Thursday, December 31, 2015

UN PEQUEÑO ASUNTO DE OBEDIENCIA | Dr. Charles Stanley | 12/31/15

Ayer aprendimos que la obediencia a Dios en las cosas pequeñas es un paso esencial para recibir bendición. Lo que Él nos pide que hagamos nunca es insignificante —aunque no siempre podamos reconocer la importancia de aceptar lo que el Señor nos pida. Pedro no podía imaginar el impacto que una sencilla salida en una barca tendría en su vida. Pudo haber dicho: “Estoy demasiado cansado, Maestro. Toma otra barca”. Pero su obediencia abrió la puerta para que Dios lo bendijera con un ministerio transformador.

Como hijos de Dios, debemos preguntarle qué quiere Él que hagamos cada día —“¿Qué quieres que diga o cuál es la mejor decisión, Señor?” Tenemos que aprender a escuchar a nuestro Padre celestial, y a ser sensibles a la sutil voz que nos impulsa a lo largo del día. Si mantenemos nuestra mente en sintonía con Él, comenzaremos a entender el significado de algunas decisiones que, de otra manera, apenas nos daríamos cuenta. En última instancia, esta conciencia dará lugar a un estilo de vida de caminar con el Señor, y entonces recibiremos lo mejor que Él tiene para nosotros.

Una cosa que sé con certeza es que cada vez que he obedecido a Dios, Él me ha bendecido. El costo de desobedecer es muy alto. Estamos hablando de un Dios que nos ama incondicionalmente, y que tiene un plan perfecto. Obedecerle jamás nos decepcionará. Al mirar el 2015, ¿puede usted ver la sabiduría del Señor cuando le guió a tomar decisiones correctas? La visión retrospectiva es fantástica para reconocer las bendiciones de Dios.

Haga del 2016 un año de obediencia. Cuando obedecemos a Dios, nuestro corazón se abre completamente para que su poder se derrame en nosotros.

Wednesday, December 30, 2015

LA EMOCIÓN DE LA OBEDIENCIA | Dr. Charles Stanley | 12/30/15

En algún momento todos los cristianos hemos visto a la obediencia como una manera de evitar las consecuencias de la desobediencia, y por eso hemos sentido que es una carga pesada. Cuando Dios, en realidad, lo que quiere es que nuestro camino de fe esté motivado por nuestro amor a Jesucristo, y por el deseo de agradarle. La obediencia tiene que ver con descubrir más acerca de Dios, no con evitar consecuencias negativas.

La razón por la cual asociamos la obediencia a Dios con una carga, es porque le tememos a las decisiones que tendríamos que tomar. Sin embargo, el Señor no nos pide que hagamos más de lo que podemos manejar. Nuestra obediencia en los asuntos más pequeños de la vida nos prepara para asuntos más grandes. Cuando ponemos la confianza en la omnipotencia del Señor, y actuamos según su voluntad, la vida se vuelve emocionante. No debemos tener miedo, porque Dios ya sabe el resultado de nuestra obediencia —y podemos confiar en su promesa (Ro 8.28).

Sabemos que si damos un paso de obediencia, se nos pedirá después que demos otro. Es por eso que andar por fe es tan emocionante, porque cada paso nos lleva a una nueva bendición. Aunque a veces pensemos que las situaciones de las cuales Él se ocupa no están relacionadas, el Señor continuamente nos mueve mediante diversas circunstancias hacia sus planes.

Si tememos a las consecuencias, y evitamos obedecer por nuestra seguridad, privamos a Dios de la oportunidad de demostrar su poder. Las decisiones pequeñas pueden parecer insignificantes, pero ellas conducen a toda una vida de caminar con Dios.

Tuesday, December 29, 2015

EL SECRETO PARA EL ÉXITO DE NUESTRAS FINANZAS | 12/29/15

Todos luchamos cuando hay una discrepancia entre lo que nuestra mente sabe que es verdad, y lo que sentimos. Un aspecto con el cual algunos cristianos batallan es el de las finanzas personales. Si sabemos lo que dice la Biblia en cuanto al dinero, ¿optamos por la verdad o dejamos que nuestros sentimientos dicten nuestras acciones? Los creyentes encontramos muy fácil dar a Dios un centavo de diez, o un dólar de diez, pero cuando los números son más grandes, por ejemplo, cien de mil, o mil de diez mil, a menudo nos resistimos. Pero no podemos esperar que el Señor bendiga nuestras finanzas si no estamos apoyando su obra.

La Biblia habla de dar el diezmo, que es la décima parte de nuestras entradas, o el diez por ciento de todo lo que producimos, según Deuteronomio 14.22. También hay que notar que debemos dar a Dios la primera parte de nuestros ingresos, no lo que nos quede al final del mes.

El diezmo de Dios va a su alfolí, que es la iglesia. Desde allí, lo ofrendado puede ser canalizado para la obra del Señor en el mundo. Imagínese cuántos excelentes ministerios y cuántos programas de evangelización cesarían si el dinero se agotara. Llevar el evangelio no es solo una responsabilidad espiritual, sino también financiera.

Cuando nos negamos a dar la parte que nos corresponde, bloqueamos el flujo de la bendición de Dios en nuestra vida. Muchas veces decidimos dar menos del diezmo, porque no confiamos en su provisión. Nuestro Padre celestial nos ha prometido protección y abundancia si obedecemos sus mandamientos. Entréguele al Señor lo que es de Él, y vea después las maravillosas bendiciones que le dará.

Monday, December 28, 2015

PERSEVERANCIA EN MEDIO DEL SILENCIO | Dr. Charles Stanley | 12/28/15

Ayer decíamos que Dios siempre tiene un propósito al guardar silencio. Aprendí esta lección estando en la universidad.

Un día, durante mi último año, me preparé para orar sobre una situación que afectaría mi futuro. Pero cuando me puse de rodillas, sentí como si Dios se hubiera ido de repente. Por tres días y tres noches, su presencia parecía estar a kilómetros de distancia. La cuarta noche, unos amigos se reunieron para interceder a mi favor, pero fue en vano. Casi derrotado, regresé a mi habitación cuando vi luz en la habitación de mi amigo Don. Entré por su ventana, que estaba abierta, y oramos hasta el amanecer. Pero aún nada.

Le supliqué a Dios durante toda la semana. Luego, por fin, Él intervino de una manera asombrosa para comunicarme los pasos que debía dar. La lección fue que cuando Dios guarde silencio, ¡siga orando!

Muchísimas veces he escuchado a personas decir que no deben seguir orando por una necesidad porque no hubo respuesta. Pero Mateo 17.20 dice que la fe del tamaño de una semilla de mostaza puede mover montañas. ¡Imaginemos, entonces, lo pequeña que debe ser nuestra fe cuando nos rendimos, y no esperamos en el Señor! Los creyentes no podemos tratar las oraciones como una máquina que nos da una respuesta inmediata cuando le depositamos una moneda. Hablar con Dios es una inversión a largo plazo en la íntima amistad que tenemos con Él.

Aunque Dios puede estar en silencio durante un tiempo, nunca deja de trabajar por nosotros. En el momento preciso, Él da un resultado que se adecúa a su plan perfecto. Así que, amigos, ¡a seguir orando!

Wednesday, December 23, 2015

¿QUIÉN ES ESTE JESUS? | Dr. Charles Stanley | 12/23/15

En toda la historia, nadie ha tenido una influencia más grande  que Jesucristo, pero muchas personas simplemente no entienden quién es en realidad. Algunos creen que su vida comenzó en un pesebre en el antiguo pueblo de Belén, pero, lo cierto es que Él había existido desde hacía mucho tiempo antes (Jn 8.58). Como miembro de la Trinidad, Jesús es el Hijo eterno de Dios, lo que significa que no tiene principio ni fin (Jn 1.1). Su nacimiento en Belén no fue más que su entrada física al mundo que Él creó.

El Señor Jesús era el Mesías largamente esperado, que vino al mundo para llevar a cabo la misión que le había dado su Padre. En cierto momento, Él preguntó a sus discípulos: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16.15). Esta es la pregunta que cada uno de nosotros debe responder. No hay término medio cuando se trata de resolver quién es Jesús, porque el Señor dijo que Él es el único camino al Padre (Jn 14.6).

En Mateo 16.16, cuando Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, Jesús le dijo que el Padre le había revelado esta verdad (v. 17). Nosotros, también, necesitamos la ayuda de Dios para comprender quién es Jesús. La mejor manera de entenderlo es analizando su nacimiento, vida y ministerio, tal como están recogidos en las Sagradas Escrituras.

Saber simplemente lo que dice la Biblia acerca de Jesús, no es suficiente. Después que usted llega a saber quién es Él, y qué vino a hacer, debe responder: ¿Qué hará con Jesús? Escuchar la verdad y rechazarla es suicidio espiritual, pero quienes creen y aceptan a Jesucristo, reciben vida eterna.

Tuesday, December 22, 2015

EN LA ESCUELA DE LA FE | Dr. Charles Stanley | 12/22/15

El Señor Jesús pasó mucho tiempo alimentando la fe  de sus discípulos, porque sabía que eso sería esencial para las tareas que tendrían por delante. Durante más de tres años asistieron a una escuela de fe con Jesús como su instructor, y con las Sagradas Escrituras como libro de texto. A veces, Cristo utilizó instrucción verbal, pero enseñó muchas lecciones por medio de demostraciones. Sanó a enfermos, echó fuera demonios, alimentó a miles y calmó el mar. La enseñanza a los discípulos incluyó pruebas que revelaban si creían realmente que Jesús era el Mesías.

A veces, la comprensión de los discípulos era lenta, pero Cristo nunca se dio por vencido. Los amonestó cuando demostraron falta de confianza (Mr 4.40), y elogió sus señales de progreso (Mt 16.15-17). Su objetivo era establecer firmemente su fe para que Él pudiera realizar su trabajo en y por medio de ellos. Después de su ascensión, mandó a los discípulos a difundir el evangelio de la salvación hasta los lugares más remotos de la Tierra. Sin fe, habrían fracasado.

El Señor tiene para nosotros el mismo objetivo de aumentar nuestra fe para que podamos hacer la obra que Él nos ha encomendado. Si nuestra fe es grande, Él logrará cosas sorprendentes por medio de nosotros. El Señor nos utiliza solo en la medida que confiemos en Él.

El desarrollo de la fe es vital para el creyente; por tanto, Dios espera que creamos lo que la Biblia dice acerca de Él, y que pongamos en Él nuestra confianza en medio de las pruebas, no en nuestra propia sabiduría. Cada vez que le creemos al Señor, aumenta nuestra fe.

Monday, December 21, 2015

PARA ANDAR CON CONFIANZA | Dr. Charles Stanley | 12/21/15

Ayer aprendimos que el deseo del Señor es que andemos por fe. Sin embargo, si reflexionamos sinceramente en cuanto a nuestra vida, la mayoría de nosotros descubrirá ciertos aspectos en los que nos resulta difícil tener confianza. Algunos días es más fácil renunciar al control, mientras que en otros nos apresuramos a tomar las circunstancias en nuestras manos.

Felizmente, nuestro Padre celestial es paciente y amoroso. Su Palabra enseña que la santificación es el proceso de hacernos santos, no solo el resultado final. Los niños son un magnífico ejemplo de cómo funciona esto. Cuando aprenden a caminar, empiezan agarrándose de algo, se levantan, y luego dan un paso. Inevitablemente se caerán, y en ese momento los ayudamos a levantarse para que puedan seguir andando. Asimismo, Dios nos muestra cómo vivir conforme a nuestra fe en Él, aunque cometeremos errores. Caerse y levantarse de nuevo es parte del proceso de aprendizaje.

El Señor nos enseña que tenemos un rol en el aprendizaje. Nuestra responsabilidad es estudiar las Sagradas Escrituras para conocer el carácter de Dios y sus promesas. Al hacer esto nuestra confianza en Él crece, lo que nos permite tomar decisiones que exigen que creamos y nos apoyemos en el Señor. Cuando damos un paso por fe y experimentamos la ayuda y la fidelidad de Cristo, nuestra confianza aumenta.

Piense en las respuestas, acciones y decisiones que tomó la semana pasada. ¿Cuántas de ellas fueron guiadas por el Espíritu Santo? ¿Y cuántas fueron reacciones humanas hechas con autosuficiencia? Vivir con confianza en Cristo exige fe y acción. Si usted permite que Él le dirija, su fe crecerá.

Friday, December 18, 2015

INTIMIDAD CON DIOS | Dr. Charles Stanley | 12/18/15

Dios, a veces, nos parece muy lejano. En esos momentos nos preguntamos qué tan involucrado está en nuestra vida. Es entonces cuando debemos confiar en lo que ha dicho en las Sagradas Escrituras.

Por ejemplo, Salmo 139.13-17 dice que el Señor nos formó en el vientre de nuestra madre; Él nos ama incondicionalmente y tiene planes de prosperar nuestra vida espiritual a través de su Hijo (Fil 1.6). Estas verdades nos confirman que Dios nos conoce mejor que nadie.

La vida del Señor Jesús es otro testimonio del deseo de Dios de relacionarse con nosotros. El Señor siempre buscó a los que estaban lejos para invitarlos a acercarse a Él. Dio palabras de aliento a sus discípulos y a otros seguidores, les enseñó las profundas verdades que había recibido de su Padre (Jn 7.16), y los responsabilizó de sus acciones. Invitó a algunos a acompañarles en sus profundas experiencias personales, como en la transfiguración y la última noche en Getsemaní (Mr. 9.2; Mt 26.36, 37). Todo esto revela una amistad verdadera.

La muerte de Jesús en la cruz hizo posible que pasáramos a formar parte de la familia de Dios. El Espíritu Santo, el guía y compañero que mora en todo creyente, da testimonio también de la cercanía de Dios y de lo bien que nos conoce.

Dios ha hecho posible que tengamos intimidad con Él, pero nosotros a menudo no queremos. Por causa de los intereses terrenales le damos mayor prioridad a nuestros familiares y amigos. Dispóngase a poner a Dios en primer lugar, y búsquelo con todo su corazón (Mr 12.30).

Thursday, December 17, 2015

UNA RELACIÓN CON DIOS | Dr. Charles Stanley | 12/17/15

Una relación cercana se caracteriza por un vínculo estrecho entre dos personas, y el interés por el bienestar mutuo. En otras palabras, los conocidos nos conocen poco, pero los verdaderos amigos conocen nuestros pensamientos, sentimientos y deseos más profundos.

Dios, que es santo y perfecto, ha deseado siempre esa relación con el hombre, pero el pecado hizo que eso pareciera imposible. Para empezar, porque todos nos hemos rebelado contra su autoridad, y merecemos el castigo de la muerte (Ro 3.23; 6.23). Pero, más que eso, porque nacimos con una naturaleza corrupta heredada de Adán (Sal 51.5). Ni buenas obras ni valores morales pueden borrar eso.

Solo Dios podía remediar la situación. Su solución fue cambiar nuestra naturaleza para que pudiéramos ser parte de su familia. Para que se cumpliera su justicia, solo un sacrificio perfecto podía pagar nuestros pecados (Dt 17.1). Alguien que no tuviera una naturaleza pecaminosa tenía que morir en nuestro lugar y pagar la deuda. El único que calificaba para esto era Jesús, el Dios-hombre perfecto, quien dio su vida por nosotros (He 4.15) para que pudiéramos tener una relación con el Padre. Nuestra amistad con Dios se logró con un alto precio para Él: la muerte de su amado Hijo.

Dios hizo todo lo necesario para hacernos parte de su familia, y para que nos relacionemos con Él. ¿Tiene usted esta relación con el Padre por la obra de salvación de Jesús? Si no es así, nazca hoy espiritualmente recibiendo a Cristo como su Salvador personal. En esta época de Navidad, descubra los regalos de la libertad, la satisfacción y el gozo que se encuentran únicamente en Él.

Tuesday, December 15, 2015

SIN AVERGONZARSE DE COMPARTIR EL EVANGELIO | Dr. Charles Stanley

El apóstol Pablo comprendía la enorme responsabilidad que tenía al haberle sido confiado el anunciar el evangelio. Puesto que consideraba a este llamado una mayordomía de la que un día rendiría cuentas al Señor, estuvo dispuesto a sufrir por causa de Cristo para cumplir la tarea. Como creyentes, tenemos esta misma obligación de llevar el evangelio a cualquier persona que Dios ponga en nuestra vida.

El apóstol Pablo se sentía obligado a hablar a las personas acerca de Cristo. De hecho, él dijo: “Ay de mí si no lo hago” (1 Co 9.16). Sin importar cómo lo trataban, no se avergonzaba del mensaje de Cristo. El profeta Jeremías tuvo una experiencia semejante (Jer 20.7-9). Aunque se convirtió en el hazmerreír de todos y fue perseguido por comunicar el mensaje del Señor acerca del juicio venidero, descubrió que el no hablar le creaba una sensación interior peor, como un fuego en sus huesos (v. 9).

Es posible que no queramos amonestar a las personas sobre el juicio de Dios por temor a alejarlas de Él. Pero, en realidad, los perdidos ya están alejados del Señor y necesitan escuchar su ofrecimiento de perdón. Pablo estuvo dispuesto a morir por proclamar el mensaje, pero nosotros muchas veces no estamos dispuestos siquiera a enfrentar un poco de vergüenza a fin de compartir nuestra fe.

Estamos rodeados de personas hambrientas, y no saben de qué. Pero nosotros tenemos la respuesta a su necesidad, y la responsabilidad de darla. Nunca se avergüence de dar la mejor noticia que se haya ofrecido a la humanidad. Ella tiene el poder de cambiar el destino eterno de una persona.

Monday, December 14, 2015

LA RAZÓN DE NUESTRA AUDACIA | Dr. Charles Stanley

Aunque la mayoría de los cristianos están familiarizados con el evangelio, muchos son reacios a hablar de su fe porque no se sienten capaces de explicarla a otra persona. Cuando nos falta confianza en nuestro conocimiento de la salvación por medio de Jesucristo, el temor a las reacciones negativas o a las preguntas pueden impedirnos abrir la boca.

Pero recordemos que Dios nos ha dado el mensaje más importante que existe. Puesto que enfrentamos muchas filosofías antibíblicas, y existe mucho engaño religioso, necesitamos tener claro el evangelio, y ser capaces de presentarlo con confianza y denuedo. No podemos dejar que el temor o la ignorancia nos impidan darle a un mundo perdido el único mensaje que puede cambiar el destino eterno de una persona.

El apóstol Pablo recibía con agrado cualquier oportunidad para hablar de Cristo, porque se centraba en el poder transformador del evangelio, no en las reacciones negativas que podía encontrar. A menudo, la razón por la que nos avergonzamos de hablar de nuestra fe es nuestra preocupación por nosotros mismos. Pero si prestamos atención a las personas que están en nuestro entorno, si expresamos interés sincero por ellas, y si le pedimos a Dios que nos abra puertas para compartir nuestra fe, Él responderá nuestra oración.

Tendemos a interesarnos por actividades que se desvanecen con el tiempo. Pero las almas son eternas y las personas necesitan conocer al Salvador. Busque oportunidades para alcanzar a quiénes están cerca de usted. Cuando las necesidades de otras personas conmuevan su corazón, usted estará deseoso de presentarles el evangelio.

Friday, December 11, 2015

QUEBRANTAMIENTO POR REBELDÍA | Dr. Charles Stanley

La historia que contamos a los niños sobre Jonás y la ballena presenta al profeta de una manera muy optimista. Después de estar tres días en el vientre del pez, se arrepiente y se va contento a Nínive. Fin de la historia.

El relato bíblico tiene los mismos componentes (una tormenta, un gran pez, unos ninivitas arrepentidos), pero un contexto totalmente diferente. Desde el momento en que Jonás decidió huir, hasta el final del libro, su corazón estuvo en rebeldía contra Dios.

Nínive eran un pueblo conocido por su agresividad y su crueldad. Por ser enemigos de Israel, Jonás tenía buenas razones para odiarlos. Pero Dios amaba a los ninivitas y deseaba su arrepentimiento. Sin embargo, la difícil tarea de predicarles también tenía el propósito de quebrantar el espíritu insensible de Jonás, el cual prefería morir antes que ver salvado al enemigo (Jon 4.3).

Dios anhelaba moldear el carácter del profeta para que reflejara el de Él; quería un siervo obediente y misericordioso, pero Jonás se resistía siempre. El orgullo y el odio lo hacían cada vez más rebelde. Notemos que, aunque convino en ir a Nínive, no se arrepintió. Pero no podía engañar a Dios; Él sabía que el corazón de Jonás seguía siendo duro. Por eso, cuando los ninivitas se regocijaron por la salvación, lo consumía la amargura. La angustia emocional y mental fueron precios muy altos a pagar por la rebeldía.

¿Qué le está impidiendo a usted servir al Señor plenamente? Es probable que Él esté tratando de quebrantarle de alguna manera. El proceso es doloroso, pero es por su bien y para la gloria de Dios. Confíe en Él.

Thursday, December 10, 2015

LA EXPERIENCIA DE LA BONDAD DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Cuando la vida es grata resulta fácil alabar a Dios, porque su bondad es muy evidente. Sin embargo, podemos tener dificultades para ver en el dolor y los problemas una expresión de su tierno cuidado. En tiempos de dificultad, debemos confiar en el pasaje bíblico de hoy, que nos dice que el Señor ha guardado su bondad para quienes confían en Él y le obedecen.

Si usted siente que Dios es bueno solo cuando las circunstancias son agradables, entonces no entiende bien la naturaleza del Señor, y no está consciente de la expresión de su benevolencia para con usted. Quienes han aprendido a conocer el carácter de Dios y confiar en sus caminos, serán capaces de ver la evidencia de su bondad en todas las situaciones.

No siempre sentía que el Señor estaba siendo bueno conmigo. Cuando era niño, mi objetivo era obedecerlo para que no me hiciera nada malo. Las situaciones difíciles y dolorosas de mi vida habían obstaculizado mi comprensión de su bondad. Ahora, al recordar el pasado, puedo ver su amor y su sabiduría al permitir y usar esas pruebas para moldear mi carácter.

Hoy, cuando Dios hace algo que no me gusta, le derramo mi corazón. Después de tratar de entender lo que Él quiere, y escuchar su voz, me lleno de gratitud y de confianza en Él. Y así estoy dispuesto a aceptar con gusto su sabia decisión para mi vida.

Vivimos bajo la protección de Dios. Cuando las circunstancias y los sentimientos le digan a usted lo contrario, confíe en lo que sabe de Él. A lo largo del día, busque evidencias de su tierno amor. Cuando cambie su perspectiva, será capaz de ver las señales de su bondad en todas partes.

Wednesday, December 9, 2015

LA DUDA EN CUANTO A LA BONDAD DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Vivir en este mundo caído puede poner a prueba nuestra fe en la bondad de Dios. El dolor y el sufrimiento (fruto del pecado de Adán y Eva) pueden nublar nuestra comprensión del Señor, y tentarnos a culparlo de todas las dificultades. Entonces nos preguntamos por qué no siempre alivia el sufrimiento, arregla nuestros problemas y nos da lo que necesitamos.

Cuando Eva prestó atención a las mentiras de la serpiente, empezó a dudar de que el Señor hubiera tomado la decisión correcta al prohibirle comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. ¿Por qué quiso privarla de sabiduría y del disfrute de una comida que se veía tan deseable?

Nuestros pensamientos son parecidos a los de Eva cuando no estamos de acuerdo con nuestro Padre sobre lo que es mejor para nosotros. Desde una perspectiva humana, “bueno” se refiere a lo que es agradable, placentero, grato o provechoso. Pero Dios tiene un estándar mucho más alto y siempre está activo para lograr su propósito: desarrollar en sus hijos un carácter parecido al de Cristo.

Detrás de cada restricción o mandamiento del Señor está su tierno amor para con quienes le obedecen. Él conoce las atormentadoras consecuencias del pecado, y quiere apartarnos de decisiones que arruinarán nuestra vida. Al rechazar su voluntad, elegimos el dolor y los problemas.

Eva aprendió por su desobediencia que Dios sabe qué es lo mejor. Tenemos la oportunidad cada día de descubrir su bondad al escuchar su voz, obedecer sus mandamientos y confiar en su sabiduría. Venga lo que venga, podemos saber que Él está actuando para nuestro bien temporal y eterno.

Tuesday, December 8, 2015

CÓMO VENCER LOS CELOS | Dr. Charles Stanley

Lo que comienza como una sencilla comparación entre nuestra vida y la de otra persona puede rápidamente llegar a ser un problema terrible. Los celos son como una bola de nieve que se hace cada vez más grande, y sus consecuencias suelen ser devastadoras.

La confusión, ansiedad y resentimiento pueden inundar a un corazón envidioso y distorsionar los pensamientos, hasta que sea casi imposible mantener el plan de Dios a la vista. Nuestro enfoque viene a ser lo que no tenemos, lo que nos lleva por el paralizante camino del resentimiento hacia otras personas que tienen el objeto o la cualidad que nosotros deseamos. Luego, el temor a no dar la talla puede dominar nuestros pensamientos, dando lugar a un comportamiento irracional y a relaciones rotas. Además, la envidia deshonra al Señor. Aunque Él tiene un hermoso plan para cada uno de sus hijos, los celos dicen: “Yo me merezco más de lo que me has dado; por tanto, no creo que me estás dando, en realidad, lo mejor”.

Si usted detecta señales de envidia en su vida, arrepiéntase. Aprecie lo que Dios está haciendo en la vida de la otra persona, y no se enfoque en la suya. Dele gracias por la forma como Él está bendiciendo a la otra persona, y pídale que ponga amor en su corazón por ella. Luego, vuelva a centrar su atención en la obra que el Padre celestial está haciendo en usted. Por último, memorice y medite en los versículos de hoy.

Si usted siente celos, está perdiendo lo mejor que Dios le tiene. No espere más para encarar ese pecado que crecerá si no le hace frente. Dios tiene el poder para ponerle fin a los celos que hay en su corazón.

Monday, December 7, 2015

LA LUCHA CON LOS CELOS | 1 Dr. Charles Stanley

Todos tenemos expectativas, deseos y esperanzas, pero nuestro plan no es siempre lo mejor que Dios tiene para nosotros. Y lo que vemos que otros están experimentando puede no ser lo que Él tenga reservado para nosotros. Si usted se compara con los demás, ¡tenga cuidado! Los celos están acechando cerca.

Pensemos en Saúl, por ejemplo. Fue elegido por el Señor para ser el primer rey de Israel, y recibió éxito y poder. Sin embargo, cuando escuchó que las mujeres alababan a David por su gran victoria sobre Goliat, sintió envidia, y los celos se apoderaron de él. Empezó a temer que perdería el reino, y al final sus sentimientos lo llevaron a la pérdida de relaciones, posición y poder.

Este puede parecer un ejemplo extremo. Sin embargo, si nos examinamos sinceramente, es posible que encontremos que hay envidia escondida en alguna parte de nuestro corazón. Haga esta sencilla prueba. Pregúntese: ¿Hay alguien cuyo éxito material, físico o social me hace sentir disgusto, malestar o ansiedad?

Muy a menudo, la inseguridad, el egoísmo o el orgullo están detrás de una actitud de celos. De hecho, los tres son evidentes en la vida de Saúl. Tenía miedo de ser superado; no quería compartir la gloria con David y le resultaba insultante que un simple joven pastor de ovejas hiciera mejor papel que un rey.

El engaño de la envidia es que nunca podemos ver todo el panorama en la vida de alguien. Solo Dios ve lo que hay más allá de lo exterior. Por eso, nuestros ojos deben centrarse solo en nuestro andar con el Señor. Así como Él nos creó a todos diferentes, su plan para la vida de cada persona es único.

Sunday, December 6, 2015

El poder dentro de nosotros | Dr. Charles Stanley

El Espíritu de Dios trabaja en cada creyente. No se limita a pastores y misioneros. Si ha recibido a Jesucristo como su Salvador personal, entonces en usted mora el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos (Ro 8.11). El Espíritu Santo derrama su poder para crear un carácter santo en todos los que obedecen al Señor.

El fruto del Espíritu recibe ese nombre porque es la personalidad y la conducta que el Espíritu Santo produce en los creyentes (Gá 5.22,23). Son cualidades que no podemos generar nosotros mismos. El mensaje más poderoso que podemos comunicar no es un testimonio ni un sermón; es la forma en que vivimos cuando estamos bajo presión, sepultados bajo una avalancha de problemas o somos tentados.

El mundo necesita ver familias consagradas a Dios cuyos miembros se amen unos a otros; personas que hagan sus negocios con integridad y decoro; y hombres y mujeres que elijan la pureza moral. Es decir, el mundo necesita ver creyentes que sean obedientes al Señor.

Al mostrar paz en vez de ansiedad, o demostrar paciencia en vez de decir una palabra hiriente, el cristiano da testimonio de la hermosura del evangelio. Atrae a los que no conocen a Cristo por medio de palabras y hechos. Y aunque pueda llegar a rechazar una doctrina, no ignorará una vida recta.

El mensaje más fuerte del evangelio no proviene de un púlpito. El testimonio más poderoso en favor de Jesucristo donde usted trabaja, vive o descansa es usted mismo. Sométase a la obra del Espíritu Santo, y Él producirá una gran cosecha de fruto espiritual en su vida.

Friday, December 4, 2015

LA PAZ QUE OFRECE JESÚS | Dr. Charles Stanley

Si usted es lo suficientemente valiente,  párese en una acera y haga esta pregunta a los transeúntes: “¿Qué le da paz?” Las respuestas que recibirá probablemente tendrán algo en común: la definición de paz de la persona dependerá de las circunstancias —por ejemplo, de una buena relación con un cónyuge, de un trabajo bien remunerado, o de una buena salud. ¿Qué sucede, entonces, si una pareja riñe, si la empresa despide a los empleados, o si una enfermedad debilita al cuerpo? La paz que tiene sus raíces en las situaciones buenas no es realmente paz; es una frágil armonía entre el hombre y el mundo, y se derrumba muy fácilmente.

Jesucristo es el único que ofrece paz verdadera —una satisfacción inquebrantable, independientemente de los ataques que pueda lanzarnos Satanás. Sin embargo, vivir en pecado hace que tener paz sea imposible, pues una persona que  hace caso omiso de la voluntad de Dios no puede experimentar la seguridad de su cuidado. Por eso, cuando el creyente expresa fe en Jesús, la guerra por tener el control termina. Su sumisión al Señor permite que la paz esté presente en todos los aspectos de su vida.

Cuando el Espíritu Santo vive en nosotros, podemos abordar todo en la vida con confianza y serenidad. La única manera de lograr esta paz duradera es por medio de una relación con el Salvador. Pablo dice en Romanos 5.1 que para ser justificados, es decir ­—declarados inocentes— tenemos que aceptar el sacrificio que Cristo hizo por nosotros. La justificación nos hace estar bien con Dios, y abre nuestro corazón a la paz.

Thursday, December 3, 2015

JESÚS, NUESTRO GRAN SUMO SACERDOTE | Dr. Charles Stanley

¿Por qué algunas personas enfrentan los problemas  de la vida con confianza y valentía, mientras que otras son atormentadas por la duda y el fracaso? Una razón es que mucha gente tiene una idea equivocada de quién es Jesús. Lo conocemos como el Pan de Vida y el Agua de Vida, pero ¿cuántos de nosotros le conocemos como nuestro gran sumo sacerdote?

La Biblia nos dice que Jesús “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote” (He 2.17). Y Hebreos 4.15 añade: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Esto significa que Jesús entra a nuestra vida y experimenta nuestros dolores, sufrimientos y sentimientos de culpa junto con nosotros.

¿Ha sido usted alguna vez rechazado a pesar de haberse esforzado al máximo, y haberse entregado por completo? Piense en esto: ¿Acaso ha sido alguien más rechazado que Jesucristo? Él está personalmente familiarizado con esa clase de dolor. ¿Alguna vez un ser querido le dijo que no, le cerró la puerta y se marchó? Usted pudiera preguntarse si Jesús sintió alguna vez un dolor así. Sí, lo sintió. Su propio pueblo lo rechazó. ¿Entiende Cristo, el Inmaculado, nuestros sentimientos de culpa? Sí. La Biblia dice que el Padre puso todos los pecados del mundo sobre Él. Jesús llevó la culpabilidad de toda la humanidad.

Wednesday, December 2, 2015

EL MOTIVO DE LA ALABANZA | Dr. Charles Stanley

Cada vez que el rey David y otros escribían un salmo, se referían a atributos y actos específicos del Señor. Cuando estos cantos de adoración fueron reunidos en un libro al que ahora llamamos Salmos, la recopilación se convirtió en una biografía de Dios expresada por medio de un lenguaje de alabanza.

La capacidad de adorar a Dios surge del amor a Él. Y ya que el amor genuino se cultiva a medida que lo conocemos mejor, la verdadera raíz de la alabanza es el conocimiento. Por eso, Dios puso en cada creyente el deseo de conocerlo. Satisfacemos ese deseo pasando tiempo con el Señor en oración, leyendo la Biblia, y teniendo compañerismo con otros creyentes. También vemos la manera como el Señor actúa en nuestra vida para dar respuestas a nuestras necesidades y bendecirnos. Descubrir cada faceta de su carácter, profundiza nuestro conocimiento de Él y deseo de alabarle.

Experimentar a Dios hace que nos enamoremos de Él. Y una persona enamorada no puede evitar alabar a esa otra que tanto ama. Por eso, honramos con gratitud al Señor por medio de palabras, cánticos, danza, o con todo lo que exprese nuestro gozo en Él.

Nuestra alabanza no tiene que ser solo privada o estar limitada a la comunidad de la iglesia. Cada creyente tiene una “biografía” del Señor para compartir con sus semejantes. Es una historia llena de motivos de alabanza, no solo por la manera como Él ha intervenido en el caos, consolado en la tragedia y bendecido con abundancia, sino también por las lecciones aprendidas. Compartimos nuestra adoración con el mundo para que los demás puedan llegar a conocer, amar y adorar al Señor.

Tuesday, December 1, 2015

LA ALABANZA: UNA EXPRESIÓN DE AMOR | Dr. Charles Stanley

La mayoría de nosotros tenemos cierta idea de lo que es estar enamorado. Cuando estamos separados, constantemente pensamos en el objeto de nuestro afecto, y esperamos la oportunidad de pasar tiempo junto a esa persona. Muchas veces contamos anécdotas y describimos sus atributos maravillosos a quienes nos rodean. Es decir, elogiamos a nuestro ser querido.

Primera de Samuel 13.14 describe al rey David como un hombre conforme al corazón de Dios. Una de las maneras en que él buscaba honrar a su amado Señor era dándole alabanza. El libro de los Salmos registra su adoración en palabras, tales como: “Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán” (63.3). David también se entregaba a Dios por medio de la danza, expresándole su pasión y su devoción, sin importarle lo que pensaran los demás (2 S 6.14).

¿Amamos a Dios con el mismo entusiasmo que demostraba David? Por supuesto, algunas personas son más propensas a las demostraciones de fervor o de emociones que otras, pero muchos permitimos que nuestra alabanza sea sofocada por vergüenza. Creyentes tímidos se preguntan qué pensarán quienes les rodean si cantan en voz alta. A otros les preocupa que sus compañeros de trabajo o amigos les consideren fanáticos si hablan de Dios.

El Señor es digno de alabanza. Él es nuestro amigo, roca y protector. Además, ¡nos salvó de la muerte! Si nos dejamos atrapar por la opinión de los demás, olvidaremos que la opinión de Dios es la única que importa. No deje que el temor le impida alabar al Señor. Dele a Dios lo que se merece.

Monday, November 30, 2015

CONOCER AL SEÑOR | Dr. Charles Stanley

En todo el mundo, incluso dentro de la iglesia, uno puede encontrar una amplia variedad de creencias acerca de Dios. Para evitar la confusión y el engaño tenemos que conocer algunas verdades esenciales sobre el Señor.

La inerrancia de la Biblia. A menos que una persona tenga una creencia firme en esta doctrina, todas sus ideas acerca del Señor serán subjetivas. La Biblia es el pensamiento de Dios, escrito sin errores por hombres gobernados por el Espíritu Santo. El cumplimiento de la profecía es la prueba de que este libro jamás se equivoca (Is 48.3).

Una comprensión precisa de Dios. El Señor es un ser divino expresado en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son iguales en todos los sentidos, pero sus tareas son diferentes. Piense en el Padre como el iniciador, en el Hijo como el ejecutor, y en el Espíritu como el energizante. Los tres estuvieron involucrados en la creación, así como en el plan de salvación.

El Hijo, que ha existido desde siempre, vino a la tierra a nacer de una virgen. Él es el Dios-hombre, después de haber añadido humanidad a su divinidad. Vivió una vida perfecta, murió por nuestros pecados, se levantó corporalmente de la tumba y ascendió al Padre en el cielo. El Espíritu Santo es nuestra fuente de poder. Mora dentro de todo creyente en Cristo, transformando el carácter, revelando la verdad y dando fuerzas para obedecer a Dios.

Nuestro Creador quiere que le conozcamos. Dios comparte sus pensamientos con nosotros y nos invita a disfrutar de una relación estrecha con Él. Cada día tenemos el privilegio de abrir su Palabra y tener una conversación íntima con nuestro Señor.

Friday, November 27, 2015

LAS RIQUEZAS DE LA GRACIA DE DIOS | Dr. Charles Stanley

¿Qué haría falta para que usted se considerara rico? ¿Una buena cuenta bancaria? ¿Un automóvil de lujo en el garaje? ¿La libertad para comprar todo lo que desee?

Puede que usted no responda afirmativamente a las preguntas anteriores, pero ¿es esa su definición de riqueza? Lamentablemente, la norma del mundo en cuanto a las riquezas —que es tener muchas cosas— ha atrapado a muchos creyentes.

Esto sucede con ricos y pobres. Para los ricos, la tentación es ver al dinero como la característica definitoria de sus vidas; para los pobres, el dinero llega a ser lo más importante para tener comodidades y sentirse satisfechos. Es que la codicia no hace acepción de personas. Ataca a ricos y a pobres por igual.

Lo que muchos creyentes no se dan cuenta es que en Jesucristo todos somos ricos. Claro, es posible que usted tenga que pagar una hipoteca o un alquiler cada mes, pagar las cuotas de un automóvil, y también las tarjetas de crédito; sin embargo, si usted ha puesto su fe en Jesucristo, puede reconocer libremente que el Dios todopoderoso ya ha derramado sus ricas bendiciones sobre usted. ¡Aleluya!

Efesios 1.3 dice que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual. ¿Nota usted el tiempo verbal allí? Se utiliza el tiempo pasado —“bendijo”—, lo que significa que eso ya sucedió. Además, no da solo un poquito aquí y allá; por el contrario, derrama abundantemente sus bendiciones sobre nosotros.

Mire más allá de sus finanzas, y haga una lista de las bendiciones en su vida. Mañana echaremos un vistazo más de cerca a algunos de los regalos más preciosos de Dios.

Wednesday, November 25, 2015

DIOS ES BUENO | Dr. Charles Stanley

Una de las primeras verdades que un niño aprende en la iglesia es que Dios es bueno. La sencillez de esta declaración enmascara la profundidad de ese notable atributo del Señor. Él es absolutamente santo y perfecto, lo que significa que solamente Dios es la norma de toda verdad. Y puesto que la expresión de la bondad del Padre se revela en sus acciones, todo lo que Dios hace es bueno y justo, pues no puede violar su misericordiosa naturaleza.

Dios también es inmutable y, por tanto, su relación con nosotros está determinada por su carácter, no por nuestra conducta. Aunque estemos viviendo en rebeldía, Él sigue siendo bueno. Como un Padre celestial amoroso, responde con disciplina para restaurar la relación que tiene con nosotros, no para destruirnos por ser rebeldes.

La bondad del Señor se expresa de una multitud de maneras. Él es nuestro Creador y nosotros somos su pueblo. Cada respiración la recibimos de Dios. Como nuestro amoroso Pastor que vela por cada uno de sus hijos, Él provee para cada una de nuestras necesidades. Pero la mayor expresión de la bondad de Dios, es la cruz de Cristo. Lo que parecía ser desde una perspectiva humana la mayor crueldad e injusticia, era la única manera de redimir a la humanidad de su separación eterna del Señor.

Creer en la bondad de Dios es uno de los pilares de nuestra fe. Esta verdad nos llena de alegría en los momentos felices, y nos da confianza cuando la vida es dura, injusta o dolorosa. Cuando no entendamos lo que el Señor está haciendo, podemos confiar en su amor, y saber que es bueno.

Tuesday, November 24, 2015

VICTORIA SOBRE EL SENTIMIENTO DE CULPA |Dr. Charles Stanley

A veces, las personas siguen siendo prisioneras de la culpa mucho tiempo después de que este sentimiento debería haberse resuelto. Para algunos es natural que sea así, porque se niegan a abandonar el pecado que la produjo. Por otra parte, otros sufren el peso de la culpa falsa, ya que albergan una vergüenza que ya no deberían tener. Cualquiera que sea la causa de su autocondenación, el plan de batalla sigue siendo el mismo.

La victoria sobre la culpa comienza con la comprensión de que el Salvador llevó nuestra vergüenza a la cruz y pagó nuestro castigo. Sin Jesús, la deuda no habría sido pagada, porque no hay manera de que podamos pagar por nuestro pecado. Pero necesitamos identificar sinceramente la fuente de nuestra culpa y confesarla ante Dios. Eso significa, primero, reconocer que Dios llama pecado a lo que hicimos; y segundo, arrepentirnos y apartarnos del mal para hacer lo correcto.

Confrontar la culpa de esta manera sustituye nuestra vergüenza con paz y alegría. Además, nos da sabiduría para hablar de eso con otros. La franqueza en cuanto a nuestros errores del pasado puede ayudar a que los que están en nuestra esfera de influencia lleguen a conocer al Señor. Por medio de nuestro testimonio, Dios puede llegar a otros que necesitan que sus cadenas de culpabilidad sean rotas.

La batalla para vencer el sentimiento de culpa es una que no debería demorarse. Este sentimiento no se marchará solo. Verdadera o falsa, su autocondenación debe ser tratada con rapidez. Es hora de ponerle fin a su cautiverio, y empezar a caminar en el gozo de la bendición de Dios.

Monday, November 23, 2015

EL SIGNIFICADO DE LA CULPA | Dr. Charles Stanley

La culpa por algo que viola la conciencia es un sentimiento normal. Sin embargo, vivir bajo una nube de remordimiento sin una razón clara no lo es. El Señor creó los sentimientos de culpabilidad y remordimiento para que sirvieran como recordatorios de que hemos hecho algo malo, y que necesitamos arrepentirnos. Pero Satanás usa tales sentimientos para tener cautivas a las personas, pues quienes viven con un sentimiento de culpa no están seguras del amor de Dios.

La culpa buena —la herramienta efectiva del Señor para impulsar al arrepentimiento— es un regalo que nos ayuda a encontrar la senda correcta. Pero el diablo estimula la culpa falsa, que implica hacernos responsables por cosas que están fuera de nuestro control, y sufrir autocondenación por no ser capaces de cambiar las consecuencias. Este tipo de culpa es también un problema generalizado de quienes están en iglesias legalistas o que tienen ciertos estilos de vida; ciertas actitudes o pensamientos son considerados pecaminosos, y entonces las personas se sienten avergonzadas por hacer o pensar en esas cosas.

La autocondenación le impide a las personas el desarrollo de una relación con Cristo. Atrapadas por la culpa, temen ser rechazadas. La confianza en sí mismas es casi imposible, porque están esperando que la condenación de Dios caiga sobre ellas.

El Señor no vino para acusarnos o condenarnos. Cristo regeneró nuestra alma y nos hizo justos delante de Dios, y por eso nuestra culpa ha sido quitada. Si nuestro Salvador perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, piense en cuán dispuesto está Él a quitar nuestro sentimiento de culpa (Jn 8.11).

Sunday, November 22, 2015

LOS CRISTIANOS EN EL LUGAR DE TRABAJO | Dr. Charles Stanley

Uno de los mayores obstáculos para la efectividad del evangelio es la manera como actúan los cristianos en la iglesia, y como lo hacen en otros lugares. La manera como vivimos para Dios debería permear todas los aspectos de nuestra vida. El lugar de trabajo no es una excepción.

La manera como actuamos refleja nuestra fe. Entonces, si decimos ser cristianos, nuestros compañeros de trabajo, jefes y empleados equipararán nuestras actitudes y acciones con el Señor Jesús. ¿Ven las personas que trabajan con usted un reflejo positivo de Dios en su ética de trabajo?

Echemos un vistazo a un modelo bíblico a seguir. Primero, debemos vernos como servidores. Segundo, nuestro verdadero jefe es Cristo; por tanto, trabajemos con interés e integridad, sabiendo que nuestra recompensa viene de Él (Col 3.23). Tercero, ya que toda autoridad en la tierra ha sido dada por Dios (Ro 13.1), debemos obedecer con agrado a nuestros superiores, a menos que, por supuesto, nuestro jefe nos pida que hagamos algo contrario a la Palabra de Dios. Y, por último, todos aquellos con quienes trabajamos son valiosos para el Señor y debemos tratarlos con respeto (1 Jn 4.7, 8).

Piense en cómo se aplica aquí la regla de oro: “Traten a los demás como quisieran ser tratados”. Dicho de otra forma, imagínese a usted como jefe y pregúntese: ¿Cómo me gustaría que trabajaran los empleados? Debemos trabajar como si Dios fuera nuestro jefe. Esto significa hacer las tareas con alegría, actitud servicial y respeto por los demás, con diligencia y obediencia a quienes tienen posiciones de autoridad. Imagínese lo que podría ser el lugar de trabajo si todos los creyentes vieran sus empleos de esta manera.

Friday, November 20, 2015

LA VICTORIA SOBRE LA FALTA DE PERDÓN | Dr. Charles Stanley

Inmediatamente después de enseñar a sus discípulos cómo orar, el Señor Jesús hizo una advertencia en cuanto a no dejar que la falta de perdón se anide en el corazón. Dijo que quienes se niegan a perdonar a otros no serán perdonados por el Padre.

Los creyentes no pierden su salvación cuando rehúsan perdonar pero interrumpen su relación con Dios. La actitud rencorosa estorba la confesión y el arrepentimiento. El Señor no puede pasar por alto el pecado, y su Espíritu le hará saber al creyente cuando exhibe una conducta pecaminosa, hasta que se ocupe de ella.

El perdón es un acto de la voluntad más que del corazón. Muchas veces, las personas no sienten que deben tener misericordia con quienes las han agraviado. Pero un espíritu rencoroso se convierte en una carga terrible. El Señor sabe que el perdón es lo mejor, aun cuando sea difícil.

Usted no se encargará de un pecado hasta que lo vea como Dios lo ve. Por tanto, acepte toda la responsabilidad por su actitud, y reconozca que eso es una violación de su Palabra. Acuda a la misericordia divina, y pídale a Dios que le dé fuerzas para despojarse de la ira y el resentimiento. Como parte de su decisión de avanzar en la gracia, cultive el hábito de orar por quienes le hirieron. Y si el Señor lo impulsa a hacerlo, busque el perdón de esas personas por su actitud pecaminosa.

Un espíritu de amargura y resentimiento no corresponde con lo que somos en Cristo. Ni tampoco es saludable andar con una actitud de enfado. Por eso es tan importante perdonar. Decida verse libre de su carga; el Señor prometió hacernos libres si le entregamos nuestros pecados (Jn 8.36).

Thursday, November 19, 2015

PARA SUPERAR EL FRACASO | Dr. Charles Stanley

La voluntad de Dios para la vida del creyente es que obtenga la victoria. Pero, a veces, podemos encontrarnos cayendo una y otra vez en un mismo pecado. Como resultado, nuestra vida de oración se caracteriza por promesas incumplidas de no reincidir en las faltas. Le decimos al Señor que anhelamos hacer lo correcto, pero a menudo nuestro deseo se desvanece cuando la integridad ya no es conveniente, placentera o rentable. Muchos creyentes se enojan con Dios porque no les da la victoria, pero el pecado es siempre elección nuestra, no del Señor.

Si una conciencia atormentada y sufrimientos son el resultado de nuestra decisión de pecar, ¿por qué seguimos pecando? Una de las razones es la falta de arrepentimiento total. Es posible que experimentemos dolor, humillación y vergüenza por el pecado, y no estar verdaderamente arrepentidos. La razón es que la mortificación no es cuestión de llorar o sentirse culpable; en vez de eso, el arrepentimiento verdadero es aceptar lo que Dios dice. Cuando lo hacemos, el corazón da un giro en dirección contraria a la transgresión persistente.

La segunda razón del fracaso es una visión inadecuada de nuestra verdadera identidad en el Señor. Nosotros, como hijos de Dios, tenemos al Espíritu Santo viviendo en nosotros para darnos poder. Si entendemos esta verdad, reconoceremos que el pecado no corresponde con quienes somos, y dejaremos de justificar nuestras faltas. Nuestro arrepentimiento genuino se basa en una comprensión plena y sincera de nuestra identidad.

Cuando juntamos estas dos verdades, creamos una herramienta poderosa contra Satanás. Nuestro Padre celestial quiere que seamos victoriosos, y que superemos nuestros fracasos al recordar que Cristo es la fuente de vida.

Wednesday, November 18, 2015

NUESTRO ACOMPAÑANTE INCOMPARABLE | Dr. Charles Stanley

La soledad se hará presente en la vida de toda persona en algún momento. Sin embargo, los creyentes nunca estamos solos, porque Dios nos ha dado un acompañante permanente —el Espíritu Santo. Él es el Consolador o Ayudador que está con nosotros para siempre.

Nadie puede prometer estar siempre disponible para otra persona; el tiempo, la distancia, e incluso la muerte, pueden separar a dos personas que habrían preferido enfrentar las dificultades juntas. Afortunadamente, por haber enviado al Espíritu Santo a habitar dentro de nosotros, Jesucristo mantiene su promesa de nunca dejarnos ni desampararnos (He 13.5). Esto significa que la relación con nuestro Acompañante es más grande que cualquier relación humana que tengamos. Puesto que el Espíritu de Dios es una persona de la Trinidad, Él es capaz de dar respuesta a todas nuestras necesidades.

Dios nos diseñó para estar completos solamente cuando habita en nosotros su Espíritu, lo cual se produce en el momento de la salvación. Sin embargo, tenemos la opción de ignorar al Espíritu Santo. Por ejemplo, algunas personas intentan tercamente saltarse lecturas de la Biblia cuando encuentran inconveniente la Palabra de Dios. Esta clase de vida se caracteriza por descontento, paz fugaz y soledad permanente en el corazón.

El Espíritu Santo es nuestro parakletos, o acompañante que “camina a nuestro lado”. Si nos mantenemos alejados de Él, nos distanciamos del Padre, también. Pero si le pedimos al Espíritu que guíe nuestros pasos y abra nuestra mente a los caminos de Dios, Él estará disponible para hacerlo.

Tuesday, November 17, 2015

CÓMO APLICAR LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS | Dr. Charles Stanley

La idea de aplicar los principios bíblicos es malentendida con frecuencia. No es simplemente un proceso de tres pasos: escuchar, creer y aplicar. Pues entre creer y aplicar hay otros dos pasos: explorar y descubrir.

Explorar un principio bíblico significa estudiar la Biblia para entender 1) cuál es el contexto que lo rodea, 2) lo que significa el principio, y 3) lo que revela acerca de Dios. Además, debemos tener en cuenta cómo se relaciona este principio con el resto de la Biblia. Escudriñar la Palabra de Dios ablanda la mente y el corazón para que la nueva doctrina se plante con profundidad.

Al arar más profundamente en la Palabra, el nuevo concepto se vuelve real para nosotros. Descubrimos cómo funciona el principio, y la forma correcta de aplicarlo a nuestra vida. Al hacerlo, la rica verdad llega a ser nuestra. No es simplemente pegada a nuestras acciones como una influencia externa; en vez de eso, ponemos la verdad en nuestro corazón y nuestra mente, lo que le permite transformarnos desde el interior.

Hacer de los principios de Dios una parte integral de nuestra vida es una gozosa experiencia. En vez de sentir un gusto pasajero por un nuevo concepto, la persona que se apropia de un principio se regocija en él. Y sigue cavando en la Palabra para aprender más de los estatutos del Señor.

Un creyente que no tiene mucho que decir en cuanto a la obra de Dios en su vida, probablemente no está aplicando la Sagrada Escritura. Escuchar y creer simplemente no hace que un concepto se vuelva nuestro. Un principio es suyo cuando explora la verdad, descubre el lugar de ella en su vida, y aplica el concepto de modo que Dios pueda hacerlo funcionar.

Monday, November 16, 2015

CUANDO SE IGNORA LA PALABRA DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Jaime compró un juguete para sus nietos. Después de dar una rápida mirada a las instrucciones, puso el folleto a un lado y se dedicó a armarlo. Después de algunas horas de frustración, Jaime leyó humildemente las instrucciones otra vez y siguió los pasos para armar el juguete. Pronto lo tuvo armado, y los nietos se pusieron a jugar alegremente.

Jaime sabía que el fabricante tenía un plan de cómo armar el juguete. Pero él es un hombre inteligente y dio por sentado que podría hacerlo sin ayuda. Muchas personas actúan como Jaime cuando se trata de seguir lo que la Biblia dice. En vez de tratar a la Palabra de Dios como un manual para la vida, le dan un mirada rápida cuando no están seguros de qué hacer después.

La Biblia es el manual del Padre celestial. Enseña a los creyentes quién es Él, lo que piensa, y cómo actúa. Conocer los caminos del Señor garantiza que podemos tomar decisiones sabias que le honran.

Hago hincapié en que debe leerse todos los días, porque los creyentes no podemos ser exitosos o victoriosos espiritualmente sin ella. En el pasaje de hoy, leemos que si una persona quiere ser recta, su vida debe ajustarse a los principios bíblicos. Por supuesto, la única manera de saber cuáles son esos principios es por medio de la lectura, estudio y reflexión de la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios es nuestra posesión más valiosa. Ignorarla es tan absurdo como arrojar una billetera llena de dinero. Entre las riquezas de la Biblia están historias que nos enseñan cómo servir al Señor y cómo agradarle. También contiene abundantes instrucciones para tener una vida recta y con propósito.

Saturday, November 14, 2015

EL PODER DE LA ORACIÓN | Dr. Charles Stanley

En la Biblia encontramos ejemplos de personas que oraron con autoridad. Elías desafió valientemente a los profetas del falso dios Baal, porque sabía que el Señor escucharía y respondería. El rey Josafat se enteró de que un gran ejército venía contra Israel, por lo que buscó a Dios por dirección y fuerzas, e hizo un llamamiento a la nación a hacer lo mismo.

Estos ejemplos pueden enseñarnos acerca de cómo orar con poder.

Depender de Dios. Las peticiones de ambos hombres mostraban su gran confianza en el Señor. Por saber que la victoria sobre los enemigos de Israel estaba más allá de sus propias capacidades, le pidieron al Señor que interviniera.

Centrarse en su plan. El profeta hizo las cosas a la manera de Dios con enormes posibilidades en su contra, y con un gran riesgo personal (1 R 19.1, 2). Y, al mismo tiempo, el rey llamó a la nación a ayunar, mientras él buscaba conocer la estrategia del Señor.

Tener una motivación pura. Ambos líderes tenían intenciones centradas en Dios, con el propósito de apoyar los planes del Señor. No estaban tratando de ganar nada para sí.

Confiar en la fidelidad del Señor. Ninguno de los hombres dudó en pedir públicamente la ayuda divina. Elías explicó el plan a los 450 profetas enemigos, y Josafat exhortó a todo Israel a unirse a él en oración.

Si sus oraciones parecen estar teniendo poco efecto, pregúntese: ¿He estado confiando en mis fuerzas para resolver las cosas? ¿Hay una razón egoísta en mi petición? ¿Me falta confianza en Dios (Stg 1.5-7)? Si es así, vuélvase al Señor, confiese su pecado y busque seguir el ejemplo de Elías y Josafat.

Friday, November 13, 2015

ORAR CON AUTORIDAD | Dr. Charles Stanley

Dios ha dado a sus hijos el privilegio de acudir a Él para todas sus necesidades; aun más, ha prometido responderles. También ha incluido el derecho que tenemos de hacerle peticiones en favor de los demás. La Biblia nos dice que la oración del justo puede mucho (Stg 5.16).

Para ser considerados justos a los ojos del Padre, tenemos que haber aceptado su regalo de salvación. Antes de ser redimidos, éramos personas inicuas bajo condenación (Ef 2.1, 3). Pero, por la fe en Cristo como nuestro Salvador, somos hechos nuevos y declarados santos delante de Él. Entonces, para que nuestras peticiones sean poderosas y eficaces, tienen que estar de acuerdo con su voluntad (1 Jn 5.14, 15). El secreto para hacer peticiones que se ajusten a su plan es conocer el carácter y las prioridades del Padre celestial.

Elías es un buen ejemplo de alguien que oraba con autoridad. El Señor lo envió a enfrentarse al impío rey Acab y a los 450 profetas de Baal. Se trataba de un conflicto espiritual para demostrar quién era el Dios verdadero: Baal o el Señor de Israel. Las armas de Elías eran su conocimiento del plan del Padre celestial, y la autoridad que tenía en la oración como profeta de Dios. Su petición, hecha públicamente delante de sus adversarios, armonizaba con la voluntad del Señor de que supieran quién era Jehová (Ex 7.5; 1 R 18.37). Cuando Dios respondió la oración de Elías, el pueblo declaró: “¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 R 18.39).

¿Es usted hijo de Dios? Si lo es, puede orar con autoridad y poder, seguro de que sus peticiones están de acuerdo con la voluntad del Señor.

Thursday, November 12, 2015

LA FORTALEZA VIENE CON LA ESPERA |Dr. Charles Stanley

El agotamiento es un resultado del exceso de compromisos y responsabilidades. En nuestro esfuerzo por lograr todo lo que esperamos, tratamos con frecuencia de ir más rápido y de atiborrarnos de tareas. Pero, al hacerlo, terminamos emocional y físicamente agotados. El Señor ofrece un estilo de vida radicalmente diferente, y además renueva nuestras fuerzas y vigor.

Quienes esperan en el Señor tienen la promesa de su poder sobrenatural. De hecho, la Biblia dice que ese poder superará la fuerza y el aguante de los jóvenes. El acceso a este poder divino se logra, no yendo más rápido sino más despacio, deteniéndonos para sacar tiempo y concentrarnos en Dios, buscar su dirección, y pedir su poder para llevar a cabo lo que nos encomienda.

Cuando era más joven, me agotaba debido a mi impaciencia, tratando de sacar adelante al ministerio a mi manera y en mi tiempo. Desde entonces, he aprendido que cuando hago una pausa y me humillo ante el Señor, reconociendo que no tengo fuerzas sin Él, Dios me sostiene emocional y espiritualmente. No hay ninguna explicación humana para lo que Dios quiere y puede hacer en un cuerpo humano rendido a Él. Su Espíritu Santo es como el viento debajo de nuestras alas, que hace posible que nos remontemos como las águilas.

La próxima vez que esté al borde del agotamiento, tómese un tiempo para centrarse en el Señor. ¿Está usted caminando al ritmo de Dios, o se le ha adelantado? Vaya de la mano del Señor, y haga suyo el poder que ofrece sin restricciones a quienes andan obedientemente dentro de su voluntad.

Wednesday, November 11, 2015

CUANDO DIOS NOS HACE ESPERAR | Dr. Charles Stanley

En el camino de la vida, las decisiones cruciales son como intersecciones que nos llaman a elegir qué camino tomar. Si nos apresuramos a actuar sin buscar saber qué piensa el Señor, el camino que tomemos puede dar lugar a remordimientos y sufrimientos. Aunque el Señor está listo y dispuesto a ofrecer dirección clara, Él no siempre la da con rapidez. Saber que Él tiene una buena razón para no dar su instrucción de inmediato, puede ayudarnos a esperar su dirección con paciencia.

A veces, Dios permite que estemos confundidos para llamar nuestra atención. Cuando todo está funcionando sin problemas, tendemos a olvidarnos del Señor. Pero la incertidumbre nos lleva de regreso a Él como si fuera un imán. Al alinear nuestros pasos con los suyos, y andar en sumisión al Espíritu Santo, abrimos nuestros oídos para escuchar su voz.

Nuestro período de espera es el tiempo de preparación de Dios. Para lograr sus propósitos soberanos, Él puede hacernos esperar mientras coordina los hechos para que coincidan con su voluntad. A veces, el Señor tiene que trabajar en nosotros antes de que estemos listos para encargarnos de lo que ha dispuesto para nuestro futuro. Además, la espera nos ayuda a crecer espiritualmente —si recibiéramos la dirección de Dios al instante, rara vez tendríamos la oportunidad de ejercitar nuestra fe. La madurez se hace evidente en la capacidad de esperar con confianza.

Si la impaciencia le hace adelantarse al tiempo del Señor, se arriesga a salir de su voluntad y a perder sus bendiciones. Pero si espera hasta que Él le dé dirección clara, usted andará en la paz de Dios con seguridad, en vez de estar dando vueltas con ansiedad y confusión.

Tuesday, November 10, 2015

LA GRACIA PARA SEGUIR ADELANTE | Dr. Charles Stanley

Cuando usted escucha hablar a alguien, ¿qué da peso a las palabras de esa persona? ¿Qué le hace escuchar lo que dice? Casi siempre, medimos el mensaje de una persona a la luz de su experiencia, rechazando las palabras que no concuerdan con la historia personal de quién habla.

Por consiguiente, cuando llegamos al argumento de Pablo en cuanto a la suficiencia de Dios, preguntamos: “¿Es esto algo de lo que Pablo puede realmente hablar?” Podemos leer la Biblia y ver por medio de la vida del apóstol que la respuesta es un rotundo sí.

El testimonio de Pablo describe las dificultades que enfrentó (2 Co 11.22-28). Fue encarcelado, golpeado, amenazado, apedreado, robado, sufrió naufragios y fue perseguido. Además, tenía un aguijón implacable que lo afligía (12.7, 8).

Uno pensaría que Dios mantiene a sus servidores en perfectas condiciones y con una salud inmejorable. Sin embargo, aquí vemos que, aunque Pablo oró pidiendo ser sanado, la respuesta de Dios no fue la esperada. En vez de recibir una magnífica y total sanidad, Pablo recibió una respuesta más profunda: “Bástate mi gracia” (v. 9).

Por medio de esa dificultad, Dios le enseñó a Pablo una lección vital: no importa lo débil que pensemos ser, o qué tan oprimidos o heridos estemos, en las manos de Dios, nuestra debilidad significa que hay espacio para su poder. Y es por medio de su poder —y solo por su poder— que somos capaces de hacer cosas asombrosas.

Monday, November 9, 2015

LA FE PARA SEGUIR ADELANTE | Dr. Charles Stanley

Cuando llegan tiempos difíciles, ¿cuál es su reacción? Aunque puede parecer tentador querer salir del problema, lo que Dios quiere en realidad es que sus hijos nos mantengamos sujetos a Él, aunque no le ponga fin a nuestro sufrimiento. Pero es la voluntad del Señor que mantengamos la cabeza en alto, y que sigamos adelante en medio del dolor.

Esto es algo que sorprende a muchos nuevos creyentes. Después de poner su fe en Jesús, se asombran cuando aparece alguna dificultad inesperada. Es incorrecto esperar una vida fácil después de poner nuestra fe en el Hijo de Dios como Señor. De hecho, la Biblia nos asegura todo lo contrario. Jesús mismo declaró que si estamos con Él, seremos afligidos por el mundo (Jn 16.33).

En Santiago 1.2, se nos dice que consideremos nuestras luchas como una fuente de “sumo gozo”. Esto tiene sentido solo cuando vemos nuestras dificultades a través de los ojos de Dios como oportunidades para crecer. Una fe no probada es débil e ineficaz. Al igual que nuestros músculos, nuestra fe debe ser ejercitada contra cierta resistencia. Si enfrentamos las pruebas con sabiduría, y soportamos con piadosa paciencia, descubriremos bendiciones que nunca imaginamos.

Al final de la lucha, veremos a Dios esperándonos con nuestra recompensa: la corona de la vida (v. 12). Utilizando una imagen del mundo del deporte, la “corona de la vida” es básicamente la medalla de oro que Dios nos da por un trabajo bien hecho. ¿Quiere usted tener el reconocimiento del Señor por su victoria espiritual? Entonces, siga adelante en medio de las dificultades, y descubra lo que hay más allá de la prueba.

Saturday, November 7, 2015

BUSQUE AL SEÑOR CON FERVOR | Dr. Charles Stanley

Mi vida fue influenciada radicalmente por mi abuelo, quien buscaba apasionadamente al Señor. Yo quería tener esa misma clase de relación con Dios, y sabía que la única manera de que fuera así, era si yo le buscaba con fervor. Después de todos estos años, puedo decir sinceramente que lo más emocionante de mi vida es humillar mi rostro delante de Dios en una comunión íntima.

Pero esta clase de relación no sucederá por casualidad. Requiere la decisión deliberada de volver a poner en orden nuestras prioridades, para hacer espacio a la búsqueda de Dios. La intimidad con Él no es algo que uno puede adquirir en una inspiradora conferencia de un fin de semana, no se logra leyendo un capítulo o dos de la Biblia, ni orando durante diez minutos cada día. Buscar a Dios con fervor es un compromiso tenaz que dura toda una existencia, día tras día, y año tras año.

Demasiados creyentes están satisfechos con tener una relación superficial con el Señor. Buscan respuestas a la oración en momentos de sufrimiento, pero no están dispuestos a sentarse tranquilamente por un buen tiempo, solo para llegar a conocer a Dios mediante la oración y su Palabra. Cuando en realidad, la ocupación más importante en la vida de un creyente en Jesucristo es cimentar su relación con Dios. Renunciar a esta gran bendición es una tragedia.

Dios no necesita nada de usted, pero desea tener su amorosa devoción y su comunión. ¿Es eso lo que usted quiere, también? Buscar al Señor no es algo que se puede hacer apresuradamente. Le costará tiempo y esfuerzo, pero las recompensas valdrán cualquier sacrificio.

Friday, November 6, 2015

LA CLAVE PARA LAS COSAS BUENAS DE LA VIDA | Dr. Charles Stanley

El título de la meditación de hoy suena como el de un libro de autoayuda, que promete fama, riqueza y prestigio si usted sigue diez pasos sencillos. Pero Dios define a las cosas buenas de una manera totalmente diferente, que solo se consiguen buscándolo a Él. Cuando hacemos del Señor la prioridad absoluta de nuestra vida, podemos esperar las bendiciones de . . .

Una estrecha relación de amor. Quienes buscan a Dios con pasión aprenden a conocerle genuinamente, y experimentan un sentimiento de unidad con Él. El Señor no es ya una deidad distante, sino un amigo íntimo. Y a medida que crezca su consagración, sentirá un amor que trasciende a cualquier relación humana.

Satisfacción. El vacío que hay en todo corazón puede ser llenado únicamente por el Señor. Toda la búsqueda terrenal de placer o propósito palidece en comparación con la satisfacción de su presencia.

Gozo. Cuando buscar con afán al Señor se convierta en la prioridad de su vida, encontrará un gozo que nada podrá quitarle. Los sufrimientos y las dificultades no le destruirán, porque verá todo desde la perspectiva del Señor.

La ayuda de Dios. Como dice el versículo de hoy, la compasiva mano de Dios está sobre aquellos que lo buscan con ahínco. De hecho, Él se complace en ayudar y suplir sus necesidades.

¿Qué ocupa la prioridad en su vida? Aquello en lo que piensa revela sus verdaderas prioridades. Si usted puede pasar el día sin pensar en Dios es porque no lo está buscando fervientemente. Pero, si el Señor es la delicia de su vida, usted no podrá olvidarse de Él.

Thursday, November 5, 2015

CÓMO CORRER LA CARRERA DE LA FE | Dr. Charles Stanley

Los corredores en un maratón deben seguir una ruta claramente marcada. Supongamos que uno de los atletas decide tomar su propia ruta. Recorre los 42 km y pone su línea de llegada en el mismo punto de la oficial, pero corre a través de alrededores con menos colinas y menos gente. Su plan le parece excelente a él, pero cuando cruza la línea de llegada, no le espera ninguna cinta o medalla.

¡Lo que hizo es una tontería! Sin embargo, los creyentes caen en esta trampa cuando deciden cuál será el curso que tomarán sus vidas, en vez de correr la carrera que Dios dispone. Cuando nos sometemos a su voluntad, haciendo lo que dice, y yendo hacia donde nos dirige, nos mantenemos en el camino correcto. Pero en el momento que volvemos a nuestros viejos hábitos y comenzamos a tomar decisiones basadas en nuestro propio criterio, tomamos un camino alejado de Dios.

Para los creyentes, la línea de llegada es la misma —el cielo—, ya sea que corran a la manera de Dios, o a su manera. Sin embargo, la diferencia estará en lo que habremos de mostrar al llegar allí. Nadie quiere decir: No logré nada de valor. No importa cuán grandiosa sea la herencia que alguien deje, lo único que realmente vale la pena es lo que hizo para el Señor, en el poder del Espíritu Santo.

Y podemos estar seguros de que sin importar cuán lejos nos apartemos de la ruta, el Espíritu Santo seguirá presente. Nos recordará el camino correcto, como también la posibilidad de volver a ella y perseverar. La ruta ya está marcada, y usted sabe lo que tiene que hacer. Corra la carrera que tiene por delante, y termine bien.

Wednesday, November 4, 2015

VALENTÍA PARA OBEDECER | Dr. Charles Stanley

La mayoría de las personas se deleitarían en aceptar el honor de dirigir una nación. Quizás Josué se sintió así, aunque estaba consciente de la enorme tarea y responsabilidad que sería ser el líder de los israelitas al salir del desierto.

El pueblo hebreo no era nada fácil. No solamente se quejaba de la comida, el agua, la seguridad y las normas; también cuestionaba el liderazgo de Moisés, y casi tan pronto como él se daba vuelta, se rebelaba contra Dios. Ahora Josué, un hombre a quien una vez trataron de apedrear (Nm 14.10), debía introducir en la tierra, sanos y salvos, a estos rebeldes nómadas del desierto. Su tarea era realmente colosal.

Pero Josué, al final asumió el manto de liderazgo con valentía. Cualquier incertidumbre fue sustituida por valentía y determinación. Puso su fe en Dios, quien nunca le había fallado al pueblo. Josué esperaba que el Señor fuera fiel a su palabra una vez más, y los introdujera en la tierra prometida. No sé qué problema esté usted enfrentando, pero sí sé que Dios le permitirá encararlo con valentía y calma, para que salga victoriosamente. Si usted es una mujer que está sufriendo en su matrimonio; o un padre de familia que está pensando en retomar sus estudios; o una persona en las garras de una enfermedad terrible, Dios le dice: “Esfuérzate y sé valiente” (Jos 1.9).

La valentía de Josué se debía a los muchos años de fidelidad de Dios en su vida. No importa si usted es cristiano desde hace cinco minutos o cincuenta años, puede tener la misma confianza. La Biblia promete que Él es suficiente para saciar sus necesidades y sacarle adelante en su andar hasta que llegue al cielo (Fil 4.19).

Tuesday, November 3, 2015

LOS PASOS DE OBEDIENCIA Dr. Charles Stanley | 11/3/15

Cuando estudiábamos ayer la necesidad de aumentar nuestra confianza en Dios, fuimos desafiados a hacer de la espera en Él parte de nuestra vida cotidiana. Hoy veremos tres cualidades más que son esenciales.

Meditar. Si queremos saber qué piensa Dios, tenemos que meditar en su Palabra. No tenemos necesidad de buscar los versículos bíblicos “correctos” para poder conocer la voluntad del Señor. Él tiene el poder para darnos dirección mediante cualquier pasaje. A nosotros nos corresponde buscar conocimiento por medio de la Palabra, durante un período de tiempo prolongado.

Escuchar. Aprenda a escuchar el silencioso impulso del Espíritu Santo, quien es nuestro Ayudador. La Palabra de Dios es el principal recurso que utiliza el Espíritu Santo. Si estamos estudiando un pasaje de la Biblia, Él nos iluminará la mente para que podamos comprender la manera en que nos está dirigiendo. O traerá a nuestra memoria un pasaje para ayudarnos a entender cómo se aplica a nuestra situación.

Ir. La lección final que debemos aprender acerca de la obediencia es que a veces debemos ir, aunque el camino no sea claro. Abraham es un buen ejemplo de esto. Dios le dijo que se marchara de su tierra, pero no le especificó el destino. Abraham obedeció por fe (He 11.8). Podemos obedecer sin tener que saberlo todo, porque Dios se hace responsable de las consecuencias. Nuestra única responsabilidad es obedecer. ¡Esa es una buena noticia!

Al llegar al final de nuestra lección, ¿de qué aspecto le está pidiendo Dios que se ocupe primero: confiar, esperar, meditar, escuchar o ir?

Monday, November 2, 2015

LA ESCUELA DE LA OBEDIENCIA | Dr. Charles Stanley | 11/2/15

Bienvenido a la Escuela de la Obediencia a Dios. Hoy y mañana estudiaremos una lección llamada “Introducción a la obediencia”. Para algunos, será un material nuevo; para otros, un buen repaso. Trataremos de profundizar en cuanto a los elementos fundamentales para tener una vida obediente y que honre a Dios.

Confiar. Este es un requisito fundamental que el Señor espera de nosotros (Pr 3.5). Él sabe que la respuesta obediente es el resultado de la fe, mientras que la mayoría de las rebeliones se derivan de la falta de ella. Por tanto, para tener vidas obedientes debemos creer que Dios es quién ha dicho ser. También debemos aceptar sus planes, métodos y tiempo. Podemos sentir más confianza obedeciendo y estando atentos a la respuesta del Señor. Recuerde que Dios se goza en bendecir a aquellos que hacen lo que Él dice.

Esperar. La paciencia es la que parece desafiarnos más. Muchas veces, cuando no sabemos qué hacer, actuamos confiando en nuestro juicio, esperando que Dios apruebe y bendiga nuestras acciones, lo cual no es bíblico. Dios está muy dispuesto a mostrarnos la manera en que debemos actuar. Nos ha dado su Espíritu como nuestro maestro, porque quiere que sepamos cómo proceder. Debemos esperar con una actitud de confianza hasta que estemos seguros de su voluntad.

Dios se hace totalmente responsable de dirigirnos. El Señor desea indicarnos el siguiente paso que debemos dar, pero tenemos que venir a Él con un corazón confiado y con la disposición de esperar antes de que nos indique lo que debemos hacer.

Friday, October 30, 2015

LA LUCHA CON EL SENTIMIENTO DE CULPA | Dr. Charles Stanley | 10/30/15

Durante una vacación hace varios años, tuve problemas para relajarme. Tenía sentimientos de culpa: ¿Por qué no estás estudiando más? ¿No deberías estar testificando de Cristo? El sentimiento de culpa se había colado en mi mente y me estaba impidiendo disfrutar de la vida.

Hay dos tipos de culpa: la bíblica y la falsa. La primera se origina por la violación de una ley bíblica. Este no es un sentimiento sino una realidad: hemos pecado y debemos arrepentirnos. La segunda se refiere al sentimiento de culpa después de haber confesado un pecado, y no está basada en la Palabra de Dios. El Señor nos ha perdonado, por lo que no hay necesidad de sentirse culpable.

Las personas padecen de culpa por muchas razones. La enseñanza legalista, por ejemplo, presenta a la vida como una serie de reglas; sus seguidores a menudo se sienten mal porque les resulta imposible cumplirlas. También está la autocondenación, que puede crear expectativas demasiado difíciles de lograr. Y, por último, la baja autoestima.

Satanás utiliza el falso sentimiento de culpa para paralizarnos. Inevitablemente, la culpa lleva a dudar del amor de Dios y de la salvación, lo cual prepara el terreno para el temor y la incapacidad de disfrutar de la vida.

El Señor quiere que vivamos libres de culpa. Si usted la está experimentando, pídale al Señor que le ayude a identificar su origen. Después, recuerde que fue hecho a imagen de Dios y redimido por Él, amado por el Creador del universo y perdonado. Rechace, en el nombre de Jesús, cualquier culpa falsa que tenga.

Thursday, October 29, 2015

LIBERTAD DE LA CULPA | Dr. Charles Stanley | 10/29/15

Se puede definir a la culpa como ansiedad del espíritu por el pecado cometido de manera deliberada y voluntaria. Podemos encontrar este sentimiento incluso en el huerto del Edén. Después que Adán y Eva probaron el fruto prohibido, se sintieron avergonzados de su desnudez y se escondieron.

En los tiempos del Antiguo Testamento, las personas traían una ofrenda especial al templo para “pagar” sus faltas. Hoy día, no tenemos tal manera tangible de liberarnos de nuestra culpa.

En realidad, tenemos algo mejor. El Padre celestial envió a su Hijo Jesús, quien era plenamente Dios y plenamente hombre, a vivir una vida perfecta. Él tomó sobre sí el castigo por todos nuestros pecados al morir como un criminal en la cruz. Pero, alabado sea Dios, Jesús volvió de nuevo a la vida, al vencer la muerte y el pecado. Efesios 1.7 dice: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.

La verdad es que todos hemos pecado y merecemos, por tanto, ser separados de Dios (Ro 3.23). Sin embargo, podemos ser liberados de la muerte y la culpa al aceptar el don gratuito de Jesús y rendir nuestra vida a Él. Por supuesto, por nuestro imperfecto estado humano seguiremos pecando. Pero nuestro amoroso Padre celestial seguirá perdonando a sus hijos (Lc 11.3, 4).

El sacrificio del Señor Jesús nos da libertad de la culpa y de la muerte, y también la promesa de la eternidad con Dios. Pero eso no significa de ninguna manera que tengamos licencia para pecar deliberadamente. Aunque tenemos la promesa del perdón, la gratitud y el amor a nuestro Salvador deben impulsarnos a obedecer y servir al Señor.

Wednesday, October 28, 2015

DAR AL SEÑOR JESÚS EL PRIMER LUGAR Dr. Charles Stanley | 10/28/15

Cuando Jesucristo tiene el primer lugar en nuestra vida, experimentamos muchas bendiciones, entre ellas:

Un espíritu reposado. Cuando dirigimos nuestra atención al Señor y meditamos en su Palabra, hallamos descanso para nuestra alma (Sal 23.2). El Espíritu Santo nos ayuda a dejar las distracciones para darnos la seguridad del amor y el sostén de nuestro Padre celestial. Con una mente clara y un corazón reposado podemos discernir lo que Dios nos dice.

Una fe más fuerte. El estudio de la Biblia ensancha nuestra visión de Dios y nos da discernimiento y dirección. El leer la manera como el Señor ha ayudado a otros, nos da la confianza de que Él está a nuestro lado, permitiéndonos enfrentar las exigencias de la vida. Nuestra fe crece a medida que obedecemos su dirección y observamos la manera como actúa a favor nuestro.

Un corazón purificado. Al igual que un espejo, la Biblia nos refleja lo que realmente somos, y revela lo que necesitamos cambiar. Si confesamos nuestro pecado, Dios promete limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

Una mente preparada. No sabemos lo que acontecerá en el futuro, pero Dios sí. Él quiere prepararnos, tanto para los tiempos felices como para los difíciles. Por medio del Espíritu Santo, estaremos equipados para lo que nos depare la vida (2 P 1.3).

La vida de Pablo demuestra lo que significa dar al Señor Jesús el primer lugar (Gá 2.20); él conoció el gozo en medio de las pruebas, y recibió fuerzas para enfrentar crisis y dificultades. Nosotros tendremos también estas bendiciones si hacemos de la relación con el Señor Jesús nuestra prioridad absoluta.

Tuesday, October 27, 2015

NUESTRA PRIORIDAD ABSOLUTA Dr. Charles Stanley | 10/27/15

Jesús amaba mucho a Marta, a su hermana María, y a su hermano Lázaro (Jn 11.5). Un día, mandó a decirles que Él y sus discípulos vendrían a visitarles. Las mujeres comenzaron a preparar su casa, ya que había mucho que hacer antes de que llegaran los hombres. Pero Marta, por su afán, perdió de vista la importancia de pasar tiempo con el Señor.

Nuestra relación con Jesús debe estar por encima de todo en la vida. Nuestros pensamientos, actitudes y acciones deben surgir de nuestra íntima conexión con Él, pero como todos hemos descubierto, sin duda, no es fácil hacer esto. Nuestra naturaleza egoísta clama por la supremacía, y el mundo con todas sus tentaciones nos anima a satisfacer nuestros deseos. Incluso, en el trabajo que hacemos para el Señor, podemos perder de vista nuestra prioridad absoluta: profundizar nuestra relación con Cristo.

Cuando el Señor Jesús llegó, María dejó lo que estaba haciendo para poder escuchar sus palabras y aprender de Él. Marta, distraída por todo lo que aún no se había hecho, seguía trabajando. El Señor aprobó la decisión de María de estar con Él, y exhortó a Marta a seguir el ejemplo de su hermana. Ambas mujeres expresaron su amor y su preocupación por Jesús por medio de sus acciones, pero María escogió la mejor manera de hacerlo.

Nada debe sustituir su relación con Cristo; su carácter y conducta deben reflejarlo a Él (Ef 4.24). Durante la visita de Jesús, Marta dejó que su servicio al Señor fuera más importante que pasar tiempo con Él. Si sus amigos le observaran, ¿qué dirían que es lo más importante para usted?

Monday, October 26, 2015

Cuando los demas nos fallan| Dr. Charles Stanley

Usted está en una situación difícil, y sus amigos han desaparecido. Ahora el dolor es peor porque está sufriendo solo.

¿Por qué le abandonaron? Hay muchas razones posibles. Por ejemplo, puede ser porque no se sintieron competentes para ayudarle. O tal vez no pudieron soportar verle sufrir. Pero quizás algunos tenían en mente sus propios intereses, y tuvieron temor de caer en problemas parecidos o de involucrarse en una situación socialmente inaceptable.

Usted podría preguntarse cómo responderles. Cualquiera que haya sido la razón de su deserción, solo hay una respuesta bíblica adecuada —el perdón. La razón es que, como personas que hemos sido perdonadas, nunca tendremos el derecho de dejar de perdonar.

Después de haber sido abandonado durante su encarcelamiento en Roma, Pablo escribió lo siguiente en cuanto a quienes lo habían desamparado: “No les sea tomado en cuenta” (2 Ti 4.16). En otras palabras, los perdonó. El apóstol probablemente recordó lo que sucedió cuando Esteban fue apedreado. Pablo había estado presente, después de todo, como uno de sus acusadores, y oído al moribundo clamar: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hch 7.60).

Pero es posible que Pablo tuviera en mente un acto de perdón mayor: la muerte expiatoria de Cristo y su actitud hacia sus verdugos. Jesús oró, diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23.34).

Porque Dios perdona de todos sus pecados a quienes se vuelven a Él, no tenemos el derecho de negar el perdón a nadie, y eso incluye, sin duda, a nuestros amigos. ¿Hay alguien a quien usted necesite perdonar? Si es así, hágalo hoy.

Friday, October 23, 2015

LAS PROMESAS DE DIOS | Dr. Charles Stanley

Nuestro Padre celestial ha hecho muchas promesas en la Biblia. Pero hay cierta confusión entre los cristianos en torno a cuáles versículos las mencionan. Hay tres preguntas prácticas para juzgar cuáles de esas promesas se aplican a nuestra situación.

1. ¿Está limitada la promesa a una persona o circunstancia específica, o se aplica a todos los creyentes? Por ejemplo, la promesa hecha a Abraham y a Sara acerca de tener un hijo (Gn 18.10) fue específicamente para ellos, mientras que Hebreos 13.5 contiene la garantía para todos los cristianos de que Jesús estará con ellos para siempre.

2. ¿Estamos pidiéndole al Señor que satisfaga una necesidad o un deseo? Una necesidad es aquello que nos hace falta para que Dios realice su obra en nuestra vida. Un deseo es algo que queremos para nuestro disfrute o satisfacción. Si perdemos el trabajo, entonces está faltando algo esencial: un ingreso. Pero si queremos tener un nuevo cargo por razones personales, eso es un deseo.

3. Antes de cumplir una promesa, ¿requiere el Señor alguna acción de nuestra parte? Proverbios 3.5, 6 es una promesa condicional que garantiza la dirección de Dios al confiar en Él. En cambio, la promesa de la presencia de Jesús (He 13.5) es incondicional; no depende de nada que hagamos (Mt 28.20).

Al analizar la Biblia con base en estas preguntas, sabremos cuáles promesas se aplican a nuestra situación, y qué confianza tendremos para pedir a nuestro Señor que las haga realidad. Porque, como dice 2 Corintios 1.20 (TLA): “Todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo”.

Thursday, October 22, 2015

EL MILAGRO DE LA GRACIA | Dr. Charles Stanley

Desde el momento en que somos salvos, nuestra vida es puesta sobre la Roca inamovible que es Cristo, y su favor nos es impartido.

Leer | Romanos 5.15-17

22 de octubre de 2015

Pablo escribió extensamente acerca de la gracia, el favor de Dios dado a quienes no lo merecen. A todos los lugares que iba, hablaba del evangelio de la gracia (Hch 20.24). Pablo conocía por experiencia personal el poder que tiene el pecado para controlar y también la libertad que se logra por fe en Cristo. Se describió como el peor de los pecadores, porque persiguió y encarceló a muchos creyentes antes de su experiencia de conversión (1 Ti 1.15).

Después que aceptamos la muerte de Cristo a nuestro favor, el castigo por nuestro pecado se considera pagado y su poder sobre nosotros destruido. Nos volvemos vivos espiritualmente por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Además, se nos da una nueva familia y un propósito para vivir. La Biblia compara nuestra experiencia de conversión con un trasplante de corazón (Ez 36.26, 2 Co 5.17), un cambio de ciudadanía (Fil 3.20), y la mudanza a una nueva patria (Col 1.13).

Pablo exhorta a todos los creyentes a perseverar en la gracia de Dios (Hch 13.43; Ef 2.8). Así como tuvimos que confiar en la muerte vicaria de Cristo para nuestra salvación, debemos tener una vida de dependencia de Él. Es nuestra fe, expresada a través de la obediencia, lo que agrada a Dios (He 11.6).

La gracia es la fuerza más poderosa y más transformadora que hay en el mundo. Dios ofrece su amor incondicional a toda persona que recibe a su Hijo. Desde el momento en que somos salvos, nuestra vida es puesta sobre la Roca inamovible que es Cristo (1 Co 10.4), y su favor nos es impartido.

Wednesday, October 21, 2015

LA GRACIA: NUESTRA SEGUNDA OPORTUNIDAD | Dr. Charles Stanley

La Escritura pinta un panorama sombrío de la humanidad: está muerta en pecados, bajo la ira de Dios y sujeta a la separación eterna de Él (Ef 2.1-3). Pero, por medio de la cruz de Cristo, el Señor nos da una segunda oportunidad de tener una relación estrecha con Él. Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, Él derrama su amor incondicional —su gracia— sobre nosotros.

Por su gracia, hemos sido justificados por fe. La justificación es la declaración de Dios de que no somos culpables ante sus ojos. Cuando recibimos la salvación, la muerte de Jesús en la cruz es contada como pago por nuestros pecados. Toda nuestra desobediencia —pasada, presente y futura— es totalmente perdonada.

El medio para obtener esta gracia es fe genuina en Jesucristo. ¿Cómo es esta fe? Es la fe que acepta el veredicto del Señor de que somos pecadores; de que no podemos salvarnos a nosotros mismos, y de que necesitamos un Salvador. Es una fe que cree que Jesús pagó por nuestros pecados con su muerte; que Dios aceptó su pago a nuestro favor, y que somos perdonados y hechos miembros de su familia. Si tenemos fe genuina, le daremos nuestra lealtad y le serviremos de corazón.

La gracia también nos da paz con el Señor. Antes de ser salva, la persona era su enemiga y estaba bajo sentencia de muerte eterna. Pero, después de poner su fe en Cristo, es adoptada en la familia de Dios y tiene su favor para siempre.

Por gracia se nos ha dado una segunda oportunidad. En vez del castigo eterno que merecíamos, hemos recibido aceptación por la fe en Cristo (Ro 15.7) y hechos miembros de la familia de Dios (Ro 8.15).

Thursday, October 15, 2015

PARA ORAR E IMPACTAR | Dr. Charles Stanley

La comunicación con el Señor es una parte muy vital de la vida cristiana, y por eso necesitamos examinar lo que estamos haciendo.

Leer | 1 Juan 5.14, 15

15 de octubre de 2015

Dado que la oración es una práctica común de los creyentes, es fácil con el tiempo caer en hábitos que dan como resultado una vida de oración apática y vacía. En vez de tener una conversación dinámica con peticiones bien pensadas, y un oído activo a la respuesta de Dios, nuestras oraciones pueden parecerse más a una lista de compras. La comunicación con el Señor es una parte muy vital de la vida cristiana, y por eso necesitamos examinar lo que estamos haciendo. Comience por hacerse las siguientes preguntas:

  • ¿Qué tan efectivas son mis oraciones? ¿Está Dios respondiendo sus oraciones?
  • ¿Por quiénes estoy orando? ¿Son la mayoría de sus peticiones por usted, o por los demás?
  • ¿Qué le pido al Señor que haga? ¿Ha buscado en su Palabra lo que Él quiere, o está tratando de que intervenga de acuerdo con sus planes?
  • ¿Cuándo oro? ¿Solamente en situaciones de emergencia, o cuando necesita algo?

Si descubrió algún egoísmo en sus oraciones, no es la única persona. Muchos tenemos problemas para entrar en la presencia de Dios con nuestros ojos centrados en Él. La única manera para orar con impacto se consigue llenando nuestra mente con la Palabra de Dios para así conocer la voluntad del Señor.

Su vida de oración puede llegar a ser efectiva y dinámica si se acerca a Dios con un corazón limpio (Sal 66.18), alinea sus peticiones con la voluntad del Señor, y cree que Él hará lo que dice (Mr 11.24). Entonces podrá orar con absoluta confianza, sabiendo que Él escuchará y responderá sus oraciones.

Biblia en un año: Marcos 6-7