Isaías 41.10
Ayer aprendimos la importancia de precisar nuestras metas. También debemos asegurarnos de fijarlas con la guía de Dios, en vez de establecerlas sin su ayuda y esperar después que Él bendiga nuestros esfuerzos. Nuestro éxito será determinado por nuestra dependencia del Señor. Si pretendemos lograr algo con nuestras propias fuerzas, aunque sea algo bueno, fracasaremos.
Otros factores pueden también ayudarnos a lograr una meta. Una pasión ardiente, por ejemplo, puede proporcionar la motivación y evitar el desánimo. Además, debemos tener la confianza de alcanzar la meta, sabiendo que el Señor nos capacitará para cada una de las tareas que Él nos asigne. Recuerde a David, el joven pastor: parecía no poder rivalizar con Goliat, pero Dios lo preparó por medio de la experiencia que había adquirido al proteger a las ovejas de animales peligrosos.
Planificar paso a paso una línea de acción nos ayudará también a tener éxito; un calendario es útil para fijarle una fecha a cada parte del plan. Dos cosas más que necesitamos son valentía y confianza. El temor al fracaso y la opinión de otros pueden ser paralizantes. Pero la valentía se logra con la lectura de la Palabra de Dios, la oración, y hacer oídos sordos al negativismo. Así, la confianza mantendrá nuestra mirada en la meta, y no nos apartaremos de ella.
Usted puede seguir viviendo como antes, o descubrir lo que Dios piensa hacer en su vida. ¿Le está dirigiendo Él hacia una meta específica? Recuerde que el Señor es todopoderoso.
Si usted utiliza estos principios, experimentará la suficiencia de Dios para hacer cosas poderosas y lograr los planes que Él tiene para usted.
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