Wednesday, March 9, 2016

LOS REQUISITOS DE UNA INFLUENCIA PIADOSA | Dr. Charles Stanley | 3/9/16

Las empresas gastan millones de dólares para influenciar al público. Pero junto con el dinero, hay también muchas ideas y estrategias en cuanto al diseño de campañas publicitarias y de eventos que puedan captar el interés de la gente.

Como creyentes, estamos involucrados en una tarea mucho más importante: la de conquistar los corazones con la verdad del evangelio por medio de nuestra influencia. Si queremos influir positivamente en los demás, necesitamos dar testimonio fiel de Dios delante de las personas.

Tener una convicción fuerte acerca de la Palabra de Dios es la base de la buena influencia espiritual; debemos creer que la Biblia es veraz y practicar sus enseñanzas diariamente. En la lectura de hoy, Daniel y sus amigos rechazaron la comida y el vino del rey, porque la Palabra les decía que no comieran nada que hubiera sido ofrecido a los ídolos, una práctica común en ese tiempo (Éx 34.15). ¡Daniel se puso a sí y a sus amigos en peligro de muerte por un asunto de comida! Pero procedió de tal manera pues sabía que el Padre celestial quería que obedeciera la Palabra, costara lo que costara.

Si queremos influenciar a otros, debemos ser fieles a nuestras convicciones. La vida de un creyente es, a menudo, el único ejemplo de principios bíblicos que otras personas verán. Por tanto, como Daniel, debemos disponer nuestra mente para obedecer a Dios, sin importar las circunstancias. Y como sucedió con las personas que estaban dentro en la esfera de influencia de Daniel, aquellos a quienes usted toque verán las buenas obras hechas para el Señor por usted, y lo glorificarán a Él (Mt 5.16).

Tuesday, March 8, 2016

UN MENSAJE QUE PERDURA | Dr. Charles Stanley | 3/8/16

Imagínese que vamos a un lujoso restaurante para cenar. La mesa está arreglada con un fino mantel, vajilla de porcelana y copas de cristal. El camarero le coloca su plato, pero en medio de ese bello plato de porcelana hay apenas un malvavisco. ¡Qué decepción! En vez de recibir una nutritiva y sustanciosa comida, lo que le sirven es una pelota esponjosa de azúcar que no le ofrece ninguna satisfacción.

Si no somos cuidadosos, nuestra vida puede llegar a parecerse a esa decepcionante cena. En vez de ser cristianos con un mensaje lleno de esperanza, podremos llegar a ofrecer solo un poco de dulzor. El mensaje de Dios es para nutrir y sostener; nuestros familiares, amigos, e incluso nosotros mismos, no podemos quedar satisfechos con una pobre nutrición. Nuestro Padre celestial quiere que influenciemos a las personas, a tal punto que les resulte imposible ser las mismas después de habernos conocido.

Si el Señor está creando un mensaje valioso en nuestra vida, debemos recibir todo lo que nos presente como venido de Él. Cuando algo malo es filtrado por la voluntad permisiva de Dios, Él sacará algo bueno de eso (Cf. Ro 8.28). A decir verdad, una persona puede dar un mensaje de esperanza con mayor efectividad si ha sufrido. En medio de sufrimiento, buscamos consuelo de quienes han enfrentado algún dolor parecido al nuestro. De igual modo, los demás confiarán en el consuelo que les demos, si ya hemos pasado por lo mismo.

Sean cuales sean las circunstancias, debemos evaluar lo que Dios está haciendo en nosotros. Cuando buscamos primero sus propósitos y sus lecciones, apresuramos el momento en que nuestro mensaje de vida refleje la esperanza que se encuentra en Cristo Jesús.

Monday, March 7, 2016

UN MENSAJE DE VIDA | Dr. Charles Stanley | 3/7/16

¿Qué mensaje está transmitiendo? Cada persona da testimonio de sus convicciones y prioridades según la manera como vive. Jesús dijo que, para un mundo que nos observa, los creyentes debemos ser como la sal y la luz, que simplemente no pueden ser ignoradas. Si añadimos sal a la sopa, el mejor sabor es evidente; y cuando iluminamos una habitación, la oscuridad huye. Nuestro carácter, conducta y conversación deben ser una declaración fuerte y clara de la importancia de Dios, la necesidad de Jesucristo, y el poder del Espíritu Santo.

Para vivir de una manera que glorifique al Señor, debemos comenzar por la lectura y el estudio de las Sagradas Escrituras. Al meditar en su Palabra, Dios nos habla, y nosotros asimilamos gradualmente sus principios. Esto nos permite influenciar positivamente al mundo.

Una buena manera de aprender las lecciones de la Biblia es mediante el estudio de la vida de grandes siervos de Dios, como Abraham, Moisés, Daniel, David, Ester, María y Pablo. Uno pudiera dedicar muchas semanas en el mensaje de vida de cada uno de ellos, como está revelado en la Biblia. Sus historias tienen mucho que enseñarnos en cuanto a la manera de enfrentar las situaciones, lo que descubrieron mediante sus errores y cómo se relacionaban con Dios.

Por estos relatos bíblicos, y también por otros pasajes, aprendemos que nuestro Padre celestial tiene un propósito para nosotros. Él desea conformarnos a la imagen de su Hijo Jesucristo. Reconociendo esto, podemos establecer un ejemplo que los demás podrán imitar. Como dijo Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co 11.1).

Friday, March 4, 2016

EL PELIGRO DE LA CONVERSACIÓN FRÍVOLA | Dr. Charles Stanley | 3/4/16

Pregunte la definición de chismear, y le dirán algo acerca de esparcir rumores. Es correcto, pero no lo es todo. Chismear incluye cualquier conversación frívola o maliciosa que dañe a alguien. En otras palabras, la conversación perniciosa es un pecado universal de lo que todos hemos sido culpables.

Por ejemplo, ¿ha hecho usted alguna vez un comentario negativo acerca de la manera como se vistió una persona? ¿Le dijo a un amigo que alguien que usted conoce debiera pensar en cambiar de trabajo? ¿Hizo comentarios acerca de la vida personal de otro individuo? Permítame hacerle una última pregunta: ¿Sintió algo en su espíritu mientras hablaba? Todos estos pueden ser ejemplos de chismes, de palabras que sí dañan, a pesar de lucir inofensivas.

Los comentarios frívolos se hacen a menudo de un modo que los hace parecer como si no fueran chismes. Las personas enmascaran el chisme de tres maneras comunes: 1) en son de broma, 2) usando detalles personales de los demás “como ejemplo” y 3) disfrazando la difusión de la información como una petición de oración. Por supuesto, no toda broma o ilustración es un chisme. El cuerpo de Cristo está llamado, sin duda, a orar por quienes están enfrentando situaciones difíciles. Por tanto, debemos conocer la diferencia entre la conversación sabia y la frívola.

La diferencia está en la motivación del corazón (Sal 19.14). La lengua se suelta fácilmente cuando la intención es arruinar la reputación de una persona o hablar de las desgracias ajenas. Por el contrario, el deseo de agradar a Dios y mostrar su gracia a nuestro prójimo, nos mueve a decir lo que es bueno para edificar (Ef 4.29).

Thursday, March 3, 2016

LAS PALABRAS DE NUESTRA BOCA | Dr. Charles Stanley | 3/3/16

Chismear es considerado un pasatiempo relativamente inofensivo, en especial, cuando se le compara con pecados como el asesinato o el adulterio. Satanás ha pintado al chisme como algo insignificante, pero si examinamos esta mentira, veremos la horrible verdad. Dios, en la Biblia, pone al chisme entre los pecados más viles (Ro 1.28-31).

Nada en cuanto al chisme es inofensivo. Ya sea que lo dicho dañe intencionalmente, o solo sea algo frívolo, una persona puede ser herida o avergonzada. Un amigo mío se propuso encontrarle el origen a una dañina habladuría acerca de él. Le preguntó a una persona tras otra: “¿Dónde escuchó usted eso?” Después de conversar con diecisiete pastores, descubrió a la persona que había originado el rumor. Esta persona reconoció que había especulado en voz alta en cuanto a una situación que no conocía bien. Una reacción en cadena había comenzado con un hombre que sacó una conclusión apresurada mientras conversaba con un amigo.

Aunque la víctima nunca se entere de lo que se habla a sus espaldas, el chisme siempre tiene consecuencias. Las personas que riegan cuentos revelan su condición interna: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12.34). De una lengua venenosa brotan la envidia, los resentimientos o el orgullo que llevan por dentro.

El chisme tiene el poder de herir, destruir reputaciones y dividir iglesias. No tenemos el derecho de dañar la vida de nadie. Dios es el único a quien debemos acudir cuando oigamos un rumor. Los que enfrentan pruebas necesitan de oración, no de lenguas que pregonen su desgracia (Gá 6.2).

Wednesday, March 2, 2016

ANDAR EN EL ESPÍRITU | Dr. Charles Stanley | 3/2/16

El Espíritu Santo es uno de los regalos más preciosos de Dios para sus hijos. Él viene a morar en la vida del creyente en el momento de la salvación, y le da el poder para vencer el pecado y vivir para la gloria y los propósitos de Dios. Pero el poder del Espíritu puede ser “desactivado” o ignorado. Solamente quienes deciden andar con Él tienen libre acceso a su poder y dirección.

Andar en el Espíritu revela confianza en Dios. Él señala el camino, y nosotros lo seguimos. Cuando Él habla, escuchamos, atendemos sus advertencias y obedecemos sus instrucciones. El camino del Espíritu es una senda de entrega que, aunque difícil, lleva a la plenitud de la vida.

El Espíritu de Dios no solo guía; da poder también, porque el reto de obedecer a Dios no es posible mediante nuestras fuerzas. El Espíritu Santo suple todo lo que necesitamos para vivir en santidad, y produce su fruto maravilloso en nosotros.

Ser guiados por el Espíritu debe ser el estilo de vida natural de los hijos de Dios. Cuando usted busca intencionalmente su presencia durante todo el día, Él está solo a un pensamiento de distancia. Si su mente se vuelve a Él, el Espíritu le hará más sensible a las cosas de Dios, y le dará un mejor entendimiento de las situaciones y de las personas que le rodean.

Dé una caminata con el Espíritu hoy, y aprenda a identificar su voz. En el momento que no tenga la mente ocupada con los afanes del día, concentre sus pensamientos en Él, pida su dirección y manténgase a la expectativa. Y cuando Dios se la dé, confíe en el poder del Espíritu Santo, para obedecerle.

Tuesday, March 1, 2016

LA PERSONA QUE DIOS PUEDE USAR | Dr. Charles Stanley | 3/1/16

Al ser llamado por el Señor a una vida de discipulado y servicio, Pedro dejó su profesión de pescador para convertirse en el líder de la iglesia en Jerusalén. Podemos aprender mucho de la transformación que experimentó por sus logros y sus fracasos.

Pedro fue el primero que reconoció públicamente que Jesús era el Mesías. Cuando el Señor preguntó a los discípulos quién creían ellos que era, Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16.16). Al confesar resueltamente su fe delante de los demás, no se cohibió por temor a lo que pudieran pensar. Igualmente, la base de nuestra identidad, tanto en público como en privado, tiene que ser que somos seguidores de Cristo. Nuestras palabras y acciones deben proclamar que le pertenecemos a Él.

Después del arresto de Jesús, la fe de Pedro flaqueó. Cuando lo desafiaron a decir si había estado con Jesús, lo negó. Tal como lo había profetizado el Señor, el apóstol negó tres veces su relación con Él. ¡Qué lágrimas tan amargas las del discípulo por su acción! (Mt 26.69-75). Después de su resurrección, Jesús perdonó a Pedro, y luego lo llamó a amar a las “ovejas perdidas” del mundo (Jn 21.15-17). En Pentecostés, después de ser lleno del Espíritu Santo, Pedro comenzó su ministerio anunciando el evangelio a miles de personas (Hch 2.6-11, 41). Por medio del poder de Dios, muchos fueron salvos.

Pedro es un buen ejemplo de la clase de persona que nuestro Padre celestial puede utilizar: a alguien con fortalezas y debilidades, que aprende de sus errores y que es obediente a los propósitos del Señor. ¿Está usted resuelto a seguir el plan de Dios para su vida?