La salvación es apenas el primer paso de la vida en Cristo.
Leer | Génesis 12.1-8
13 de agosto de 2015
Dios, el Creador del universo, nos elige. Y lo hace, no solo para salvarnos de la eternidad en el infierno. Su amor va más allá de eso. Él quiere tener una relación estrecha con nosotros. Lo cual requiere:
Compromiso. Dios prometió que haría de Abraham una nación grande. Le pidió al futuro patriarca que le demostrara su acatamiento obedeciendo la orden de dejar su tierra para ir a una tierra desconocida. El compromiso del Señor para con nosotros es claro. Nos rescató del pecado por medio de su Hijo Jesús, envió el Espíritu Santo para morar en nosotros, y nos prometió vida eterna. Nuestro compromiso es la obediencia, tanto en actitud interior como en acciones exteriores.
Comunicación clara. Para desarrollar una relación cercana, dos personas se expresarán pensamientos y sentimientos profundos, y se escucharán mutuamente con atención. Dios nos habla de sí y de sus planes por medio de las Sagradas Escrituras, y Él también está dispuesto a escuchar (Sal 10.17). El tiempo que pasamos orando y meditando en su Palabra revela nuestro compromiso con la comunicación, que incluye escuchar, hablar y entender.
Franqueza. Dios nos habla sinceramente de lo que somos, de la condición del mundo, y de la única solución: Jesucristo. Nos dice claramente las verdades difíciles sobre nosotros, pero también nos alienta y nos ayuda en nuestros esfuerzos por obedecerle. Nuestra parte consiste en ser francos con Él en cuanto a nuestros pensamientos, acciones y emociones.
La salvación es apenas el primer paso de la vida en Cristo (Jn 3.16). ¿Ha aceptado usted la invitación de relacionarse con Dios?
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