Las peticiones de su corazón
Si realmente nos deleitamos en Dios, nuestras peticiones serán correctas.
Leer | Salmo 37.1-8
2 de febrero de 2015
Es posible que usted haya leído la promesa de Dios de concederle “las peticiones de su corazón”, pero una ojeada demasiado rápida al versículo 4 de la lectura de hoy solo le traerá decepción. Para entender el alcance de esta maravillosa promesa es importante examinar las condiciones de este pasaje.
Primero, el Salmo 37.1 nos enseña que no debemos impacientarnos por los “malignos” ni envidiarlos. Es decir, no debe entristecernos el éxito de las personas malas. Dios se encargará de ellas; nuestra responsabilidad es preocuparnos de nuestras propias acciones.
Segundo, el versículo 3 nos enseña que debemos confiar en el Señor, hacer el bien y apacentarnos de la verdad. Dios está interesado en nuestra madurez.
En el versículo 4 se nos dice claramente: “Deléitate . . . en Jehová”. Es una manera de decir que debemos desear lo que el Señor quiere. Si realmente nos deleitamos en Dios, nuestras peticiones serán correctas.
Luego, el versículo 5 nos ordena que encomendemos al Señor nuestro camino, y que confiemos en Él. Cuando enfocamos nuestros pasos en su camino, sabemos que estamos yendo en la dirección correcta. Nuestro deber es mantenernos dentro del plan de Dios.
Por último, el versículo 7 nos llama a guardar silencio ante el Señor, y esperar en Él. Si no vemos una respuesta inmediata a una oración fiel, debemos confiar en que el momento de Dios es perfecto.
Cuando se trate de los deseos de su corazón, ore teniendo en cuenta las palabras del Salmo 37.1-8, y pídale al Señor que armonice su voluntad con la de Él.
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