Una razón para celebrar
Al poner nuestras alabanzas al pie del pesebre, no olvidemos que Él vino para que podamos poner nuestros pecados al pie de la cruz.
Leer | Gálatas 4.4, 5
23 de diciembre de 2014
En la temporada navideña, de lo que más pensamos en cuanto a la vida de Jesús es, por supuesto, su nacimiento. Usted escucha predicaciones acerca de ese tema, ve pesebres por todas partes, y tal vez hasta note que se hace referencia a la historia de Belén en los medios seculares. Pero lo que olvidamos con facilidad en esta época del año, es la razón por la que vino ese pequeño bebé. Nació para morir.
Ahora bien, es posible que a usted no le guste pensar en eso. Puede ser que esté preparando comida para una reunión familiar o decorando hermosamente su casa, y por eso no quiere pensar en la muerte brutal que esperaba al tranquilo bebé que se encuentra en el centro de la escena del pesebre. Sin embargo, ¿cómo podemos realmente celebrar el nacimiento de Cristo, sin tener en cuenta la razón de su venida?
El Señor Jesús tuvo un propósito en la vida. Desde el momento que apareció aquella noche en Belén, vivió su vida en misión para el Padre. Vino a mostrarnos quién es Dios realmente. Vino a enseñarnos cómo vivir, andar y hablar como personas espirituales. Pero lo más importante, vino para que nosotros pudiéramos tener la relación plena e íntima con el Padre que Él conocía tan bien. La tarea del Señor Jesús fue lograr nuestra salvación. Esa victoria le costaría su vida.
Por tanto, al celebrar la Navidad, no perdamos nuestro enfoque. Al poner nuestras alabanzas al pie del pesebre, no olvidemos que Él vino para que podamos poner nuestros pecados al pie de la cruz. Este es el regalo de Navidad del Señor Jesús para usted.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.