La lectura bíblica de hoy habla del señorío de Jesucristo. Ya sea que vivamos o muramos, lo hacemos para Cristo. Pero su soberanía no se limita a quienes lo proclaman Rey. Todo el universo está sujeto a su autoridad. En el juicio final, toda rodilla se doblará y toda lengua alabará a Dios.
En el aquí y ahora, solo unas pocas personas reconocen el señorío del Señor y buscan vivir haciendo su voluntad. El resto se niega a ver que todas nuestras concepciones humanas —como el gobierno, la cultura y la sociedad— tienen éxito o fracasan en la palma de la mano de Dios. Además, se resisten a la soberanía de Cristo. La persona que no quiere rendir su voluntad a los planes del Señor, da por sentado que ella controla su propio destino. Pero el supremo reinado de Cristo no puede ser frustrado.
Es común que las personas de esta generación crean que no hay consecuencias por rechazar el señorío de Jesucristo. Es posible que usted haya escuchado decir a las personas cosas como: “Eso del cristianismo funciona para usted, pero no es para mí. Voy a vivir a mi manera”. Pero la parábola de Jesucristo sobre las casas edificadas sobre la roca sólida y la arena ofrece una perspectiva diferente (Mt 7.24-27). Solo quienes construyen su morada en el Señor pueden soportar las conmociones de este mundo.
Ponerse de rodillas delante de Jesucristo como el Señor de su vida es la decisión más sabia que usted puede tomar. El Soberano del universo le ama y desea bendecirle todos los días de su vida. Construya su hogar eterno en la seguridad del reino de Dios, y deléitese para siempre en Él.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.