El pasaje de hoy nos anima a mantenernos conectados con Jesús. La imagen de Él como la vid y de los creyentes como los pámpanos nos ayuda a entender que sin Él nada podemos hacer. Es posible aceptar la salvación de Cristo y aun así actuar en la “carne”, abstraídos o separados de su dirección y poder. Todos los creyentes pierden el enfoque alguna vez en la vida, pero algunos se han apartado tanto que les resulta difícil ver el camino de regreso.
Si usted descubre que la lealtad de su corazón le pertenece a algo que no sea Cristo, es crucial que lo admita. Identifique qué actitudes o actividades le están alejando de Jesús. Luego, arrepiéntase y busque toda la ayuda que necesite para dejar de lado toda distracción, inseguridad, deseo mundano o cualquier otra cosa que esté alejando su atención del Señor.
Una vez que la distracción se haya ido, céntrese de nuevo en Jesús mediante la lectura de la Biblia, la oración, aprendiendo pasajes bíblicos y pasando tiempo con amigos que le animen. Después de vivir por un tiempo fuera de lo mejor de Dios, puede ser difícil disciplinarse para actuar como el Señor desea. Pero Él promete caminar a su lado para fortalecerle y suplir todas sus necesidades (Fil 4.19). Como nos exhorta Hebreos 12.1, “despojémonos de todo peso … y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
No se demore. Reconozca cualquier área, pecado o atadura que esté impidiendo que usted viva apasionadamente y con todo su ser para Cristo. Obedecer su plan —con el poder de Dios— es el camino que trae paz, gozo y contentamiento a la vida. Pida su ayuda, y comprométase a actuar. No hay nada como vivir plenamente para Dios.
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