En las pruebas, el Señor nos enseñará nuevas y más profundas verdades en cuanto a Él, sus propósitos y sus promesas. Aunque en tiempos de sufrimiento sentimos que hemos llegado al límite, esas dificultades están destinadas siempre para nuestro beneficio.
Desde la perspectiva humana, los tiempos de prueba pueden ser desconcertantes, porque no entendemos cómo pueden resultar para bien. Pensemos en la orden que dio Dios a Abraham de sacrificar a Isaac, su tan largamente esperado hijo. El punto de vista terrenal de Abraham pudo haber considerado como:
Absurda. “Yo amo a mi hijo por encima de todo. ¿Cómo puedes pedirme esto?”
Inapropiada. “¿Por qué ahora, Señor? Mi hijo es todavía joven. Él es por medio de quién han de venir mis descendientes”.
Injusta. “No es justo que me pidas esto. ¿No dejé mi tierra y mi familia para obedecerte?”
Insoportable. “Esto es demasiado difícil para mí. No podré soportar ese dolor”. Pero Abraham confió en Dios, y la prueba reveló la inquebrantable fidelidad de Abraham al plan del Señor.
Gracias a que Dios sabe qué circunstancias nos ayudarán a crecer, nos pide que tengamos fe y decidamos hacer su voluntad. Recordar su amor infinito y su fidelidad plena, nos ayudará a lograrlo.
Imaginémonos el gozo de Abraham cuando el Señor proveyó un carnero como sacrificio en reemplazo de Isaac. Nosotros recibiremos la misma recompensa del gozo espiritual si permanecemos firmes.
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