PERSEVERAR EN LA ORACIÓN Febrero
15
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y
no desmayar.
Lucas 18:1
La falta de perseverancia en la oración es uno de los
problemas más comunes que enfrentamos en la vida espiritual. Esto es
particularmente así en estos tiempos en los cuales estamos acostumbrados a la
gratificación instantánea de nuestros deseos. Aunque nos proponemos, una y otra
vez, buscar mayor crecimiento en esta disciplina, pareciera que requiere de una
disciplina extraordinaria avanzar en esta dirección.
Hay dos cosas que, según la parábola que contó Jesús,
pueden ayudarnos a no desmayar en la oración. En primer lugar, debemos creer en
lo válido de nuestra petición. La viuda tenía una convicción inamovible que su
causa era justa y que por eso debía insistir en buscar una solución. Sospecho
que en esto, muchos de nosotros no creemos demasiado en lo que estamos
pidiendo. Pedimos una o dos veces lo que deseamos del Padre, pero frente a la
falta de resultados, abandonamos rápidamente el pedido que, hace apenas unos
días, creíamos indispensable para nuestra vida.
En segundo lugar, debemos tener convicción de que la
respuesta va a venir, aunque pueda haber, a nuestro entender, una demora en el
tiempo de la respuesta. La viuda no se daba por vencida porque creía que
realmente iba a obtener una respuesta a la situación que estaba exponiendo ante
el juez injusto. Por un tiempo tuvo que convivir con la indiferencia de este
hombre, pero lo terminó agotando con su continuo pedido. Aunque Cristo señaló
que nuestro Padre Celestial de ningún modo posee las mismas cualidades que el
juez injusto, debemos, de todas maneras, superar el obstáculo del aparente
silencio de Dios. Es solamente una convicción profunda en la bondad de Dios y
su deseo de bendecir a sus hijos lo que nos va a sostener cuando aún la
respuesta no haya venido.
Se hace evidente, entonces, que para cultivar este tipo
de oración debemos superar las peticiones tibias y esporádicas que muchas veces
elevamos al Señor. Dick Eastman, un hombre que ha enseñado y escrito mucho
sobre la oración, comparte esta observación sobre el tema de la persistencia: «Muchos piensan que orar con persistencia
significa tener que esperar semanas y aun años para una respuesta. Aunque esto
es verdad en ocasiones, no es siempre así. Una persona puede hacer una oración
persistente en un cuarto de hora. Las oraciones largas no necesariamente son
oraciones persistentes. Mucho más importante que esto es cuán intensamente oramos. Nuestras oraciones
deben ser intensas. Cuando uno ora con un sentimiento intenso de humildad
-entremezclado con una profunda dependencia de Dios- aprende la definición de
lo que es oración perseverante».
Para pensar:
¿Es posible que
muchas de las cosas que podrían estar aconteciendo en su congregación estén
demoradas por falta de oración? ¿Cuáles son las cosas por las cuales usted
siente verdadera pasión? ¿Cuáles de estos temas alimentan su vida de oración?
¿Qué cosas le llevan a desistir de seguir orando por algo? ¿Cómo puede cultivar
mayor perseverancia en la oración?
Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica,
Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.
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