Salmo 37.4
Ahora que tenemos una idea clara de lo que son los celos y la envidia, y de sus consecuencias, necesitamos examinar las maneras prácticas de eliminarlos de nuestra vida. Si usted ha descubierto que está siendo afectado por estos pecados, siga los siguientes pasos:
Primero, reconozca que siente envidia y celos. Con sinceridad, no permita que contaminen su mente.
Segundo, admita que está en conflicto con Dios. Este es un paso importante, ya que evitará que considere la envidia y los celos como conductas “normales” o “aceptables”.
Tercero, dé gracias a Dios por lo que Él está haciendo en la vida de la otra persona. Quizás esté efectuando una gran obra en ella. ¡Alabe a Dios por eso!
Cuarto, haga algo bueno por esa persona. Aunque parezca imposible, el hacerlo comenzará a ponerle fin a sus sentimientos negativos en cuanto a la otra persona.
Quinto, pídale al Señor que le muestre cómo ve Él a esa persona. Este es un paso muy útil, ya que nos hace valorar a la persona de la misma manera que Dios lo hace.
Sexto, enfoque su atención en lo que Dios está haciendo en la vida suya. Los planes que Él tiene para usted son tan grandes y tan importantes, como los planes que tiene para la persona objeto de sus celos.
Hay un paso más que usted debe dar: adopte la mentalidad de Salmo 37.4. Si usted se deleita en Dios y confía en que Él le bendecirá de acuerdo con su voluntad, ya no experimentará celos o envidia, porque una gran satisfacción reemplazará esos viejos
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