Thursday, June 30, 2016

Dios es quien nos guarda |Dr. Charles Stanley | 6/30/16

Ayer estudiamos que Dios es nuestro protector. El canto de David en el Salmo 121 presenta también al Señor como Aquel que nos guarda.

“Ni se dormirá el que te guarda” (Sal 121.3). Muchos niños pequeños sienten miedo en la oscuridad. Si se despiertan cuando todos los demás están durmiendo, pueden sentirse solos y asustados. Nuestro Dios no necesita dormir; Él está siempre alerta y atento a nuestro clamor, aunque nuestros sentimientos nos digan lo contrario.

“Jehová es tu guardador . . . El guardará tu alma” (Sal 121.5, 7). Cuando los padres tienen que dejar a sus hijos, escogen a una persona de confianza para que los cuiden, protejan y alimenten. ¡Cuánto más dedicado y capaz es nuestro Padre celestial! Además de preservarnos física y espiritualmente, controla los malos pensamientos, las palabras destructivas y el proceder incorrecto. Su Espíritu Santo nos advierte contra el mal, y también nos guía para que crezcamos de la manera que le agrada a Dios.

“Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Sal 121.8). Dios es soberano. Él está con nosotros siempre —protegiendo, señalando el camino y enseñando. Nos acompaña y guía, aun en las tareas pequeñas que parecen insignificantes. Cuando nos hacemos adultos, muchos sentimos tristeza y un poco de temor al dejar la seguridad del hogar de nuestros padres. Pero nunca nos separamos del amor y el cuidado precioso de nuestro Padre celestial. Dios es nuestro guardador, y Él cuida de nosotros mejor que cualquier madre o padre en este mundo.

Wednesday, June 29, 2016

Dios es nuestro protector | Dr. Charles Stanley | 6/29/16

En el Salmo 121, David habla de la seguridad que él encuentra en el Señor. Hoy y mañana miraremos con atención varios versículos para entender mejor nuestra seguridad.

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová” (Sal 121.1, 2). Cuando escribió esto, había ladrones que vivían en las montañas, acechando a viajeros que se convertirían en sus víctimas inocentes. El trabajo de David como pastor de ovejas lo llevaba a zonas peligrosas, donde no solo ladrones sino también animales salvajes constituían una amenaza.

Nuestra vida puede ser como un territorio montañoso. ¿Se pregunta usted qué peligros le acechan en el futuro? El Señor es nuestro ayudador; solo Él puede protegernos. Los seres queridos pueden dar ayuda hasta cierto punto, pero Dios lo sabe todo, y tiene todo el poder necesario para socorrernos.

“No dará tu pie al resbaladero” (Sal 121.3). Dios ha provisto todo lo que necesitamos para evitar el pecado. El Espíritu Santo nos dirige y nos da poder; la Palabra de Dios alumbra nuestro camino para que no resbalemos. Pero, a veces, elegimos pecar. El Dios todopoderoso podría impedir que desobedezcamos, pero Él no interfiere con nuestro libre albedrío. Lo que hace es sostenernos, dándonos el poder para andar en sus caminos.

Estos primeros versículos se centran en el poder del Señor de protegernos. Ya sea que la fuente del problema sean otros, las circunstancias externas, o nuestro propio pecado, podemos encontrarnos en peligro y atemorizados. Felizmente, tenemos un Dios que nos conduce a la seguridad.

Monday, June 27, 2016

Asuntos que suelen ser postergados | Dr. Charles Stanley | 6/27/16

Dios nos ha dado trabajo que realizar, y nuestro constante aplazamiento para llevar a cabo su plan es desobediencia. Eso hace que la postergación habitual sea un problema grave. Leer la Biblia diariamente, orar y diezmar no son las únicas cosas que los cristianos pueden aplazar o descuidar. También podemos postergar…

Servir en la iglesia. Nos ofrecemos para servir, pero cuando nos llaman a hacerlo, decimos que no. Si nos preguntan por qué, podemos responder que la duración del compromiso no nos conviene. En otras ocasiones, decimos que el trabajo no se ajusta a lo que somos. En ambos casos, si examinamos nuestros sentimientos, descubriremos que estamos evitando lo que no nos gusta o no somos competentes de hacer.

Hablar de nuestra fe. Podemos ponernos muy ansiosos al pensar en cómo debemos expresarnos, en cómo reaccionarán los demás y en si seremos capaces de responder bien las preguntas. Cuando la inseguridad nos amenaza, normalmente elegimos no hacer nada, por encima de la obediencia.

Someter nuestra voluntad a la del Señor. El solo pensar en dar a Dios el control en ciertas áreas, hace que muchos nos sintamos temerosos. Por tanto, nos aferramos a nuestra voluntad, y evitamos someternos a la de Él. Pero el verdadero sometimiento dice: “Señor, estoy dispuesto a hacer lo que quieras en esta situación. Voy a obedecer tu Palabra”.

Después de un tiempo, como consecuencia, nuestro crecimiento espiritual se atrofia. Entonces, nuestra utilidad para el Señor y nuestro gozo disminuyen.
El Señor nos ha pedido que seamos sus embajadores (2 Co 5.20). Por tanto, la irresponsabilidad no tiene lugar en la vida del creyente.

Friday, June 24, 2016

El costo de no orar | Dr. Charles Stanley | 6/24/16

¿Alguna vez ha pensado en el hecho de que pagamos un precio cuando permitimos que nuestra vida de oración se debilite? Cuando hay un descuido así, usualmente no nos detenemos a pensar en cómo nos afectará.

Si no somos capaces de hacer de la oración una prioridad —esencialmente, si renunciamos a nuestro tiempo a solas con el Padre— comenzaremos a sentir un vacío acompañado por una sensación de inquietud y desasosiego. En cambio, cuando tenemos una vida de oración activa, el peso de las cargas es quitado de nuestros hombros por la poderosa mano de Dios.

Con esto en mente, ¿por qué decide alguien dejar de orar? La triste verdad es que muchos de nosotros nos hemos acostumbrado tanto al agotamiento y a los problemas, que nos sentimos perdidos o incómodo sin ellos. Ahora bien, si seguimos alimentando este estilo de vida, comenzaremos a confiar en nosotros y no en el Señor, haciéndonos vulnerables y arriesgándonos al desastre.

Para evitar estas dificultades, la solución evidente es dar una gran prioridad a nuestra comunión y comunicación con el Señor. Después de todo, tenemos que estar en contacto con nuestro Padre celestial para escuchar su voz y entender y obedecer su voluntad para nuestra vida.

Si ha permitido un distanciamiento entre usted y Dios, confiéselo a Él hoy. Primera de Juan 1.9 promete: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos”. Si usted renueva su vida de oración —la parte más importante de su andar cristiano— volverá a ser capaz de experimentar otra vez lo mejor que Dios tiene para usted.

Thursday, June 23, 2016

Esperar en Dios | Dr. Charles Stanley 6/23/16

Esperar en Dios es una disciplina espiritual importante en nuestro caminar de fe. La vida del rey David nos enseña el valor de obedecer el plan del Señor y el peligro de adelantarnos a Él.

Cuando David era un joven pastor de ovejas, el profeta Samuel lo ungió como el futuro rey de Israel. Sin embargo, no se convirtió en tal gobernante durante muchos años. Esperar que el Señor lo pusiera en el trono se hacía más difícil, porque el rey en ejercicio, Saúl, se volvió en contra de él, y en varias ocasiones trató de asesinarlo. A pesar de la oportunidad que tuvo de tomar el asunto en sus propias manos y matar a su enemigo, David se contuvo. Tampoco permitió que nadie atacara a Saúl (1 S 24.1-7). Esperó en Dios, y fue muy bendecido por su obediencia.

El rey David supo también lo que era seguir adelante sin el Señor. Un año decidió no unirse a las tropas en batalla, aunque ese era uno de sus deberes (2 S 11.1). Durante el tiempo que se quedó en casa, se fijó en Betsabé, la esposa de Urías, y la codició. Actuando de conformidad con sus deseos, engendró un hijo con ella y luego trató de ocultar su pecado. ¡Vaya el desastre que hizo de su vida! En vez de obedecer el plan del Señor y ser bendecido, experimentó el castigo divino y mucho dolor.

Como creyentes, queremos obedecer al Señor, pero puede haber situaciones en las que un deseo nos impulse a avanzar sin esperar la dirección de Dios. Al igual que David, experimentaremos las bendiciones de la obediencia, o el dolor de la desobediencia.

Wednesday, June 22, 2016

Cómo esperar respuesta a la oración | Dr. Charles Stanley | 6/22/16

La Biblia enseña claramente que nuestro Padre Celestial escucha y responde la oración. Sin embargo, todos tenemos momentos en los que, aunque le pedimos a Dios que actúe de inmediato, no lo hace. ¿Cuáles son algunas de las razones?
A veces, el Señor ve que nuestra atención está mal dirigida. Nuestra relación con Él debe tener prioridad sobre cualquier asunto terrenal (Mr 12.30). Pero la mente y la oración pueden estar tan concentradas en la necesidad, que nuestra mirada se aparta del Señor. Dios puede demorar su respuesta hasta que nos reenfoquemos en Él. En otras situaciones, Dios se tarda porque el momento no es el adecuado para concedernos nuestra petición.

También hay tiempos en los que el Señor quiere ensanchar y desarrollar nuestra fe. Una de las maneras de lograrlo es hacernos estar a la expectativa de su respuesta. El Espíritu Santo obrará en esos tiempos de espera para madurarnos y producir el fruto de la santidad (Gá 5.22, 23).

Otras razones son la motivación equivocada al pedir (Stg 4.3), y la práctica de un pecado habitual. Ninguno de nosotros da la talla cuando se trata del patrón de santidad de Dios, pero hay quienes persisten en un estilo de vida de desobediencia. El Señor puede demorar su respuesta para poder impulsarlos a confesar sus pecados y volverse a Él.

Esperar en el Señor no resulta fácil, pues la fe y la confianza son necesarias (He 11.1). Si la respuesta de Dios a su petición tarda, verifique que 1) su enfoque esté puesto en Él, 2) su motivación para pedir honre a Dios, y 3) no esté practicando un pecado de manera habitual.

Tuesday, June 21, 2016

Cuando Dios permite que sus hijos se frustren | Dr. Charles Stanley | 6/21/16

Puede parecerle extraño, pero a mí me emocionan ciertos períodos de frustración. Cuando siento cierto desasosiego seguido de insatisfacción, cuya causa no puedo identificar, sé que Dios quiere captar mi atención. Las experiencias del pasado me dicen que una vez que haga lo que Él desea, mi frustración cesará y podré estar en armonía con su plan para mi vida.

La frustración es considerada un sentimiento negativo. Sin embargo, cuando Dios nos inquieta, su propósito siempre es bueno. A veces, Él utiliza nuestra sensación de insatisfacción, así como nuestros obstáculos espirituales y físicos, para darnos nuevas percepciones. Por ejemplo, cuando yo estudiaba en el seminario, desperté un domingo por la mañana sintiéndome muy inquieto; no podía hacer nada ni relajarme, y no sabía el porqué. Entonces me puse a orar y le pedí al Señor que me revelara su voluntad. Pasé la mayor parte del día de rodillas, y pronto descubrí que los planes que yo había hecho para pastorear por un tiempo una iglesia en California no eran sus planes. Si yo hubiera ignorado ese sentimiento, me habría perdido del llamamiento por parte de la iglesia que Dios tenía para mí.

En un mundo de tanto ajetreo, nos resulta fácil no hacerle caso al desasosiego. Pero la frustración que Dios nos manda tiene el propósito de captar nuestra atención. Él quiere que le preguntemos: “¿Qué me estás diciendo, Señor?”, y también: “¿Quieres que haga o piense algo diferente?” Tan pronto como expresemos nuestra disposición a enfrentar cualquier cosa que el Señor nos traiga a la mente, Él comenzará a revelarnos lo que necesitamos hacer.

Monday, June 20, 2016

Cuando nos sentimos frustrados | Dr. Charles Stanley | 6/20/16

Durante temporadas de frustración es natural culpar a las circunstancias o a los demás. Cuando algo nos ha impedido lograr nuestras metas, el descontento puede ser causado por factores externos, aunque la causa real sea interna. A veces, hacemos cambios, como dejar un empleo, poner fin a una amistad o dejar todo atrás, con el fin de ahorrarnos sufrimientos. Sin embargo, de esa manera no podemos hallar paz verdadera. Cuando nos sentimos frustrados, tenemos que identificar la causa. El descontento tiene tres razones internas:

Una es la incapacidad de aceptarnos tal como fuimos creados. La personalidad, los atributos físicos y las capacidades que hemos recibido pueden no ser lo que deseamos, pero son exactamente lo que necesitamos para cumplir con la voluntad de Dios. Estar pensando siempre en lo que no tenemos o en lo que nos gustaría cambiar, nos distrae del servicio al Señor.

La segunda razón es la renuencia a enfrentar nuestro pasado. Puede que tengamos recuerdos dolorosos o hayamos cometido errores que nos produjeron mucho sufrimiento. Pero solo al reconocer su influencia y confrontar las consecuencias psicológicas o emocionales, podremos seguir adelante en paz.

La última fuente de frustración es no querer enfrentar conductas o actitudes que están fuera de la voluntad de Dios. Aferrarse a un hábito pecaminoso nos conduce muchas veces a la inútil práctica de tratar una y otra vez de justificarnos ante el Señor y los demás.

La solución humana a la frustración —el cambio de nuestras circunstancias externas— fracasará siempre. La única manera de arrancar de raíz la frustración es confiar en Dios para que Él nos dé el poder para lidiar con ella.

Sunday, June 19, 2016

Una inversión que vale la pena hacer | Dr. Charles Stanley | 6/19/16

Dejar dinero como herencia a nuestros hijos no es tan importante como prepararlos con un legado espiritual que dure toda la vida. Pero qué tanto decidamos dedicar a la formación de la fe en nuestros herederos dependerá de nosotros.

En realidad, todo lo que un padre haga y diga —o deje de hacer y decir— es parte de ese legado. El entendimiento que llega a tener un niño acerca de Dios y del mundo se desarrolla a medida que toma nota del estilo de vida de sus padres, de los principios que rigen sus acciones y del poder de sus palabras. Los niños observan si los padres valoran la obediencia a Dios y notan lo que sucede cuando ellos obedecen (o no) su Palabra. Sus primeras lecciones en cuanto a perdón, generosidad y servicio a los demás las aprenden en el hogar, ya sean impartidas de manera intencional o no. Además, su hijo se dará cuenta de si sus principios y sus palabras no están en armonía.

Invertir en un legado espiritual no termina cuando un hijo llega a la edad adulta. Cuando nuestros hijos salen al mundo, seguimos teniendo la responsabilidad de transmitirles las lecciones que hemos aprendido como hijos de Dios. Mi madre me enseñó a tener fe inquebrantable y obediencia absoluta al Señor. Sus enseñanzas han seguido más allá de su vida, al pasar de una generación a otra.

Si alguien le hubiera preguntado acerca de su herencia, mi madre habría dicho: “No tengo nada que dejarle a Charles”. Pero eso no es verdad. Ella derramó su vida en la mía, asegurándose de que yo supiera lo que era ser amado, conocer a Dios y vivir sabiamente en su voluntad. Esa es mi valiosa herencia espiritual.

Friday, June 17, 2016

Fe vs. intelectuo | Dr. Charles Stanley | 6/17/16

En los días de Pablo, los incrédulos rechazaban el evangelio de Jesucristo y buscaban acercarse a Dios por medio del conocimiento intelectual. Hoy, muchas personas proponen incluso conceptos sobre Dios y la salvación que son contrarios a lo que enseña la Biblia. Sus ideas suenan a veces tan razonables que engañan a muchos. Según la lógica humana, el hombre con más educación, más títulos e inteligencia debe tener el plan más razonable para llegar a Dios. Pero, como dijo el apóstol, la “sabiduría” del mundo es locura.

Dios prometió destruir la falsa sabiduría del mundo (Is 29.14; 1 Co 1.19), y por una buena razón: porque se usa para glorificar al hombre. Quienes rechazan la fe en favor de un enfoque estrictamente intelectual de Dios, tratan de ganar su aprobación por la lógica, la racionalización o sus esfuerzos. Por ejemplo, toda religión, excepto el cristianismo, tiene un plan o ritual por el cual supuestamente se gana con ello la aceptación del dios en quién creen. Esos planes se reducen a “si lo hago mejor, seré mejor; si soy mejor, entonces seré más aceptable para mi dios”. La persona hace su trabajo, y con ello se gana la gloria por ser un buen miembro de su religión. Pero el resultado final de todo ese esfuerzo es la muerte —la separación eterna del único Dios verdadero.

La fe cristiana glorifica a Dios y su obra. Somos considerados creyentes fieles cuando ponemos nuestra confianza en Él solamente, y creemos que Jesucristo dio su vida para que pudiéramos ser libres de las cadenas del pecado. Solo Él ha hecho un camino para que los creyentes sean reconciliados con Dios y hechos justos ante sus ojos.

Thursday, June 16, 2016

LA FE SALVADORA | Dr. Charles Stanley | 6/16/16

Hemos visto cuáles son las creencias fundamentales del cristianismo. Concentrémonos ahora en los otros aspectos de la fe. El conocimiento de quién es Jesús y de lo que hizo debe estar acompañado por la fe de que los hechos son ciertos y que se aplican a nosotros. Debemos comenzar por entender que hemos violado la ley de Dios, y eso nos hace pecadores. Todos hemos nacido con una naturaleza que se rebela contra el Señor. Segundo, reconocer que ninguno de nuestros esfuerzos puede hacernos merecedores de su perdón. Tercero, aceptar que Jesús murió por nosotros; Él pagó por todos nuestros pecados, no importa lo terribles que sean a los ojos del mundo.

Cuarto, entender que la muerte de Jesús fue el pago por nuestros pecados y que no se necesita nada más. Debemos aceptar que Él pagó nuestra condena y que sufrió la ira de Dios en nuestro lugar. Por último, aceptar por fe que hemos sido adoptados en la familia de Dios por la muerte expiatoria de Jesús. La invitación es para toda la humanidad, pero no todo el mundo tiene convicción verdadera. Muchos ven estos hechos como “información”, no como verdades transformadoras.

Una vez que estamos convencidos de que Jesús es nuestro Salvador, la fe se demuestra por medio de la acción. Como nuevas criaturas, ya no somos lo que éramos antes; ahora podemos tener valores y prioridades diferentes  (2 Co 5.17). Jesús, nuestro Señor, tiene autoridad sobre nuestra vida, y solo Él merece ser nuestra prioridad absoluta. Él sabe qué le agrada al Padre y envió a su Espíritu para vivir en nosotros y para enseñarnos.

Wednesday, June 15, 2016

LO QUE SIGNIFICA CREER EN JESÚS | Dr. Charles Stanley | 6/15/16

El apóstol Pablo le dijo al carcelero de Filipos: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch 16.31). El carcelero y su familia tuvieron fe para ser salvos: aceptaron la invitación y se unieron a la familia de Dios.

La fe salvadora tiene tres elementos: conocimiento, convicción y fe. Hoy veremos el componente del conocimiento. Para creer en Jesús como nuestro Salvador, tenemos que saber quién es Él, lo que hizo y por qué fue necesario que lo hiciera.

¿Quién es Jesús? Él es la deidad —Dios Hijo. Por petición de Dios Padre, Jesús dejó de lado sus derechos divinos, tomó forma humana y vivió en la Tierra (Fil 2.6, 7).

¿Qué hizo? Jesús vivió una vida perfecta, lo que lo calificó para ser nuestro sustituto y sufrir el castigo por nuestros pecados. Su muerte en la cruz hizo posible para nosotros obtener perdón y experimentar paz con Dios.

¿Por qué fue necesaria su muerte? Porque no podíamos salvarnos a nosotros mismos; todas nuestras “buenas obras” están manchadas por nuestra naturaleza pecaminosa. Cuando aceptamos la obra expiatoria de Cristo, pasamos de ser enemigos de Dios, a miembros de su familia.

Cuando fui salvo a los 12 años, comprendía solamente los aspectos más sencillos de estas verdades. Sabía que era un pecador que necesitaba del perdón de Dios, y que solo Jesús podía salvarme. Lo que importaba era que había creído de verdad, y el Señor me salvó.

El conocimiento sin convicción y sin fe no salva. Hasta los demonios saben que Jesús es el Hijo de Dios (Lc 4.41). ¿Cree usted que lo que sabe es verdad?

Tuesday, June 14, 2016

EL PODER DE LA ACIÓN COLECTIVA | Dr. Charles Stanley | 6/14/16

Cuando surgió la amenaza, lo primero que EL PODER DE LA ACIÓN COLECTIVA | 2 Crónicas 20.14-30 | Dr. Charles Stanley | 6/14/16hizo Josafat fue dirigir su atención a Dios y proclamar un ayuno en toda Judá (2 Cr 20.3). De todas partes vino gente para apoyar a su rey en oración (2 Cr 20.13).

A veces, somos demasiado orgullosos para pedir a otros que oren por nosotros. Josafat era un rey, pero no tan autosuficiente como para no admitir que su ejército era insignificante frente a las tres fuerzas unidas contra él. Reconoció sus limitaciones y buscó la intervención divina. Aunque Josafat reinaba sobre sus súbditos, pidió que lo apoyaran en oración.

Una de las cosas más sabias que podemos hacer en medio de la dificultad es buscar la ayuda de alguien que sepa cómo hablar con Dios. El cuerpo de Cristo depende de la cooperación. Cuando el pueblo de Judá comenzó a orar, Dios le dio una solución por medio de un profeta fiel. Josafat fue humilde para escuchar y sabio para seguir las instrucciones (2 Cr 20.14-17). Como resultado, su pueblo se salvó. Los ejércitos que avanzaban se enfrentaron entre sí y se destruyeron unos a otros por completo. Sin disparar una flecha o sacar una espada, las fuerzas de Judá no sufrieron ni una sola baja. Gracias a que su humilde rey escuchó, el pueblo fue testigo de la extraordinaria victoria del Señor (2 Cr 20.22-30).

Tenemos que afinar nuestros oídos a la voz de Dios para escucharlo. A veces, Él habla a través de personas que no elegiríamos seguir, y a menudo dice cosas que no esperamos escuchar. Pero Él nos dará la solución a nuestros problemas, si estamos dispuestos a escucharlo.

Monday, June 13, 2016

UNA ORACIÓN EQUILIBRADA | Dr. Charles Stanley | 6/13/16

Los cristianos podemos aprender hoy buenas lecciones de las oraciones del Antiguo Testamento. Cuando Josafat le suplicó a Dios por ayuda, buscó un término medio entre su petición en cuanto a su necesidad y la alabanza de la grandeza de Dios. De igual modo, debemos hacer nuestras peticiones reconociendo quién es Dios. De lo contrario, el enfoque de nuestra oración se convierte en necesidad, debilidad, fracaso o temor.

Josafat clamó a Dios por su terrible situación, pero también exaltó sus atributos, reconociendo las grandes cosas que Él había hecho. Cuando oramos así, nos volvemos más fuertes, sinceros y audaces. Por eso es tan importante conocer la Palabra de Dios. Cuando leemos acerca de cómo ha obrado el Señor en la vida de los demás, entendemos su fuerza y poder maravillosos. Podemos así ver a hombres y mujeres del Antiguo Testamento como ejemplos a seguir, y comenzar a orar de manera parecida. El milagroso poder de Dios sigue estando disponible hoy, y Él quiere que sus hijos lo usen.

Al decir: “¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2 Cr 20.6), Josafat estaba alabando a Dios, y al mismo tiempo recordándose a sí la grandeza del Señor. Cuando usted ore, alabe a Dios por su gracia y misericordia, y piense en su gran poder.

¿Quiere revolucionar su vida de oración? Si centra la misma atención en la alabanza de los atributos del Señor, como lo hace en sus peticiones, sus oraciones tendrán una nueva dimensión. Dejarán de estar centradas en usted, para enfocarse en Dios.

Friday, June 10, 2016

VICTORIA SOBRE LA DEBILIDAD | Dr. Charles Stanley | 6/10/16

Los padres tratan normalmente de dar a sus hijos todo lo que necesitan, con la esperanza de que se conviertan en adultos exitosos. Como cristianos, queremos especialmente ayudar a nuestros hijos a crecer en el conocimiento de Dios y de su Palabra, en el amor a Jesús, en aprecio por su iglesia y en el deseo de servir al Señor. Los niños tienen, con frecuencia, mucho entusiasmo por las cosas del Señor. Pero, a medida que crecen, a veces se alejan de la fe.

Sansón es un ejemplo de ese triste alejamiento. Tuvo una educación que le enseñó acerca de Dios, pero, al final, la tentación sexual se convirtió en demasiado atractiva para él.

La Biblia revela varias ocasiones en las que Sansón cedió a su deseo. Por ejemplo, deseó a una mujer pagana de Timna; y, a pesar de la advertencia de sus padres, violó el mandamiento de Dios al casarse con ella (Jue 14.1-3). Un segundo incidente casi lo llevó a la muerte; se salvó solo por su fuerza sobrenatural (Jue 14.12-20). Quizás el ejemplo más trágico fue la traición de Dalila, la mujer impía a la que amó. La lujuria de Sansón le impidió verla tal cual era. Como resultado, fue capturado, y los filisteos le sacaron los ojos.

Si no nos controlamos, el pecado se infiltrará y dominará nuestra vida, y afectará a otros. El primer paso hacia el éxito es reconocer nuestras debilidades. Después, aceptar que somos impotentes para vencerlas sin ayuda. Por último, es importante admitir la suficiencia de Dios para salvarnos. Al final, Sansón reconoció su necesidad de Dios, y le pidió fuerzas para vengarse de los filisteos (16.28). Si acudimos al Señor, como Sansón, podremos obedecerle y tener la victoria.

Thursday, June 9, 2016

SIN CEDER A LA DEBILIDAD | Dr. Charles Stanley | 6/9/16

En el momento en que una persona es salva se convierte en una creación totalmente nueva, apartada para los propósitos de Dios (2 Co 5.17). Él tiene un plan específico para la vida de cada creyente (Ef 2.10), y da a cada uno de sus hijos lo necesario para lograr ese plan (2 P 1.3).

Piense en la vida de Sansón. Cuando nació, Israel estaba bajo el dominio de los filisteos. En esa perversa cultura “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue 21.25). Dios dispuso que Sansón fuera apartado para su servicio, y así comenzara “a salvar a Israel de mano de los filisteos” (Jue 13.5). Para prepararlo, el Señor le dio padres temerosos de Dios, buena crianza y fuerza humana extraordinaria. Fue grandemente bendecido a medida que maduraba, y se convirtió en juez de Israel, con la autoridad para llevar a cabo la voluntad de Dios.

Sansón estaba equipado con todo lo necesario para cumplir con el propósito del Señor. Pero tenía una gran debilidad: la lujuria —la cual finalmente lo llevó a su caída. Como resultado, terminó siendo un prisionero, y ya no estuvo en condiciones de cumplir con la responsabilidad dada por Dios.

El equipamiento de Dios incluye la capacidad de no ceder a nuestras debilidades. Pero debemos estar dispuestos a huir de la tentación y obedecer al Señor. Sansón tenía un enorme potencial para hacer lo correcto para Dios, y nosotros también. Pero eligió el pecado y sufrió las consecuencias. ¿Qué va a elegir usted hoy: acudir a Dios en busca de ayuda o ceder a su debilidad?

Wednesday, June 8, 2016

RECOMPENSAS CELESTIALES | Dr. Charles Stanley |6/8/16

No solo a los niños les gusta ser recompensados. Nuestro Creador sabe que a los adultos también les motivan los incentivos. Es por eso que encontramos promesas en su Palabra para quienes andan en sus caminos.

Algunos de estos beneficios están al alcance en este mundo, como lo son el sentimiento de realización, el gozo y el favor de otros, mientras que otras bendiciones se concederán en el cielo. Como creyentes, no debemos temer al juicio final (Ro 8.1); estamos vestidos con salvación por la sangre de Jesús, y no enfrentaremos la ira divina.

Pero el Señor determinará el valor de nuestras obras y las recompensas que merecemos. Para ayudarnos a entender esto, la Biblia habla de cuatro coronas. La primera, llamada corona de la vida es dada a los creyentes que se mantienen firmes, soportando las pruebas sin renunciar ni desanimarse (Stg 1.12). La segunda, la corona incorruptible es dada a aquellos cuyo deseo es andar en obediencia delante de Dios (1 Co 9.24-27). En medio de luchas e incluso de fracasos, siguen muriendo a la carne y obedeciendo al Espíritu. La tercera, la corona de justicia, se da a quienes anhelan la venida de Cristo y viven consagrados a Él (2 Ti 4.6-8). La cuarta, la corona de gloria, la dará Dios a quienes llevan su Palabra a otros (1 P 5.2-4). Y, como nos dice la Biblia, quedaremos maravillados por la gloria de Jesús, y tendremos la honra de depositar nuestras coronas a sus pies.

La recompensa suprema será proclamar la gloria de Dios por toda la eternidad. Tendremos el máximo gozo en su presencia, pero podemos ocuparnos hoy mismo de servir a Dios con obediencia y humildad.

Tuesday, June 7, 2016

LAS RECOMPENSAS DE UN SERVIDOR | Dr. Charles Stanley 6/7/16

Por su gracia, Dios da salvación a quienes ponen su fe en Jesús. No podemos ganarnos este regalo, ni tampoco lo merecemos. Pero nuestro Padre celestial sí ve nuestras buenas obras, y promete recompensarnos según lo que hayamos hecho para Él.

El servicio tiene lugar cuando dejamos que el Señor obre por medio de nosotros, para su honra y gloria; cuando los recursos divinos satisfacen las necesidades humanas mediante nosotros.

Apocalipsis 22.12 nos estimula: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Ya sea grande o pequeño, todo servicio hecho en el nombre de Jesús será recompensado. Pero debemos asegurarnos de que nuestras acciones sean para la gloria de Cristo. Si la motivación es nuestra propia gloria, la única recompensa que recibiremos será la alabanza (si acaso) de quienes nos rodean. Y sabemos que la aprobación de los hombres no satisface ni es duradera.

Si bien algunas recompensas serán dadas en el cielo, otras pueden recibirse ahora mismo. Por ejemplo, el gozo que sentimos al permitir que Dios bendiga a otros por medio de nosotros, y al agradar a Cristo. Además, hay un profundo sentido de satisfacción cuando llevamos a una persona a Jesús y la enseñamos a andar por fe.

Servir a los demás es una gran bendición y una responsabilidad. Debemos considerar sinceramente cuál es nuestra motivación para estar seguros de que nuestro propósito sea glorificar a Cristo. Solo así recibiremos las recompensas que nos serán dadas, no solo en la eternidad, sino también en la Tierra.

Monday, June 6, 2016

ES BUENO SER AFLIGIDOS | Dr. Charles Stanley | 6/6/16

David se regocijaba en la aflicción porque las pruebas le permitían conocer más a Dios. Las lecciones de constancia, gracia y provisión del Señor eran más valiosas para él que el dinero. Además, el corazón y el espíritu de David se enriquecían, también.

La aflicción actúa como un fertilizante espiritual en la fe del creyente. Analice la búsqueda radical del Señor que David desarrolló mientras huía de un rey asesino. Los años transcurridos entre su victoria sobre Goliat y su ascensión al trono fueron físicamente exigentes y emocionalmente agotadores. Pero los problemas hicieron del futuro rey un líder sabio, un guerrero astuto y un siervo humilde de Dios.

Los salmos de David revelan que sus luchas le enseñaron la dependencia en Dios (Sal 4), la perseverancia (Sal 13) y muchas otras valiosas cualidades espirituales. El Señor también lo confortaba mientras ensanchaba la fe del guerrero y poeta (Sal 86.17). Tal y como Dios lo dispuso, las palabras de David nos ofrecen consuelo cuando pasamos por momentos de sufrimiento.

Dios moldea a sus hijos por medio de la aflicción para convertirlos en dadores de consuelo (2 Co 1.4). El mensaje que ofrecemos es el que aprendimos en nuestras pruebas: Que Dios es al Único que necesitamos. Él puede satisfacer las necesidades cuando el foso sea profundo, los obstáculos gigantes o el sufrimiento prolongado.

Segunda a los Corintios 2.14 nos dice que los creyentes son un olor grato en el mundo. A quienes Dios lleva al triunfo sobre la aflicción, se convierten en la fragancia de su cuidado. Llevamos ánimo y alivio a los que sufren, y el mensaje del amor de Cristo.

Saturday, June 4, 2016

LAS COSAS INALTERABLES | Por Dr. Charles Stanley | 6/4/16

El Señor se está preparando hacia el momento decisivo cuando este mundo será sustituido por un nuevo cielo y una nueva tierra. Con ese objetivo, Él extirpa todo lo engañoso y perverso, tanto de las naciones como de las personas. Según la Biblia, este proceso se acelerará a medida que se acerque el fin del mundo. Dios quitará todo lo que puede ser sacudido para que permanezcan solo las cosas inalterables (He 12.27).

Los cristianos tienen una morada imposible de cambiar. Cuando decidimos poner la fe en el Salvador, nacimos en el reino de Dios y recibimos una posición nueva y segura “en Cristo Jesús” (Ro 6.11). Ninguna fuerza externa puede destruir el reino, ni esta relación.

Porque, ¿qué poder puede sostenerse delante de nuestro soberano Señor Jesucristo? Todo lo que existe tendrá que someterse a Él. Aunque las guerras hagan estragos, la injusticia se extienda y los gobiernos caigan, Él sigue teniendo el control absoluto. Al hombre se le ha permitido ejercer la maldad para que lo que haya en su corazón sea revelado y sienta la gran necesidad de un Salvador. Hasta el tirano más despreciable tiene la oportunidad de arrepentirse. Pero quienes rechazan su gracia divina serán destruidos juntamente con todo lo que viola el perfecto orden de Dios.

Vivimos en tiempos angustiosos. A medida que las condiciones empeoran, se vuelve más fácil ver el porqué la Biblia llama a Dios fuego consumidor (He 12.29). Él está quemando todo lo que le desagrada. Y lo seguirá haciendo hasta que los únicos que queden sean los justos que estén bajo el señorío de Cristo y esperan su reino en la Tierra.

Friday, June 3, 2016

COSAS QUE PUEDEN SER SACUDIDAS | Dr. Charles Stanley | 6/3/16

Dios tiene maneras de sacudir al mundo cuando se propone hacer algo grande. Por ejemplo, hizo temblar literalmente a la Tierra cuando Jesús murió en la cruz, y también cuando el Espíritu Santo vino en Pentecostés (Mt 27.51). No hubo nada casual en la actividad sísmica que acompañó a estos dos hechos. Y fueron mensajes nada sutiles: ¡Presten atención, porque están sucediendo cosas importantes!

Es posible que la Tierra no esté temblando hoy, pero Dios está, sin duda, moviendo algunas cosas. Está dejando que las alianzas políticas, los sistemas financieros y los patrones éticos se tambaleen. Estamos viendo la poca solidez y el deterioro de las estructuras sobre las cuales hemos basado el orgullo y la esperanza nacionales. Las familias están en crisis, y muchos matrimonios están colapsando. Lamentablemente, la gente ha construido su vida sobre los débiles fundamentos de la sabiduría, bondad e ingenuidad humanas. Pero hay solo un fundamento seguro: Jesucristo (1 Co 3.11).

Dios tiene siempre un propósito al permitir sacudidas en su ordenada creación. Entre otras cosas, está sacudiendo a la iglesia de su apatía y enfoque en sí misma, recordando a los creyentes que no deben confiar en las inestables estructuras de este mundo, sino descansar en el firme y seguro fundamento provisto por el amor, la salvación y el reino de Dios.

Como embajadores del Señor en el mundo, y los únicos que estamos sobre terreno firme, tenemos la responsabilidad de ofrecer verdadera esperanza a aquellos que han perdido el rumbo. Ningún trabajo, gobierno, o incluso religión, pueden darle a una persona seguridad por mucho tiempo. El único refugio perdurable es una relación con el soberano Señor Jesucristo.

Thursday, June 2, 2016

CÓMO MEDIR NUESTRO CRECIMIENTO ESPIRITUAL | Dr. Charles Stanley | 6/2/16

Como creyentes, debemos hacer todo lo posible para parecernos cada vez más a Dios (Ef 4.15). Cuando Él es el Señor de nuestra vida, es necesario que demostremos ciertas características. He recopilado un breve inventario de referencias espirituales para ayudarle a evaluar su progreso. Pero recuerde, solo la Biblia puede indicarle la magnitud de su crecimiento.

Sabemos que estamos creciendo cuando nos volvemos más conscientes de nuestra pecaminosidad y debilidad. Al estudiar la vida de los primeros cristianos, es obvio que ellos no “mejoraron” con la edad ni con la madurez espiritual. Por el contrario, se hicieron más dependientes del Señor. Lo cual quiere decir que crecemos espiritualmente cuando respondemos al pecado con arrepentimiento. Negarse a enfrentar el pecado es rebeldía contra Dios. Los creyentes que crecen se alejan de lo malo y se apegan a lo recto. Si experimentamos las bendiciones de la dependencia y el arrepentimiento, nuestro deseo de obedecer se intensifica y la atracción al pecado disminuye.

El crecimiento se caracteriza por el aumento tanto de gozo como de lucha. La fe se desarrolla por medio de las dificultades, porque gozar de confianza en medio de sufrimiento nos ayuda a lograrlo. Por tanto, maduraremos cuando juzguemos las pruebas y las tentaciones como oportunidades para crecer.

Pablo, David y Daniel demostraron que la adversidad puede ayudar a formar gigantes espirituales. Estos hombres reconocieron a Dios como el guardián de sus vidas. Maduramos cuando discernimos que todo lo que nos sucede viene del Señor, y por tanto, Él está obrando para nuestro bien (Ro 8.28).

Wednesday, June 1, 2016

LA PREPARACIÓN PARA VER A DIOS | Dr. Charles Stanley | 6/1/16

David tenía la confianza de que el Señor estaba siempre a su mano derecha (Sal 16.8). Sus salmos revelan que, al examinar su vida, veía la huella de Dios. Como David, debemos preparar nuestros ojos espirituales para percibir la evidencia de la presencia de nuestro Padre celestial. Ver a Dios con ojos espirituales no es verlo de vez en cuando; es un estilo de vida. En el Sermón del monte, Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5.8). Quienes andan delante del Señor con una conciencia limpia controlarán sus pensamientos pecaminosos, hábitos, actitudes y palabras. Echan fuera el pecado, y viven rectamente. Estos creyentes tienen una claridad espiritual que agudiza su conciencia de la presencia de Dios y de sus bendiciones.

Hace varios años desarrollé un hábito que me ha ayudado a enfocarme en Dios. Cuando me acuesto, hablo con el Señor antes de dormirme, y trato de recordar qué cosas me sucedieron en el día. Lo que hago, en realidad, es buscar evidencias de la actividad del Señor. ¿Cómo guió Él cierta decisión? ¿Cuál fue su respuesta a algún problema? ¿Cómo me protegió en alguna situación? El ver la actividad de Dios por segunda vez (incluso cuando la experiencia inicial fue difícil), graba más profundamente en mi corazón la realidad de su amor.

La evidencia del gran poder de Dios está en toda nuestra vida. Ver al mundo con ojos espirituales bien abiertos cambia nuestra perspectiva. En vez de decir: “No puedo”, diga: “Puedo, porque el Señor me da poder”. Viva confiado en nuestro amoroso y omnipotente Dios, quien mora en usted.