Para crear buenas amistades
Para desarrollar buenas amistades, debemos amar con abnegación.
Leer | Proverbios 17.17; 18.24
1 de enero de 2015
Génesis 2.18 contiene algunas de las primeras palabras de Dios en cuanto a su creación del ser humano: “No es bueno que el hombre esté solo”. Esta verdad sigue vigente. A lo largo de la historia, la gente ha buscado compañía, aunque a veces la atención se ha centrado en la cantidad antes que en la calidad de los amigos. Incluso, aunque tengamos cientos de ellos, podemos sentirnos solos. Las buenas amistades se crean poco a poco y con gran esfuerzo; lo cual nos da tiempo para cultivar solo un pequeño número de amigos leales. Pero son estos amigos verdaderos, no simples conocidos, quienes nos deleitarán y motivarán a lo largo de la vida.
Para desarrollar buenas amistades, debemos amar con abnegación. Dos personas comprometidas a dar sin esperar nada a cambio, cultivarán una amistad mutuamente beneficiosa. Se servirán una a otra con gusto, valorando los deseos y las necesidades de la otra persona, por encima de los deseos personales.
Sin embargo, aun en las relaciones amorosas, pueden producirse heridas emocionales y psicológicas. Todos cometemos errores. Pero, felizmente, todos los que seguimos a Jesucristo hemos experimentado el perdón genuino. Debemos, por tanto, estar preparados para pedir perdón y para perdonar.
Solo teniendo a Cristo como el modelo a seguir podemos poner empeño en el crecimiento espiritual de otra persona. Al practicar los principios bíblicos, seremos capaces de animarle a orar y meditar en la Palabra de Dios. La disposición de amar, perdonar y motivar, dará como resultado una amistad buena y placentera.
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