósito para usted, que solo puede descubrirse cuando se vive bajo la autoridad de Cristo. Que venga su reino, y se haga su voluntad en la Tierra y en su vida.
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