Al dar un paso de fe, Dios nos fortalecerá por medio de su Espíritu.
Leer | Colosenses 2.6, 7
3 de septiembre de 2015
Una vez que hemos tomado la decisión de obedecer a Dios, nos vestimos de coraje y seguimos adelante. Esto es, hasta que algo nos hace dudar y cuestionar la sensatez de esta decisión. ¿Qué podemos hacer ahora?
Hágase algunas preguntas en cuanto a Dios: ¿Ha prometido Dios responder a todas mis necesidades? ¿Ha enviado al Espíritu Santo para que habite en mí, me guíe y me prepare para obedecerle? ¿Prometió Dios estar conmigo siempre? ¿Hay algo que sea demasiado difícil para Él? Escudriñe la Biblia en busca de respuestas a estas preguntas, y deje que la verdad de Dios llene su mente.
Medite en la Palabra de Dios. Pídale al Señor que le ayude a encontrar versículos que tengan que ver con lo que usted está enfrentando. Después, examine el pasaje y aplique sus enseñanzas a su situación personal.
Recuerde la fidelidad del Señor en el pasado. Dios es fiel por naturaleza, y obra siempre de acuerdo con su carácter. El enemigo quiere hacernos olvidar todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
Evalúe la situación. Hágase estas preguntas: ¿Qué tan importante es esta decisión, y a quienes puede afectar? ¿Es una de esas encrucijadas en el camino en las que mi incredulidad puede hacer que yo u otra persona pase la vida llena de arrepentimiento?
Elija confiar en el Señor. Tome la decisión de creerle a Dios y obedecerle, sin importar cómo se sienta.
Al dar usted un paso de fe, Dios le fortalecerá por medio de su Espíritu, y le dará el poder para seguir adelante. Antes de que usted se dé cuenta, su fe se volverá firme, sentirá gozo y comenzará a avanzar de nuevo.
Biblia en un año: Ezequiel 23-25
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