Friday, December 8, 2017

Pies y corazón limpios | Dr. Charles Stanley | 12/8/17

Juan 13.3-15

Puede que Israel sea una tierra polvorienta, y los pies calzados con sandalias se ensucian yendo de un lado a otro. En la antigüedad, la persona que entraba en una casa se quitaba las sandalias y se lavaba los pies. O si los dueños de casa eran ricos, los sirvientes eran quienes se los lavaban. Esta desagradable pero necesaria tarea le tocaba al sirviente que tenía la jerarquía más baja en la casa. Imagínese la sorpresa de los discípulos cuando el Hijo de Dios tomó el papel de un humilde sirviente para arrodillarse a lavar sus pies. La necesidad de este servicio era enorme, ya que habían estado viajando por un tiempo. Pero nadie se había ofrecido para hacerlo.

Pero Jesús hizo algo más que cubrir una necesidad: dio una lección. Como Él explicó: “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Jn 13.15 NVI). Algunas iglesias han interpretado erróneamente esto, haciendo del lavado de pies una ordenanza. Pero uno puede limpiar la piel de otra persona, sin pensar en el significado de la acción de Cristo.

En realidad, la acción en sí no es el punto principal; la actitud es lo que cuenta. Cristo desea que estemos dispuestos a humillarnos para servir a los demás. Él está buscando hombres y mujeres que dejen de lado el orgullo, la posición y el poder para hacer lo que sea necesario, dondequiera que haga falta, y en favor de quienes necesiten ayuda.

Jesús realizó sus más grandes y humildes actos de servicio en menos de veinticuatro horas. Lavó pies sucios, usando las dos manos que serían traspasadas por los clavos el día siguiente. La enseñanza aquí es que toda tarea que Dios nos da es importante para su reino.

Thursday, December 7, 2017

El modelo de servicio | Dr. Charles Stanley | 12/7/17

Mateo 20.25-28

Según la manera de pensar del mundo, los hombres importantes son lo que tienen autoridad, prominencia y poder. Sin embargo, aunque Jesucristo tenía todo eso, lo dejó para convertirse en siervo (Is 42.1; Fil 2.7).

El Señor Jesús se entregó por completo para cumplir el plan de redención de su Padre, a pesar de que los beneficiarios, es decir, nosotros, no éramos dignos. Dios es santo y justo, y no puede estar en presencia del pecado. Por tanto, tiene que separarse de quienes están manchados por este. Lo cual incluye a toda la humanidad (Ro 3.23).

Todos nacemos cautivos de los deseos de la carne (Ro 6.16-18). Cuando alguien dice que está viviendo de acuerdo con “sus propias reglas”, en realidad está al servicio de lo que le apetece a su naturaleza humana. El castigo por ese falso sentido de libertad es la condenación (Ro 6.23).

El acto supremo de servicio del Señor Jesús fue dar su vida en rescate por muchos (Mt 20.28). La palabra rescate se refiere al precio pagado para liberar a alguien —Cristo compró voluntariamente nuestra libertad. Había solo una manera de que Dios pudiera quitar nuestra culpa y permanecer fiel a su propia ley: que alguien sin pecado pagara nuestra deuda de pecado.

El sacrificio de Jesús nos salvó de la condena que merecíamos. En cambio, recibimos el regalo de la gracia, y hemos sido declarados inocentes. Además, pasamos de ser esclavos, ¡a ser hijos del Todopoderoso! Jesús cumplió el propósito del Padre con fidelidad. Renunció a su derecho para llevar el peso de nuestra iniquidad. El Salvador no se reservó nada para sí y, por tanto, estableció un poderoso ejemplo de servicio que debemos imitar.

Wednesday, December 6, 2017

Para caminar en la luz | Dr. Charles Stanley | 12/6/17

5:1-17 Efesios

Si alguna vez se ha quedado sin electricidad por la noche, sabe lo difícil que puede ser orientarse hasta donde pueda encontrar una linterna o una vela. Piensa que está dirigiéndose a una puerta, pero de repente choca contra una pared. Así era nuestra vida antes de conocer la Luz del Mundo. En realidad, ni siquiera sabíamos lo real que era la luz, y nos habíamos acostumbrado cómodamente a la oscuridad, porque ella nos impedía ver lo pecaminosos que éramos.

Pero ocurrió algo asombroso cuando finalmente creímos el evangelio, nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Fuimos rescatados del dominio de las tinieblas y trasladados al reino de la Luz. Y ahora Jesucristo, la Luz del Mundo, ha venido a habitar en nosotros (Col 1.13, Ef 3.17). Entonces, ¿cómo deben vivir los seguidores de Cristo? El pasaje de hoy describe tres responsabilidades básicas:

1. Andar en amor (Ef 5.1, 2). Así como el Salvador nos amó, también nosotros debemos amar a los demás. Si estamos en conflicto con nuestros hermanos en Cristo, no podemos decir que estamos caminando en la Luz (1 Jn 1.7).

2. Abstenerse del pecado (Ef 5.3-7). Los creyentes no están exentos de pecado, pero no practican habitualmente las obras de las tinieblas.

3. Saber lo que agrada a Dios (Ef 5.8-17). El fruto de la Luz es bondad, justicia y verdad. Estas cualidades se muestran en nuestro carácter, conversación y conducta cuando vivimos de verdad nuestra fe.

Que nuestro objetivo sea acercarnos cada vez más a la Luz, permitiendo que Cristo nos muestre cualquier área de oscuridad para que podamos reflejar su gloria y su bondad.

Tuesday, December 5, 2017

Alabanza al Cordero de Dios | Dr. Charles Stanley | 12/5/17

Apocalipsis 5.1-12

En el cielo hay adoración y alabanza incesantes a Dios. Apocalipsis 4 y 5 describen la visión de Juan, en la que cuatro seres vivientes proclamaban la santidad de Dios día y noche. El apóstol oyó a 24 ancianos responder con una declaración de la dignidad de Dios (Apocalipsis 4.8-11). Escuchó mientras cantaban un nuevo cántico de alabanza, declarando que el Cordero de Dios había comprado hombres para Dios; y luego vio a multitudes de ángeles proclamando los méritos y la dignidad de Jesús (Apocalipsis 5.9-12).

¿Qué había en el Señor Jesús que motivó esa adoración tan sincera? Lo que Él es, lo que ha hecho y lo que hará. Él es...

Dios el Hijo, que dejó de lado su divinidad para rescatarnos (Fil 2.6, 7).
El Salvador que se humanó y murió para que pudiéramos ser salvos (Fil 2.8).
El Único que nos reveló a Dios el Padre (Jn 14.9).
El Hijo del hombre, que escogió identificarse con nosotros por su gran amor (Jn 1.14; 15.13).
El Cordero de Dios, que quitó los pecados del mundo (Jn 1.29).
El León de Judá, que regresará como el juez, gobernante y autoridad sobre todo (Ap 5.5).
Estos mismos atributos deben motivar nuestra alabanza y adoración a Jesús. Pídale al Señor que le ayude a establecer un patrón de alabanza y de respuesta en adoración cada vez que piense en Él. La música celestial debe ser cantada por los redimidos en la Tierra para que todo el mundo les escuche.

Monday, December 4, 2017

Predicar como Pedro | Dr. Charles Stanley | 12/4/17

Hechos 2.14-42

El primer sermón de Pedro puede relatarse en menos de tres minutos. Compartir el evangelio no necesita ser largo o complicado. El mensaje de Pedro contiene una fórmula que podemos usar:

Preparación. El discípulo se basó fuertemente en las Sagradas Escrituras para argumentar a favor de Cristo. Pero Pedro sabía que había otro elemento importante: después de haber recibido el poder para proclamar el evangelio en diversas lenguas, debió de haberse dado cuenta de la importancia del Espíritu Santo. No importa lo convincente que pueda ser el mensaje de una persona, es solo el Espíritu Santo quien puede abrir las mentes y los corazones incrédulos.

Los atributos y el propósito del Salvador. Pedro identificó a Jesús como el Hijo de Dios. Citó las “maravillas, prodigios y señales” que certificaban que Él era el Mesías prometido (Hechos 2.22). Luego el discípulo hizo clara la misión de Jesús en la Tierra: morir por los pecados de la humanidad.

Una invitación personal. Pedro no tuvo temor de condenar a su auditorio. A “Éste… ustedes lo mataron, clavándolo en la cruz”, dijo (Hechos 2.23 NVI). El nuevo predicador se aseguró de que los oyentes conocieran su responsabilidad en la muerte del Mesías, pero también les dio la maravillosa noticia de que Cristo estaba vivo. Los que creyeron fueron invitados a arrepentirse y a ser bautizados en el nombre de Jesús. Ningún mensaje del evangelio está completo sin decir a las personas cómo pueden ser salvas.

Testificar a los demás puede ser intimidante. Pero si usted es fiel y está preparado, compartir su fe valdrá la pena, no importa cuál sea el resultado.

Biblia en un año: 2 Corintios 9-13

Friday, December 1, 2017

Cómo encontrar satisfacción | Dr. Charles Stanley | 12/1/17

Filipenses 4.11-13

Dios nos ha dado muchas cosas para que las disfrutemos.  Pero, con frecuencia, vivimos llenos de agitación en vez de satisfacción. Cuatro prácticas que generan insatisfacción son:

1. El ajetreo. Vivimos corriendo de una actividad a otra. Jesús no se apresuraba por nada, y aun así realizó lo que su Padre le mandó a hacer. Ni una sola vez dijo a sus discípulos que anduvieran más rápido. Incluso, elogió a María por haber decidido pasar tiempo con Él (Lc 10.39, 42).

2. La perspectiva terrenal. Muy a menudo, vivimos enfocados en nuestras circunstancias. Nuestras mentes piensan en las actividades de la semana, del mes o del año próximo. Con razón, el deleite de la vida sigue siendo escurridizo. La solución es tener una perspectiva eterna que reconozca que Dios tiene el control y que nuestro objetivo es complacerlo.

3. La presión autoimpuesta. Todos hemos experimentado las cargas inevitables de las responsabilidades. Pero nos imponemos presiones innecesarias cuando dejamos que el “tienes que” y el “debes” nos gobiernen. El remedio es acudir a Dios, reconocer el derecho que Él tiene de decirnos lo que debemos hacer y pedirle que nos indique su plan.

4. Actitudes poco saludables. El perfeccionismo, el sentimiento de culpa y la falta de entusiasmo debilitan nuestro deleite de la vida.

La satisfacción se halla en una vida que refleje las prioridades de Dios —y pasar tiempo con Él es lo primero. Al leer su Palabra, nos volvemos conscientes del gran amor del Padre, aprendemos lo que Él considera importante y experimentamos el gozo de pertenecer al Señor.

Thursday, November 30, 2017

Cristo: La fuente de paz | Dr. Charles Stanley | 11/30/17

Colosenses 1.15-20

Antes de conocer a Jesucristo, nuestra vida estaba llena de maldad e incredulidad (Ro 1.18; 2.5, 8). Al igual que nuestro mundo lleno de contienda, clamábamos por paz y tratábamos de encontrarla, pero nuestros esfuerzos fracasaban.

Cuando pusimos la fe en el Salvador, todo eso cambió. Fuimos rescatados del dominio de las tinieblas y trasladados al reino de Cristo (Col 1.13). Cada uno de nuestros pecados —pasados, presentes y futuros— fue perdonado. La justicia divina fue satisfecha por el sacrificio de Cristo, y la ira de Dios sobre nosotros fue quitada. Nos convertimos en nueva creación, lavados por la sangre del Señor Jesús (2 Co 5.17).

Ahora que el poder del pecado sobre nosotros ha sido roto, podemos vivir en armonía con Dios. Él envió al Espíritu Santo para que sea nuestro guía, ayudándonos a experimentar la paz de Cristo (Ro 8.6). También podemos esperar la eternidad en el cielo, donde abundan la justicia, la paz y el gozo (Ro 14.17).

La historia del regreso del hijo pródigo es una ilustración de nuestra reconciliación con el Señor (Lc 15.11-32). El hijo había decidido dejar a su padre, para vivir agradándose a sí mismo. Arrepentido, regresó finalmente al hogar; su padre lo recibió con gozo y lo perdonó, y hubo armonía entre ellos. Dios ha hecho todo esto por nosotros.

Nuestra unidad con el Padre celestial tuvo un gran precio: el sacrificio de su Hijo unigénito. Cristo dio su vida por nosotros, para que pudiéramos ser reconciliados con Dios (Col 1.20). La vida cristiana debe dar testimonio de que el Señor Jesús es la fuente de nuestra paz.

Wednesday, November 29, 2017

La paz con Dios | Dr. Charles Stanley | 11/29/17

Romanos 5.1-2

Un día le pregunté a una camarera que me servía a la mesa. “Si usted pudiera pedirle algo a Dios, ¿qué le pediría?” Su respuesta fue inmediata: “Quiero sentir paz”. Con lágrimas en los ojos, me dijo que su abuela había muerto y esto la tenía turbada emocionalmente.

Muchos en nuestro mundo son como esa joven; desean tener paz interior, pero no tienen ninguna relación con el Señor. Muchas veces, las personas buscan satisfacción intentando mejorar su aspecto, su condición física, su situación económica, o su nivel social —o consumiendo drogas. Pero tales cosas no pueden dar paz al corazón o a la mente. Solo una relación con el Señor Jesús conduce a una paz verdadera.

Antes de ser salvos, éramos esclavos del pecado y vivíamos enfrentados a Dios (Col 1.21). Nuestras rebeliones habían creado una barrera entre Él y nosotros, que no podíamos cruzar con nuestras propias fuerzas. Sin la intervención de Dios, no podríamos haber encontrado el sendero de la paz. Pero nuestro Padre celestial dio la solución perfecta para nuestro problema del pecado. Envió a su Hijo para que Él pagara por nuestras transgresiones y eliminara la separación que había entre Dios y nosotros.

Cuando pusimos la fe en Cristo como nuestro Salvador, fuimos reconciliados con Dios (Ro 5.10). En Cristo, tenemos paz para con el Padre.

Nuestro Dios trino ha dado todo lo necesario para que tengamos paz interior. El Padre celestial nos abrió el camino para que seamos parte de su familia. Jesús ofrece su paz para que podamos experimentar serenidad (Jn 14.27). Y el Espíritu Santo cultiva el fruto de la paz en nuestra vida (Ga 5.22).

Tuesday, November 28, 2017

Herederos de una gran herencia | Dr. Charles Stanley | 11/28/17

Efesios 1.9-14

¿Sabía usted que es heredero de una riqueza inimaginable que nunca se desvanecerá? Si ha creído en Cristo, Dios le tiene una herencia reservada en el cielo. De hecho, Él dice que ya se le ha dado (Efesios 1.11). Su derecho a esta fortuna no se basa en nada de lo que haya hecho, sino en quién es. Si usted pertenece a Cristo, ella le pertenece y le será revelada en el tiempo postrero (1 Pedro 1.4, 5).

Nadie puede quitarnos nuestra herencia, porque Dios la ha garantizado al sellarnos con su Espíritu Santo. La operación ha concluido, y solamente espera la consumación final cuando todo estará bajo el dominio de Cristo. Este sello demuestra su propiedad y autoridad sobre nosotros, y un día llegará nuestra plena redención.

Desde luego, todos queremos saber lo que vamos a heredar. Gran parte de la herencia está más allá de nuestra comprensión limitada, pero la Biblia nos da algunas pistas. Una parte implicará la transformación de nuestro cuerpo y alma. El objetivo para el cual Dios nos predestinó se realizará cuando estemos de pie delante de Él, conformados a la imagen de su Hijo (Ro 8.29; 1 Jn 3.2). Y estos cuerpos débiles y perecederos se transformarán en cuerpos poderosos y gloriosos que estarán libres del pecado y de la muerte (Fil 3.20, 21).

¿Por qué ha hecho el Señor todo esto para nosotros? Para poder mostrarnos por toda la eternidad “las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2.7). Por amor y gratitud a esa bondad tan sorprendente, dediquemos cada día a vivir para Él.

Wednesday, November 22, 2017

Un mandamiento difícil | Dr. Charles Stanley | 11/22/17

1 Tesalonicenses 5.16-18

Muchos mandamientos divinos parecen perfectamente razonables. Con los Diez Mandamientos, por ejemplo, entendemos fácilmente por qué Dios prohíbe el adulterio, los ídolos y el asesinato. Pero, en otras partes, Él da instrucciones que no parecieran lógicas. Veamos por qué nos llama a la tarea, al parecer más allá de la razón, de dar gracias en todo.

La Biblia enseña claramente que dar gracias debe ser un estilo de vida, no algo accidental (Sal 92.1, 2; Fil 4.6, 7). El problema es que, con frecuencia, no nos sentimos agradecidos, particularmente cuando enfrentamos circunstancias dolorosas. En realidad, expresar gratitud por una mala noticia parece algo absurdo. Sin embargo, lo que parece lógico para la mente humana, no puede competir con el conocimiento de Dios en cuanto a lo que es mejor para sus hijos. Por eso, podremos ser felices solo si decidimos dar gracias por todo lo que Él envíe a nuestro camino o permita que suceda.

El Señor sabe que la gratitud afecta poderosamente al creyente. Las pruebas pueden dejarnos sintiéndonos aislados, pero dar gracias a Dios por su cuidado o provisión todo el tiempo, nos recuerda su presencia constante. Al reconocer que Él tiene el control, podemos someter nuestra voluntad a la suya. Aunque nuestras circunstancias puedan seguir siendo las mismas, nuestra actitud es transformada divinamente por medio de la confianza en el Señor.

Dios tiene un propósito para cada circunstancia que permite en nuestra vida, y la gratitud nos debe motivar a tratar de descubrir ese propósito. En el tiempo perfecto de Dios, el plan divino será revelado, y entonces podremos decir con corazón sincero: “¡Gracias, Señor!”

Tuesday, November 21, 2017

Causas de la rebelión | Dr. Charles Stanley | 11/21/17

Romanos 6.12-14

A los ojos de Dios, cualquiera que peca es rebelde, y Romanos 3.23 nos dice que todos somos pecadores. Ahora bien, es comprensible que un incrédulo decida actuar sin tener en cuenta la enseñanza bíblica. Pero, ¿qué de los que hemos dedicado nuestra vida a obedecer a Cristo? ¿Qué nos hace apartarnos de la voluntad de nuestro Padre celestial?

Hay dos tendencias humanas muy fuertes que llevan a la desobediencia: la duda y el orgullo. Ambas pueden ser peligrosamente engañosas.

La duda es la lucha mental sobre si creer o no las promesas de Dios. Desde nuestra limitada perspectiva, no entendemos cómo trabaja el Señor. A veces, su manera de actuar no parece ser el camino correcto; por eso, para obedecer debemos actuar por fe. Podemos sentir como si nos estuviéramos lanzando desde un precipicio, confiando en la cuerda invisible de Dios que nos sostiene.

El orgullo es el pecado que llevó a Satanás a caer del cielo, y es un obstáculo engañoso para el cristiano, también. Todo lo que hagamos motivados por el orgullo es rebeldía contra Dios. Sea cuál sea la causa, el pecado lleva a la muerte. El camino de Dios es la única vía que conduce a la satisfacción, la paz y la vida.

El enemigo quiere atraernos con la duda y el orgullo: creemos que ambos están bien y los justificamos desde nuestra perspectiva. Pero debemos seguir las sabias palabras de Josué: “Escogeos hoy a quién sirváis … pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos 24.15).

Friday, November 17, 2017

Cuando enfrentemos las montañas de la vida | Dr. Charles Stanley | 11/17/17

Zacarías 4.1-10

El pasaje de hoy describe una visión que Dios le dio a Zacarías. En ella, la montaña es una ilustración de una barrera o un obstáculo. Podemos preguntarnos lo que pueden enseñarnos estos extraños sueños hoy en día; pero, aunque las imágenes son extrañas, los principios siguen siendo significativos para nuestra vida.

Zorobabel, líder de Judá, y un grupo de 50.000 personas habían sido liberados por los babilonios para regresar a Jerusalén después de estar cautivos. Aquí, el pueblo de Dios comenzó a reconstruir los muros del templo, pero fueron atacados por los que vivían en las cercanías. Por tanto, el pueblo se desanimó y estuvo dispuesto a darse por vencido.

En el versículo 6, Dios le recordó a Zorobabel, por medio de Zacarías, que el avance se logra “no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. En otras palabras, cuando Dios nos llama a una tarea, Él mismo asume la responsabilidad de eliminar los obstáculos. Luego el Señor pregunta: “¿Qué eres, oh gran monte?” (Zacarías 4.7). No quedaría más que una llanura una vez que Él actuara por medio de Zorobabel.

No debemos enfrentar las tareas, al parecer insuperables, con nuestras propias fuerzas. En vez, debemos confiar en el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. Somos como el candelero que debía mantenerse ardiendo en el templo. En el sueño de Zacarías, los olivos a cada lado del candelero estaban derramando aceite en su recipiente, sin ninguna ayuda de los sacerdotes. El Espíritu Santo estaba actuando como los olivos; Él era la promesa de Dios de ayudar al pueblo desanimado. Nosotros, también, podemos confiar en que el Señor nos ayudará cuando enfrentemos cualquier clase de obstáculo.

Wednesday, November 15, 2017

El buen uso del tiempo | Dr. Charles Stanley | 11/15/17

Mateo 25.14-28

Como dice el pasaje de hoy, el Señor nos da capacidades y recursos, y desea que los usemos bien. Uno de estos regalos es el tiempo.

Para manejar bien nuestros días, debemos revisar el día que acabamos de vivir: ¿Qué actividades elegimos? ¿Cuánto tiempo tomó cada una? ¿Cuáles fueron los resultados? Esta disciplina revelará qué es lo más importante para nosotros.

Al mirar de cerca nuestras evaluaciones, podemos determinar lo que guía nuestras decisiones en cuanto al uso del tiempo. Algunas personas simplemente reaccionan la mayor parte del día a circunstancias. Saltan de una cosa a otra, respondiendo llamadas telefónicas, reorganizando estantes, o haciendo cosas que se les presenten en el momento. Pero este estilo de vida no es bueno.

Otras personas usan su tiempo de acuerdo a sus deseos. Quieren relajarse, por lo que al llegar a casa se dedican a ver televisión, o a disfrutar de un pasatiempo. Tales deseos no son malos, pero no deben guiar la mayor parte de nuestras acciones.

Felizmente, también hay personas que viven de acuerdo con lo que consideran importante. Amar a Dios y servir a los demás, por ejemplo, son dos valores bíblicos que deben determinar lo que hagamos con nuestro tiempo.

Si usted hace una lista de sus actividades y calcula el tiempo que le dedica a cada una durante la semana, se sorprenderá al ver cuáles tienen más peso.
Cada momento es un regalo; por tanto, aparte unos minutos cada noche para planificar. Después, reexamine la manera cómo utilizó las últimas 24 horas. Esto le ayudará a vivir con propósito.

Monday, November 13, 2017

Las tres respuestas de Dios a la oración | Dr. Charles Stanley | 11/13/17

Mateo 7.7-11

Muchas veces, los creyentes ven al Todopoderoso como un gran Santa Claus en el cielo: pensamos en nuestras oraciones, no como peticiones, sino como exigencias. Si Dios no nos da lo que le pedimos, tenemos entonces una crisis de fe, creyendo que Él ya no nos responde. El problema está en que no entendemos bien las tres respuestas que da Dios a la oración:

Sí. ¡Nos encanta esta respuesta! No hay nada tan estimulante o que inspire más la fe que el ver cómo el Señor mueve montañas para darnos lo que una vez veíamos como imposible.

No. Aquí es donde comienzan nuestros problemas. Pero tenemos que aceptar el hecho de que Dios también responde “no” a nuestras preguntas. No porque Él sea avaro o indiferente, sino todo lo contrario. Él es generoso, amoroso, y se preocupa por sus hijos. Mateo 7.11 no dice que Dios dará “todo a quienes le pidan”, ¿verdad? No. Dice que el Padre celestial dará lo que sea bueno para aquellos que le pidan. Muchas veces, dar “cosas buenas” significa que Dios nos niegue lo que Él sabe que no es bueno para nosotros.

Espera. Esta respuesta puede ser aun más dura que un “no” directo. Lo que sucede es que algunas cosas que pueden ser buenas, no son buenas para nosotros hoy. Recuerde que Dios es eterno; Él siempre lo ve todo. Por eso, si Él considera que la bendición de mañana no es una bendición hoy, nos la negará por un tiempo, hasta que estemos preparados para recibirla.

Hermano, no reaccione equivocadamente si la respuesta de Dios no es la que usted esperaba. ¡Por el contrario, alabe al Señor por responder sus peticiones de la mejor manera para su vida!

Friday, November 10, 2017

Tres maneras de pensar bien | Dr. Charles Stanley 11/10/17

Filipenses 4.4-9

Todos queremos tener paz y alegría en los momentos difíciles; sentirnos seguros y con la confianza de que el Padre celestial nos ama. Pero, muchas veces, no experimentamos tales cosas por las preocupaciones y otras presiones.

Existen tres maneras de controlar nuestros pensamientos:

Filtrándolos. Imagínese que hay un sistema de red que protege su mente, y que todo lo que usted piense debe primero pasar por él. Si ha creado su filtro basándose en la Palabra de Dios, cualquier idea no bíblica que trate de introducirse activará una alarma de advertencia. Puede chequear cada pensamiento haciéndose algunas preguntas: ¿Cuál es su fuente? ¿A dónde me llevará? ¿Es bíblicamente sano? ¿Va a edificarme o a derribarme? ¿Puedo compartir esto con otra persona? ¿Me hace sentir culpable? ¿Encaja con quien soy como seguidor de Jesucristo?

Seleccionándolos. Dios le ha dado el derecho y el poder para decidir si aceptará o no un pensamiento. Cada vez que una opinión o una enseñanza lleguen a su filtro, puede resolver dejarlas pasar o descartarlas. Si la idea no le parece ni mala ni buena, las mismas preguntas anteriores podrán ayudarle a saber qué hacer después.

Cultivándolos. Aceptar los buenos pensamientos (y rechazar los malos) no es suficiente. Necesitamos meditar en las ideas que se alineen con la Palabra de Dios, y después comenzar a ponerlas en práctica.

Permita que Dios se derrame en su vida y que reine en su mente. Al hacerlo, verá cambios impresionantes.

Thursday, November 9, 2017

¿Quién controla nuestros pensamientos? | Dr. Charles Stanley | 11/9/17

Colosenses 3.1-3

¿Alguna vez ha luchado usted con pensamientos que sabe que no debería tener? Tal vez, a veces, permiten que su mente se desvíe hacia el resentimiento, el orgullo, los deseos pecaminosos o la ira, actitudes y sentimientos que usted sabe que no son buenos. ¿Cómo tiende a responder cuando eso sucede?

Vivimos en un tiempo y una cultura que continuamente bombardean nuestra mente con información, por medio de programas de radio y televisión, películas, periódicos e Internet. A veces, el mensaje es bueno, pero a menudo no lo es. Y la verdad es que nuestro pensamiento nos afecta más de lo que podemos darnos cuenta, moldeándonos en lo que nos estamos convirtiendo. Los pensamientos tienen como fruto las acciones; las acciones, los hábitos; los hábitos, el carácter; y nuestro carácter, nuestro destino.

En la lectura de hoy, el apóstol Pablo insta a los creyentes a “seguir buscando”. En otras palabras, necesitamos buscar a Cristo y continuamente fijar nuestra mente en las cosas de arriba. La Biblia nos asegura que podemos controlar los pensamientos confiando en el Señor (vea 2 Co 10.5) Si buscamos la ayuda de Dios en nuestra manera de pensar, Él moldeará nuestro corazón, y cambiará nuestra atención de cosas materiales e impías, a valores más saludables y espirituales (Fil 4.8).

En el momento que depositamos nuestra fe en Jesús, nos convertimos en personas nuevas. En esto se basa la capacidad de pensar correctamente (es decir, de pensar más como Cristo) y, por tanto, de tomar decisiones sabias en la vida. Esto no significa que siempre tendremos pensamientos rectos, pero sí el poder por el Espíritu Santo de dirigir nuestra mente en la dirección celestial.

Wednesday, November 8, 2017

Amados, pero perdidos | Dr. Charles Stanley | 11/8/17

Juan 3:16-19

Por la fe en el Señor Jesús, pasamos de nuestra condición perdida a la adopción en la familia de Dios. A menos que pongamos nuestra fe en Cristo, nos enfrentamos a la separación permanente del Padre celestial. En el día del juicio, el destino eterno de cada persona será determinado según su estado espiritual. Los miembros de la familia de Dios vivirán en el cielo con Él. Pero quienes permanezcan ciegos a la verdad divina, que se encuentra solamente en Cristo, serán enviados a una vida de tormento eterno (Ap 20.12-15).

Muchas personas tienen problemas para compaginar esta enseñanza con el concepto de un Dios amoroso. Razonan que el amor no condenaría a nadie al tormento. La verdad es que el Padre celestial desea la reconciliación con el hombre, no la separación. Su amor por nosotros lo motivó a darnos todo lo que necesitamos para recibir perdón y así reconciliarnos con Él. La persona tiene la alternativa de rechazar o aceptar la provisión de Dios de Jesús como el remedio al problema del pecado. Una persona no salva no puede culpar a Dios por su estado eterno; su sufrimiento se deberá a su rebeldía contra el Señor.

Otra objeción común es “El amor debe aceptar a la persona, basándose en su moralidad y sus buenas obras”. Este argumento da por sentado que Dios pasa por alto el pecado, y que basa su decisión en la conducta de la persona. Pero, por Él ser santo y justo, no permitirá que el pecado quede impune. No obstante, por su gran amor, proveyó un medio para que nuestra deuda de pecado fuera pagada, por medio de la muerte expiatoria de Jesucristo.

Dios no actúa con favoritismo. Él brinda su amor a todo el mundo perdido, e invita a todos a venir a Él por medio de la fe en su Hijo Jesucristo.

Tuesday, November 7, 2017

¿Quiénes son los “perdidos”? | Dr. Charles Stanley | 11/7/17

Lucas 19.1-10

Zaqueo trabajaba como jefe de los recaudadores de impuestos para el gobierno romano, y por su profesión era despreciado por sus coterráneos judíos. Cuando Jesús lo descubrió y le pidió visitar su casa, la multitud quedó consternada: el Señor se estaba relacionando con alguien cuya conducta le hacía pecador a los ojos de ellos. El Salvador respondió: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc 19.10).

La palabra perdido es un término bíblico que se utiliza para describir la situación espiritual de toda persona que todavía no ha recibido a Jesucristo como Salvador personal. En ese estado, una persona está separada de Dios: hay vida física, pero no conexión espiritual con el Padre celestial. Perdido no tiene nada que ver con la ubicación física; se refiere a falta de vida espiritual (Ef 2.1), cuando la mente está ciega a la verdad de Dios.

La humanidad se convirtió en pecadora por la acción desobediente del primer ser humano: Adán. Cuando él apoyó el plan de Eva y desobedeció a Dios, su naturaleza se volvió rebelde, y todas las generaciones a partir de entonces han heredado sus tendencias carnales pecaminosas. Toda persona nace en este mundo con una naturaleza que no busca a Dios (Ro 5.12).

Zaqueo era pecador por su condición perdida, no por su codiciosa profesión. La buena conducta no nos hace cristianos, ni la mala nos descalifica. El recaudador de impuestos recibió la salvación por su fe en Jesús. Al confiar en Cristo como Salvador, nosotros, al igual que Zaqueo, ya no estamos perdidos; somos hechos espiritualmente vivos. ¡Aleluya!

Monday, November 6, 2017

Resistir los apetitos carnales Dr. Charles Stanley | 11/6/17

Efesios 2.1-7

El Espíritu Santo guía a los creyentes a tomar decisiones sabias y correctas. Pero cuando los cristianos no escuchan, pueden elegir seguir lo que corresponde a la carne.

Después de que la serpiente habló a Eva, ella, sin duda, le dio una buena mirada al árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2.17; 3.3, 6). No importa lo que hubiera pensado antes del árbol, ahora lo veía con nuevos ojos —con ojos enfocados en la carne. Génesis 3 nos dice que el árbol prohibido atrajo a Eva de tres maneras: 1) era bueno para comer, 2) agradable a los ojos y 3) codiciable para alcanzar sabiduría.

Es decir, podía satisfacer tres deseos humanos legítimos: de comida apetitosa, de belleza y de sabiduría. No hay nada de malo en estos deseos dados por Dios. El Señor había creado una diversidad de alimentos, y una tierra repleta de vistas impresionantes para que la humanidad pudiera disfrutar de ellas. Él también da el Espíritu Santo como una fuente de su verdadero conocimiento y sabiduría. De hecho, es el Espíritu quien enseña a los creyentes a mantener bajo control y en equilibrio los apetitos carnales.

Por su parte, Satanás se esfuerza por pervertir los deseos sanos. Aborrece ver satisfechos los apetitos de las personas. Lo que quiere es ver que la persona sienta el deseo de tener algo bueno, hasta ser controlada por el deseo de tenerla.

El diablo se alegra cuando las personas se convierten en esclavas de un deseo que, en el contexto adecuado, el Señor quiso que disfrutaran con libertad. El creyente que anda en el Espíritu Santo prefiere los deseos que están dentro de los límites impuestos por Dios. Es así como recibimos lo mejor de Él.

Friday, November 3, 2017

La gracia suficiente | Dr. Charles Stanley | 11/03/17

2 Corintios 12.7-10

“Creí que la vida cristiana sería más fácil”. ¿Ha pensado usted de esa manera? A veces, llegamos a la familia de Dios con la idea de que el Padre celestial arreglará todos nuestros problemas, y que se dedicará a nuestra felicidad y bienestar. Sin embargo, esa no es la realidad que vemos en la Biblia. Pablo fue un hombre a quien el Señor utilizó enormemente, pero su vida no fue nada fácil.

De hecho, en cierto momento, el apóstol pensó que su dolor era una carga demasiado pesada, y le rogó a Dios que se lo quitara. No hay nada de malo en pedirle al Señor que alivie nuestro sufrimiento; pero, ¿cuál debe ser nuestra respuesta si Él no lo hace? Pablo probablemente no imaginó que su experiencia quedaría registrada en la Biblia para consolar y guiar a los creyentes a lo largo de los siglos. La promesa que Dios le dio se aplica también a nosotros: “Bástate mi gracia” (2 Co 12.9).

La gracia de Dios podría definirse como su provisión en el momento de nuestra necesidad. El problema es que, a veces, no parece que el Señor está realmente respondiendo a ella. Pero Él ve las deficiencias, los resultados y las complicaciones que nosotros no vemos. Sus propósitos implican el crecimiento espiritual, moldearnos para ser más como Cristo y fortalecer nuestra fe. Y las pruebas juegan un papel vital en la consecución de estos objetivos.

Lo importante es cómo reaccionemos. Si lo único que usted quiere es alivio, podría terminar lleno de ira y dudas. Pero si su deseo es llegar a ser la persona que Dios quiere que sea, verá cada prueba como una oportunidad para que Cristo refleje su naturaleza en usted, y le fortalezca.

Wednesday, November 1, 2017

La pasión por obedecer | Dr. Charles Stanley | 11/1/17

Juan 14.15

Para un sermón que prediqué hace varios años, escribí una lista de puntos y lo titulé “La evolución de la pasión por obedecer a Dios”. Esa pasión no surge completamente en el momento de la salvación. Es verdad que iniciamos nuestra nueva vida en Cristo con el deseo de agradarle; pero eso no incluye el obedecerlo, sino que la búsqueda resuelta e intensa de su voluntad se desarrolla más lentamente.

De hecho, la primera etapa —el temor a las consecuencias de la desobediencia— escasamente se considera como temor a Dios. Pero al avanzar en nuestra fe y al comprometernos a obedecerle, llegamos con el tiempo a la etapa final, que es el amor y la devoción a Cristo.

Ir de la primera etapa a la última comienza con lo que usted puede esperar: un conocimiento mayor de Jesucristo. A medida que profundizamos en la Palabra descubrimos quién es Él y cómo es su corazón, así que comenzamos a confiar en que proveerá para nosotros. Personas como María, Moisés, David y Pablo no estuvieron satisfechos con lo que el mundo podía ofrecerles, ni tampoco lo estaremos nosotros cuando seamos testigos de la obra de Dios. Reconoceremos la sabiduría de obedecer a nuestro Padre celestial —no solo por las bendiciones que ha prometido, sino porque Él sabe qué es lo mejor para nosotros y nos ama.

¿Se encuentra usted entre el temor y la devoción a Dios? Tengo la esperanza de que se haya comprometido a obedecer a Dios y de que esté leyendo la Palabra cada día. Dios quiere que usted le dé lo mejor, porque Él le está dando lo mejor.

Tuesday, October 31, 2017

Un modelo de hospitalidad | Dr. Charles Stanley | 10/31/17

3 Juan 1.1-8

Después de leer el pasaje de hoy, ¿puede nombrar al hombre a quien Juan dirigió esta carta? Sería conveniente que tengamos en cuenta a Gayo, porque Juan lo describe como un anciano amado que andaba en la verdad, que actuaba fielmente en lo que hacía, y que amaba a los desconocidos que visitaban la iglesia.

Aunque esta carta fue escrita a Gayo alrededor del 90 d. C., la primera mención de él en la Biblia aparece más de 30 años antes, durante el tercer viaje misionero de Pablo. Era originario de Derbe, en Asia Menor, una ciudad que Pablo visitó en sus dos primeros viajes. Al parecer, Gayo dejó su hogar para acompañar al apóstol en su último viaje; durante ese tiempo fue arrestado por la predicación de Pablo (Hch 19.28-32). También formó parte de un grupo de hombres que viajó con Pablo por Macedonia (Hch 20.4).

Puesto que Gayo era un nombre común, algunos estudiosos se preguntan si la Biblia se refiere a distintos hombres con ese nombre. Pero, de cualquier manera, su hospitalidad, su amor y su fiel servicio a la iglesia son dignos de mención. En Corinto, Gayo sirvió como anfitrión de Pablo, pero también de toda la iglesia (Ro 16.23). Y seguía practicando la hospitalidad y sirviendo como anciano cuando Juan le escribió varias décadas más tarde.

La hospitalidad no es exclusiva de aquellos que les resulta fácil. Romanos 12.9-21 contiene una larga lista de instrucciones que se aplican a todos los creyentes; y entre ellos hay admoniciones de ayudar en las necesidades de los santos y de practicar la hospitalidad (Ro 12.13). Gayo es un ejemplo maravilloso para nosotros, porque estuvo dispuesto a aceptar incomodidades abriendo su hogar, tanto a creyentes conocidos como a desconocidos.

Monday, October 30, 2017

Expresiones de la bondad de Dios | Dr. Charles Stanley | 10/30/17

Lamentaciones 3:22-25

Imagínese que alguien le pregunta si Dios ha sido bueno con usted. ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza? ¿Piensa en cosas materiales como una casa o un automóvil? Esas cosas son excelentes, pero aunque no tenga ninguna señal externa de sus bendiciones, todavía puede decir que Dios ha sido bueno con usted.

La bondad de Dios se expresa por medio de su misericordia. Por lo general, hablamos de la misericordia del Señor en relación con su plan de salvación, que nos rescata de la esclavitud al pecado. Sin embargo, Dios también se interesa por nosotros cuando estamos sufriendo. El mendigo ciego Bartimeo clamó a Jesús por misericordia, y el Señor respondió sanando sus ojos (Mr 10.46-52). Nada en Bartimeo merecía misericordia, pero la naturaleza de Dios es responder a las necesidades de sus hijos amados.

La bondad de Dios se expresa por medio de su gracia. Ninguno de nosotros, no importa qué tan buen comportamiento tengamos, merece el favor de Dios. Sin embargo, puesto que no somos capaces de salvarnos a nosotros mismos, el Señor, en su bondad, tomó nuestra culpa y sufrió la pena de muerte en nuestro lugar. Al ser salvos, somos invitados a vivir por la gracia de Dios y, por tanto, a recibir constantemente su favor y su ayuda.

La bondad de Dios se expresa por medio de su amor. El Océano Pacífico, a pesar de su inmensidad, parece apenas una gota en comparación con el amor ilimitado del Señor. Ningún pecado que podamos cometer puede ponernos fuera del alcance de su amor.

¡Piense en todo lo que el Padre ha hecho por usted! Envió a su hijo Jesús a morir por sus pecados, y ahora le ofrece misericordia y gracia para vivir.

Saturday, October 28, 2017

Merece la pena esperar la voluntad de Dios | Dr. Charles Stanley | 10/28/17

Salmo 27:13-14

La disciplina de la espera es una de las más difíciles de practicar. Esto es especialmente cierto cuando el deseo de nuestro corazón está a nuestro alcance, y estamos seguros de que Dios está a punto de darnos esa bendición. Pero el Señor siempre tiene un buen propósito cuando nos pide que esperemos, aun cuando no podamos discernir su motivo por meses o incluso años. Aunque difícil, la espera es esencial para vivir en obediencia y para cosechar bendiciones.

Una de las razones principales por las que los creyentes se apartan de la voluntad de Dios y, en consecuencia, de la comunión con Él, es el deseo de actuar por cuenta propia sin recibir primero orientación divina. Cometemos este error muy a menudo al tratar de hacer algo que creemos que complacerá al Señor. Pero la manera de agradar a nuestro Padre es seguir las frecuentes exhortaciones de la Biblia en cuanto a la espera.

No obstante, es posible confundir la espera con la ociosidad. Hacer una pausa para recibir instrucciones requiere una inmovilidad consciente, es decir, la decisión de no actuar hasta que Dios nos dé dirección clara. Su plan para nuestra vida no requiere ninguna deducción de nuestra parte; Él nos dará instrucciones cuando sea el momento adecuado, así que debemos estar en oración y mantenernos en su Palabra si queremos recibir su dirección.

Esperar es difícil. No queremos quedarnos quietos cuando nuestra inclinación natural dice: “¡Agarra el premio ahora antes de que se te escape!” Pero los creyentes sabios esperan hasta haber escuchado la dirección de Dios. Solo entonces podremos seguir adelante con confianza, sabiendo que estamos caminando en su voluntad.

Friday, October 27, 2017

Testigos de Cristo | Dr. Charles Stanley | 10/20/17

Hechos 1.4-8

Testificar de Cristo puede ser algo inquietante para muchos creyentes. Aunque queramos obedecer el llamado del Señor de “Id y haced discípulos” (Mt 28.19), nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer? o ¿Qué puedo decir? Puede ser un poco intimidante pensar que tenemos que hacerlo todo. Felizmente, no estamos solos.

Vea de nuevo los versículos clave de ayer, en Mateo 28.18-20. Por saber que estaba dando una orden potencialmente embarazosa, el Señor la expresó de manera calculada. Notemos que este pasaje tiene básicamente tres componentes:

1. Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la Tierra.
2. Debemos ir a hacer discípulos.
3. Jesús estará con nosotros en cada paso del camino.

Estas palabras, junto con la promesa del Espíritu Santo en Hechos 1.8, nos revelan que la responsabilidad de hacer discípulos no es solo nuestra. Jesús no solamente está presente con nosotros, sino también derramando su poder en nosotros para que podamos ser sus testigos de una manera más efectiva, y ser sus embajadores en el mundo. El trabajo y el poder son de Él. Nosotros somos apenas instrumentos suyos para hacer su trabajo.

Dios quiere usarnos, pero no nos ha dejado el trabajo solo a nosotros. Él, que tiene todo el poder y toda la autoridad en el universo, está a nuestro lado paso a paso, y ha puesto ese poder en nosotros por medio de su Santo Espíritu. Todo lo que necesitamos lo tenemos a nuestro alcance. Lo único que tenemos que hacer es obedecer la orden de “Id”. ¿A dónde le guiará a usted esa orden hoy?

Thursday, October 26, 2017

Invertir para la eternidad | Dr. Charles Stanley | 10/26/17

Mateo 28.18-20

La vida cristiana es una vida activa dedicada a trabajar, servir, compartir y ayudar. Muchas veces pensamos que ser cristiano significa solo ir a la iglesia cada domingo por la mañana y ofrendar. Es un buen hábito, pero si esa es la totalidad de su vida cristiana, entonces debo decirle que está equivocado.

Jesucristo ha hecho el llamado a todos sus seguidores de ir al mundo y hacer discípulos, bautizarles y enseñarles. Usted dirá: “Bueno, eso es para los pastores y los misioneros”. No, no es así. Es, en realidad, la responsabilidad de todos los que invocan el nombre de Jesús.

Observe la primera palabra de Mateo 28.19. ¿Qué dice Jesús? Dice: “Id”. En palabras de hoy, está diciendo: “¡Salgan del sofá! ¡Apaguen el televisor! ¡Cierren la computadora! ¡Levántense, miren el mundo a su alrededor, y háblenle a alguien de Mí!”

No se trata de una sugerencia, ni tampoco es una palabra solo para un puñado de creyentes. Si usted ha sido salvado por la sangre de Cristo, ¡Jesús también le está hablando a usted!

Hacer discípulos no significa dejar el trabajo y convertirse en misionero a tiempo completo en un lugar remoto de la Tierra. Usted puede salir, tocar la puerta de su vecino y presentarle a Cristo. No necesita predicar sermones impresionantes a los demás, sino simplemente tener un corazón abierto y dispuesto a cumplir con el llamado que le ha sido hecho por Jesucristo.

¿Qué pudiera hacer usted ahora mismo para “ir y hacer discípulos”? Piense en las cosas que puede hacer hoy para responder al llamado de Dios a su vida.

Wednesday, October 25, 2017

El proceso del perdón | Dr. Charles Stanley | 10/25/17

Mateo 6.9-15

Perdonar a quienes nos han herido es una de las tareas más difíciles. El tener simplemente el deseo de obedecer a Dios, o de decir las palabras correctas, no cumple necesariamente la tarea. Los recuerdos y el dolor pueden permanecer en la mente, haciéndonos sentir que somos víctimas de una injusticia y despertando ira en nosotros.

Aunque tenemos la responsabilidad de tomar la iniciativa después de haber sido heridos, perdonar es un proceso. Hay que empezar de inmediato para evitar que se desarrolle una raíz de amargura. Pero recuerde que cuanto más profunda sea la herida, más tiempo necesitará para poder perdonar. Nunca se desanime, porque el Señor estará con usted en cada paso del camino.

Arrepentirse ante Dios es el inicio del proceso. Venga ante Él, confesando cualquier resentimiento y reconociéndolo como pecado. Al poner su ira y su dolor delante del Señor, permita que Él comience a sanar su corazón herido.

A veces, el proceso puede también implicar ir a la persona que le ofendió, y confesarle su actitud pecaminosa hacia ella. Este es un momento, no para acusar o detallar las faltas de la otra persona, sino simplemente para reconocer las suyas. Aunque la falta cometida contra usted puede parecer mayor que su actitud de no perdonar a la otra persona, evite la tentación de “jerarquizar” las faltas. Deje el juicio a Dios.

El perdón da libertad de la turbación que acompaña el resentimiento. Al ocuparse del proceso, usted comenzará a ver con ojos de compasión a la persona que le hirió. Al final, podrá dar gracias a Dios por la oportunidad de aprender a perdonar y de vivir en su gracia abundante.

Tuesday, October 24, 2017

Obstáculos para perdonar | Dr. Charles Stanley | 10/24/17

Mateo 18.21-35

El perdón puede definirse como dejar el resentimiento contra alguien y renunciar al derecho de desquitarse; mientras que la falta de perdón exige que el culpable pague por el mal que hizo.

Según estas definiciones, el no perdonar parece ser lo justo, y perdonar, injusto. Esta es la razón por lo que resulta tan difícil perdonar. El perdón está en contra de la conciencia de lo que es justo, que nos ha sido dada por Dios. Sin embargo, ¡Dios nos llama a perdonar a quienes no lo merecen!

Para evitar perdonar, nos repetimos una y otra vez el daño sufrido, hasta que nuestro deseo de venganza y el dolor que sentimos parecen totalmente justificados. Convencidos de nuestro derecho de estar enfadados, exigimos el pago, pensando que no darle a una persona el castigo que merece, ¡no es justo!

El Padre celestial enfrentó el mismo dilema. Toda la humanidad había pecado y merecía la separación eterna de Él. Pero Dios no podía perdonar el pecado arbitrariamente, porque entonces dejaría de ser justo. Nuestro perdón es posible solo porque la justicia divina fue satisfecha por el pago que hizo el Hijo por nuestros pecados. Ahora Dios es libre para perdonarnos legítimamente.

Cuando aceptamos el perdón del Señor, renunciamos a guardar resentimiento. Un corazón que no perdona es muy desdichado, porque está alejado de Dios, que es la fuente de toda paz y felicidad.

¿El pensar en alguna persona, o verla, despierta en usted rencor? Aferrarse al resentimiento le mantendrá prisionero de la turbación emocional, pero renunciar al mismo le hará libre. Cristo ha dado la llave del perdón. Tómela, abra la puerta del calabozo y salga a la luz.

Tuesday, October 17, 2017

Cómo lograr sus metas | Dr. Charles Stanley | 10/17/17

Isaías 41.10

Ayer aprendimos la importancia de precisar nuestras metas. También debemos asegurarnos de fijarlas con la guía de Dios, en vez de establecerlas sin su ayuda y esperar después que Él bendiga nuestros esfuerzos. Nuestro éxito será determinado por nuestra dependencia del Señor. Si pretendemos lograr algo con nuestras propias fuerzas, aunque sea algo bueno, fracasaremos.

Otros factores pueden también ayudarnos a lograr una meta. Una pasión ardiente, por ejemplo, puede proporcionar la motivación y evitar el desánimo. Además, debemos tener la confianza de alcanzar la meta, sabiendo que el Señor nos capacitará para cada una de las tareas que Él nos asigne. Recuerde a David, el joven pastor: parecía no poder rivalizar con Goliat, pero Dios lo preparó por medio de la experiencia que había adquirido al proteger a las ovejas de animales peligrosos.

Planificar paso a paso una línea de acción nos ayudará también a tener éxito; un calendario es útil para fijarle una fecha a cada parte del plan. Dos cosas más que necesitamos son valentía y confianza. El temor al fracaso y la opinión de otros pueden ser paralizantes. Pero la valentía se logra con la lectura de la Palabra de Dios, la oración, y hacer oídos sordos al negativismo. Así, la confianza mantendrá nuestra mirada en la meta, y no nos apartaremos de ella.

Usted puede seguir viviendo como antes, o descubrir lo que Dios piensa hacer en su vida. ¿Le está dirigiendo Él hacia una meta específica? Recuerde que el Señor es todopoderoso.

Si usted utiliza estos principios, experimentará la suficiencia de Dios para hacer cosas poderosas y lograr los planes que Él tiene para usted.

Monday, October 16, 2017

La vida victoriosa | Dr. Charles Stanley | 10/16/17

1 Samuel 17.12-51

El ejército filisteo estaba listo para la batalla. David, apenas un muchacho, había viajado desde su casa hasta el frente de batalla para saber de sus hermanos y llevarles comida. Allí escuchó las amenazas del famoso Goliat contra Israel. El joven israelita se indignó: ¿Quién era este gigante para desafiar el ejército del Señor?

David sintió la dirección de Dios y obedeció. Entonces se produjo un enfrentamiento entre un gigante y un muchacho. Pero debido a que el Dios todopoderoso estuvo del lado del joven, Goliat y todo el ejército filisteo fueron derrotados.

Esta es una historia sorprendente; rara vez oímos de milagros como éste. Pero nosotros, al igual que David, podemos vivir victoriosamente, incluso en medio de circunstancias aterradoras. Primero, tenemos que entender al éxito desde la perspectiva del Señor: las metas deben alinearse con la Biblia; luego el Padre celestial nos dirige, y seguimos adelante con confianza.

Segundo, como David, se debe tener una idea clara de lo que se quiere lograr. Las metas deben ser lo suficientemente claras para ponerlas por escrito en una o dos frases. Por ejemplo, la meta de David era liberar al pueblo de Dios de sus enemigos. Nuestras metas pueden ser grandes y para toda la vida, como ser ejemplos de dependencia del Señor para nuestros hijos. Otras metas, como dedicarle una noche a la familia cada semana, son más fáciles de lograr.

Ya se trate de un problema como el de David, o de una tarea más fácil, usted debe tener una vida con propósito. Pida dirección y propósito al Señor al poner por escrito sus metas, ya sean grandes o pequeñas. El mismo Dios que condujo a David a la victoria, desea dársela a usted también hoy.

Friday, October 13, 2017

El regalo de la libertad | Dr. Charles Stanley | 10/13/17

Gálatas 5.1

Hay personas en muchos países que creen que son libres, porque sus gobiernos les permiten adorar a Dios, hablar y viajar cuando deseen. Pero, a pesar de las libertades que una constitución pueda garantizarles, es innumerable el número de personas que siguen viviendo en esclavitud. Esto es así, porque la verdadera libertad no es algo que puede ser legislado, sino la capacidad de vivir una vida recta en la misericordia, la gracia, la bondad y el poder de Dios.

La libertad verdadera significa que:

Por medio de Jesucristo somos redimidos de la esclavitud del pecado. Dios nos ha adoptado en su familia, y podemos caminar con Él en la verdad.

Nuestra esperanza es segura. Podemos vivir con gozo y confianza, ya que confiamos en que el Señor cuidará de nosotros hoy y siempre.

Dios nos ha permitido llegar a ser todo lo que Él se propuso. Él ha abierto la puerta para que seamos libres de resentimientos, de baja autoestima y de otros impedimentos que una vez nos dominaron. Además, su Espíritu Santo nos guía y nos capacita para que podamos hacer todo lo que Él desee.

Por su gracia, Cristo nos ha hecho libres para que nos relacionemos unos con otros como Él lo desea. Podemos amar y perdonar en el poder de Dios, porque hemos experimentado lo mismo de Él.

¿Hay algo que está obstaculizando la obra de Dios en su vida, o interfiriendo con su paz y su alegría? Recuerde que somos libres de la esclavitud del pecado, pero hemos elegido ser esclavos del Señor Jesús. Solo cuando rendimos y sacrificamos todo a Él, podemos vivir realmente en libertad.

Thursday, October 12, 2017

El peligro del enojo | Dr. Charles Stanley | 10/12/17

Efesios 4.26-27

Ayer aprendimos cómo lidiar con el enojo constante en nuestra vida. Hoy descubriremos el principio de Dios para evitar el resentimiento prolongado.

Es importante entender que los creyentes podemos tener momentos de enojo y aún así seguir estando bien con Dios. Pero la ira que se guarda por mucho tiempo es una oportunidad para Satanás. Éste planta con rapidez justificaciones en nuestra mente: Esa persona merece que le grites. ¡No debes ser tratado de esa manera! Dios te entiende. Al dar excusas a las personas para construir una defensa que les permita albergar su ira, Satanás crea una muralla en sus vidas. Son necios el hombre o la mujer que permiten que la ira se anide en su corazón (Ec 7.9).

No debemos poner ni un solo ladrillo para esa fortaleza del diablo. Más bien, los creyentes deben responder a la provocación perdonando a los demás como Dios perdona. Su misericordia es incondicional; no hay falta que Él no perdone. Los creyentes no pueden estar delante de Dios si justifican el albergar ira por largo tiempo. Por tanto, tenemos que dejarla ir por medio del perdón.

Podemos protegernos más aún si identificamos lo que nos irrita con frecuencia. Cuando esas situaciones (o personas) surjan, debemos pedirle a Dios que nos haga prontos para oír, tardos para hablar, tardos para la ira (Stg 1.19). Ese es el fruto espiritual del dominio propio en acción.

La ira solo produce malas relaciones y mal testimonio. El creyente sabio hace dos cosas para enfrentarla. Primero, sigue las numerosas amonestaciones que hay en la Biblia acerca de este peligroso sentimiento, y se mantiene alerta. Y, segundo, renuncia a su ira en favor del perdón.

Wednesday, October 11, 2017

Cómo manejar el enojo | Dr. Charles Stanley | 10/11/17

Efesios 4.30-32

En una vida recta no hay lugar para el enojo constante, ya sea en forma de rabia o de resentimiento. La furia que nos endurece el corazón se convierte en un bastión para Satanás.

El método carnal para “curar” el enojo es, o bien darle rienda suelta (con la rabia), o bien suprimirlo (con el resentimiento). Ninguna de las dos opciones resuelve el problema o hace que la persona airada se sienta mejor. La manera en que Dios se ocupa de este peligroso sentimiento elimina el enojo, y hace libre al creyente. Como nos recuerda el pasaje de hoy, debemos dejar “toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia” (Efesios 4.31). Pero, para ello, es necesario que reconozcamos que existen en nuestra vida. Ya sea que estemos molestos con nosotros mismos, con otra persona, o con Dios, tenemos que aceptar la responsabilidad por ese sentimiento. Simular que no existe, o que de alguna manera uno nunca se aíra, no sirve de nada. Si siente algún enojo, reconózcalo y después identifique su origen.

He aquí preguntas que le ayudarán a identificar el origen de su enojo:

¿Por qué estoy enojado?
¿Contra quién está dirigido mi enojo?
¿Qué me hizo sentir de esta manera?
¿Dónde o cuándo comenzó mi enojo?
¿He tenido este enojo durante mucho tiempo?
Una vez que conozcamos la fuente de nuestro enojo, es tiempo de perdonar. La furia y la falta de perdón van a menudo de la mano, y son un pesado fardo que le debilitarán. Dejar el enojo significa caminar con paso ligero dentro de la voluntad de Dios.

Tuesday, October 10, 2017

La oración eficaz por los demás | Dr. Charles Stanley | 10/10/17

Colosenses 1.11-12

Uno de los discípulos vio a Jesús orando, y le dijo: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11.1). Si alguien tan cercano a Cristo necesitaba aprender a orar, sin duda nosotros también lo necesitamos. Felizmente, en la Biblia hay muchos ejemplos que podemos seguir; entre ellos, el pasaje que leímos ayer.

Las peticiones que hacía Pablo en el primer siglo por los colosenses siguen siendo válidas hoy. Una de ellas era que las personas conocieran a Dios (Lc 11.10). Es decir, quería que crecieran en el Señor, que no se estancaran en su fe. Esta transformación se produce por el estudio de la Palabra, la práctica de los principios bíblicos, y cuando observamos las consecuencias de la desobediencia al Señor.

Otro ruego era que experimentaran el poder de Dios (Lc 11.11). El apóstol quería que tuvieran el poder sobrenatural del Señor y la fortaleza que necesitaban para cumplir su voluntad. Lo imposible para el hombre se vuelve posible cuando el creyente confía en Dios. De manera que así Él recibe la gloria.

Por último, Pablo pedía que dieran gracias con gozo (Lc 11.11,12). Esto indica la esperanza que tenía de que mostraran la actitud adecuada, al expresar gratitud aun durante las situaciones difíciles.

En la iglesia se escucha con frecuencia a personas pidiendo que oren por ellas. Muchos creyentes hacen una lista de oración para no olvidar interceder por ciertas personas durante la semana. Si usamos el ejemplo de Pablo, podremos tener la confianza de que estaremos orando por quienes están en nuestra lista, de una manera agradable al Señor y conforme a su voluntad.

Monday, October 9, 2017

La oración transformadora de vidas | Dr. Charles Stanley | 10/9/17

Colosenses 1.9,10

Filipenses 4.6 dice que es bueno hacer peticiones al Señor. Muchas veces le pedimos bendiciones y la sanidad de nuestros seres queridos. Pero hay veces en las que, por su omnisciencia, Dios ve un “no” que al final tendrá más valor.

Entonces, ¿cómo saber cuáles oraciones están de acuerdo con su voluntad? El apóstol Pablo escribió peticiones específicas que hacía a favor de los colosenses, y usted puede ofrecer estas oraciones transformadoras por las personas que son parte de su vida.

Primero, pídale que sean llenas “del conocimiento de [la] voluntad [de Dios]en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Col 1.9). De esta manera, usted le está pidiendo a Dios que le dé la dirección y la capacidad de ver la vida desde la perspectiva de Él.

Segundo, pídale que anden “como es digno del Señor” (Col 1.10). La única manera de tener éxito en esto es mediante el control del Espíritu Santo. Él llena nuestro corazón con anhelo de Dios, y crea el deseo de obedecerle.

Tercero, ore para que sus vidas den fruto (Col 1.10). Hay una diferencia entre estar activo y dar fruto. Muchos cristianos creen que para lograr grandes cosas para Dios se requiere servir como voluntarios en muchos ministerios de la iglesia, o ser misionero o pastor. Pero, la verdad es que, la utilidad en la obra de Dios dependerá de lo que Él llame a hacer a cada persona.

Muchas veces, los cristianos oran solo por las personas cuando ellas están pasando por problemas. Pero Pablo no cesaba de orar a Dios por los colosenses (Col 1.9). Al interceder por otros ante el Señor, recuerde las cosas por las que oraba el apóstol.

Friday, October 6, 2017

CUANDO DIOS CALLA | Dr. Charles Stanley | 10/6/17

Juan 11.1-27

¿Alguna vez ha sentido como si Dios le hubiera aplicado la ley del hielo? Quizás oró y le pidió que diera dirección a su vida, pero usted no escuchó nada. Tal vez ahora esté pasando por alguna enfermedad física o un problema familiar, y nada esté sucediendo, a pesar de que ha rogado a Dios.

¿Cómo reacciona usted cuando el Señor no parece estar respondiendo sus oraciones? ¿Aprovecha la oportunidad para aprender algo de la experiencia, o simplemente concluye que Él le está ignorando? Las respuestas típicas son la desilusión (Dios me falló), el desánimo (debo dejar de orar), la incertidumbre (¿dónde está Dios?), los sentimientos de culpa (hice algo malo), la ira (¡Dios no es fiel!) y el miedo (Dios me ha abandonado).

El pasaje de hoy nos da un buen ejemplo de una vez en la que al Señor Jesús pareció no preocuparle la vida de alguien a quien Él amaba. Al escuchar que su amigo Lázaro estaba enfermo y a punto de morir, ¡Jesús no hizo nada durante dos días! Sus discípulos y las hermanas del moribundo —María y Marta— sin duda se preguntaban por qué a Jesús parecía no importarle. Sin embargo, siguieron confiando en Él, y, finalmente su fe les fue fortalecida.

Cuando no podemos escuchar a Dios, no significa que Él esté dormido o ajeno a nuestras circunstancias. Tampoco significa que vaya a negar nuestra petición. Él quiere que tengamos una relación personal y cercana con Él, independientemente de cómo responda a nuestras oraciones; debemos amarle simplemente porque Él es Dios. Piense en la razón por la que usted ama al Señor, y pídale que le ayude a sentir amor incondicional por Él.

Thursday, October 5, 2017

Nuestro Ayudador en la oración | Dr. Charles Stanley | 10/5/17

Romanos 8.26, 27

El Espíritu Santo es un ayudante práctico. Él es parte de la Trinidad, lo que significa que es uno con el Padre y el Hijo Jesucristo. Él es todopoderoso y omnisciente, igual que los otros dos miembros de la Deidad. En otras palabras, el Espíritu que mora en nosotros sabe exactamente lo que el Padre celestial quiere para nuestra vida.

Puesto que, incluso las personas más inteligentes funcionan con un conocimiento limitado, es sabio depender de la guía del Espíritu Santo, especialmente en la oración. No sabemos lo que nos deparará el futuro; como resultado, nuestros deseos pueden no ajustarse al plan de Dios. O quizás nunca se nos ocurra pedir algo que el Señor sabe que a la larga necesitaremos.

Hay creyentes que renuncian a la oración porque sus limitaciones humanas les impiden comprender completamente cómo funciona ella. Pero quienes dejan de comunicarse con Dios desaprovechan la obra grandiosa del Espíritu. Él dirige nuestras oraciones, fija en nuestros corazones la verdad de lo que hemos pedido, y finalmente abre nuestra mente a la voluntad de Dios.

Los creyentes nunca tienen que preocuparse de ofrecer una oración equivocada. En nuestra humanidad, a menudo pedimos algo que creemos que satisfará nuestra necesidad carnal. Pero el Espíritu Santo no presentará una petición que esté en contra de la voluntad del Padre celestial, sino que intercede para pedir lo correcto. Al mismo tiempo, Él susurra a nuestro corazón que lo que hemos pedido no es adecuado.

Si de verdad anhelamos la voluntad de Dios, seremos sensibles a la guía del Espíritu Santo. Él es nuestro vínculo de oración con el Padre celestial, y donde Él nos guíe, debemos obedecerle.

Tuesday, October 3, 2017

La madurez espiritual | Pastor Charles Stanley | 10/3/17

Isaías 48.10

El modo de obrar del mundo es escoger a las personas más fuertes y más talentosas. Por el contrario, el Señor elige con frecuencia a las más débiles, las que no tienen nada que ofrecer, excepto su absoluta confianza en Él. Esta dependencia es lo que caracteriza a los maduros en la fe.

Pero tal madurez no es automática. Nuestro Padre celestial recibe a las personas tal y como son, pero no permite, por amor, que sus hijos se estanquen, sino que los ayuda a crecer más y más a semejanza de su Hijo (2 Co 3.18). Como seguidores de Cristo, debemos desprendernos de las actitudes, ideas y motivaciones del pasado. El Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento y nos permite ver las cosas desde la perspectiva divina. Así, el Señor puede crear en nosotros dependencia en Él y sometimiento a su Espíritu. La transformación es usualmente gradual, pero Dios permitirá algunas veces que las dificultades y el dolor desarrollen nuestra confianza en Él.

Pensemos en los modelos bíblicos de la fe. Sara y Abraham lucharon con el problema de la infertilidad durante muchos años antes de recibir al hijo prometido (Gn 21.1, 2). José fue vendido como esclavo y encarcelado injustamente antes de poder salvar a su nación del hambre (Gn 45.5). Y en su nuevo papel como madre de Jesús, María se arriesgó a ser acusada de inmoral (Mt 1.18, 19). Todas estas personas enfrentaron angustias y quebrantamiento que les permitieron aceptar su propia insuficiencia y la suficiencia de Dios.

¿Algo le está impidiendo someterse al Señor? Dios desea que usted madure espiritualmente para que al ser débil, encuentre fortaleza en Él.

Monday, October 2, 2017

Evite la condescendencia | Dr. Charles Stanley | 10/2/17

Proverbios 2

Aunque la tentación de claudicar en nuestra postura amenaza a todo creyente, no tenemos que ceder ante ella. Si somos conscientes del peligro, y entendemos las consecuencias finales, podemos tomar la decisión de estar vigilantes en obediencia al Señor. El primer paso para combatir esta situación es entender por qué es tan tentadora. Es fácil ceder ante la presión de los demás para que tomemos parte en lo que sabemos que Dios ha prohibido, pues es natural querer evitar el rechazo. Pero cualquiera que esté decidido a agradar a Dios, debe estar dispuesto a soportar persecución (2 Ti 3.12). Otras veces aceptamos actividades que violan nuestra conciencia, solo para evitar el conflicto, pero lograr la paz no debe ser a costa de sacrificar la obediencia a Dios.

Sin embargo, esta tentación no siempre viene de los demás. De hecho, Santiago 1.14 dice que somos atraídos cuando nos dejamos llevar por nuestra propia concupiscencia. ¿Cuántos cristianos han caído en inmoralidad sexual o pornografía al ceder ante una segunda mirada? La codicia también nos lleva a cambiar nuestra postura. Ya sea que mienta en su declaración de impuestos, o se apodere de objetos de su lugar de trabajo, se sale de los límites de la obediencia a Dios. Base sus decisiones en la verdad bíblica, no en sentimientos ni deseos.

Para permanecer firmes y no ceder ante otras posturas, debe hacer de la Biblia su manual de conducta. Si usted comienza cada día meditando en su Palabra, Dios guiará sus pasos. Cuando el Espíritu Santo le dé una advertencia, obedezca de inmediato, pues ceder ante la tentación le abre una puerta a Satanás.

Friday, September 29, 2017

Un compañero para la rendición de cuentas| Dr. Charles Stanley | 9/29/17

Gálatas 6.1-10

Un amigo al que rindamos cuentas es capaz de percibir lo que nosotros no podemos ver cuando las debilidades nos bloqueen la visión. Esa persona sirve como un instrumento en las manos de Dios para apuntalar nuestro crecimiento espiritual y velar por lo que sea mejor para nosotros. Al elegir a este tipo de confidente, busque que reúna las siguientes características:

1. Temeroso de Dios. Una persona que ande en el Espíritu ofrecerá la sabiduría verdadera basada en principios bíblicos, más que en una opinión personal.

2. Fiable. Independientemente de lo que usted comparta con esa persona, debe estar seguro de que ella mantendrá todo en la más estricta confidencialidad.

3. Acogedor. Debe permitirle seguir siendo usted mismo, con sus flaquezas y todo, y no tratar de rehacerle en alguien “perfecto”.

4. Valeroso. Un buen compañero para la rendición de cuentas le confrontará con la verdad de manera amable, aun cuando duela (Ef 4.15).

5. Perdonador. La confianza se crea cuando se perdonan los errores.

6. Edificador. No escoja a alguien que tenga una actitud excesivamente crítica que le hará sentirse indigno. El amor edifica y construye (Ef 4.29). Nunca destruye.

7. Alentador. Elija a alguien que se regocije con usted mientras le anima.

Todos necesitamos de alguien que sea capaz de decir lo que debemos escuchar sin hacernos sentir amenazados. La rendición de cuentas ofrece controles que promueven el crecimiento espiritual y nos protegen de peligros. Si usted no tiene todavía un creyente confidente, pídale a Dios hoy que le dé a esa persona.

Thursday, September 28, 2017

El cuidado de nuestra conciencia | Dr. Charles Stanley | 9/29/17

1 Corintios 8.9-12

¿Cómo toma usted sus decisiones? ¿Piensa ante todo en sus propios intereses? ¿O considera cómo afectarán sus acciones las convicciones y las vidas de otros? Desde el momento en que tuvimos fe, todos hemos tenido que disciplinar nuestra conciencia para que se fortalezca. También es importante usar el discernimiento para que podamos evitar herir a un creyente más débil.

Algunos cristianos nunca se detienen a pensar que sus decisiones pueden dañar o destruir la fe de otra persona. Justifican su comportamiento diciendo que Dios no los culpa por ello. Aunque no se entregan necesariamente a actos pecaminosos, sus defensas espirituales han crecido lo suficiente como para permitirles hacer cosas que no habrían hecho en las primeras etapas de su andar espiritual. Pero estos creyentes no comprenden que los nuevos creyentes están observando cómo viven su fe. Cuando los “más débiles” siguen el ejemplo que ven, la nave de su fe puede naufragar por una conciencia perturbada o confundida, en vez de fortalecida.

Pablo culpa al cristiano “más fuerte” por estos naufragios. Dice que somos responsables no solo por nuestras acciones, sino también por el efecto de esas acciones. Al final, debemos preocuparnos más por el “hermano por quien Cristo murió”, que por nuestras necesidades o deseos (1 Co 8.11).

Puesto que nuestra fe está a la vista de todo el mundo, Dios promete recompensas, pero insiste en la responsabilidad. Una de las recompensas es la libertad de la condenación. Pero esa libertad no significa licencia para hacer lo que nos plazca sin considerar a quienes nos observan. Por medio del Espíritu Santo, debemos discernir el bien mayor y actuar conforme al mismo.

Wednesday, September 27, 2017

La combinación de fe y conducta | Dr. Charles Stanley | 9/27/17

Hechos 24.14-16

Si entendemos que somos pecadores salvados por gracia, podemos encontrarnos luchando con la idea de una “conciencia irreprensible” (Hch 24.16). Después de todo, conocemos nuestros corazones y motivaciones. Sin embargo, el apóstol Pablo encontró una manera de asegurarse de que su conciencia lo aprobara en vez de condenarlo. ¿Cuál era su secreto? Prestaba atención a su fe y a su conducta.

En el pasaje de hoy, Pablo presentó su caso ante el gobernador romano Félix, mostrando la coherencia de su fe y de su conducta como evidencias de inocencia. Sus acciones estaban determinadas por sus convicciones —es decir, que él servía al Dios de sus padres, y Dios resucitaría a los muertos para ser juzgados. Juntas, estas dos firmes creencias lo ayudaban a mantener una conciencia tranquila.

Como discípulo de Cristo, Pablo sabía que nuestras acciones fluyen de lo que somos en el interior. En el Sermón del monte, Jesús describió las condiciones del corazón, y lo ilustró con aplicaciones prácticas. Estaba diciendo que sus seguidores serían “la luz del mundo” por sus obras, pero las obras comienzan en el corazón (Mt 5.14-16; Lc 6.45).

Con frecuencia, los cristianos nos centramos en hacer las cosas correctas, en vez de centrarnos en las convicciones subyacentes que impulsan esa conducta. Podemos dar, servir o actuar “bien” de alguna otra manera, pero a menos que prestemos atención a las convicciones que motivan nuestras acciones, podemos terminar con una conciencia impura. Pero si nos sometemos a Dios y permitimos que Él nos transforme, entonces nuestra conciencia y nuestro testimonio serán fuertes y claros.

Tuesday, September 26, 2017

¿Qué es el sentimiento de culpa? | Dr. Charles Stanley | 9/26/17

Romanos 5.6-11

El sentimiento de culpa es algo con el cual estamos todos familiarizados. Los cristianos llevan esos sentimientos como una medalla de honor en un esfuerzo equivocado por demostrar humildad. Pero este es un trágico error que envenena a la iglesia y les roba el gozo de Cristo a los creyentes. Necesitamos hacernos la pregunta: “¿Qué es la culpa?”.

La palabra no es muy frecuente en las traducciones de la Biblia, y cuando aparece, muchas veces es mal aplicada. En el contexto del mundo, la palabra “culpa” significa experimentar sentimientos de remordimiento, depresión o rechazo por algo que ocurrió en el pasado. Pero, hablando bíblicamente, la “culpa” se usa solo para indicar responsabilidad. La palabra nunca está asociada con sentimientos de vergüenza o de rechazo, sino que es más bien un término legal, como cuando un tribunal encuentra “culpable” a un acusado.

¿Qué significa esto para el creyente? Bien, ya debiéramos saber que hemos sido encontrados culpables; todos tenemos una enorme deuda de pecado que no podíamos pagar. Pero Jesucristo tomó sobre sí esa culpa en la cruz, y pagó la deuda en su totalidad. Y si Cristo ya ha pagado nuestra deuda y nos ha liberado de responsabilidad, ya no somos culpables. Hemos sido juzgados y perdonados.

La Biblia nunca nos dice que escondamos el gozo de nuestra salvación bajo una sofocante frazada de culpa. Más bien, somos llamados a regocijarnos en la gloriosa salvación que el sacrificio de Cristo hizo posible. Por esta razón podemos proclamar con orgullo: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn 8.36). Deje que Él lo haga, y sea libre hoy.

Wednesday, September 20, 2017

El testimonio del sufrimiento Dr. Charles Stanley | 9/20/17

1 Pedro 3.13-18

A todos nos gustaría dar testimonio de Cristo. Si exhibimos su justicia, amor, paciencia y alegría al tratar a los demás, es lógico pensar que serán atraídos por Jesús. Sin embargo, mientras que esto es cierto para algunos, muchos tienen una reacción opuesta.

El Señor llamó a los creyentes la luz del mundo, y dijo que debemos dejar que nuestra luz brille para que otros vean nuestras buenas acciones y glorifiquen a Dios (Mt 5.14-16). Pero también dijo: “Todo el que hace lo malo aborrece la luz” porque revela su pecado (Jn 3.20 NVI). Luego, el Señor Jesús advirtió que si los hombres lo perseguían a Él, también perseguirían a sus discípulos (Jn 15.20).

La historia ha demostrado que las palabras de Cristo son verdaderas. Fue odiado y crucificado, todos sus discípulos, excepto Juan, sufrieron el martirio, y a lo largo de la historia los cristianos han sido perseguidos en numerosos lugares alrededor del mundo.

Aunque la conducta de los creyentes y la predicación del evangelio no siempre ganan a los perdidos, muchos se han convertido al ver cómo han sufrido los cristianos. El libro de los mártires de Foxe habla de los creyentes que ofrendaron voluntariamente sus vidas —incluso cantando, orando y alabando a Dios mientras enfrentaban muertes espantosas. En algunas partes del mundo hoy, los creyentes siguen siendo testigos fieles de Cristo con su manera de responder a la persecución y al sufrimiento.

Aunque la mayoría de nosotros no estamos enfrentando un odio intenso, nuestra vida puede ser motivo de irritación para quienes viven en las tinieblas. Cuando enfrentamos calumnias, burlas o maltratos por nuestra fe, recordemos que una respuesta piadosa puede ser nuestro testimonio más efectivo.

Tuesday, September 19, 2017

Cómo utilizar la Biblia | Dr. Charles Stanley | 9/19/17

Salmo 1.1-3

El valor que demos a algo determinará el trato que le dispensaremos. Por ejemplo, es posible que usted no se interese mucho por una vieja caja de zapatos. Pero si alguien pone diez mil dólares en ella antes de dársela, probablemente usted se asegurará de que esté bien protegida contra cualquier daño o robo.

Asimismo, al darnos cuenta del valor de la Biblia, ya no la leeremos por obligación; sentiremos anhelo por su revelación y por su poder transformador.

Veamos ahora, de qué manera nos instruye Dios para leer su “manual de instrucción para la vida”. Primero, acuda a la Biblia cada día con fervor por saber lo que el Señor le dirá. Segundo, medite en la Palabra, pensando en lo que ha leído, para asimilar su significado y sus implicaciones. Tercero, estudie la verdad de Dios. Hay varias maneras de hacerlo, por ejemplo, sígale la pista a una palabra específica en todo el Antiguo y Nuevo Testamentos utilizando una concordancia. O estudie todo un libro analizando minuciosamente un capítulo a la vez. Cuarto, crea lo que el Señor le dice. Quinto, obedezca. En otras palabras, aplique lo leído a su situación particular. Esto requiere normalmente valentía y disciplina. Sexto, comparta lo que ha aprendido. Esto alentará a otros, y al mismo tiempo le fortalecerá a usted y penetrará más profundamente en su corazón.

Para algunos, la Biblia puede parecer un libro más. Pero es su verdad vivificante la que puede proteger, guiar, mover y alentar. En ninguna otra parte encontramos cómo ser salvos para poder morar finalmente con el Señor en el cielo. Si entendemos el valor de la Biblia, nuestra interacción con la Palabra de Dios mostrará lo mucho que ella vale.

Friday, September 15, 2017

LOS LLAMADOS DE DIOS | Pastor John MacArthur | | 9/15/17

Romanos 8:28

Las epístolas del Nuevo Testamento emplean los términos llamados y llamamiento respecto a la obra soberana y regeneradora de Dios en el corazón de un creyente que lo lleva a la vida nueva en Cristo. Todos los llamados de Dios son escogidos y redimidos por Él y finalmente glorificados. Sin duda los ha predestinado a que sean sus hijos y a que sean conformados a la imagen de su Hijo.
Aunque la fe humana es esencial si hemos de estar entre los llamados, es aun más esencial que Dios inicie nuestro llamamiento a la salvación. La elección de Dios no solo precede a la elección del hombre, sino que hace posible y eficaz la elección del hombre. “Ninguno puede venir a mí [Cristo], si no le fuere dado del Padre” (Jn. 6:65).
En primer lugar, el llamado de Dios para los redimidos es de una vez por todas. En segundo lugar, ese llamado continúa hasta que el cristiano sea finalmente glorificado. Eso debe emocionarnos y animarnos a imitar la resolución de Pablo de proseguir “a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:14).

Thursday, September 14, 2017

CARACTERÍSTICAS DEL AMOR A DIOS | Pastor John MacArthur | 9/14/17

Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más.  Filipenses 1:9

El verdadero amor a Dios tiene muchas ca­racterísticas. He aquí una lista de las más importantes:

Desea la comunión personal con Dios (Sal. 42:1-2; 73:25)

Confía en que el poder de Dios proteja a los suyos (Sal. 31:23)

Se caracteriza por la paz que solo Dios puede dar (Sal. 119:165; Jn.14:27)

Es sensible a la voluntad de Dios y a su honra (Sal. 69:9)

Ama a las personas que Dios ama (1 Jn. 4:7-8, 20-21)

Aborrece lo que Dios aborrece (1 Jn. 2:15)
Espera la segunda venida de Cristo (2 Ti. 4:8)

Por último, y lo más importante, se caracteriza por la obediencia a Dios (Jn. 14:21; 1 Jn. 5:1-2).

Podemos amar a Dios y manifestar esas características solo porque El nos amó a nosotros primero (1 Jn. 4:7, 10,19).

¿Ama usted a Dios?

Wednesday, September 13, 2017

La estrategia de Satanás | Dr. Charles Stanley | 9/13/17

Lucas 22:31-34, 54-62

Todos transitamos por el valle del fracaso.  La pregunta es: ¿Cómo responderemos? Muchas personas se rinden y cambian una vida de servicio en el reino de Dios por una vida de derrota. Pero el fracaso no tiene por qué ser el final. Es una oportunidad de comenzar una nueva vida en el poder de Cristo.

A Pedro le cambió la vida un fracaso. Jesús le advirtió que Satanás le había pedido permiso para “zarandear” al discípulo como al trigo (Lc 22.31); para separar el grano de la paja hay que sacudirlo fuerte. El enemigo quería sacudir la fe de Pedro con la esperanza de que se desprendiera de Jesús, como la paja.

Pedro creía fervientemente la promesa que había hecho a Jesús. “Aunque todos te abandonen, yo no” (Mr 14.29 NVI). Pero Satanás sabe unas cuantas cosas sobre el poder del temor. Es más, sabía que el discípulo quedaría herido por su deslealtad. Un hombre con su orgullo destrozado no puede evitar dudar de su utilidad.

Cuando Satanás nos zarandea, tiene como objetivo causar daño a nuestra fe para volvernos inútiles para el Señor. Quiere que nos aislemos de la acción en favor del reino de Dios. Por tanto, ataca nuestros puntos fuertes, las áreas donde nos creemos invencibles, o al menos muy bien protegidos. Y cuando el diablo tiene éxito, nos sentimos decepcionados y desmoralizados. Pero no tenemos que quedarnos así.

Pedro renunció a su orgullo y se vistió con el poder del Espíritu Santo. A partir de entonces, se arriesgó a la humillación, a la persecución y a la muerte por proclamar el evangelio. El fracaso fue el catalizador que dio lugar a una fe más grande y a un verdadero y humilde servicio.

Tuesday, September 12, 2017

Confianza en la oración | Dr. Charles Stanley | 9/12/17

1 Juan 5.14-15

A lo largo de toda la Biblia, somos desafiados a orar. En el Sermón del monte, Jesús dice a sus discípulos que sigan pidiendo, buscando y llamando con la confianza de que el Padre celestial dará cosas buenas a sus hijos (Mt 7.7-11). Y en Filipenses 4.6, Pablo nos exhorta a orar sin cesar. Por tanto, es obvio que Dios quiere que vengamos a Él con todas nuestras necesidades y preocupaciones.

El pasaje de hoy nos asegura que el Señor escucha y responde nuestras oraciones. Pero esta promesa es acompañada por una condición: debemos pedir de acuerdo con la voluntad de Él. Sin embargo, ¿cómo podemos saber si nuestra petición es lo que Él desea? Gran parte de la voluntad de Dios está indicada claramente en la Biblia.

Aunque nos gustaría estar seguros de que el Señor escuchará y responderá, a veces nuestras oraciones parecen disparos a ciegas, porque no tenemos idea de si armonizan con su voluntad. Si nos atrevemos a reconocerlo, también hay momentos en los que solo queremos que Dios haga lo que le pedimos, sin reparar en lo que Él desea.

Si queremos orar de manera eficaz, nuestra meta no debe ser ofrecer oraciones rápidas, irreflexivas o egoístas con la esperanza de recibir respuestas rápidas. Por el contrario, debemos aprender a orar con sabiduría y paciencia. Además de expresar nuestras preocupaciones y peticiones a Dios, debemos ofrecernos a nuestro Padre, como lo hizo Jesús en Getsemaní (Mt 26.39). Cuando nos rendimos al Señor y somos obedientes a Él, su Espíritu nos guía y nos da la sabiduría que necesitamos para orar de acuerdo con su voluntad.

Monday, September 11, 2017

Libertad de la esclavitud | Dr. Charles Stanley | 9/11/17

Colosenses 3.5-10

El pecado no puede dominar a los creyentes que se entregan a la misericordia del Señor; el Padre celestial es fiel para restaurar la comunión con sus amados hijos. Él lo hace derribando los muros creados por la desobediencia.

No obstante, nuestra tarea es confesar la atadura específica que nos tiene atrapados, ya que no reconocerla bloquea la sanidad y la libertad que Dios ofrece. Cualquiera que sea la naturaleza de nuestro pecado, la raíz del problema es espiritual; no se trata de una debilidad o un problema social. El tratamiento para hacernos libres de nuestro malestar emocional, mental o físico no será efectivo hasta que reconozcamos el aspecto espiritual.

Aunque el pecado es de naturaleza espiritual, las razones detrás de la conducta pecaminosa son, por lo general, emocionales. Las emociones encerradas en lo profundo del creyente —como la inseguridad, el sentimiento de incompetencia, o la baja autoestima— le llevan a buscar maneras de satisfacer o escapar de tales sentimientos. El resultado es, a menudo, una forma de conducta nociva. Por ejemplo, hubo un tiempo en que me sobrecargué de trabajo. Por el sentimiento de que no era competente, me estaba forzando a tener éxito en “la obra de Dios”. Esto resultó ser las responsabilidades que Él me había dado, más cualquier otra cosa que pensaba que necesitaba hacer para Él. Descubrí que la libertad de la esclavitud es una opción.

Como dice Pablo, los seguidores de Jesús deben dejar a un lado el pecado. Para mí, eso significó deshacerme de mis esfuerzos por tener éxito, y tomar un largo descanso. Por medio del Espíritu Santo, renunciamos voluntariamente a nuestras cadenas para ganar la libertad en Cristo.

Thursday, September 7, 2017

Evalúe su compromiso | Dr. Charles Stanley | 9/7/17

1 Corintios 6.19, 20

¿Ha evaluado usted alguna vez su nivel de compromiso con el Señor? Lamentablemente, muchos cristianos han cruzado la puerta de la salvación y se han instalado en sus bancas, sin esperar nada más. Pero Cristo quiere que tomemos la decisión de dejar que Él sea el Señor de nuestra vida. Esto requiere que renunciemos a todos nuestros derechos, y reconozcamos que Él es quien traza el curso. Nuestra responsabilidad es únicamente obedecer.

Pero nuestra tendencia natural es limitar las áreas a las que damos acceso a Dios. El día en que usted puso su fe en Cristo como su Salvador, ¿se quedó con el título de propiedad de su vida? ¿Ha dibujado un círculo que dice: “Esta es el área en la que te serviré, Señor, pero no me pidas que vaya más lejos”? Si es así, usted no ha reconocido que cuando Cristo le perdonó, también le compró para Él. Todo lo que usted es y tiene, le pertenece al Señor. El colmo de la soberbia es reclamar autoridad sobre lo que ya no le pertenece.

Cuando el Señor nos desafía a hacer algo más allá de los límites que nos hemos fijado, nos está llamando a un mayor nivel de compromiso. No importa qué tan dedicados podamos estar actualmente, ninguno de nosotros ha alcanzado el máximo nivel. Cada reto es una oportunidad para dar a Cristo total autoridad sobre cada aspecto de la vida.

Su nivel de compromiso con Dios es el mismo grado de obediencia a cualquier cosa que Él le pida que haga. Por haber sido comprados con la sangre de Cristo, somos de Él no solo porque nos ha comprado, sino además por su amor incondicional con el que nos ha amado.

Wednesday, September 6, 2017

Un llamado al compromiso | Dr. Charles Stanley | 9/6/17

Éxodo 3.1-15

¿Cómo responde usted cuando Dios le dice que haga algo que parece estar más allá de sus capacidades? ¿Está lleno de excusas, dándole razones por las que Él escogió a la persona equivocada? Fue así exactamente como respondió Moisés. Cuando el Señor le dio la gigantesca tarea de conducir a los israelitas a la libertad, estaba llamando a Moisés a un nivel de compromiso considerablemente alto. Si esperamos dar un paso de obediencia a los retos que nos hace nuestro Dios, debemos responder las mismas dos preguntas que hizo Moisés.

¿Quién es Dios? Esta respuesta es importante porque revela la autoridad de Aquel que nos está diciendo qué debemos hacer. Los dos nombres que el Señor utilizó —el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Ex 3.6) y “YO SOY EL QUE SOY” (Ex 3.14), lo identificaron como el eterno y soberano Creador con existencia propia, que cumple sus promesas. Esto significa que no hay ninguna autoridad superior y que Él tiene todo el derecho de exigir nuestra obediencia.

¿Quién soy yo? Cuando Moisés preguntó si él era el hombre adecuado para la tarea, el Señor le dio una promesa: “Ve, porque yo estaré contigo” (Ex 3.12). Fue capaz de cumplir con la tarea solo porque Dios quiso establecer una relación con él. La fuente de competencia del cristiano es su relación con Cristo, y la presencia de su Espíritu Santo que mora en nosotros.

Cuando Dios le dé una tarea, recuerde que si usted se niega a obedecer, perderá la bendición que Él ha dispuesto para su vida. Piense solo en lo que Moisés habría perdido si hubiera dicho no. Hay demasiado en juego. ¡Confíe en Dios y siga adelante!

Tuesday, September 5, 2017

La vida en la gracia de Dios | Dr. Charles Stanley | 9/5/17

Filipenses 1.1-11

Puesto que todas las cartas de Pablo comienzan con una expresión de la gracia de Dios para con nosotros, podemos llegar a pensar que es simplemente una palabra de saludo habitual. Pero, en realidad, la gracia de Dios es nuestro fundamento, nuestra cobertura y la esfera en la que vivimos como creyentes en Cristo.

La gracia es definida comúnmente como el favor inmerecido de Dios. Según Efesios 2.8, es el medio por el cual somos salvos por fe. Romanos 5.2 dice que, por nuestra fe, “tenemos entrada … a esta gracia en la que estamos firmes”. En otras palabras, somos receptores continuos de una gracia abundante a lo largo de la vida y de la eternidad.

Así como nuestra salvación nunca termina, tampoco la gracia de Dios cesa de hacer su trabajo en nuestra vida. Por eso Pablo pudo decir con confianza: “El que comenzó en vosotros una buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1.6). Nunca debemos temer a perder la salvación, porque Dios es el que nos guarda y promete perfeccionarnos cuando Cristo regrese. Además, Pablo dice que hemos sido “llenos del fruto de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Fil 1.11).

A veces, es difícil ver justicia en nosotros mismos, porque sabemos cuán débiles e imperfectos somos. Pero si hemos sido salvos, entonces Cristo vive en nosotros y nosotros en Él (Jn 15.4). Él es nuestra justicia, y Él está produciendo activamente su fruto en nuestra vida mientras permanecemos en Él. Este proceso, conocido como santificación, es la gracia de Dios trabajando para alinear nuestra conducta con la justicia de Cristo. Por tanto, permanezcamos firmes en su gracia y confiemos en que Él nos perfeccionará.

Friday, September 1, 2017

ESCUCHAR A DIOS | Dr. Charles Stanley | 9/1/17

Proverbios 2.1-5

Aprender a escuchar a Dios es clave para obedecer su voluntad. El Señor habla a sus hijos por medio de cuatro recursos.

La Biblia. Nuestro manual de acciones y pensamientos de Dios. Es la fuente primordial del creyente para conocerlo y confiar en Él. Esto significa que no basta con que la leamos un poquito cada día. Nuestra meta debe ser absorber su mensaje y escuchar lo que Dios nos dice en cuanto a cómo y dónde aplicar su Palabra.

La oración. Como todo buen amigo, el Señor desea dar y recibir. Por tanto, la oración no está completa si el único que habla es uno. Debemos silenciar nuestros labios y pensamientos para que puedan abrirse nuestros oídos espirituales.

Las circunstancias. El Señor indicaba a menudo sus caminos a los santos de la Biblia por medio de las circunstancias que enfrentaban. Él sigue haciendo lo mismo hoy. Las situaciones son diferentes, pero Dios es el mismo. Él usa cada día para desenmascarar maneras incorrectas de pensar, abrir o cerrar puertas de oportunidades y demostrar que sus promesas son verdaderas.

Otras personas. Pastores, amigos y consejeros pueden traer la verdad a la vida de alguien. El Señor posiciona a los creyentes en comunidad para que puedan ser apoyados por quienes están a su alrededor. Él no duda en enviar un mensaje por medio de alguien que conozcamos.

Pero Dios no usa solo uno o dos de estos métodos para llegar al creyente. Él habla a través de todos ellos. Tenemos que afinar nuestros oídos espirituales, recordando siempre que un mensaje del Señor debe estar de acuerdo con su santa Palabra. Dios le está hablando a usted.