A veces es difícil entender los propósitos de Dios al permitir la adversidad. En medio de una tragedia, la soberanía del Señor puede parecer una teología poco realista. Pero la verdad es que Dios dispone todas las cosas para el bien del creyente (Ro 8.28).
Los escritos de David ilustran la importancia de confiar en que el Señor tiene el control, no importa cuán difícil sea la situación. Algunas veces es más fácil pensar en los personaje bíblicos como imágenes perfectas, casi semejantes a Cristo. Pero la vida de David estuvo llena de adversidades, tentaciones, pecados y perdón.
Cuando estaba huyendo del rey Saúl por su vida, Dios lo salvó. Cuando cedió a la tentación con Betsabé, Dios lo salvó. Cuando su hijo intentó apoderarse de su trono, Dios lo salvó y lo mantuvo como rey.
Por todas estas desafortunadas circunstancias, David descubrió que Dios lo estaba protegiendo y guiando a cada paso del camino, para usarlo con planes extraordinarios a pesar de sus imperfecciones. Estas experiencias enseñaron a David a confiar de todo corazón en la soberanía del Señor.
Para aquellos de nosotros en situaciones parecidas, la pregunta es: ¿creemos que Dios tiene el control? Si no es así, entonces, ¿quién lo tiene? En otras palabras, si los acontecimientos de la vida son fortuitos, sin propósito, ¿entonces a quién podemos acudir en medio del dolor?
En 1 Crónicas 29.12, David dice que Dios domina sobre todo y con su mano nos fortalece. Confíe en que el poder del Señor le fortalecerá con su mano soberana. Aunque no siempre pueda entender sus razones, sí puede confiar con certeza en sus propósitos.
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