¿Cómo piensa usted que ve Dios al cuerpo humano?
Leer | 1 Corintios 6.19, 20
18 de octubre de 2014
El interés principal del mundo en cuanto al cuerpo radica en la apariencia exterior: ¿Cómo puede llegar a ser más atractivo o recibir más atención? Lamentablemente, según el mundo, el éxito depende muchas veces de la condición de nuestro cuerpo.
En contraste, ¿cómo piensa usted que ve Dios al cuerpo humano? ¿Cree que está solamente interesado en el alma y el espíritu, o esperaría que se preocupara también por nuestro cuerpo físico?
A pesar de muchas ideas falsas generalizadas, el Señor está profundamente preocupado por nuestros cuerpos. En el pasaje de hoy, Pablo confirma esta verdad cuando escribe: “Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros”. De nuevo, en 2 Corintios 6.16, el apóstol se refiere al cuerpo humano como el templo de Dios. El contexto de este pasaje revela muchos de los mismos errores conceptuales que son comunes hoy en día. Los corintios tenían un concepto negativo del cuerpo. Creían que no era importante, e incluso se referían al mismo como una tumba en la que estaba encarcelada el alma.
La respuesta de Pablo es enérgica. En esencia grita: “¡No! El cuerpo no es una tumba —¡es un templo!” Es digno de nuestro respeto y aprecio, de la misma manera que el lugar más sagrado de adoración merece mantenimiento.
La perspectiva de las Sagradas Escrituras es clara: Nuestro cuerpo es el templo del Dios viviente. Esto debe decirle algo a usted en cuanto a su valor y a la forma como debe tratarlo. Además de esto, debe tomar las palabras de Dios como una advertencia contra el abuso, el mal uso, o el descuido de su cuerpo.
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