Saturday, October 22, 2016

Un corazón agradable a Dios | Dr. Charles Stanley | 10/22/2016

El Señor promete concedernos los deseos de nuestro corazón, pero muchas personas toman este pasaje fuera de contexto, olvidando que su manera de pensar tiene una parte vital en hacer que se cumplan. Como dijo mi madre una vez: “Donde vaya tu mente, irán tus pies; por tanto, ten cuidado con lo que piensas”.

¿Cuál es su responsabilidad cuando se trata de pedirle algo a Dios?

Deléitese en el Señor (Salmo 37.4). Los cristianos deben regocijarse en Dios y andar en obediencia. El Señor debe ocupar el primer lugar en su vida antes de poder pedir que la promesa de este versículo se haga realidad en su vida.

Encomiende su camino al Señor (Salmo 37.5). Permita que Dios cambie cualquier aspecto de su deseo que no sea la voluntad de Él. Recuerde que cuando Él no responde una oración como usted desea es por alguna razón.

Confíe en Él (Salmo 37.5). Dios es misericordioso, omnisciente, benigno y generoso. Puede confiarle sus esperanzas y sus sueños.

Descanse en Él (Salmo 37.7). Confíe en que responderá sus oraciones en su tiempo, o que transformará sus aspiraciones para conformarlas a la voluntad de Él.

Espere en el Señor con paciencia (Salmo 37.7). Jesús esperó treinta años antes de comenzar su ministerio de tres años en la Tierra. De acuerdo con su ejemplo, esperar es uno de los principios clave de la vida cristiana.

¿Están alineados sus deseos con el propósito y el plan de Dios para su vida? Él anhela dar a sus seguidores bendiciones abundantes y plenitud de gozo. Por tanto, deje que sus sueños se conformen a la voluntad del Señor. Solo si se rinde a Él experimentará lo mejor que Él tiene para su vida.

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