Cuando el apóstol Pablo nos exhorta a andar con sabiduría, da tres instrucciones para ayudarnos a tomar decisiones que le agraden a Dios. Primero, dice: “Mirad … cómo andéis” (Ef 5.15). Porque vivimos en una sociedad moralmente corrupta, debemos estar atentos a nuestra manera de pensar y actuar. A menos que decidamos mantenernos alertas, haremos lo que está de acuerdo con las influencias seculares.
Luego, en Efesios 5.16, el apóstol nos dice que aprovechemos al máximo nuestro tiempo. El Señor nos ha dado a cada uno de nosotros 24 horas cada día y diversas oportunidades de participar en sus planes para nosotros. Pero, muy a menudo, tenemos la tentación de malgastar nuestro tiempo y fuerzas en nuestros asuntos, sin pensar en lo que el Padre celestial pueda haber dispuesto para nosotros.
En Efesios 5.17, el apóstol hace la exhortación final: “[sed] entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. En su sentido más amplio, la voluntad de Dios para nosotros es que seamos la persona que Él quiso que fuéramos al crearnos, y que hagamos el trabajo que dispuso para nosotros (Ef 2.10). Sabiendo esto, debemos ver cada decisión teniendo presente si nuestra elección promoverá o estorbará los propósitos de nuestro Padre celestial para nosotros. Vivir fuera de su voluntad es una insensatez.
El Señor quiere que andemos sabiamente para que podamos disfrutar de todas las bendiciones que Él ha prometido en su Palabra. El tiempo y las oportunidades desaprovechadas nunca se recuperan. Consagrémonos a hacer que nuestra vida valga para Cristo, en vez de vivir para nosotros mismos.