Si usted hiciera una lista de las cosas que más quiere en la vida, ¿sería un espíritu de discernimiento una de ellas? El Señor da un gran valor a este atributo, y quiere que todos lo tengamos. Si no lo tenemos, tomaremos decisiones equivocadas. El discernimiento es la capacidad de darse cuenta de lo que no es obvio o evidente. Por ejemplo, ¿puede usted señalar la diferencia entre legalismo y libertad? Dios nos llama a vivir de acuerdo con nuestras convicciones personales, pero no todas ellas son mandatos morales para todos los creyentes. Debemos ser capaces de reconocer la diferencia que hay entre ambos.
El discernimiento es necesario para distinguir lo bueno de lo mejor. Dios tiene el plan perfecto para cada uno de nosotros; sin embargo, hay una multitud de opciones buenas frente a nosotros. Por ejemplo, suponga que le han ofrecido dos empleos. Ambos parecen prometedores, pero solo uno de ellos es lo mejor que Dios tiene para usted. Es obvio, considerando estos dos ejemplos, que nuestra gran necesidad en cuanto a discernimiento implica ser capaces de comprender lo que Dios nos esté diciendo. Cuando usted enfrente una decisión, ¿cómo sabe si Dios le está hablando, o simplemente está escuchando sus propios deseos o razonamientos?
El tiempo para desarrollar discernimiento es ahora mismo. No espere hasta que tenga que tomar una decisión crítica. Comience hoy a llenar su mente con la Palabra de Dios. Pase tiempo con el Señor en compañerismo íntimo. Cuanto más lo conozca, más podrá discernir su voz.
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