Monday, February 29, 2016

¿CUÁL ES EL DESEO DE SU CORAZÓN | Dr. Charles Stanley | 2 /29/16

Si tuviera que nombrar el deseo que hay en su corazón, ¿tendría una respuesta? ¿Cuánto tiempo le llevaría expresar su anhelo más profundo y sincero?

Por supuesto, todos tenemos una lista interminable de cosas que queremos, ya sea un televisor de pantalla grande, un vehículo nuevo, un ascenso en el trabajo o el respeto que pensamos que merecemos. A nuestra lista de deseos añadimos y quitamos cosas todos los días; nuestros deseos son, con frecuencia, dictados por lo que tienen las personas que nos rodean. A veces, ver simplemente el automóvil nuevo de un amigo nos produce la “fiebre del carro”, incluso si tenemos un automóvil excelente.

Nuestros deseos van y vienen, pero ¿qué de nuestros verdaderos anhelos? Si usted nunca ha dedicado tiempo para meditar con detenimiento acerca de este asunto, es posible que ni siquiera sepa cuáles son los deseos de su corazón. Y si ese es el caso, ¿cómo puede pedirle a Dios que se los conceda? La sencilla respuesta es que no será posible.

No saber lo que deseamos en realidad, nos lleva a presentar a Dios una serie de peticiones al azar, incoherentes y poco sinceras. A veces, el Señor responde misericordiosamente estas peticiones, y otras veces nos protege de ellas. Si nuestras peticiones no se basan en la oración y en la sinceridad de corazón, es posible que nunca entendamos por qué se quedan sin respuesta.

¿Es capaz de articular el deseo que hay en su corazón hoy? Si no es así, dedique tiempo para orar esta semana en cuanto a este asunto. Primero, pídale al Señor que abra sus ojos a lo que Él desea para usted; y luego, que cambie su corazón para que pueda apropiarse de esos deseos.

Friday, February 26, 2016

LA VICTORIA SOBRE EL PECADO | Dr. Charles Stanley | 2 /26/16

El pecado no tiene favoritos. Ataca a todo el mundo, sin tener en cuenta edad, raza o condición económica. No importa la forma que tome, siempre nos tienta para que hagamos nuestra voluntad. La rebelión es dañina y atractiva, y la repetición de conductas pecaminosas nos esclaviza.

La desobediencia comienza en nuestra mente. Una vez que la mente se involucra, la influencia se extiende a nuestra conducta y avanza hasta que finalmente estamos más afianzados en ella de lo que jamás imaginamos. Todo el proceso esta impregnado por engaño. Nos decimos que lo que hacemos no tiene nada de malo. Al fin y al cabo, todo el mundo se comporta igual.

Las exigencias del pecado siguen aumentando; sus beneficios son solo a corto plazo. Al final, experimentamos vacío en vez de satisfacción, dolor en vez de bienestar y pérdidas en vez de ganancias. El pecado divide nuestra mente y nuestras emociones. Entonces pasamos menos tiempo cumpliendo con nuestras responsabilidades, y más satisfaciendo nuestras ansias. También nuestro interés y nuestra preocupación por los demás se reducen. Con el tiempo, los sentimientos de culpa y de haber sido engañados hacen sentir sus efectos y llevan a deseos autodestructivos.

La fe en Cristo nos libra de la dominación del pecado. Por medio del Espíritu Santo tenemos el poder de rechazar los hábitos que nos controlan. El camino hacia la libertad comienza con la confesión, seguida por el reconocimiento de que no podemos detenernos por nuestra cuenta y, finalmente, con el compromiso a seguir la dirección de Dios. La lucha puede ser fuerte, pero en Jesús la victoria es segura (1 Co 15.57).

Thursday, February 25, 2016

LA BATALLA CONTRA EL PECADO | Dr. Charles Stanley | 2/25/16

Dios estableció límites de protección para sus hijos porque sabe los peligros que acarrea la desobediencia, tanto para el transgresor como para los que son afectados por el pecado. Su Palabra nos advierte que no debemos ceder al pecado, sino obedecer a Cristo con una vida de abnegación, que es la vía que conduce al gozo.

Sin embargo, el mundo dice que la satisfacción se encuentra en la adquisición de riquezas, poder y amigos. Satanás susurra la mentira de que la felicidad se logra cediendo a los deseos. Su propósito de apartarnos de Dios comenzó con la tentación de Adán y Eva, a quienes Dios había dado acceso a todos los árboles del huerto, menos a uno. El primer hombre y la primera mujer se salieron de los límites puestos por el Señor, comieron del árbol prohibido y se vieron separados de Dios. Satanás utilizó la duda (“¿Conque Dios os ha dicho?”), la mentira (“no moriréis”), y el autoengaño (“seréis como Dios”) para lograr su propósito (Gn 3.1-5). Hizo parecer muy atractiva la rebelión contra Dios, que es la raíz de todo pecado. Sus métodos siguen siendo los mismos hoy.

La única manera que tenemos para resistir el clamor del mundo, los susurros del enemigo y nuestros deseos egoístas es sumergirnos en la Palabra de Dios. Debemos centrar nuestra atención en conocer al Señor en su plenitud, creyendo sus promesas y obedeciendo sus mandamientos. Solo mediante una relación con Dios podremos dar la batalla contra el pecado y mantenernos firmes.

Permita que el Señor le hable hoy por medio de su Palabra. Él tiene mucho que decirle.

Wednesday, February 24, 2016

LA BÚSQUEDA DE LA HUMILDAD | Dr. Charles Stanley | 2/24/16

Para volvernos humildes, debemos primero estar dispuestos a detectar el orgullo en nuestro corazón. Pero reconocerlo no es lo mismo que deshacerse de él. A continuación aparecen varios aspectos del orgullo y la solución para enfrentarlos.

Posesiones. Podemos comenzar dando honra a Dios con nuestro diezmo. Él promete que nueve décimas rendirán más que diez. El paso siguiente es dar a alguien necesitado que no pueda devolverle algo a cambio. Pero no exhiba su generosidad; manténgala lo más secreta que pueda (Mt 6.1-4).

Posición. Reconozca que todo lo que ha logrado se lo ha dado Dios (Is 26.12). Pídale después que le muestre un área de servicio que no tenga ninguna figuración o reconocimiento. Por saber que el Señor valora todo tipo de servicio, no debemos vacilar en solicitar uno que sea menos destacado de lo que estamos acostumbrados. Nuestra posición en este mundo importa solo si la utilizamos para dar gloria a Dios (Stg 1.9-11).

Privilegio. Entienda que muchas cosas de las que pudiera enorgullecerse le han llegado como privilegios. Realmente, ninguno de nosotros es artífice de su éxito; no importa lo mucho que usted haya trabajado, otros también se han sacrificado para darle oportunidades y libertades. Recuerde que es, en realidad, la gracia de Dios la que lo ha bendecido con todos los conocimientos que tiene.

No importa la clase de orgullo con el que batallemos, tenemos que dejar de centrarnos en nosotros para enfocarnos en Dios y luego en los demás. Si estamos dispuestos a enfrentar nuestro orgullo, Dios lo sustituirá por un espíritu de humildad que corresponde con quienes somos en Cristo.

Tuesday, February 23, 2016

CÓMO DESHACERNOS DEL ORGULLO | Dr. Charles Stanley | 2/23/16

Para volvernos humildes, debemos primero estar dispuestos a detectar el orgullo en nuestro corazón. Pero reconocerlo no es lo mismo que deshacerse de él. A continuación aparecen varios aspectos del orgullo y la solución para enfrentarlos.

Posesiones. Podemos comenzar dando honra a Dios con nuestro diezmo. Él promete que nueve décimas rendirán más que diez. El paso siguiente es dar a alguien necesitado que no pueda devolverle algo a cambio. Pero no exhiba su generosidad; manténgala lo más secreta que pueda (Mt 6.1-4).

Posición. Reconozca que todo lo que ha logrado se lo ha dado Dios (Is 26.12). Pídale después que le muestre un área de servicio que no tenga ninguna figuración o reconocimiento. Por saber que el Señor valora todo tipo de servicio, no debemos vacilar en solicitar uno que sea menos destacado de lo que estamos acostumbrados. Nuestra posición en este mundo importa solo si la utilizamos para dar gloria a Dios (Stg 1.9-11).

Privilegio. Entienda que muchas cosas de las que pudiera enorgullecerse le han llegado como privilegios. Realmente, ninguno de nosotros es artífice de su éxito; no importa lo mucho que usted haya trabajado, otros también se han sacrificado para darle oportunidades y libertades. Recuerde que es, en realidad, la gracia de Dios la que lo ha bendecido con todos los conocimientos que tiene.

No importa la clase de orgullo con el que batallemos, tenemos que dejar de centrarnos en nosotros para enfocarnos en Dios y luego en los demás. Si estamos dispuestos a enfrentar nuestro orgullo, Dios lo sustituirá por un espíritu de humildad que corresponde con quienes somos en Cristo.

Monday, February 22, 2016

UN OBSTÁCULO PARA LA HUMILDAD | Dr. Charles Stanley | 2 /22/16

La humildad es una convicción sana de nuestros méritos, talentos y logros. En la vida de cualquier creyente puede existir un gran obstáculo para la humildad: el orgullo. Pensar en uno como superior a los demás es lo opuesto a la humildad de corazón que Dios nos pide que demostremos (Fil 2.3). El orgullo es engañoso, pues es posible que no lo reconozcamos. Aun más peligrosa es la persona que es orgullosa por dentro, pero aparenta ser humilde por fuera. Sin embargo, no podemos engañar a Dios.

Nuestro Padre celestial detesta el orgullo porque conoce su poder destructivo. Cuando somos orgullosos, decimos, en realidad, que sabemos más que Dios. El Señor pone al orgullo (“los ojos altivos”) en el primer lugar de la lista de siete abominaciones. Eso no significa que Él odia a la persona orgullosa. Dios nos ama a todos; pero aborrece todo lo que pueda dañarnos.

El orgullo bloquea nuestra comunicación con Dios. Cuando Jesús estuvo de pie delante del rey Herodes, quien tenía fama de ser orgulloso, el Señor se negó a responder sus preguntas (Lc 23.9). Igualmente, nosotros no podemos venir a Dios con orgullo y esperar que nuestras oraciones sean respondidas. Nuestra dignidad no es lo que Dios toma en consideración para responder nuestras oraciones; la verdad es que no somos dignos. Pero Dios responde a nuestra necesidad.

Si intentamos vivir con nuestras fuerzas, podemos esperar que Dios arruine nuestros éxitos (2 Cr 26), ridiculice nuestros planes (Sal 2.1-5) y nos quite nuestra posición (Dn 5). Él quiere que renunciemos a nuestro orgullo antes de que nos destruya.

Friday, February 19, 2016

LA ESPERANZA DEL REGRESO DE JESÚS | Dr. Charles Stanley | 2/19/16

A lo largo de la historia, la gente ha debatido qué sucederá después de la muerte. Este tema sigue siendo un misterio, pues los que mueren no pueden contar sus experiencias.

Pero la Palabra de Dios dice muchas realidades sobre la vida después de la muerte. En el pasaje de hoy, Pablo explica lo que les sucederá, después del regreso de Cristo, a los creyentes muertos y a los que estén viviendo todavía. Primero, Jesús descenderá del cielo de una manera muy parecida a su ascensión (Hch 1.11). Luego, Dios resucitará los cuerpos de los creyentes que hayan muerto. (Por supuesto, sabemos por 2 Corintios 5.8 que sus espíritus habrán estado con Jesús desde el momento de su muerte física). Luego, los cristianos que sigan estando vivos serán transformados; ascenderán para recibir a Cristo en el aire, y morarán con Él para siempre.

Aunque debemos esforzarnos por glorificar a Dios cada día, mientras estemos vivos es importante estar conscientes de los acontecimientos futuros. La razón está en 1 Tesalonicenses 4.13: “Para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”. En efecto, según el v. 18, debemos alentarnos unos a otros sabiendo lo que sucederá cuando el Señor Jesús regrese. Por saber lo que se sufre en esta vida por las tragedias, muertes y enfermedades, Dios nos da un atisbo del maravilloso futuro que nos tiene reservado.

¡Qué Dios tan amoroso tenemos! Él comprende nuestros dolores y nos da esperanza, consuelo y fortaleza para soportar las aflicciones de la vida. Lea de nuevo el pasaje, pero esta vez cambiando las palabras “de los que mueren” por el nombre de un creyente que esté muerto y al que usted haya amado, y deléitese en la esperanza que Dios nos ha dado.

Thursday, February 18, 2016

CÓMO ESCUCHAR EL LLAMADO | Dr. Charles Stanley | 2/18/16

Moisés escuchó la voz de Dios desde una zarza ardiente (Éx 3). Isaías tuvo una visión del trono celestial (Is 6). Sin embargo, la mayoría de quienes obedecen al Señor para ir al campo misionero reconocen su llamado constante. Es un susurro en su espíritu que les dice: “¿Cómo oirán sin haber quien les predique?” (Ro 10.14).

Es mejor si el Señor no tiene que utilizar un recurso severo para captar nuestra atención. Piense en el obstinado Saulo, quien necesitó que el Señor lo cegara temporalmente para ponerlo en el campo misionero (Hch 9.3-9; 26.13-18). ¡Prefiero escuchar el silbo apacible y delicado del Señor! (1 R 19.12).

Podemos tratar de ignorar el impulso en el corazón, evadir la pregunta con actividades o satisfacerlo dando dinero, en vez de aceptar la invitación. Algunos la rechazan, pero el llamado sigue allí. La voluntad de Dios es definitiva y su plan es firme. A pesar de que podemos correr, no podemos escapar de su llamado a obedecer (Jon 1.1; 3.1).

El sendero de la obediencia se caracterizará, sin duda, por los desafíos. Pero las dificultades son parte de la vida: en el hogar o en el extranjero, en el trabajo misionero o en el trabajo secular. Por fortuna, las recompensas son mayores que cualquier dificultad. Recuerde que Cristo le prometió a Pedro un rendimiento centuplicado por su inversión en el reino (Mr 10.28-30).

Llevar el evangelio es una gran oportunidad de servir a Dios. ¿Qué mejor manera de darle las gracias por salvarnos y por escribir nuestro nombre en el libro de la vida? Si el silbo apacible y delicado del Señor le está llamando, acéptelo, y vea qué obra tan maravillosa podrá Él hacer por medio de usted.

Wednesday, February 17, 2016

EL LLAMADO MISIONERO | Dr. Charles Stanley | 2/17/16

He escuchado todas las excusas que usted puede imaginar para evitar el servicio misionero. “No he estudiado en el seminario”. “No sé predicar”. “Mi familia no me apoyará”. “Soy muy viejo”. La lista es interminable. Déjeme decirle que hay miles de misioneros activos que también pensaron que Dios no podría usarlos. Muchas veces he tenido el privilegio de escuchar sus historias de cómo el Señor convirtió su resistencia en entusiasmo.

Podemos tener un montón de excusas de por qué Dios no debe llamarnos a llevar el evangelio. Pero su llamado no es para que lo discutamos; Él espera una respuesta de obediencia y entrega.

Nuestra única responsabilidad es aceptar el llamado de Dios. La responsabilidad del Señor es equiparnos para la obra que nos ha asignado. A la vida de cada cristiano le ha sido trazado un plan personal, y Dios provee la personalidad y el temperamento adecuados. Luego añade las aptitudes que pueden ser desarrolladas y los dones espirituales necesarios para realizar la misión dada por Él.

Dios hace su llamado con sabiduría y discernimiento. Él sabe por qué le creó y lo que usted puede hacer por medio de Él (Ef 2.10). Rechazar la invitación de Dios es una insensatez, pues servir al Señor trae bendición y gozo.

El trabajo misionero puede hacerse cerca o lejos. Usted puede servir: desde su casa, escribiendo a los encarcelados; en la calle, sirviendo comida en un albergue; al otro lado del país, dando ayuda en caso de inundaciones; o en un país extranjero traduciendo el evangelio. En resumen, un llamado misionero es cualquier cosa que Dios le diga que haga.

Tuesday, February 16, 2016

LA PREGUNTA MISIONERA | Dr. Charles Stanley | 2/16/16

En cada conferencia sobre misiones, le digo a Dios lo mismo que he estado repitiendo desde que tenía veinte años: “Estoy a tu disposición, Señor. Iré a otras tierras si me lo pides”. Pero hasta que Él me diga que haga las maletas, seguiré apoyando a otros para que trabajen entre los no creyentes en los lugares más remotos.

El apóstol Pablo hace una serie de preguntas retóricas en Romanos 10, que puede resumirse así: ¿Cómo escuchará el mundo de Cristo si uno no hace nada? Dios nos usa para que difundamos el mensaje de que su plan de salvación está disponible para todos. Él nos puso en familias, comunidades y naciones para que nos mezclemos y compartamos lo que sabemos. Pero algunos creyentes son llamados a llevar el evangelio más lejos que otros. Quienes se quedan atrás deben orar por quienes viajan, y apoyarlos con sus recursos.

Si usted piensa, “mi corazón no está en el trabajo misionero”, sepa que cada creyente está llamado a hacer labor misionera, ya sea yendo o enviando. Ese llamado viene de una manera dramática a algunos; pero, para la mayoría de nosotros es simplemente un precepto bíblico que hay que obedecer (Mt 28.19). Lo que les falta, a quienes no tienen un “corazón” para esta labor, es pasión. Los cristianos que comparten, van y envían, son aquellos a quienes les entusiasma que el mensaje de Dios llegue a los no creyentes.

Le reto a preguntarle a Dios: “¿Estoy dispuesto a ir donde me envíes?” Nuestras raíces en una comunidad deben tener solo la profundidad que el Señor quiera que tengan. Si usted no tiene el llamado de ir, elija entonces ser alguien que envía a otros. Ore, ofrende y haga lo que sea necesario para poner a otros en el campo misionero.

Monday, February 15, 2016

NUESTRA TAREA MISIONERA | Dr. Charles Stanley | 2/15/16

Pablo y Bernabé fijaron el patrón para el trabajo misionero de la iglesia cuando obedecieron el llamado de Dios de lanzarse a la tarea. El cuerpo local de creyentes —los que se quedaron para predicar de Cristo a sus vecinos y amigos— equiparon a estos hombres para su viaje. Lo hicieron por las mismas razones que se aplican hoy día:

La condición espiritual de la humanidad. Romanos 1.21-32 describe a este mundo pecador. El pecado sin freno conduce a las personas a una pendiente resbaladiza que los lleva a tener una conciencia depravada y, al final, una mente incapaz de discernir lo correcto.

La provisión espiritual de Dios. El Padre celestial respondió a la condición de la humanidad con su gracia al enviar a su único Hijo para salvarnos. Cristo llevó en la cruz el pecado de todos nosotros: los vivos, los que ya no viven y los que nacerán. La oferta de salvación es para todos; la gracia de Dios no tiene en cuenta raza, religión y color (Ro 10.12). Quienes creen en Cristo han sido perdonados de su pecado, y pasarán la eternidad con Él.

La comisión dada por Jesucristo. Hechos 1.8 dice que recibimos el Espíritu Santo para que podamos dar testimonio eficaz a quienes necesitan salvación. Notemos que no debemos ir solo al lugar donde vivimos y trabajamos, sino a todo el mundo, donde hay personas esperando escuchar las buenas nuevas.

El propósito de la iglesia es adorar y testificar. Algunos irán, y otros enviarán, pero todos estamos llamados a la tarea de difundir el evangelio. No se trata de una sugerencia; es una orden (Mt 28.19). Los creyentes debemos involucrarnos en la tarea misionera.

Sunday, February 14, 2016

El amor bíblico | Dr. Charles Stanley | 2/14/16

En este pasaje, el apóstol Pablo habla acerca del amor y su preeminencia sobre las lenguas, el conocimiento, la generosidad y el sacrificio (vv. 1-3). Describe la naturaleza del amor que es sufrido, benigno, humilde y lento para irritarse (vv. 4-7).

Sin embargo, muchas veces batallamos al tratar de poner en práctica este modelo de amor abnegado. Una razón es porque la piadosa expresión del amor no es algo natural para nosotros. El amor perfecto pone los intereses de la otra persona antes que los propios, aunque nuestra inclinación sea poner primero el yo (v. 5).

Otro problema es la tentación de no manifestar amor hasta que los demás se disculpen o cambien su conducta. Recordamos sus ofensas mucho después de haberse producido. Eso no fue lo que hizo nuestro Señor; Él nos amó cuando todavía éramos pecadores, y nos perdonó todo (Ro 5.8; Lc 23.34).

Por otra parte, es más fácil señalar la falta de amabilidad de los demás, que ver dónde hemos fallado. Quizás un amigo nos habló bruscamente, y respondimos con palabras de enojo. ¡Con qué facilidad podemos usar la Biblia para señalar su error, pero qué difícil es reconocer el nuestro!

Somos llamados a amar a Dios, y también a quienes nos rodean (Mr 12.30, 31). Hemos recibido el Espíritu Santo, quien nos ayudará a aprender cómo amar de verdad a los demás.

Experimentar el amor de Dios y demostrarlo a los demás, deben ser dos de nuestros mayores gozos. Aparte tiempo para memorizar los atributos del amor bíblico, y busque las maneras de ponerlos en práctica. En momentos de estrés, piense en la lista, y permita que el poder del amor cambie su sentir.

Saturday, February 13, 2016

NO HAY AMOR MÁS GRANDE | Dr. Charles Stanley | 2/13/16

Una de las expresiones más intensas del amor es el instinto protector de los padres para con sus hijos. Es poco lo que la mayoría de las madres o los padres no harían por su bebé. Si un camión estuviera a punto de arrollarlo, no nos sorprendería que saltaran frente al vehículo en movimiento sin pensarlo dos veces.

¿No le gustaría a usted ser amado con la misma intensidad? De hecho, el amor del Señor para con usted es mucho más profundo y más seguro, incluso que el de los padres por sus hijos. La prueba es lo que Dios hizo por nosotros. Romanos 5.8 dice que, aunque vivíamos en desobediencia, Él envió a su único Hijo a morir en la cruz por nosotros.

Piense en un padre que sacrifica a su hijo por personas que decidieron rebelarse contra él. La muerte de Cristo tomó el lugar del castigo que nosotros merecíamos. Si aceptamos este regalo y decidimos obedecer a Dios, dejamos de ser vistos como culpables. Más bien, el Señor nos hace justos, y cambia nuestro destino final; en vez de enfrentar la separación eterna de Él, disfrutaremos de su presencia para siempre. Es más, el Dios todopoderoso nos adopta como hijos suyos por la eternidad. Nuestro Padre celestial nos guía, protege y dirige a lo largo de la vida, y nos promete que estaremos seguros en Él para siempre.

¡Qué increíble que el Creador del universo nos ame de esta manera! ¿Conoce y experimenta la seguridad y la dulzura de su amor? La gratitud y la alabanza deben, entonces, fluir de su corazón. Y también amar a los demás profundamente en gratitud por el amor recibido.

Friday, February 12, 2016

EL LLAMADO A SERVIR |Dr. Charles Stanley | 2/12/16

Cuando se trata de servir en la iglesia, las personas rara vez piden cargos donde pasarán desapercibidos. Generalmente, piden que los involucren en posiciones de liderazgo. No tiene nada de malo presidir un comité, pero Dios nos llama a tener el corazón de un siervo: desea que nuestra motivación sea glorificarlo.

A lo largo de los años, he tenido muchas conversaciones con jóvenes que estudian teología. Innumerables veces me han expresado el deseo de estar al frente de una iglesia grande. Y quienes son llamados por una congregación pequeña luchan con frecuencia con el sentimiento de que no son importantes.

Mi palabra de ánimo para ellos es la siguiente: Dios nos pone donde Él quiere que sirvamos pues nos ama; y en cada tarea que realicemos debemos darnos por completo, ya sea una sola persona o una multitud la que nos escuche. En última instancia servimos a Jesús, y a Él no le preocupa el reconocimiento que recibamos. Él desea nuestra obediencia y nuestro mejor esfuerzo. Y esto es cierto no solo para los pastores, sino también para todos los creyentes.

Son muchas las razones por las que el Señor nos llama a servir. Primero, nos libra de la soberbia y la egolatría para que nos enfoquemos en Él. Segundo, proclamamos nuestro amor a Cristo por medio de nuestro interés por los demás. Tercero, Dios prueba y purifica nuestros corazones por medio del servicio.

¿Cómo define usted el éxito? Una respuesta común es “el logro de objetivos predeterminados”. Pero la definición de la Biblia es diferente. El Señor desea que descubramos su plan, le obedezcamos y lleguemos a ser todo lo que Él se ha propuesto que seamos.

Thursday, February 11, 2016

UN VERDADERO SIERVO | Dr. Charles Stanley | 2/11/16

¿Equipara usted el éxito con riqueza, prestigio y poder? Si lo hace, entonces Jesús, quien fue rechazado y que ni siquiera tuvo casa propia, sería un fracasado. Pero, por supuesto, sabemos que ese no fue el caso. De manera que Dios debe usar algo distinto para definir el éxito. En efecto, la Biblia es precisa cuando dice que Jesucristo es nuestro ejemplo; debemos esforzarnos por ser como Él.

Entonces, ¿cuál fue exactamente la misión de nuestro Salvador? En el pasaje de hoy, vemos la respuesta por sus acciones: Él vino a servir. Los discípulos, que querían tener reconocimiento y recompensas, discutían sobre quién sería el más grande en el cielo. En cambio, Jesús se quitó su manto e hizo el trabajo del siervo más humilde: lavó los pies sucios de sus seguidores. Al día siguiente, el Dios Todopoderoso fue crucificado por su propia creación. Al permitir esto, ofreció la salvación a todos, incluso a quienes lo clavaron en una cruz.

Jesús merecía la gloria, pero eligió el sacrificio y el dolor. Y nos pide que sigamos su ejemplo de servicio. Con la excepción de Judas, todos sus discípulos obedecieron. De hecho, todos enfrentaron grandes dificultades y la mayoría de ellos sufrió una muerte brutal por su fe. Pero aceptaron gustosamente la senda de la humildad por lo que el Señor les había enseñado: “Los primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Mt 20.16).

¿Cómo invierte usted sus recursos y su tiempo? ¿Qué temas dominan sus pensamientos y su conversación? Estos son indicadores de sus objetivos. Es posible que anhele el reconocimiento del mundo, pero Dios tiene un llamado superior para sus hijos. Pídale que le dé una actitud de siervo en su corazón.

Wednesday, February 10, 2016

EL IMPACTO DE LA ORACIÓN | Dr. Charles Stanley | 2/10/16

Quienes pidan, recibirán. Quienes busquen, encontrarán; y quienes toquen puertas, se les abrirá. De modo que hay que pedir, buscar y tocar.

El Señor quiere que oremos, no solo porque eso le honra, sino también porque nos ayuda a crecer más profundamente en nuestra relación con Él. Además, la oración nos permite participar de su obra en el mundo. En todo momento podemos orar por alguien en cualquier lugar del mundo, y confiar en que el Señor de todo el universo nos escuchará y responderá de la manera más efectiva.

Por esta razón, la oración es una de las mejores maneras de involucrarse en el trabajo de Dios. ¡Qué maravilloso privilegio es poder participar en la expansión del reino de Dios, pidiendo al Señor que ayude a sus hijos a influir poderosamente en su creación!

Otra razón por la que el Señor nos enseña a orar es para edificar nuestra fe en Él. Aun el hombre pecador da regalos a sus hijos. ¡Cuánto más nuestro Dios santo se goza en dar cosas buenas a quienes le pidan! (Mt 7.11). Él se complace en ayudarnos a crecer en la fe, a medida que aprendemos de su Palabra, estamos conscientes de su presencia y permitimos que sus pensamientos y caminos sean los nuestros. El Señor también se deleita en responder nuestras oraciones y en ver cómo nos volvemos más audaces en nuestro andar y testimonio.

La Palabra de Dios nos dice que Él es fiel, porque el Señor no puede negarse a sí mismo (2 Ti 2.13). Asegúrese de apartar tiempo cada día para hablar con el Señor y escucharle, y así aprender la verdad acerca de Él.

Tuesday, February 9, 2016

LA ORACIÓN EN LA VIDA DEL CREYENTE | Dr. Charles Stanley | 2/916

Las dos disciplinas más importantes en la vida de un creyente son el estudio de la Biblia y la oración. Es imposible crecer continuamente en Cristo sin la práctica de ambas.

La oración es el medio principal para hablar con Dios, y también una de las maneras que tiene para enseñarnos. Cuando oramos, estamos pidiendo al Señor y confiando en su respuesta. De este modo, aprendemos a escucharle y a esperar su contestación. A Él le encanta que le honremos por medio del acto espiritual de adoración llamado oración.

En verdad, la oración es una de las mejores maneras de honrar a Dios. Cuando oramos a nuestro Padre celestial, estamos reconociendo que Él es Dios, que es verdaderamente “el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es Santo” (Is 57.15). Solamente Dios merece gloria, y que le honremos al orar sin cesar (cf. 1 Ts 5.17). Es decir, debemos mantener una actitud centrada en Dios a lo largo del día, pidiéndole continuamente que gobierne cada detalle de nuestra vida.

El pasaje de hoy dice que nuestro Padre celestial habita en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu. Esto significa que nuestra motivación y la condición de nuestro corazón son muy importantes en la oración. Simplemente recibir “lo que queremos” no es el espíritu de oración que honra a Dios. Además, no genera oraciones que Él responderá.

El Padre celestial anhela tener una relación estrecha con sus hijos. El tiempo dedicado a la comunicación con Dios es la mejor manera de crecer en intimidad con Él.

Monday, February 8, 2016

EL COSTO DE NUESTRA SALVACIÓN | Dr. Charles Stanley | 2/8/16

En nuestro mundo de la banca electrónica y de las tarjetas de crédito es fácil ignorar lo que cuestan las cosas. Igual sucede con el pecado. Nuestra cultura disfruta de los placeres temporales, sin tener en cuenta el costo del pecado (Ro 6.23).

La Biblia nos dice lo que tuvo que pagar el Señor por nuestro pecado. Por amor a nosotros, sufrió . . .

Dolor físico. En las horas previas a su crucifixión, Jesús fue ridiculizado, golpeado y humillado. En su debilitado estado, fue obligado a llevar el instrumento de su muerte —la cruz. Después fue clavado en ella y levantado para sufrir una muerte atroz.

Pecado del hombre. Jesús vivió una vida libre de pecado, nunca conoció su vergüenza o la amargura del remordimiento. Pero en la cruz, el Padre puso todos los pecados de la humanidad en el Salvador (2 Co 5.21). Allí, Cristo experimentó la plenitud de nuestras transgresiones, y de nuestra culpa y vergüenza.

Abandono. En sus horas finales, Jesús fue separado de su Padre (Mr 15.34); la comunión que habían tenido desde la eternidad fue rota por primera y única vez. Nuestro pecado se convirtió en la barrera que nos había mantenido separados de Dios, hasta que Cristo consumó su obra expiatoria (Jn 19.30).

Castigo divino. La ira de Dios se derramó sobre nuestro Señor a causa del pecado del hombre. Cristo experimentó la condena que nosotros merecíamos (Is 53.5, 6; Ro 5.9).

Nuestro Salvador sufrió en extremo por nosotros. Dio su vida para que pudiéramos ser parte de la familia de Dios (Jn 1.12). Él nos llama a una vida de servicio abnegado —haciendo la obra del Padre.

Friday, February 5, 2016

LA CLAVE PARA SOBREVIVIR EN TIEMPOS DIFÍCILES | Dr. Charles Stanley | 2/5/16

En el pasaje de hoy, leemos cómo Moisés soportó tiempos difíciles: por medio de la fe. Todo creyente enfrentará tiempos de dificultades. Lo que hay que recordar es que los tiempos difíciles son . . .

Inevitables. “El hombre nace para la aflicción, como las chispas vuelan hacia arriba” (Job 5.7 LBLA). Todos experimentaremos tiempos difíciles. Tendremos presiones económicas, problemas familiares y de salud, dificultades laborales, oposición dentro de la iglesia —la lista de problemas que podríamos enfrentar es interminable. Por tanto, es esencial que aprendamos a reaccionar de la manera que Dios desea.

Capaces de destruirnos o de hacernos crecer. ¿Alguna vez ha notado usted cómo algunas personas reaccionan de manera diferente frente a las mismas situaciones? Algunas se vuelven más reflexivas, mientras que otras se desmoronan o incluso son destruidas por la prueba. Nuestra reacción dependerá de la perspectiva que tengamos.

Superables. La clave está en aprender a caminar conscientes de la presencia de Dios. Moisés fue una demostración de esto al buscar liberar al pueblo de Israel de la esclavitud egipcia. Había aprendido a “ver” al Dios invisible caminando a su lado, y a estar consciente de su presencia. Moisés no puso su atención en los egipcios, en el poder de Faraón, ni en los hijos de Israel. Su atención estuvo puesta en Dios.

¿Qué tan consciente está usted de la presencia del Señor? ¿Cree en su protección y suficiencia? Moisés no siempre tuvo tal conciencia; tuvo que desarrollarla. Nosotros, también, la tendremos si buscamos al Señor.

Thursday, February 4, 2016

LA EFICACIA DE LA VOLUNTAD DE DIOS | Dr. Charles Stanley | 2/4/16

Ayer vimos el fracaso de Moisés al tratar de liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, pero hoy vemos que le fue dada una segunda oportunidad para hacer las cosas a la manera de Dios. Si podemos aprender las lecciones que aprendió Moisés en cuanto al peligro de confiar en uno mismo, y la importancia de depender del Señor, nos ahorraremos muchas dificultades.

Si decidimos someternos al plan de Dios, Él hará cosas grandiosas en y por medio de nosotros. A pesar del fracaso de Moisés, el Señor lo usó para llevar a cabo su plan divino, pero solo después de librarlo de su autosuficiencia. Observe lo que Dios logró cuando Moisés lo obedeció:

Le mostró las grandes cosas que podía hacer por medio de una persona que depende de Él.

Hizo más cosas en menos tiempo, y con menos recursos, sin necesidad de ninguna insurrección ni guerra prolongada.

Demostró su superioridad en cuanto a la manera de hacer las cosas, librando a más de dos millones de personas sin la pérdida de una sola vida hebrea.

Los esclavos se marcharon libres y con las riquezas de sus captores (Éx 3.21, 22).

Demostró tanto a israelitas como a egipcios que solo Él es el Dios de los cielos y de la tierra.

Nuestros fracasos en el pasado nunca son un obstáculo para que Dios quiera o pueda usarnos. De hecho, nuestra debilidad es una gran oportunidad para que Él muestre su gloria.

Wednesday, February 3, 2016

A NUESTRA MANERA, O A LA MANERA DE DIOS | Dr. Charles Stanley | 2/3/16

Cada vez que se presentan problemas, tenemos dos maneras diferentes de actuar: a la manera de Dios, o a la nuestra. Moisés es ejemplo de un hombre que, en ocasiones, probó ambas opciones. En el pasaje de hoy, vemos lo que sucedió cuando tomó un asunto en sus manos. Aunque su deseo era aliviar el sufrimiento de su pueblo, utilizó las vías incorrectas. Moisés cometió tres errores:

Se centró en la dificultad, no en el Señor. ¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo? La injusticia o dolor de una situación se apodera de nuestra atención, y en la búsqueda de solución nos olvidamos de nuestro Dios todopoderoso.

Confió en sus propias fuerzas y entendimiento. Cuando surge un problema, la reacción más natural es hacer lo que esté en nuestro poder para solucionarlo.

Actuó impulsivamente en vez de esperar en el Señor. Si una situación nos parece urgente, es probable que nuestra prioridad sea solucionar el problema lo más rápido posible.

La manera nuestra puede parecer lógica en el momento, pero pensemos en qué tan eficiente fue Moisés en el logro de su objetivo. Un egipcio fue asesinado, pero el pueblo hebreo no reaccionó favorablemente. Cuando Faraón se enteró de lo sucedido, lo buscó para matarlo, y Moisés tuvo que huir de Egipto.

Todos hemos seguido el ejemplo de Moisés en algún momento, y sufrido las consecuencias. Sin embargo, Dios no rechazó a Moisés ni anuló los planes que tenía para él. En vez de eso, depuró su carácter por medio de pruebas, y le dio otra oportunidad. ¿Acaso no hará Dios lo mismo con nosotros?

Tuesday, February 2, 2016

EL LLAMADO A TENER VALENTÍA | Dr. Charles Stanley | 2/2/16

¿Qué diría usted si Dios le pidiera que liderara a muchas personas, como le pidió a Josué? ¿Comunicar sus palabras a líderes prominentes, como le dijo a Daniel? ¿Convertirse en un misionero como Pablo? Dios quiere que respondamos con valentía cuando nos llama a hacer frente a algo.

Nuestro primer paso para tener valentía es meditar en la Palabra de Dios; debemos escudriñar el significado de las Sagradas Escrituras como si estuviéramos buscando un tesoro. Con la ayuda del Espíritu Santo, entenderemos la Biblia y aprenderemos cómo aplicar su sabiduría.

Lo siguiente es la obediencia a la Palabra. Meditar en las verdades de Dios influye en nuestras acciones. La Biblia tiene el propósito de moldear nuestros pensamientos y hacer que sigamos los principios bíblicos. Cuanto más pensemos a la manera de Dios, más lo seguiremos.

Confiar en las promesas de Dios es lo tercero para desarrollar valentía. Josué cruzó el río Jordán hacia Jericó porque creyó lo que Dios le dijo.

El cuarto paso para superar el temor es recordar las victorias del pasado. El joven pastor David, hizo esto de manera efectiva. Recordar la protección de Dios en el pasado le dio valor para luchar contra el gigante filisteo Goliat (1 S 17). Poner en práctica estos pasos nos dará poder para perder el miedo, centrarnos en la victoria en vez de la derrota y obedecer a Dios.

Dios desea que demos testimonio de Él en un mundo incrédulo y hostil. ¿Proclamará usted la verdad de la resurrección de Jesucristo, de su poder salvador del pecado, y de su prometido regreso? El Señor está llamando su nombre. ¿Cuál será su respuesta?