Friday, November 28, 2014

VIVIR POR ENCIMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS | Dr. Charles Stanley

Vivir por encima de las circunstancias

La mayoría de las personas reaccionan de otra manera a las dificultades. 

Leer | Filipenses 1.12-18

28 de noviembre de 2014

Pablo escribió su carta a los Filipenses durante un largo e injusto encarcelamiento. Sin embargo, esta corta epístola está llena de gozo. Nunca se queja o culpa a nadie de su situación, porque había aprendido a vivir por encima de sus circunstancias.

La mayoría de las personas reaccionan de otra manera a las dificultades. Primero, en un intento por sentirse mejor, tratan de culpar a otros por el problema. Luego, se quejan para inspirar compasión, y por último, buscan una salida a la situación, y eso, por lo general, agrava las cosas.

Pablo sabía que había una estrategia para vivir por encima de sus circunstancias, que consistía en un cambio de enfoque. En vez de examinar su problema y quejarse del mismo, buscó fortaleza en Dios. De sus labios brotó la alabanza: “Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Fil 3.8).

Dios quiere escuchar nuestras aflicciones e incluso la ira o confusión que sentimos por nuestras pruebas, pero también quiere que confiemos en que Él nos sacará adelante. Enfocarse en el Señor y alabarlo no significa fingir que nos agrada pasar por tiempos difíciles —porque eso no sería sincero. Pero podemos reconocer honestamente que Él está en control de la situación, y que guiará cada uno de nuestros pasos, tal como lo prometió (Pr 3.5, 6).

Los creyentes tenemos dos opciones: Podemos regodearnos en la autocompasión, o podemos mirar a Jesucristo y aprender a vivir por encima de nuestras circunstancias. ¿Cuál de las dos elegirá usted?

 

Thursday, November 27, 2014

EL ALCANCE DE NUESTRA GRATITUD | Dr. Charles Stanley

El alcance de nuestra gratitud

Nuestro Dios es bueno y Él ha prometido estar con nosotros en cada circunstancia.

Leer | 1 Tesalonicenses 5.12-24

27 de noviembre de 2014

¿Se ha dado cuenta de que la Biblia contiene mandatos, pero no la explicación de cómo cumplir con ellos? Sabemos que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber para obedecer a Dios. Sin embargo, a veces desearíamos recibir instrucciones detalladas. Por ejemplo, el versículo 18 del pasaje de hoy dice simplemente: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Ahora bien, ¡esas sí que son palabras mayores! Nos apresuramos a dar gracias al Señor por las bendiciones, tales como un nuevo bebé, una nueva casa, o un nuevo trabajo, pero ¿qué de la enfermedad, del dolor, de las dificultades o de las pérdidas? ¿Cómo podemos estar agradecidos por tales cosas? La respuesta es que no podemos —a menos que reconozcamos que Dios trae o permite el dolor y las dificultades en la vida por sus buenos propósitos para con nosotros, y para su gloria.

José es un ejemplo de esta verdad. Sus hermanos lo vendieron como esclavo, pero Dios usó su difícil situación para salvar la vida de muchas personas, entre ellas a sus mismos hermanos (Gn 50.20). Cuando elegimos la gratitud en vez de la amargura, reconocemos que el Señor es bueno, incluso cuando las circunstancias no lo sean.

Hay muchas cosas que nunca seremos capaces de entender en este mundo, pero hay algo de lo que podemos estar muy seguros: Nuestro Dios es bueno. Además, sus propósitos son buenos, y Él ha prometido estar con nosotros en cada circunstancia. Si creemos esto, podemos dar gracias en todo.


Wednesday, November 26, 2014

REVESTIDOS DE PODER | Dr. Charles Stanley

Revestidos de poder

El poder del Espíritu Santo es el control dinámico, sobrenatural y la autoridad de Dios. 

Leer | Lucas 24.44-49

26 de noviembre de 2014

El poder del Espíritu Santo es el control dinámico, sobrenatural y la autoridad de Dios. Es el poder que nos hace capaces de servir.  Pero lamentablemente, muchos creyentes tratan de realizar un trabajo sobrenatural confiando en sus fuerzas humanas.

El Espíritu de Dios habita en todos los creyentes. Pero hay una diferencia considerable entre tener el Espíritu Santo en nosotros, y el derramamiento de su poder en nuestra vida. Pensemos en la diferencia que hay entre un automóvil de cuatro puertas y un auto de carreras. Ambos vehículos corren, pero el motor del auto de carreras hace que éste sea mucho más poderoso que el sedán. Cuando el Espíritu de Dios le dé su poder, su rendimiento será como el de ese auto de carreras.

Pensamos con frecuencia que el poder del Espíritu Santo es solamente para los pastores y los misioneros. Pero la verdad es que este poder se ofrece a toda persona que esté dispuesta a servir a Dios. Para ello, primero debemos estar convencidos de nuestra insuficiencia. Esto significa reconocer que no podemos trabajar para Dios sin la ayuda de su Espíritu. Luego, es necesario confesar nuestro pecado a Dios y arrepentirnos para mantener comunión con Dios. Cuando dejamos intencionalmente que el pecado entre en nuestras vidas, ponemos trabas al poder del Espíritu Santo. Por último, cada persona que se apropie del poder divino necesita tener una vida de oración firme.

Cuando confiamos en que Dios nos dará lo necesario para realizar el trabajo que nos llama a hacer, somos revestidos de poder. ¿Está puesta su confianza en usted o en Él?

 

Tuesday, November 25, 2014

PREPARADO PARA LA BATALLA | Dr. Charles Stanley

Preparado para la batalla

Un soldado que no está preparado no podrá resistir al enemigo.

Leer | 2 Timoteo 3.16, 17

25 de noviembre de 2014

Un soldado que no está preparado no podrá resistir al enemigo. Puesto que los creyentes estamos en guerra con Satanás, debemos entrenarnos sabiamente para que nuestro corazón permanezca limpio y nuestro testimonio se mantenga fuerte. He aquí una guía para prepararnos para la batalla:

• Los soldados tienen que reconocer que hay una guerra. La Biblia es clara: El diablo está decidido a destruir a los santos. Por esta razón, debemos ver nuestra vida como un campo de batalla (1 P 5.8).

• Los soldados tienen que conocer al enemigo. Los métodos y los engaños de Satanás están registrados en la Biblia. Sabemos que sus palabras son engañosas, pero también muy tentadoras.

• Los soldados tienen que ser entrenados. Cada día, tenemos la oportunidad de demostrar confianza en Dios, incluso en cuanto a las cosas más sencillas. Lo cual nos preparará para enfrentar con valor y sabiduría las decisiones futuras y la adversidad.

• Los soldados tienen que saber cómo utilizar sus armas. La Palabra de Dios y la oración son muy útiles en la lucha contra Satanás; ellas nos animan el corazón y nos guían en la toma de decisiones.

• Los soldados tienen que resistir la propaganda. Satanás utilizará cualquier medio para cautivarnos —cosas buenas y malas. Por eso los creyentes tenemos que ser sabios al decidir lo que permitimos que entre a nuestras mentes.

Un soldado preparado es un creyente con una mente y un corazón llenos del Señor y de su Palabra. El guerrero lleno del Espíritu Santo será un vencedor contra los ataques de Satanás.

 

Monday, November 24, 2014

EL GRITO DE GUERRA DEL CREYENTE | Dr. Charles Stanley

El grito de guerra del creyente

Los creyentes tenemos el poder de Dios y su orden de mantenernos firmes.

Leer | Efesios 6.10-14

24 de noviembre de 2014

Cuanto más grande es nuestra influencia para el reino de Dios, más se esfuerza Satanás para despertar frustración, dudas y ansiedad. El apóstol Pablo escribió una carta a los creyentes de Éfeso para advertirles en cuanto a ese asunto.

Satanás detesta a quienes agradan al Señor con su estilo de vida, y reúne las “fuerzas espirituales de maldad” para atacar la mente, el cuerpo y el espíritu del creyente (Ef 6.12). Su principal objetivo es desviar nuestra atención del Señor para que nuestra relación con Él sufra y nuestro testimonio se debilite o se arruine. El diablo no puede arrebatar nuestro espíritu de la mano de Dios (Jn 10.29), pero se conforma con hacer de nuestra vida un caos.

Pablo aconsejó a los creyentes: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Ef 6.10). No podemos defendernos de un ataque de Satanás confiando en nuestras propias fuerzas. El adversario es más fuerte y más inteligente que aun los hombres y las mujeres más inteligentes. Pero Dios nos da poder continuamente por medio del Espíritu Santo, quien es mucho más grande que Satanás y sus engañosos planes (1 Jn 4.4).

Los creyentes tenemos el poder de Dios y su orden de mantenernos firmes. Eso significa que debemos confiar en el Señor y esperar con paciencia a que Él intervenga. Tenemos que ser como un soldado en el campo de batalla, que afirma sus pies en el terreno, se pone su escudo y está listo para enfrentar al enemigo que se acerca. La guerra ya ha sido ganada —nuestra alma le pertenece a Dios— pero la batalla por nuestro testimonio en este mundo sigue con furia. ¡Cobre aliento, y no emprenda la retirada!

 

Saturday, November 22, 2014

¿NECESIDAD O DESEO? | Dr. Charles Stanley

¿Qué necesita usted para llegar a ser la persona que Dios le ha llamado a ser?

Leer | Romanos 8.32

22 de noviembre de 2014

En Filipenses 4, Pablo declara: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (v. 19). Cuando leemos ese pasaje y lo aplicamos a nuestra vida diaria, debemos tener el cuidado de interpretarlo correctamente.

Primero necesitamos entender la diferencia que hay entre necesidades y deseos. Una necesidad es algo indispensable para llegar a ser las personas que Dios desea que seamos, o para llevar a cabo las cosas que nos ha llamado a hacer. Por otra parte, un deseo es algo que creemos que nos traerá alegría a la vida. La palabra clave aquí es alegría, que se refiere a un placer temporal; nos inclinamos a desear cosas que nos traigan felicidad por un tiempo, pero que luego se desvanecen.

Es importante señalar que no hay absolutamente nada malo en tener un deseo, siempre y cuando esté dentro de la voluntad de Dios. Él es un Padre tierno y maravilloso que se deleita en derramar con abundancia su gracia sobre nosotros (Mt 7.11). Sin embargo —y esto es muy importante— debemos recordar que Dios nunca promete suplir todos nuestros deseos. Él, sin duda, nos concede muchos de ellos, pero solo a su discreción y para su propia gloria. Así pues, si usted no puede tener la casa que desea, por ejemplo, eso no es una indicación de que Dios no sea fiel.

¿Qué necesita usted para llegar a ser la persona que Dios le ha llamado a ser? ¿Qué desea que le ayudará a tener más alegría en la vida? Mantenga una lista de ambas cosas, y haga de las dos categorías una parte regular de su vida de oración.


Friday, November 21, 2014

¿YO DECLARO? UNA RESEÑA DEL LIBRO DE JOEL OSTEEN | Edgar Aponte

¿Yo declaro? Una reseña del libro de Joel Osteen


Review
12.10.2014

Reseña del libro “Yo declaro, 31 promesas para proclamar sobre su vida”, Joel Osteen, (New York, NY: Hachette Book Group, Inc., 2013). 174 páginas.

Es muy probable que usted haya escuchado a varias personas que profesan ser cristianas decir: “Yo declaro”. Este tipo de expresiones son comunes en las iglesias pentecostales. En las próximas líneas haré un análisis del libro de Joel Osteen titulado “Yo declaro".

El libro está compuesto por 31 capítulos, donde cada uno es el desarrollo de una de las 31 promesas que el autor invita al lector a declarar sobre su vida para que así pueda cumplir sus sueños y tener éxito. En la introducción, Osteen dice que “nuestras palabras tienen poder creativo. Cuando declaramos algo, ya sea bueno o malo, damos vida a lo que estamos diciendo (v)”. Él dice que las personas no se dan cuenta que cuando hablan de ellas mismas están profetizando su futuro. “Si yo profetizo mi futuro, quiero profetizar algo bueno (vii)”. El autor desea que las personas usen “este libro como su guía para declarar su victoria cada día. Declare salud. Declare favor. Declare abundancia (ix)Un ejemplo de ese ejercicio de declaración es pararse frente al espejo y decir: “Buenos días, guapa. Buenos días, bendito, próspero, exitoso, fuerte, talentoso, creativo, confiado, seguro, disciplinado, enfocado y muy favorecido hijo del Dios Altísimo (xii)”. En resumen, los 31 capítulos son el desarrollo de estos adjetivos y otros sueños. Cualquier lector curioso se preguntaría dónde da Dios esas 31 promesas, cosa que Osteen no menciona.

En lo que resta, mi intención es analizar algunos puntos importantes que pude notar durante la lectura del libro. Pero antes de eso quiero explicar el origen de la tan usada expresión “Yo declaro”.

EL ORIGEN DE “YO DECLARO”

No creo que la expresión “yo declaro” sea original de Osteen, ya que el libro no tiene un año de ser publicado y yo particularmente escuché la expresión años antes. Lo que sí tengo claro que no es original de Osteen es la idea de que “nuestras palabras crean realidades”. En Estados Unidos y América Latina es común escuchar a líderes religiosos, regularmente asociados al llamado “evangelio de la prosperidad”, afirmar que nuestra mente y nuestras palabras tienen el poder de crear cosas materiales y hacer que los sucesos ocurran. Esa es la tesis de este libro. Este concepto tiene su origen en una corriente filosófica denominada “Nuevo Pensamiento” (“New Thought” en inglés).

El “Nuevo Pensamiento” comenzó en el siglo XIX, y ganó mucha popularidad en los Estados Unidos en las primeras décadas del 1900. También se le conocía como “Mente Sanadora” o “armonialismo”. Aunque el movimiento nace en el siglo XIX, sus orígenes se encuentran en las ideas del inventor sueco Emanuel Swedenborg, que en su búsqueda del alma humana dijo que Dios se le reveló y lo declaró “Revelador de Dios”. Swedenborg decía que hablaba con el apóstol Pablo, con Martín Lutero y en ocasiones con Moisés. Negó las verdades del cristianismo y enseñaba que el mundo físico era una extensión de la mente y que por lo tanto la mente podía formar y dictar cosas materiales.

Estas ideas fueron desarrolladas en Estados Unidos por Phineas Quimby quien se conoce como el padre del “Nuevo Pensamiento”. Quimby decía que lo que alguien cree es realidad, incluyendo las enfermedades. Los proponentes del “Nuevo Pensamiento” tomaron ideas de diferentes religiones, especialmente del cristianismo.

Las ideas del “Nuevo Pensamiento” fueron popularizadas por el gurú Ralph Waldo Trine quien publicó un libro en 1897 que vendió millones de copias. Trine decía que lo que uno afirmaba con la mente y con palabras ocurría; que las razones de las enfermedades en las personas eran porque hablaban o pensaban sobre ellas. Pero las enseñanzas no llegaron claramente a las iglesias de mano de Trine —quien negaba la Biblia y la deidad de Cristo—, sino a través del pastor E. W. Kenyon. Kenyon fue compañero de estudio de Trine en la escuela de oratoria Emerson College en Massachusetts. El predicador Kenyon es conocido por su idea del “pensamiento positivo”. Él enseñó que las confesiones positivas eran la clave para una vida próspera. También se le conoce como el padre del “evangelio de la prosperidad”. Kenyon influenció a personas como Kenneth Hagin y Oral Roberts, este último fundador de la universidad que lleva su nombre donde estudió Joel Osteen.

En resumen, la idea del “yo declaro” no es más que la representación de las ideas paganas originalmente conocidas como el “Nuevo Pensamiento”, que luego popularizaron algunos pastores con el término “pensamiento positivo y próspero”.

EL “YO-ISMO” DE “YO DECLARO”

El cristianismo bíblico es cristocéntrico, mientras que el libro “Yo declaro” es “hombrecéntrico” (antropocéntrico). La Biblia enseña que Cristo es el centro de la Biblia, y que el Antiguo Testamento atestigua de Él (Lc. 24:44). La Palabra de Dios nos enseña que Jesucristo es Dios encarnado, el Hijo obediente, el ultimo Adán, el verdadero Israel, y el heredero del trono de David (cf. Jn. 1:14; Mt. 1:1; 2:15; Ro. 5:12-21; 1 Co. 15:20-28; Fil. 2:6-11); y que al mismo tiempo es Yahweh, el Señor (Jn. 8:58; Hch. 2:36). Cristo vino a vivir la vida que nosotros no pudimos vivir, a recibir la muerte que nosotros merecemos, y resucitó al tercer día declarando victoria sobre la muerte, para que todo aquel que se arrepienta de sus pecados y ponga su fe en Él como Señor y Salvador, sea salvo y tenga vida eterna. El Cordero de Dios murió como sustituto de todos los que en Él crean.

En cambio, este libro es estrictamente “hombrecéntrico”. Todo es acerca de mí, y nada acerca de Cristo y lo que Él hizo en la cruz. Expresiones como estas son comunes: “yo declaro que las personas serán buenas conmigo (59)”, “éste es mi tiempo de brillar (141)”. Y llega al punto de decir que el hombre está en control. “Yo tengo el control (166)”.

LA HERMENÉUTICA DE “YO DECLARO”

Algo claro en las páginas de “Yo declaro” es la pobre hermenéutica del autor. Osteen trata la Biblia como si fuera un libro mágico de la novela Harry Potter y, en los mejores casos, la moraliza de una forma triste. Por ejemplo, cita Salmos 2:8, donde Dios dice: “pídeme, y te daré por herencia las naciones”. Osteen aplica este versículo a su lector, diciéndole, ves, pídele a Dios y te dará tus sueños (148). Cualquiera que haya leído con detenimiento su Biblia sabe que el Salmo 2 es un texto mesiánico. El libro de Hechos aplica este Salmo a Jesús (Hechos 4:23-27). El versículo que Osteen usa en realidad habla sobre la soberanía de Cristo sobre las naciones. Dios Padre le dio a su Hijo las naciones como herencia. Esto habla del alcance del evangelio a los gentiles. Es un versículo que los misioneros han usado por años. Es por eso que algunas traducciones, como la King James en inglés, no usan la palabra naciones, sino “paganos”.

Osteen hace algo similar con Job 3:25 (139), usando ese versículo para decir que las calamidades de Job le llegaron porque él las llamó con su mente, ignorando totalmente el contexto y todo lo que el capítulo 1 dice sobre esas calamidades. Lo mismo hace con otros versículos del Nuevo Testamento, donde solo cita la mitad de un versículo para usar algunas palabras para decir algo diferente a lo que el texto enseña. Por ejemplo, después de narrar la historia del milagro donde Jesús convirtió el agua en vino en Juan 2, Osteen concluye lo siguiente: Este vino era excelente. Un buen vino toma entre veinte y treinta años. Jesús aceleró el proceso del vino. Y luego añade: “Quizás normalmente le costaría veinte años pagar su casa, pero la buena noticia es que a Dios le gusta acelerar los procesos (56-7)”. En fin, el uso de la Biblia en este libro es un recordatorio de la popular expresión de que “todo texto usado fuera de contexto es un pretexto”.

PONIENDO PALABRAS EN LA BOCA DE DIOS

La Biblia es bastante clara prohibiendo añadir o quitar palabras (Dt. 4:2; Ap. 22:19). Dios nos da eso como mandamiento; desobedecerle es condenatorio. Tristemente, eso es lo que Osteen hace en su libro cuando pone palabras en la boca de Dios cuando la Biblia no las expresa (cf. 10, 52, 68, 84, 148, 156), trayendo condenación sobre su alma. Y no es que use palabras a modo de ilustración, sino que cita usando comillas. Por ejemplo, en la página 148, inmediatamente después de citar Salmos 2:8, Osteen añade: “Dios dice: Pídeme cosas grandes, pídeme acerca de esos sueños ocultos que yo he puesto en tu corazón, y pídeme por esas promesas que en lo natural parecen imposibles de cumplir”. En ninguna parte la Biblia dice eso. Esto es herejía.

EL PANENTEÍSMO DE “YO DECLARO”

El panenteísmo enseña que la creación es una extensión de lo divino. El término significa “todo en dios”. Esto está ligado a la idea de que todo está cambiando, incluyendo “dios” y los seres humanos, lo cual es totalmente opuesto a lo que la Biblia enseña. Lamentablemente, entre los maestros del evangelio de la prosperidad es común encontrar ideas panenteístas y panteístas (todo es dios). Por ejemplo: Paul Crouch ha dicho públicamente: “yo soy un pequeño dios. Críticos, ¡aléjense!” Otro predicador de la prosperidad, Kenneth Copeland, ha dicho: “Usted no tiene a Dios en usted, usted es uno”. Osteen es un poco más sofisticado y sutil. Él usa el lenguaje de ADN. Dice que los humanos tenemos el ADN de Dios, que nuestra sangre es real porque somos hijos del Rey (118-120). Y ¡claro! sí tenemos la sangre de realeza divina, debemos andar, vestir y hablar como reyes, concluye Osteen (120).

Yo me pregunto si el supuesto hecho de que los humanos tengan el ADN de Dios es lo que le permite a Osteen igualar la Palabra de Dios a la palabra humana. Esto es lo que hace cuando motiva a su lector a que crea en el poder de su propia palabra y le diga al cáncer “te derrotaré”. Para ilustrar esto, él hace una analogía con el poder de la Palabra de Dios en la creación cuando dijo “sea la luz” y la luz fue (170-171).

CONCLUSIÓN

Permítame ser claro en algo, este libro no es cristiano. Estas “promesas” son cosas que cualquier libro espiritista, místico y de auto ayuda le dirían. Estamos ante un libro religioso motivacional, pero no es un libro cristiano.

La motivación de hacer esta reseña es la cantidad de personas que han creído estas distorsiones. Me preocupa que algunas personas entiendan que son salvas por estar de acuerdo o por agradarle lo que leen en este libro, cuando quizás no lo sean. “Yo declaro” es un libro con un carácter universal, que cualquier religioso o pagano puede afirmar. Aquí no hay evangelio, no hay cruz, no hay pecado, y mucho menos hay perdón y reconciliación con el Dios trino y verdadero. El “dios” que se presenta en este libro se parece más a la imagen de un abuelo tierno que está en la grada del estadio animando y gritándole a su nieto que siga corriendo, que todo va bien en la carrera. No es el Dios santo, omnipresente, omnisciente, verdadero, justo y misericordioso que se reveló en la Biblia, el que “de tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Edgar R. Aponte es el Director de Desarrollo de Liderazgo Hispano en el Southeastern Baptist Theological Seminary en Wake Forest, NC donde cursa su Ph.D. en Teología Sistemática, y donde vive junto a su esposa y dos hijos. Edgar puede ser seguido en Twitter: @EdgarRAponte 

     

EL LLAMADO MISIONERO | Dr. Charles Stanley

Todos debemos estar dispuestos a abandonar nuestra cómoda rutina.

Leer | Romanos 10.1-5

21 de noviembre de 2014

¿Por qué hay personas dispuestas a aprender un idioma nuevo y una cultura distinta para anunciar el evangelio de Jesucristo? Por la misma razón que todos debemos estar dispuestos a abandonar nuestra cómoda rutina: Para contar la historia del evangelio a un vecino o un familiar —es decir, para responder al llamado de Dios. Sea que tengamos o no el título de misioneros, no podemos cumplir la voluntad del Señor a menos que estemos involucrados en el trabajo misionero.

Este llamado universal se basa en cuatro verdades:

1. La condición espiritual del hombre. La humanidad está perdida irremediablemente sin Cristo. Aunque muchas personas intentan ganar la salvación mediante buenas obras, inevitablemente fracasarán.

2. El regalo de Dios. Por saber que el hombre no podía salvarse a sí mismo, el Padre celestial dio a su Hijo para que pagara nuestro castigo por el pecado. Toda persona que invoque el nombre del Señor será salva.

3. La comisión de Jesús. Todos los que pertenecen al Señor tienen la responsabilidad de ir y hacer discípulos a todas las naciones por medio del poder del Espíritu Santo (Hch 1.8Mt 28.19).

4. La proclamación del Señor Jesús. El Señor fue claro al respecto: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mt 24.14).

El trabajo misionero no es opcional para los creyentes. En Romanos 10.14, Pablo pregunta: “¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído?” No creerán, a menos que usted se los diga.

 

Thursday, November 20, 2014

RESEÑA DEL LIBRO “EL REINO DE PODER” – EXPLORANDO LAS ENSEÑANZAS DE GUILLERMO MALDONADO

Guillermo Maldonado es el autor de El Reino de Poder: Cómo Demostrarlo Aquí y Ahora (Whitaker House, 2013), un libro basado en la siguiente tesis: puesto que “el Reino de Dios es su voluntad y dominio ejercido en la tierra como es en los cielos”, “dondequiera que el reino de Dios gobierne, es visiblemente demostrado” [1], en forma de milagros, señales, sanidades y liberaciones, tal y como lo hizo Jesús. Maldonado argumenta que cada vez que Jesús anunciaba el evangelio del Reino, el pecado, la enfermedad, la pobreza, los demonios y la muerte eran derrotados [2]. Por tanto, los cristianos deben hacer lo mismo hoy.
En esta reseña quisiera analizar algunas ideas clave del libro a la luz de la Biblia.

1. El Reino de Dios en la tierra (sí, ya, ¡pero todavía no!)
Al inicio, Maldonado nos introduce al tema del Reino de Dios. Para definir el Reino usa ideas como “gobierno soberano” o “gobierno de un rey”, en el cual “[Dios] establece su voluntad en las vidas de su pueblo” [1]. Este entendimiento del Reino no es un mal comienzo. El Reino tiene que ver con las relaciones del Rey Jesús y su pueblo; Cristo reina en la vida de los creyentes, lo cual debe evidenciarse en obediencia, fidelidad y adoración al Rey. Sin embargo, Maldonado lleva la idea del Reino en la tierra demasiado lejos y entra en desequilibrio al enseñar que debemos esperar que las condiciones ideales del cielo se den en la tierra ahora: “Cuando ministro y conozco personas sufriendo de cáncer, recuerdo que el cáncer no existe en el cielo. Oro por esa persona y el cáncer se va. No tengo que esperar a que Jesús regrese… porque yo soy un portador del reino de Dios quien manifiesta su poder visiblemente aquí y ahora” [2]. “Cuando encontramos gente con artritis, diabetes, cáncer y otras enfermedades, debemos recordar que la enfermedad no existe en el cielo, y debemos “halar” el reino de los cielos a la tierra para que su poder se manifieste” [3].
Esta ideología promueve el error de unas condiciones terrenales idealizadas que no existen ni en las Escrituras ni en la realidad de un mundo caído (Ro. 8:18-23). Timoteo se enfermaba frecuentemente (1 Ti. 5:23). Pablo batalló contra la miseria de su pecado (Ro. 7:24), sufrió escasez económica, azotes, y diversas calamidades (2 Co. 11:16-33). Estos cristianos —verdaderos— sufrieron desgracias en la tierra, aun cuando estas no existen en el cielo. No podemos hacer desaparecer los males de este mundo simplemente porque no existan en la gloria. Esta idea de trasladar el cielo a la tierra es un simplismo ficticio y posee rasgos de lo que algunos llaman una escatología sobre-realizada —over-realized eschatology—, una exagerada comprensión escatológica que “materializa”, de manera forzada, beneficios que aún se hallan en el futuro. Sí, el Reino ya ha sido inaugurado, pero todavía no ha sidoconsumado. Ya vemos destellos del Reino hoy, pero la perfección está por llegar. Debemos mantener el equilibrio bíblico del “ya, pero todavía no”, un equilibrio ausente en la doctrina de Guillermo Maldonado.
2. ¿Un evangelio incompleto sin milagros?
Maldonado resalta los milagros como requisitos para predicar un evangelio completo y poderoso: “¿qué debería pasar cuando predicamos el ‘evangelio del reino’? Las mismas cosas buenas que pasaban cuando Jesús predicaba. Él demostraba el poder del reino con milagros, señales, sanidades y echando fuera demonios” [2]. “Predicar el reino de Dios con poder trae consigo la expulsión de demonios” [4]. “El evangelio del reino nunca puede estar separado de la salvación, la sanidad y la expulsión de demonios” [5]. Y lo más grave: “Si no ve el poder de Dios haciendo lo que hizo por medio de Jesús, entonces está predicando unevangelio incompleto o sustituto” [6]. Maldonado condiciona la integridad y el poder del evangelio a las sanidades, especialmente a los exorcismos, y coloca una carga sobre los pastores en particular y los creyentes en general, haciéndoles pensar que su predicación es carente a menos que hagan las señales del Hijo de Dios. Pero, ¿le falta algo a la predicación del evangelio si no va acompañada de expulsiones demoniacas? ¿Nos exige la Biblia estas manifestaciones hoy para que nuestra predicación sea “poderosa”?
Por un lado, los milagros del Nuevo Testamento no “completaron” el mensaje del evangelio. El evangelio es un hecho histórico completo en sí mismo, una noticia que describe la obra de salvación consumada por Jesús en la cruz. El objetivo de las señales milagrosas de Jesús fue acreditar que él venía de Dios: “Varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros” (Hch. 2:22). De forma similar, los apóstoles sanaron personas para confirmar al Mesías ante Israel: “Sea notorio a todos vosotros… que en el nombre de Jesucristo de Nazaret… por él este hombre está en vuestra presencia sano” (Hch. 4:10). Las sanidades y los exorcismos autentificaron a Cristo, su mensaje, y a sus apóstoles: “Las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Co. 12:12). Hoy la Biblia acredita a Cristo con toda suficiencia y ya no hay apóstoles que avalar. Por tanto, si no vemos el poder sobrenatural de Dios en nosotros haciendo lo mismo que hizo por medio de Jesús, aun así, el evangelio que anunciamos sigue estando completo. El que añade requerimientos a este evangelio es el que realmente trae elementos sustitutivos.
Por otro lado, la Biblia no vincula primordialmente el poder del evangelio a los exorcismos, sino a la salvación de los pecadores y a su santificación: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Ro. 1:16). Maldonado cita 1 Co. 4:20 (“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”) y 1 Ts. 1:5 (“pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder”) para defender que el evangelio del Reino es poder y no solo palabras, pero estos versos no hablan de sanidades o exorcismos en absoluto. Pablo está confrontando a los corintios envanecidos que no reflejaban una vida santa —en algunos no parecía haber evidencia de transformación fruto del poder de Dios—, lo cual sí fue el caso de los tesalonicenses: “vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra” (1 Ts. 1:6). Una vida santa es una evidencia más bíblica del poder de Dios que un exorcismo.
3. Los pastores no deberían preocuparse si no echan fuera demonios
El autor lamenta que los pastores que no han visto sanidades o expulsiones de demonios “sólo tienen un conocimiento mental del reino y no un conocimiento práctico del mismo” [2]. Con estas afirmaciones Maldonado perjudica a los líderes y los conduce hacia la confusión y a una potencial frustración. Los pastores no deberían preocuparse si no han visto sanidades o expulsiones de demonios. Más bien deberían asegurarse de que ellos mismos y las ovejas que Dios les ha encomendado son verdaderamente salvas y dan frutos de santidad, ya que no existe conocimiento más práctico del Reino que vivir en obediencia al Rey: “en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos” (1 Jn. 2:3). Además, la Biblia deja claro que los milagros no garantizan un conocimiento práctico del Reino de Dios: “¿no profetizamos… y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?… Nunca os conocí” (Mt. 7:22-23).
4. Los cristianos no son inmunes a la pobreza y pueden sufrir catástrofes
Maldonado dice que el Reino de Dios es inconmovible, por lo que si estamos bajo su cobertura no podremos ser sacudidos: “La enfermedad no podrá derrotarnos. La pobreza no podrá enseñorearse de nosotros… La corrupción moral no atrapará a nuestros hijos y los desastres naturales no nos destruirán” [2]. Maldonado basa estas nociones de inmunidad en He. 12:28 y Mt. 7:24-25. Pero cuando He. 12:28 habla de un “reino inconmovible” no lo hace para enseñar que las enfermedades o los desastres no podrán afectar a los cristianos. El reino inconmovible, en su contexto, está vinculado con la profecía de Hageo 2:6, en la que se anuncia la destrucción de las cosas temporales al final de los tiempos, y la importancia de que los hebreos se aferrasen al evangelio, al Reino inconmovible de Cristo. Igualmente, Mt. 7:24-25 es la historia del hombre prudente que edificó sobre la roca y el hombre insensato que edificó sobre la arena. Es un texto que trata sobre la Roca firme de la salvación —Cristo— y nada tiene que ver con los desastres naturales. Maldonado levanta falsas esperanzas de inmunidad sacando pasajes de contexto. El creyente, por grande que sea su fe, no es inmune a la enfermedad, a la escasez o a las catástrofes. También es posible que creyentes fieles tengan hijos que terminen desviándose del camino. Asegurar lo contrario —otra vez— puede confundir a las personas, que se verán desilusionadas al experimentar estos problemas (cayendo en la duda de si su fe quizá no sea lo suficientemente grande).
5. El error del “Yo declaro”
Al igual que Joel Osteen, Guillermo Maldonado introduce el concepto antibíblico del “Yo declaro”, que encuentra sus orígenes en la corriente filosófica del Nuevo Pensamiento: “Cuanto más declaremos lo que necesitamos, menos tiempo tendremos que esperar para recibirlo de Dios. De esta manera, el futuro se convierte en el ahora” [7]. Esta declaración no solo está centrada en los intereses del hombre sino que otorga a las palabras del ser humano una supuesta capacidad de dictar lo que debe suceder. Te animo a aprender más sobre esta enseñanza equivocada en este artículo.
6. Milagros sorprendentes no verificados
El Reino de Poder es un libro repleto de milagros extremadamente sorprendentes. Se relata la reaparición de un ojo tras haber sido perdido en un accidente, la curación de una persona con enfermedad de Crohn, creaciones de glándula tiroides y riñones, la sanidad de un cáncer de mama con aparición de seno incluida y hasta resurrecciones de personas. Según Maldonado: “Hemos visto a Jesús sanar personas con cáncer, SIDA, hepatitis, artritis, diabetes, lupus, desórdenes bipolares, esquizofrenia y otras enfermedades más. Muchas han experimentado milagros creativos, tales como recibir órganos nuevos que antes faltaban, o la restauración de un paladar hendido. ¿Por qué sucede esto? Porque creemos que el cielo es una realidad que se puede vivir aquí y ahora” [8]. Los fraudes demostrados en reuniones de sanidad y eventos similares deben hacernos prudentes (o más bien escépticos). Las historias sobrenaturales de Maldonado permanecen sin comprobación desde la perspectiva del lector.
7. Maldonado y el evangelio
En El Reino de Poder encontramos algunas frases sobre el arrepentimiento, el pecado y la cruz: “Arrepiéntase de su estilo de vida pasado, renuncie al pecado, a la iniquidad y a la rebelión contra Dios, y vuélvase a Él” [9]. “Por medio del sacrificio de Jesús en la cruz fuimos perdonados” [10]. También habla del infierno: “Mientras tanto, el mundo sigue perdido y la gente se muere y va al infierno” [11]. No es un libro que niegue estas verdades fundamentales aunque tampoco habla mucho de ellas. No obstante, aunque Maldonado menciona aspectos importantes del evangelio en términos ortodoxos, la debilidad teológica general de su libro merma la fiabilidad global de su discurso.
Conclusión
No recomiendo “El Reino de Poder” por seis razones: (1) Promueve una escatología sobre-realizada irreal, (2) enseña que la predicación del evangelio está incompleta si no hay milagros, (3) puede confundir a los pastores, (4) puede confundir a los creyentes en general, (5) contiene ideas no cristianas y (6) abunda en manifestaciones sobrenaturales altamente sorprendentes que carecen de verificación.
Referencias:
[1] Cap. 1: El reino de Dios está en usted – El reino de poder
[2] Cap. 1: El reino de Dios está en usted – Cualidades del reino de Dios
[3] Cap. 1: El reino de Dios está en usted – Orando para que el reino venga
[4] Cap. 4: El conflicto espiritual entre dos reinos – La clara evidencia que el reino ha llegado
[5] Cap. 5: El evangelio del reino proclamado en el ahora – El poder del reino viene de la palabra del Rey
[6] Cap. 5: El evangelio del reino proclamado en el ahora – Predicando el evangelio del reino con evidencia sobrenatural en el ahora
[7] Cap. 8: Fe: La moneda del reino – ¿Qué es la fe?
[8] Cap. 1: El reino de Dios está en usted  – La prioridad de buscar el reino
[9] Cap. 1: El reino de Dios está en usted  – Cómo entrar en el reino de Dios
[10] Cap. 3: La resurrección de Jesús estableció su reino y dominio sobre el reino de las tinieblas – Revelaciones esenciales de la resurrección
[11] Cap. 10: La expansión del reino por la fuerza espiritual – Debemos tener revelación para ir por todo el mundo
Patricio Ledesma es miembro de la Iglesia Bautista Reformada de Palma de Mallorca (España) y sirve como coordinador de 9Marks en español. Actualmente se encarga del ministerio de predicación en un nuevo punto de misión establecido en el Arenal, una población costera cercana a la ciudad de Palma. Patricio vive en Mallorca junto a su mujer, hijo e hija.
http://es.9marks.org/resena/resena-del-libro-el-reino-de-poder-explorando-las-ensenanzas-de-guillermo-maldonado/

LA CONVICCIÓN DE PECADO | Dr. Charles Stanley

Cuando nos desviemos de la senda, Él nos tomará con fuerza, y nos traerá de regreso al buen camino.

Leer | Hebreos 12.4-11

20 de noviembre de 2014

¿Alguna vez ha visto a un padre o una madre agarrar firmemente a un niño travieso para llevarlo a donde tiene que estar? A veces, nuestro Padre celestial tiene que ser fuerte con nosotros para dirigirnos. Aun como creyentes, somos un pueblo rebelde inclinado a descarriarse. Por eso cuando nos alejamos, Dios nos ayuda a volver al buen camino.

La mano del Padre celestial está siempre sobre sus hijos. Y cuando caemos en pecado, Él aprieta con fuerza. A esa presión la llamamos convicción de pecado. Al recordarnos: “Este pensamiento, o esta acción o actitud, no corresponde con quién eres en Cristo”, el Espíritu Santo nos advierte del pecado. La convicción de pecado tiene el propósito de ayudarnos a ver la condición de nuestra relación con Dios.

A veces, el Señor utiliza la disciplina para hacernos volver hacia el camino que abandonamos. La disciplina puede ser dolorosa y costosa, sobre todo cuando hemos resistido la presión de la convicción. Sin embargo, como cualquier padre sabio le diría, las consecuencias de la conducta necia, enseñan a un niño lecciones valiosas en cuanto a cómo mantenerse dentro de los límites de lo correcto.

Si el Señor nos abandonara a nuestra suerte, nos destruiríamos a nosotros mismos yendo tras placeres fugaces y deseos egoístas. Dios tiene un mejor viaje en mente para nuestra vida: el viaje hacia la libertad perfecta en Cristo, guiándonos con su tierna mano. Cuando nos desviemos de la senda, Él nos tomará con fuerza, y nos traerá de regreso al buen camino.

 

Wednesday, November 19, 2014

LA CONSECUENCIA DE LA IMPACIENCIA | Dr. Charles Stanley

Siempre es mejor esperar que Él nos diga cuándo podemos seguir adelante.

Leer | Lucas 15.11-19

19 de noviembre de 2014

Enviamos un mensaje fuerte y negativo al Señor cuando somos impacientes: “No tengo confianza en tu tiempo; el mío es mejor”.

A veces, llegamos a una bifurcación en el camino de la vida, y tenemos que decidir si estamos dispuestos a esperar la dirección de Dios. Es importantísimo que le obedezcamos y que seamos pacientes con su plan. Pensemos en el ejemplo negativo del hijo pródigo, quien derrochó su herencia y luego enfrentó varias consecuencias:

1. Causó dolor a su familia. Muchas veces, nuestra impaciencia hiere a quienes amamos.

2. Se separó de su familia. Cuando nos adelantamos a Dios, también huimos, con frecuencia, de las voces de la razón y de la sabiduría de las personas que son parte de nuestra vida.

3. Enfrentó la pobreza. Nos arriesgamos a perder mucho cuando ignoramos el tiempo del Señor, porque Él nos bendice cuando somos obedientes.

4. Se sintió indigno. No podemos experimentar la comunión con Dios cuando la impaciencia nos mantiene fuera de su voluntad.

Sabemos que, al final de la historia, el hijo pródigo es recibido con gozo por su padre quien le prodiga amor y atención a este hijo, y le devuelve su lugar en la familia. Pero, aunque es perdonado, los resultados de su impaciencia no son borrados del todo, pues no recupera la riqueza que perdió. No siempre es posible borrar nuestros errores después de que nos hemos adelantado a Dios. Siempre es mejor esperar que Él nos diga cuándo podemos seguir adelante.

 

Tuesday, November 18, 2014

LA PACIENCIA | Dr. Charles Stanley

Es importante comprender que la paciencia no puede desarrollarse sin otros atributos de la vida cristiana. 

Leer | Hebreos 6.9-15

18 de noviembre de 2014

Cuando usted se acerca a un ascensor y ve que el botón de arriba está encendido, ¿lo presiona? O cuando está en un supermercado, detenido en una fila que no se mueve, ¿cómo reacciona? Nuestra paciencia, o la falta de ella, se revelan en muchos aspectos de nuestra vida.

La paciencia no es un atributo natural con la que algunos nacen. Ni tampoco es una habilidad que podemos desarrollar, por nosotros mismos. Solo se adquiere con la ayuda del Espíritu Santo.

La naturaleza de la paciencia nos permite decir: Estoy dispuesto a dejar de lado la gratificación inmediata para esperar que Dios se encargue de mi necesidad. Entonces, somos capaces de experimentar una tranquilidad interior que solamente puede venir de Él. Esto no significa que  dejaremos de sentir presión o estrés; a veces, la necesidad de esforzarnos insistentemente para lograr nuestros objetivos puede parecer abrumadora, pero el Señor puede calmar nuestro corazón.

Es importante comprender que la paciencia no puede desarrollarse sin otros atributos de la vida cristiana. Al pensar en la vida de David, podemos ver que esto es cierto. Mientras esperaba ser nombrado rey por designio divino, tuvo varias oportunidades para matar a Saúl, quien gobernaba en ese momento la nación. Pero, al negarse a tomar ventaja de la situación, David demostró el discernimiento, la sabiduría, el amor y la fe en el tiempo de Dios (1 S 24.10, 1126.10, 11).

La paciencia es una de las nueve cualidades mencionadas como fruto del Espíritu Santo (Ga 5.22, 23). Así que, para dar evidencias de esta importante virtud, debemos rendir nuestras vidas a Él.

 

Monday, November 17, 2014

LA IMPORTANCIA DE BUSCAR CONSEJO SABIO | Dr. Charles Stanley

Es muy importante que sepamos cómo discernir lo que es el consejo sabio y bíblico. 

Leer | 1 Reyes 12.1-19

17 de noviembre de 2014

A veces, las personas toman decisiones que lamentan más tarde, porque el consejo que siguieron no vino de Dios. Es muy importante que sepamos cómo discernir lo que es el consejo sabio y bíblico. He aquí algunas sugerencias para ayudarle a detectar si la orientación es o no bíblica.

1. Busque el consejo que haga referencias frecuentes a Dios, la Biblia, y Jesucristo. Si necesita orientación, pero recibe un consejo que ignora o contradice los preceptos bíblicos, lo mejor que puede hacer es buscar guía en otro lugar.

2. Piense dos veces si hay mucha conversación pero nada de oración. Incluso con un gran intercambio de ideas y de sabiduría humana es esencial que alguien sugiera: “Pidamos al Señor que nos dé su dirección”. Un consejero prudente sabe que la oración es un elemento vital para recibir todo el consejo de Dios.

3. Evite cualquier consejero que no sea fiel a la Biblia, infringiendo las normas que Dios ha establecido para sus hijos. La gente dirá, a veces, cosas como: “Nadie es perfecto; así que, un poquito de esto o aquello, no le hará daño a nadie”.

4. Tenga cuidado con los consejos que provengan de alguien que critique a la iglesia o a sus líderes.Un consejero que difama con facilidad a la iglesia, por sus debilidades e imperfecciones, puede ser alguien que oculta un prejuicio dañino. Tal persona puede tener una motivación totalmente diferente al plan y a la perspectiva del Señor.

Recuerde que en todo creyente habita el Consejero por excelencia (Is 9.6.Jn 14.26), y Él quiere ayudarnos en todas nuestras decisiones. Confíe en Él para todo.

 

Saturday, November 15, 2014

¿TEMOR O FE? | Dr. Charles Stanley

Muchos creyentes viven sin aprovechar las oportunidades que Dios les presenta porque tienen miedo de vivir como Él desea. 

Leer | Efesios 5.15-17

15 de noviembre de 2014

Muchos creyentes viven sin aprovechar las oportunidades que Dios les presenta porque tienen miedo de vivir como Él desea. El temor puede paralizarnos y hacernos perder oportunidades para servir, ministrar o ver trabajar al Señor en nosotros. Piense en los once discípulos que se quedaron en la barca cuando Pedro se lanzó y caminó hacia Jesús. ¿Cuántos se habrán arrepentido de haber escogido la seguridad antes que el gozo de caminar sobre las aguas al lado del Hijo de Dios? Lamentablemente, muchos cristianos se quedan en la barca durante toda su vida. Al final, estas mismas personas se preguntarán por qué sus vidas parecieron estar vacías.

Sucumbimos fácilmente al poder del temor cuando tratamos de enfrentar las dificultades con nuestras propias fuerzas. No fuimos creados para vivir de esa manera. Dios nos diseñó para que funcionáramos mejor por medio del poder de Jesucristo. Mientras estuvo de pie en la superficie del Mar de Galilea, Pedro miró a su alrededor el feroz viento, y recordó que ningún ser humano podía caminar sobre el agua. Su propia fuerza no era suficiente para mantenerlo a flote, y se hundió rápidamente. Pero el poder de Jesús fue suficiente para sacar a Pedro del mar y llevarlo a salvo a la embarcación.

El temor puede paralizar al creyente y, como consecuencia, obstaculizar el plan del Señor. Pero responder con fe a las instrucciones de Dios libera el poder divino y pone en movimiento su trabajo. En el momento que salimos de la barca y nos alejamos de los límites acostumbrados y de nuestras limitadas fuerzas, caminamos por fe.

 

Friday, November 14, 2014

PEDIR EN EL NOMBRE DE JESÚS | Charles H. Spurgeon

14 de Noviembre

Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Juan 14:14.

¡Qué promesa tan amplia! ¡Algo! Ya sean grandes o pequeñas, todas mis necesidades están cubiertas por esa palabra “algo”. Ven, alma mía, con libertad delante del propiciatorio, y oye a tu Señor cuando te dice: “Abre tu boca, y yo la llenaré”.

¡Qué promesa tan sabia! Siempre hemos de pedir en el nombre de Jesús. A la vez que esto nos alienta, también lo honra a Él. Este es un argumento constante. Ocasionalmente cualquier otro argumento es oscurecido, especialmente aquellos que podríamos sacar de nuestra propia relación con Dios, o nuestra experiencia de Su gracia; pero en momentos así, el nombre de Jesús es tan poderoso en el trono como siempre, y podemos argumentarlo con plena seguridad.

¡Qué oración tan instructiva! No podría pedir nada a lo que Cristo no pudiera poner Su mano y Su sello. No me atrevería a usar el nombre de mi Señor para una petición egoísta o caprichosa. Sólo puedo usar el nombre de mi Señor para oraciones que Él mismo diría si estuviese en mi caso. Es un gran privilegio que seamos autorizados a pedir en el nombre de Jesús como si el propio Jesús lo pidiera; pero nuestro amor a Él no nos permitiría nunca interponer ese nombre donde Él no lo pondría.

¿Estoy pidiendo lo que Jesús aprueba? ¿Me atrevería a poner Su sello a mi oración? Entonces ya tengo lo que busco del Padre.



La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román


RENDIDOS AL SEÑOR | Dr. Charles Stanley

¿Ha estado usted cooperando con la obra de Dios en su vida?

Leer | Efesios 5.15-17

14 de noviembre de 2014

Para hacernos siervos útiles para su reino, Dios sabe que es necesario romper nuestro ego.

Nuestro Padre celestial nos ve tal como somos, y por eso tiene en la mira las actitudes de orgullo, envidia, ira y resentimiento que necesitan ser confrontadas para que el amor y la verdad de Dios fluyan por medio de nosotros (Ef 4.31, 32). Para generar el cambio, Él ejercerá presión sobre nosotros, y mantendrá la presión hasta que respondamos. El Señor quiere solamente lo que sea bueno para nosotros, y hará lo que sea necesario para producir cambios en nuestra manera de pensar, y también en nuestras actitudes, acciones y prioridades.

Recuerdo cuando el personal de nuestra iglesia era mucho más pequeño. Teníamos que producir dos programas de televisión en vivo, además de cumplir con las demás responsabilidades. Por consiguiente, trabajábamos muy duro. Finalmente, el gran agotamiento que experimenté me obligó a dejar de trabajar por tres meses. Me preguntaba qué pasaría en la congregación durante mi ausencia. Resulta que la iglesia creció en asistencia, en ofrendas, y en el trabajo, sin mí. El Señor sabía que el orgullo por mi posición de pastor sería un obstáculo para el servicio futuro. Por eso, tomó medidas para cambiarme.

Por medio de este tiempo de quebrantamiento, el Señor me enseñó una gran lección: Rendirse en obediencia a Dios es lo que hace valioso mi servicio a Él. ¿Ha estado usted cooperando con la obra de Dios en su vida? La transformación se producirá cuando se rinda al Padre celestial y coopere con su Santo Espíritu.

 

Thursday, November 13, 2014

GRACIA CONCEDIDA | Dr. Charles Stanley

Alabado sea Dios por su gracia infinita.

Leer | Colosenses 1.3-6

13 de noviembre de 2014

Gracia es la benevolencia y la misericordia de Dios concedidas a quienes éramos indignos de recibirlas. Pero, por su gracia, ofrece salvación para que todo aquel que ponga su fe en Jesucristo como Salvador, pueda tener una nueva relación con el Padre celestial. Y a partir de ese momento, Dios . . .

• Declara que hemos sido justificados. El Padre ve la justicia de Cristo como nuestra (2 Co 5.21). La culpa y la vergüenza del pecado han sido quitadas (Ro 8.1), y podemos vivir confiadamente para el Señor Jesús, no importa lo que hayamos sido antes.

• Nos reclama como su familia, pues nos adoptó espiritualmente para que pudiéramos llegar a ser hijos de Dios y llamarlo “Padre”.

• Nos hace coherederos con Cristo.Y nos garantiza y reserva una herencia que recibiremos en el cielo cuando vayamos a pasar la eternidad junto a Él. Pero además, nos libera del amor a las cosas materiales de este mundo, pues pasamos a ser verdaderamente ricos (2 Co 8.9).

• Nos da, a quienes estábamos muertos espiritualmente, un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Puesto que ahora somos salvos, Dios nos ha dado una vida nueva en Cristo (2 Co 5.17).

• Nos levanta de la vida que una vez vivimos, a una nueva vida con Él. El Espíritu Santo habita en los creyentes, y su fruto es amor, gozo y paz.

• Nos hace libres del poder del pecado, de Satanás, y de nuestro ego. La obediencia y la victoria se convierten en una realidad en nuestra vida a medida que nuestra fe en Jesucristo crece.

Alabado sea Dios por su gracia infinita.