Una tarde, estando fuera de un supermercado, vi como dos hombres confrontaban a los clientes con unas afirmaciones equivocadas en cuanto a la enseñanza de la Biblia. Cualquiera que pareciera inseguro en cuanto a la fe cristiana era invitado a aprender en un estudio bíblico “lo que Dios había dicho realmente”. Yo no fui invitado porque esos hombres se alejaron de mí rápidamente cuando utilicé la Palabra de Dios para defender mis creencias.
El maestro falso quiere crear incertidumbre en sus oyentes. Para conseguir seguidores, debe convencer a su público que posee un conocimiento que ellos no tienen. Las personas que aceptan esta información engañosa como la verdad absoluta, por lo general volverán al falso maestro para recibir más enseñanzas. El tener seguidores complace el ego de estos farsantes y le da una “prueba” de que están en lo correcto.
Los que tienen una sana doctrina no serán engañados. Por eso es tan importante que nuestra fe descanse en las verdades bíblicas. Por ejemplo: que Jesucristo murió por los pecados de la humanidad; que el Espíritu Santo mora en los creyentes, y que los cristianos serán resucitados corporalmente. Pero a estos falsos maestros no se les derrota con “mi pastor dice ...”. Cuando seamos confrontados, debemos defender nuestra fe con la Biblia que hemos estudiado. Si la leemos regularmente y aplicamos la Palabra de Dios, estaremos mejor preparados cuando se nos diga una mentira.
Tener una sana doctrina protege a los creyentes de los mensajes distorsionados, y los arma para defender su fe. No sea tomado desprevenido. Si no ha empezado todavía, comience a estudiar la Biblia hoy mismo.
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