El versículo de hoy presenta el propósito y los pasos necesarios para desarrollar una vida consagrada a Dios. Pablo estaba advirtiendo con urgencia a los creyentes que no se conformaran al mundo. Nuestra propensión a no ser fieles a la verdad es uno de los mayores peligros en la iglesia de hoy.
Por causa de las relaciones mundanas y el entorno, somos influenciados por personas que no andan en los caminos de Dios. El mundo nos dice que debemos ponernos en primer lugar, conseguir lo que queremos, proteger nuestros derechos y promover nuestros intereses personales por encima de los de los demás. Pero, el Señor dijo que nuestro Padre celestial nos dará lo que realmente necesitamos (Fil 4.19), que debemos olvidarnos de nosotros y seguirle (Lc 9.23), y que el humilde —no el orgulloso— será honrado (Stg 4.10).
Al mismo tiempo, Pablo nos exhorta a buscar la transformación de nuestra mente: a poner nuestros pensamientos en las cosas de arriba (Col 3.2), y a enfocarnos en lo verdadero, justo, puro y de buen nombre (Fil 4.8). Esto exige hacer ajustes en nuestra forma de ver la vida, hasta que nuestros pensamientos armonicen con los de Cristo. También debemos proteger nuestra mente con la verdad bíblica, y rodearnos de creyentes maduros que puedan alertarnos cuando empecemos a descarriarnos.
Hágase esta pregunta: ¿Estoy enfocándome en lo que es importante para el Señor, obedeciendo la Biblia y demostrando una conducta transformada? Deje que el Espíritu Santo de Dios le dé el poder para hacer los cambios necesarios que le permitan ser más como Cristo.
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