Dios nos da experiencias espirituales para revelar la verdad acerca de sí.
Leer | Lucas 9.28-37
28 de septiembre de 2015
Dios nos da experiencias espirituales para revelar la verdad acerca de sí. Pero ¿cómo saber si nuestra experiencia es auténtica o no? Cualquier vivencia espiritual que no dirija nuestra atención a Dios es falsa. Cuando Dios nos conduce a una experiencia espiritual, lo hace para que centremos nuestros pensamientos en Él.
Eso fue lo que sucedió en el monte de la Transfiguración, mientras estaban en la presencia de Dios en carne humana, Pedro, Jacobo y Juan vieron a Jesús en toda su majestuosidad. Al observarle allí con Moisés y Elías, que habían muerto, entendieron que había vida después de la muerte. Las cosas que aprendieron los atemorizó, pero el Señor estaba revelando algo que nunca olvidarían.
¿Por qué Dios abre nuestro corazón y nos da atisbos de sí mismo? Porque al hacerlo, nos fortalece, y nos motiva para sus propósitos; al mismo tiempo, nos ayuda a internalizar un conocimiento que superará cualquier duda que pudiera generarse en el futuro. Pedro y sus compañeros nunca volvieron a ser los mismos después de eso. Incluso cuando su amado Señor fue crucificado, nada pudo borrar sus recuerdos del milagro que habían presenciado.
La idea de que Dios está en algún lugar lejos de nosotros no es bíblica. Él quiere darse a conocer a su pueblo, y tener comunión con nosotros por medio de su Santo Espíritu. Si usted nunca ha escuchado la voz de Dios, ¿pudiera ser porque hay demasiado ruido en su vida que le distrae de Él? La próxima vez que usted esté en la iglesia, no se limite a seguir simplemente las rutinas del servicio. Dios quiere decirle algo que marcará una diferencia en su vida. Si le presta atención al Señor, Él le hablará.
Biblia en un año: Sofonías 1-3; Hageo 1-2