Sunday, September 6, 2015

EL PODER DE LA CRUZ | Dr. Charles Stanley

Dios no requiere que seamos perfectos para terminar bien. 

Leer | 2 Timoteo 4.6-8

6 de septiembre de 2015

Muchas personas piensan  que los últimos años de la vida son simplemente una oportunidad para descansar. Pero esto no armoniza con el propósito de Dios para nosotros. Él quiere que le sirvamos todos los días de nuestra vida.

Demos una mirada a la vida del apóstol Pablo, y reflexionemos en lo que significa terminar bien. Él dedicó bastante tiempo a los demás hasta el final de su vida, como lo mencionó en las cartas que escribió a Timoteo desde una cárcel antes de ser ejecutado. Dios nos llama a servir a los demás en todas las etapas de la vida.

Observemos cómo, al escribir sobre su vida, el apóstol eligió palabras descriptivas de una batalla. Estaba consciente de la lucha del hombre contra el pecado, así como los desafíos del dolor y la persecución en las pruebas que todos enfrentamos; incluso, al hacer el trabajo del reino, como lo es predicar de Cristo a una sociedad reacia al evangelio.

La vida de este siervo de Dios también estuvo marcada por la entrega. Su modo de pensar es evidente en estas palabras: “Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Ro 12.1). No temía a Nerón, ni estaba luchando para mantenerse con vida. Pablo tenía la confianza de que Dios se encargaría de cada aspecto de su vida; la muerte no lo asustaba, pues sabía que iba a morar con Jesús para siempre.

Dios no requiere que seamos perfectos para terminar bien. Debemos entregarle nuestra vida y estar listos para reunirnos con nuestro Creador, andando victoriosamente con Cristo, y sirviendo a los demás. Si Jesús le llamara hoy a su presencia, ¿tendría usted la confianza de haber vivido bien hasta el final?

 

Biblia en un año: Ezequiel 32-33

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